Los documentos del bufete panameño Mossack Fonseca muestran cómo vendedores y compradores de arte utilizan los mismos rincones oscuros del sistema financiero global que los dictadores, políticos, estafadores y otros que se benefician del anonimato.
Después de un hallazgo fortuito, el nieto de un comerciante de arte judío descubrió que una valiosa pintura que él pensaba que los nazis le habían robado a su abuelo ahora podría estar en manos de una de las familias más influyentes del mundo del arte. Sin embargo, demostrar este hecho no ha sido tan fácil. La obra, del artista italiano Amadeo Modigliani, se conoce como «Hombre Sentado con un Bastón.» Modigliani, un joven y pobre alcohólico, murió de tuberculosis hace casi un siglo; hoy en día sus pinturas llegan a valer hasta $170 millones de dólares. El retrato de un hombre gallardo con bigote, sentado en una silla, mientras sus manos descansan sobre su bastón, puede valer $25 millones de dólares.
Los investigadores rastrearon la pintura hasta un clan de multimillonarios quienes compraron la obra en una subasta en 1996. Los abogados que trabajan para el nieto enviaron una carta a la Galería Nahmad en Nueva York, explicando que la pintura pertenecía al nieto, quien tiene derecho a su devolución. Solicitaron una reunión para discutir el asunto. La galería no respondió, según documentos de la corte. El nieto demandó. Cuatro años más tarde, los abogados de ambas partes aún siguen enfrascados en esta batalla legal.
Los Nahmad han insistido en las cortes federal y estatal de Nueva York que la familia no posee el Modigliani. Una compañía en el extranjero llamada International Art Center, registrada por un despacho de abogados de Panamá poco conocido, es la propietaria.
Pero documentos secretos, conocidos como los Papeles de Panamá y obtenidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas in inglés), el diario alemán Süddeutsche Zeitung y otros medios asociados entre los que se cuenta Univision, sugieren que la declaración es una artimaña legal diseñada para ocultar los verdaderos dueños de la pintura.
Los documentos, más de 11 millones en total, proceden de los archivos internos de Mossack Fonseca, un despacho panameño de abogados que se especializa en construir estructuras corporativas que se pueden utilizar para ocultar activos. Los archivos, que abarcan desde 1977 hasta 2015, incluyen la mayor cantidad conocida de información privilegiada acerca de las conexiones entre el comercio internacional de arte y jurisdicciones secretas en el extranjero.
Los documentos presentan una imagen de una industria apenas regulada en la que el anonimato se utiliza de forma regular para proteger todo tipo de comportamiento cuestionable.
La familia Nahmad ha controlado la compañía con sede en Panamá, International Art Center, por más de 20 años, según muestran los documentos. Es una parte importante del negocio del arte de la familia. David Nahmad, líder de la familia, ha sido el único propietario de la compañía desde enero de 2014.
Cuando se le mostraron documentos que indicaban que los Nahmad eran los dueños del International Art Center, el abogado de David Nahmad, Richard Golub, dijo «la identidad del dueño del International Art Center es irrelevante. Lo principal es cuáles son las cuestiones en el caso, y si el demandante puede probarlas.»
La cuestión central, según Golub, era si el nieto puede demostrar que esta pintura en particular le fue robada a su abuelo. A pesar de años de batallas legales, es un tema que ha recibido poca atención por parte de un juez, puesto que ambas partes han estado discutiendo sobre quién es el dueño actual de la pintura.
Mossack Fonseca no sólo ayudó a los Nahmad a fundar el International Art Center en 1995, sino que les brindó a muchos de sus otros clientes las herramientas para realizar en secreto transacciones de arte de gran prestigio en todo el mundo como las obras de artistas como Van Gogh, Rembrandt, Chagall, Matisse, Basquiat y Warhol.
Otros conocidos coleccionistas de arte vinculados a compañías registradas a través de Mossack Fonseca incluyen el clan Thyssen-Bornemisza de España, el magnate chino del entretenimiento Wang Zhongjun y la nieta de Picasso, Marina Ruiz-Picasso.
