El sur global ha decepcionado. Sí. Así se puede resumir la actitud del global norte después de una Documenta escandalosa y los conflictos actuales. ¿Pero qué producción del sur global es decepcionante? Respondamos negativamente. No es aquella producción que funciona bien en el mercado, en su mayoría pintura, y que responde visual y pictóricamente a las necesidades y clichés de un grupo social determinado que concentra determinado capital económico. Demos un ejemplo. Cuando los alienígenas lleguen a dominar la tierra gracias a su fabulosa tecnología y poderío militar, ellos con su color verde y un solo ojo, compraran pinturas creadas por otros alienígenas y aquellas creadas por terrícolas que también ven el mundo con un solo ojo y que, pintan la piel verde. Cuando los alienígenas desplacen (o se devoren) a los humanos que se sentaban en el board del MoMa, entonces la colección del museo y sus exposiciones serán en su mayoría para los marcianos artistas y una porción para los terrícolas artistas alienados. Posiblemente, en este MoMa “Marciano», el artista terrícola que denuncia los abusos de la colonización marciana de manera coherente y real, tendrá pocas oportunidades.
Ser del sur y estar cómodo en el norte, implica no decepcionar al norte global en las expectativas sobre la definición de creación cultural y de arte. En particular, en cuanto estás puedan involucrarse con los sistemas económicos actuales, lo que implica la transferencia efectiva e inmediata al sistema institucional.
La ingenuidad del sureño. Mona Herbe Preguntó en X porque todos los sociólogos de la Universidad Nacional se mudan a Berlín…Durante muchas décadas nosotros, los del sur que vivimos cómodos en el norte, atribuimos a Alemania ser un lugar donde la democracia, la justicia social y, por tanto, de la producción cultural es libre de estructuras de censura o racismo: Pero no es así. Y no tenía que ser de otra manera. La institucionalidad de la censura en Alemania tiene una historia larga, y como tal ha producido diversos sistemas de coacción y represión. No importa que partido político esté en el gobierno. Incluso los verdes utilizan el dinero de los impuestos para financiar fundaciones u organizaciones no gubernamentales que buscan monitorear o suprimir otras formas de pensamiento. Entre los mecanismos más efectivos de la censura es el sistema de premios y jurados que es difícil de interpelar en caso de alguna duda sobre discriminación. Pero lo mejor es que nunca se sabe si la propuesta llegó a la sesión de deliberación del jurado final. Se trata de un área del silencio en la que ni siquiera se pronuncia la palabra “censura”.
Alemania es un país silencioso, en todo sentido. Ya no hay nazis per se. Hay silencio. La otra “censura”, la que aparece en los medios, es decir, la censura no censurada tiene un efecto en particular. Otorga prestigio. Fue así como Baselitz mismo llamó a la policía haciéndose pasar por un ciudadano preocupado por las buenas costumbres que denunciaba la exhibición ofensiva del pintor. La policía reaccionó, y cerró el show. Baselitz se hizo pasar como una víctima de la censura. Se convirtió en un artista censurado. De esa exposición censurada al día de hoy han pasado varios billones de euros por la cuenta de banco del artista.
Aquí vale la pena recordar que Alemania también es un país corrupto, hasta el mismo canciller actual se encuentra en el escándalo del mayor desfalco del fisco, exCum. El mayor proveedor es el estado, una billetera gorda que repartía el dinero. Una porción de ese dinero estatal era para arte y cultura. La cercanía al partido político dominante le permitió a un grupo de artistas y curadores recibir las millonarias dadivas. Ya sea para arte público, compras en la colección de los museos, eventos de arte. Nada se mueve en Alemania sin pertenecer a esferas de influencia que repercuten en la conformación política.
Arte político es excelente, particularmente para aquellos artistas que nunca lo han sido. Es saludable dudar de las biografías de los artistas héroes. Beuys nunca tuvo un accidente aéreo. Tampoco fue cuidado por una tribu de tártaros. Es una mentira que Beuys mismo se encargó de difundir para fundar su leyenda, y que apoyaba argumentando ser esta la razón por la cual utilizó el fieltro y miel en sus obras. Durante muchos años Marina Abramovic calló sobre sus privilegios en la Yugoslavia comunista. Su padre, Vojo, era considerado por el partido comunista un héroe de guerra, y su madre, era la directora del museo. En la narrativa de Marina de la guerra fría su rol de víctima del comunismo funcionaba muy bien. En los últimos años la estrategia ha cambiado. Marina habla de su vida privilegiada, pero creciendo en un hogar sin amor. ¿acaso no caracterizamos la generación millenial, en particular a través de memes, de ser una generación lloricona y débil que busca un trauma en cada dificultad de la vida? ¿y a su vez, de ser una generación narcisista y que se re escenifica con selfies, constantemente? Si esta caracterización de una generación es cierta, Marina bien puede ser su predecesora.
La actitud política puede ser fingida, en particular cuando el tema está de moda y sirva para financiar la exhibición: revisemos la exhibición de Julius von Bismarck en Berlín. De nuevo, la biografía del vástago artista de barones colonialistas viene a ser explotada por él mismo para mezclarla con palabras como “post colonialismo” y “naturaleza”. “Elephant in the room” es una obra que se compone de una jirafa junto al monumento ecuestre en relación 1 a 1 de su pariente Otto von Bismarck. Cada figura está desmembrada. Pero sus partes están unidas entre sí con cuerdas de manera similar que el juguete infantil la marioneta de empuje, en la que al presionar la parte inferior las piezas se derrumban. Esta instalación sugiere según el artista una revisión del colonialismo en Africa y la “distorsión