Zhongjun no respondió a una solicitud de comentarios al respecto. Ruiz-Picasso declinó hacer comentarios. Brojia Thyssen, a través de un abogado, reconoció tener una compañía en el extranjero, pero dijo que había sido completamente declarada ante las autoridades fiscales españolas.
Los documentos de la firma mencionan una cantidad de obras de arte suficiente como para llenar un pequeño museo. Además de la nueva evidencia importante en la batalla legal por el Modigliani, hay pistas en los documentos de Mossack Fonseca en cuanto al misterio de las obras maestras desaparecidas de un magnate griego de la industria naval y detalles hasta ahora desconocidos de una de las subastas de arte moderno más famosas del siglo XX.
Los documentos revelan que los vendedores y compradores de arte utilizan los mismos rincones oscuros del sistema financiero global que los dictadores, políticos, estafadores y otros que se benefician del anonimato que ofrecen estas zonas de confidencialidad.
En los últimos años, conforme los precios del arte han aumentado de forma vertiginosa, las transacciones son a menudo opacadas mediante el uso de compañías en el extranjero, testaferros, zonas de libre comercio, subastas manipuladas y ventas privadas.
Aunque se puede explotar legalmente el secreto para evitar la publicidad, limitar la exposición legal o facilitar las operaciones transfronterizas, también se puede utilizar con fines nefastos, como son evadir impuestos y ocultar historias de posesiones sospechosas. Dado que el arte es fácilmente transportable, cara y mal regulada, las autoridades temen que a menudo se utilice para lavar dinero.
El auge actual del mercado del arte — y su conexión con las zonas de confidencialidad dentro del sistema financiero mundial — ofrece más evidencia del espectacular aumento de los súper ricos. El arte se ha convertido en un activo valioso para una élite mundial deseosa de esconder su dinero en puertos seguros y remotos. En el año 2015, las ventas de arte superaron los $63.8 mil millones de dólares, según la publicación comercial Art Market Report, siendo el arte más caro el que mayor crecimiento ha experimentado.
La fortuna total multimillonaria destinada al arte se estimó en $32.6 mil millones de dólares en el año 2013.
«El mejor y único motor impulsor del mercado del arte es la riqueza acumulada», dice Michael Moses de Beautiful Asset Advisors, la cual monitorea las ventas de arte. «Si la riqueza del sector superior está aumentando más rápidamente que la riqueza de los otros sectores — lo cual está sucediendo — estas personas tienen dinero en exceso para gastar en el arte.»
Aproximadamente la mitad de las transacciones de arte son privadas, estrictamente entre vendedores y compradores, estima Art Market Report. Hay muy poca información pública sobre estas ventas. El resto se realiza mediante subastas públicas, las cuales brindan cierta transparencia en cuanto a los precios, pero usualmente aún les permiten a los compradores y vendedores permanecer en el anonimato, dice Moses.
Cuando las obras de arte más caras cambian de dueños, a menudo cae en una zona de libre comercio conocida como puerto franco. Mientras las obras de arte se encuentran en el puerto franco, los propietarios no pagan impuestos de aduana o de importación.
A los críticos les preocupa que el sistema de puerto franco se utilice para evadir impuestos o lavar dinero, puesto que no se registran ni las operaciones ni los inventarios precisos. Según la firma internacional de servicios profesionales Deloitte, el 42 por ciento de los coleccionistas de arte que encuestó dijeron que probablemente utilizarían un puerto franco.
El puerto franco más antiguo, con la mayor cantidad de obras de arte, se encuentra en Ginebra. Se dice que su complejo de instalaciones de almacenamiento contiene tesoros suficientes como para rivalizar con cualquier museo del mundo.
Natural Le Coultre, una compañía propiedad de Yves Bouvier, renta casi una cuarta parte del espacio en el puerto franco de Ginebra. Bouvier es también propietario principal de otros puertos francos en Luxemburgo y Singapur y asesor de una instalación en construcción en Beijing. Estos intereses le han ganado el título de «Rey de los Puertos Francos.»
Pero son las actividades de Bouvier como intermediario en los tratos privados las que lo han convertido en la comidilla del mundo del arte, y en blanco de demandas civiles. El multimillonario ruso Dmitry Rybolovlev ha presentado reclamaciones contra Bouvier en Mónaco, París, Hong Kong y Singapur, acusándolo de incrementar de forma fraudulenta los precios de las pinturas antes de venderlas.
Después de revisar las reclamaciones, un juez de Singapur levantó una congelación de los activos de Bouvier y un juez de Hong Kong hizo lo propio. Bouvier ha negado contundentemente los cargos.
No es sorprendente, dado el número de multimillonarios y comerciantes de arte que utilizan los servicios de Mossack Fonseca, que ambos hombres sean clientes de la firma. Los documentos del despacho de abogados muestran que existen al menos cinco compañías vinculadas con Bouvier, aunque ninguna parece estar relacionada con el caso Rybolovlev. Su antagonista, Rybolovlev, tiene dos. Rybolovlev declinó hacer comentarios. Un representante de Bouvier dijo que su cliente utilizaba compañías en el extranjero con fines legales bien establecidos.
El juego de las subastas
Muchos atribuyen el desbocado entusiasmo del mercado del arte por el arte moderno a una venta que tuvo lugar en la tarde de un lunes en noviembre de 1997. Celebrada en Christie’s en Nueva York, la subasta de la colección Victor y Sally Ganz produjo valoraciones históricas para pinturas y demostró ser un hito en la transformación del arte en un producto global.
«De repente, se puso en marcha el juego con la venta Ganz de una forma que no había sucedido antes,» dice Todd Levin, director de Levin Art Group, una firma de asesoría de arte con sede en Nueva York. «Fue como una inyección de esteroides al mercado.»
Nunca se ha revelado la historia completa detrás de la subasta Ganz. Los documentos filtrados muestran que estuvieron involucrados intereses ocultos y uno de los intermediarios en el extranjero favoritos del mundo del arte, Mossack Fonseca.
Los Ganz eran coleccionistas de obras de Pablo Picasso, fueron de los primeros en reconocer a Frank Stella y fueron amigos y mecenas de Jasper Johns, Robert Rauschenberg y Eva Hesse. Después que la pareja murió, sus hijos se vieron obligados a vender una colección que había adornado las paredes del hogar de su infancia.
Reunir esta colección les había costado a los Ganz aproximadamente $2 millones de dólares durante 50 años. En una tarde, la colección se vendió en la histórica cifra de $206.5 millones de dólares.
Hasta ahora no se sabía que los herederos Ganz probablemente vendieron la colección varios meses antes de la subasta. El participante clave en la transacción fue una corporación con sede en Niue, una diminuta isla en el Pacífico Sur. La compañía se llamaba Simsbury International Corp.
Simsbury International parece haber sido creada con el único propósito de realizar la transacción Ganz. Se constituyó en abril de 1997. Un mes más tarde compró la colección.
El agente registrado de Simsbury era Mossack Fonseca. Empleados de la firma panameña sirvieron como directores «asignados» de Simsbury International, suplentes que controlaban la compañía en teoría, pero que realmente no ejercían autoridad alguna sobre sus actividades. Estos directores prestanombres firmaron acuerdos en nombre de la compañía con un banco, una casa de subastas y una compañía de envíos de arte.
La propiedad de la compañía era controlada mediante «acciones al portador». Éstas simplemente son certificados que les permiten a cualquier persona que tenga el papel en sus manos transferir de forma anónima o reclamar su valor. Actualmente están prohibidas en muchos países, pues les son útiles a aquellos que desean evadir impuestos y lavar dinero.
En un acuerdo alcanzado el 2 de mayo de 1997, Simsbury International compró las pinturas de la colección Ganz por $168 millones de dólares de Spink & Son, la casa londinense de subastas, en aquel momento propiedad de Christie’s, según los documentos filtrados. La naturaleza exacta del acuerdo entre la familia Ganz y Christie’s no queda clara en los documentos.
Un representante de la familia Ganz se negó a responder preguntas del ICIJ sobre los detalles específicos de la transacción de la subasta.
La venta incluía un acuerdo lateral. Si la subasta de las obras generaba un precio más alto, el dueño de Simsbury Internacional y Spink & Son compartirían la diferencia. El hombre que tenía el poder legal de Simsbury, y quien por lo tanto ejercía el control sobre la compañía y su cuenta bancaria, era el multimillonario británico Joseph Lewis. Lewis, en aquellos tiempos el hombre más rico de Inglaterra, había hecho su fortuna apostando a los movimientos de las divisas. También era el mayor accionista de Christie’s.
El catálogo Ganz manifestaba «Christie’s tiene un interés económico directo en todas las propiedades en esta venta,» pero los términos de ese interés nunca se explicaron.
Lewis había hecho una apuesta que sería rentable de múltiples formas. La subasta Ganz ayudaría a convertir el año 1997 en uno de los mejores años para las ventas de Christie’s hasta ese momento. La casa de subastas recaudó más de $2 mil millones de dólares ese año.
Lewis no respondió a una solicitud de comentarios al respecto.
Una de las pinturas más caras vendidas en la subasta Ganz fue «Mujeres de Argel, versión O» de Picasso. Es una de una célebre serie de quince pinturas que Picasso realizó a mediados de la década de 1950. Además de la versión «O», la subasta Ganz incluyó las versiones «M», «H» y «K».
En la puja por las obras se encontraban miembros del multimillonario clan Nahmad. David Nahmad se llevó a casa la versión «H», añadiéndola a la que se considera una de las mayores colecciones de Picasso en manos privadas.
Una dinastía en el arte
Los Nahmad comenzaron como una dinastía del sector bancario conformada por judíos sefardíes procedentes de Alepo, Siria. En 1948, Hillel Nahmad trasladó a su esposa y sus ocho hijos a Beirut.
Tres de sus hijos — Giuseppe, David y Ezra — se trasladaron eventualmente a Milán y, a principios de la década de 1960, se habían convertido en activos comerciantes de arte. Giuseppe, el patriarca de la familia, era aficionado a los coches deportivos caros y, según su hermano David, una vez tuvo una cita con Rita Hayworth. También fue pionero en tratar el negocio del arte como un mercado de futuros, almacenando las obras hasta el momento exacto de vender obteniendo los máximos beneficios. Giusseppe falleció en 2012. David se convirtió en el líder de la familia. Tanto él como su hermano mayor Ezra nombraron a sus hijos Hillel en honor a su abuelo. A los dos les dicen Helly. Los cuatro juntos llevan adelante el negocio familiar.
Los dos hermanos sobrevivientes tienen un valor combinado de $3.3 mil millones de dólares, según Forbes. Viven en Mónaco y en otros lugares. Además del comercio de divisas y de arte, David Nahmad también es un jugador de backgammon de campeonato. Cada hijo posee una galería con el mismo nombre. El hijo de Ezra tiene la Galería Helly Nahmad en Londres y el hijo de David tiene una con el mismo nombre en Nueva York.
Los documentos de Mossack Fonseca indican que los Nahmad fueron de los primeros en utilizar los beneficios de la deslocalización del arte.
Giuseppe Nahmad registró International Art Center S.A. en 1995 a través del banco suizo UBS y la oficina en Ginebra de Mossack Fonseca. Puede haber existido de otra forma antes de esa fecha. Un documento en los archivos de Mossack Fonseca menciona la adquisición por parte del International Art Center de la pintura al pastel «Danseuses» de Edgar Degas en octubre de 1989.
El negocio de los Nahmad, el cual se expande a través de jurisdicciones y lazos de sangre, está hecho especialmente para aprovechar la deslocalización. Dado que los directores Nahmad tienen sus sedes en tres países, galerías en ambos lados del Océano Atlántico y la mayor parte de las pinturas escondidas en Suiza, la familia requiere el tipo de protección legal que otorgan las compañías en el extranjero.
El International Art Center no es la única entidad corporativa de la familia con Mossack Fonseca. Giuseppe Nahmad también creó Swinton International Ltd., la cual fue registrada en las Islas Vírgenes Británicas en agosto de 1992.
Las entidades en el extranjero están interconectadas, su uso es un asunto familiar. Ya en el año 1995 Giuseppe Nahmad tenía poder legal sobre la cuenta bancaria del International Art Center en UBS. David y Ezra también tenían poder para firmar la cuenta bancaria de la compañía en UBS. Dos años más tarde, para una cuenta bancaria de la compañía con Citibank, Giuseppe firmaba conjuntamente con su hermano Ezra Nahmad, según muestran los documentos.
En 1995, Swinton International autorizó a David Nahmad a negociar la venta de cinco pinturas que poseía — un óleo sobre tabla de Picasso, «Danseuses» de Degas, dos óleos sobre lienzo de Henri Matisse y un óleo sobre lienzo de Raoul Dufy. Algunas de las pinturas se enviaron posteriormente a subasta en Sotheby’s y se les identificó como procedentes de una «colección privada». Dos de las pinturas habían sido propiedad del International Art Center.
La propiedad del International Art Center era controlada inicialmente mediante acciones al portador, por lo cual es imposible saber quién en realidad era el dueño. En 2001, una resolución de la junta de directores suplentes de Mossack Fonseca creó 100 acciones en la compañía y se las otorgó a Guiseppe. En 2008, esas cien acciones fueron reasignadas en partes iguales a David y Ezra Nahmad. Un año más tarde, Ezra dividió sus acciones con su hijo Hillel. David no hizo lo mismo con su hijo.
En 2007 hubo un asomo de tensión entre David y su hijo, en un inusual perfil de la familia en Forbes. El artículo mostraba a David, quien, mientras «fruncía el ceño,» decía: «A mi hijo le gusta mucho la publicidad. A mí no me gusta la publicidad».
Las actividades extracurriculares de su hijo Helly podrían haber hecho de él un accionista poco idóneo para el International Art Center. Al igual que su tío Giuseppe, Helly tenía grandes gustos. Los periódicos sensacionalistas narraban sus hazañas: novias que eran modelos, un piso de apartamentos de varios millones de dólares en la Torre Trump, amigo de estrellas de cine y grandes apuestas en juegos de azar.
Dada la historia familiar, nada de eso fue probablemente un problema hasta que el Procurador estadounidense del Distrito Sur de Nueva York lo acusó en abril de 2013 por su participación principal en una presunta red de juegos de azar y lavado de dinero de $100 millones de dólares vinculada a la mafia rusa.
Varias intercepciones de sus comunicaciones presentadas en el caso lo descubrieron discutiendo cómo el negocio de arte de la familia podría utilizarse para ocultar dinero.
«A veces un banco necesita una justificación para un giro, ¿no es cierto?», dijo, según una conversación de marzo de 2012, citada en el dictamen de sentencias del gobierno. «Podemos decir, ehh, que usted está comprando una pintura. Si necesitan justificación, ¿entiende lo que digo? Usted sólo dice, ah sí, sabe, compré una pintura de Picasso o algo así.»
Nunca se pudo probar en la corte que el modo de actuar que se estaba debatiendo llegase a ocurrir. La conversación no se tuvo en cuenta en los cargos finales y el abogado de Nahmad dijo en una entrevista que no tiene nada que ver con el caso Modigliani.
Helly Nahmad se declaró culpable de operar un negocio ilegal de juegos de azar en noviembre de 2013. Un juez lo condenó a un año y un día en prisión. También aceptó el decomiso de $6.4 millones de dólares y a renunciar a sus derechos a una pintura de Raoul Dufy. Cumplió cinco meses.
Obras de arte desaparecidas
Los Nahmad no son el único clan prominente de coleccionistas de arte cuyas posesiones en el extranjero se han visto involucradas en acciones legales.
La información de Mossack Fonseca brinda una nueva perspectiva de una disputa legal que involucra a la familia Goulandris, una dinastía griega de la industria naval que se encuentra en medio de una batalla sobre lo que les sucedió a 83 obras de arte desaparecidas.
«En total son aproximadamente 3,000 millones de dólares en pinturas,» dijo Ezra Chowaiki, dueño de una galería quien está ayudando a sufragar una de las demandas legales, a ICIJ en una entrevista. «Podría ser la mayor colección de pinturas desaparecidas de la historia.»
En Lausana, Suiza, se están llevando a cabo dos juicios y una investigación criminal para intentar determinar el paradero y la propiedad de la colección de arte. En los casos aparecen una extensa y rica familia en guerra consigo misma, compañías prestanombres con sede en Panamá, acusaciones de falsificación de documentos, y pinturas museables de pintores como Van Gogh, Matisse y Picasso.
Algunas pinturas han sido vendidas. El vendedor no quería que se conociera la historia. En un acuerdo de venta de $20 millones de dólares descubierto en los archivos de Mossack Fonseca por una de las pinturas de la familia Goulandris, la «Nature Morte aux Oranges» de Van Gogh, hay una sección acerca de la confidencialidad. Prohíbe revelar «la identidad de las partes de este Acuerdo (incluyendo la identidad del accionista único del Vendedor)» y «cualquier información o documentación relacionada con la Procedencia de la Obra y la cadena de título.»
La colección perteneció en algún momento al magnate griego de la industria naval Basil Goulandris. En 1994, Goulandris murió de la enfermedad de Parkinson. Después de que falleciera su viuda, Elise, en el año 2000, sus herederos descubrieron que la gran colección de arte de la pareja había cambiado de dueños años antes. Una compañía panameña llamada Wilton Trading S.A. era la propietaria de las pinturas.
En 1985, según el sobrino de Basil, Peter J. Goulandris, Basil le vendió la colección completa de 83 cuadros a Wilton Trading por el increíblemente bajo precio de $31.7 millones de dólares. A pesar de la venta, las pinturas nunca abandonaron la posesión de la pareja. Durante este período, Basil y Elise Goulandris prestaron las obras a museos y vendieron algunas a comerciantes y se indicaba la procedencia como perteneciente a ellos.
Mucho de lo que se sabe sobre Wilton Trading proviene de los juicios en Suiza. Fue creada en 1981, pero no tuvo directores hasta 1995, diez años después de que presuntamente se firmara el acuerdo de venta. Según un fiscal suizo, el papel en el que se suscribió el contrato de venta no existía en 1985, y nadie ha podido demostrar que haya habido pago alguno.
Peter J. Goulandris dijo a un tribunal suizo que su difunta madre, la cuñada de Basil, María Goulandris, era la dueña de Wilton Trading. Por medio de su abogado, Peter Goulandris declinó hacer comentarios.
Elise murió sin descendencia. Su sobrina Aspasia Zaimis cree merecer una porción de los 83 cuadros y está demandando al albacea del testamento de Elise.
En noviembre de 2004, compañías anónimas establecidas por Mossack Fonseca iniciaron el proceso de venta de algunas de las pinturas Goulandris que Wilton Trading había guardado.
A comienzos del siguiente año, en una subasta de Sotheby’s en Londres, una compañía llamada Tricornio Holdings vendió una pintura de Pierre Bonnard llamada «Dans le cabinet de toilette.» Otra compañía, Heredia Holdings, firmó un acuerdo con Sotheby’s para vender una pintura de Marc Chagall, «Les Comédiens». Una tercera compañía, Talara Holdings, puso a subasta una pintura de Chagall llamada «Le Violoniste Bleu.»
Casi simultáneamente, la pintura de Van Gogh de 1888 de una cesta de naranjas fue comprada por el magnate californiano de ventas directas Greg Renker y su esposa Stacey en una venta privada. El vendedor fue una compañía llamada Jacob Portfolio Incorporated. Renker no respondió a una solicitud de comentarios al respecto. Las cuatro compañías se registraron exactamente antes de las transacciones y cerraron poco después, sin dejar rastro público de quién estaba detrás de ellas. Ahora los documentos revelan que las cuatro compartían una misteriosa dueña: Marie Voridis.
Una de las transacciones brinda una pista sobre la identidad de Marie Voridis. El 22 de octubre de 2004, Voridis transfirió todos los derechos para una pintura al óleo de Pierre-Auguste Renoir conocida en inglés como «la Costurera» a Talara Holdings. Pocas semanas después, Talara Holdings transfirió nuevamente el lienzo a Voridis.
En septiembre de 2005, una revista griega de modas mostró el opulento apartamento en Nueva York de una mujer de la alta sociedad griega, Doda Voridis, hermana de Basil Goulandris. Obras maestras de reconocidos artistas decoraban el apartamento de Voridis en East Side, quien murió en diciembre de 2015. En la sección de chismes siempre fue conocida como Doda, pero su nombre real es Marie. Colgando sobre un hermoso armario en una foto estaba «la Costurera» de Renoir.
Guerras y tesoros
La controversia sobre el «Hombre Sentado con un Bastón» de Modigliani comenzó cuando la neblina de la guerra brindaba el tipo de encubrimiento que el mundo en el extranjero brinda hoy en día. Oscar Stettiner, el comerciante judío quien presuntamente fue el propietario original de la pintura, huyó de París en 1939, previo a la llegada de los nazis, abandonando su colección de arte.
Después de la caída de la ciudad, los alemanes se apoderaron de la colección y nombraron a un «administrador provisional» francés, quien subastó la pintura a beneficio de los nazis, según documentos legales. «Hombre Sentado con un Bastón» cambió de dueño varias veces después de eso. En octubre de 1944, un oficial militar estadounidense compró el Modigliani en un café por 25,000 francos, según documentos de la corte.
En 1946, Stettiner presentó una demanda en Francia para comenzar el proceso de recuperación de la pintura, según muestran los documentos judiciales presentados en nombre de su nieto. Murió dos años después, cuando su petición aún estaba pendiente. El abogado de Nahmad, Richard Golub, rebate esta historia. Pone en duda que alguna vez Stettiner fuese dueño de la pintura.
Para 1958, el Modigliani entró en una colección privada donde se mantuvo oculto hasta 1996, cuando el International Art Center lo adquirió en Christie’s en Londres por $3.2 millones de dólares, según documentos presentados en cortes de Nueva York. La Galería Helly Nahmad exhibió la pintura en Londres en 1998 y el Musée d’Art Moderne de París en 1999. Seis años después formó parte de una exposición de Modigliani en la Galería Helly Nahmad de Nueva York.
Mondex Corp., una firma con sede en Toronto que se especializa en recuperar objetos de arte robados por los nazis, descubrió casualmente la presunta procedencia de la pintura mientras analizaba archivos en un ministerio francés. La compañía ayudó a comenzar la batalla legal para devolverla a Philippe Maestracci, nieto de Oscar Stettiner. Mondex no divulga cuánto cobra por este servicio.
El 11 de febrero de 2015, el abogado de Nahmad que llevaba el caso Maestracci en Nueva York, Nehemiah Glanc, le escribió un correo electrónico al apoderado del International Art Center en Ginebra. Glanc estaba registrado como abogado del International Art Center, pero necesitaba algunos datos importantes sobre la compañía antes de proseguir, según muestran los documentos filtrados obtenidos por ICIJ.
«Por favor, indíqueme lo antes posible quién está autorizado a firmar en nombre del International Art Center,» escribió en un correo electrónico.
Si los Nahmad hubieran firmado los documentos como propietarios del International Art Center, probablemente hubieran perdido la protección legal que ofrecía la compañía.
El abogado en Ginebra puso a Glanc en contacto con Anaïs Di Nardo Di Maio en la oficina de Ginebra de Mossack Fonseca. Di Nardo podía obtener las firmas de los directores asignados de Mossack Fonseca en Panamá, siempre y cuando los clientes de Glanc pagaran por ello. Él estuvo de acuerdo.
Un documento firmado por los directores asignados de Mossack Fonseca costó $32.10 dólares.
Conforme progresaba el caso, los mensajes de correo electrónico entre Glanc y Mossack Fonseca iban y venían, según muestran los documentos filtrados. Cada vez que se recibía una moción del International Art Center, los directores asignados tenían que firmar.
En septiembre de 2015, en una austera sala de tribunal en Nueva York, la jueza de la Corte Suprema del estado Eileen Bransten desestimó el caso Maestracci. Entre sus conclusiones, los demandantes no habían presentado apropiadamente la denuncia contra el International Art Center, pues habían presentado los documentos en la Galería Nahmad en Nueva York en lugar de haber ido a Panamá. También dictaminó que un administrador designado por el tribunal, no Maestracci, era el demandante adecuado. Dos meses más tarde, el administrador volvió a presentar el caso en la Corte Suprema de Nueva York como demandante.
En la nueva denuncia contra los Nahmad se intentaba nuevamente vincular la familia a la propiedad del International Art Center, el cual se describe como un alter ego de la empresa familiar «con el propósito de confundir y ocultar sus identidades, y ocultar los ingresos generados» del negocio de comercio de arte de la familia Nahmad.
Mientras continúa el caso, la pintura de Modigliani de 1928, «Hombre Sentado con un Bastón,» está escondida en el puerto franco de Ginebra, Suiza, otro tesoro oculto a la vista.
Jake Bernstein*
* This article is being published jointly with the International Consortium of Investigative Journalists (ICIJ) and is part of its investigation of the Panama Papers. Versión en castellano publicada en Univisión
1 comentario
La fiscalía Suiza decomisó el Modigliani del Galerista David Ahmad. Aquí la noticia publicada en Artforum:
After the revelations of the “Panama Papers” came to light, disclosing such untoward financial machinations in the art world as the true ownership at the heart of a dispute over a Modigliani painting the art dealing family the Nahmads denied they owned, Swiss prosecutors searched a storage facility in Geneva in pursuit of the painting, Seated Man with a Cane, 1918, according to Art Market Monitor’s Marion Maneker. Prosecutor Claudio Mascotto launched the search at a unit occupied by the art storage company Rodolphe Haller at Ports Francs Geneva, just two days after Mascotto asked for permission to audit the storage company, and has confiscated the painting according to the Geneva Prosecutor’s Office.
The work was sought after by authorities due to a restitution claim filed by an heir of a Jewish art dealer, Oscar Stettiner, the latter of which lost it to German Nazis during World War II. In 2011, Stettiner’s grandson, Philippe Maestracci, took the Nahmads to court to get the painting back, but the case was withdrawn after the Nahmads stated that the painting was not owned by them, but by a company named International Art Center. Then in 2014, Maestracci took the Nahmads to court again, saying that International Art Center is a Panamanian shell company and an “alter ego of David Nahmad and other Nahmad family members.” As the Mossack Fonseca papers show, International Art Center does belong to the Nahmads, has been owned by them since 1995, and David Nahmad is the current owner of the painting and thus subject to the claim of restitution.
http://artforum.com/news/id=59386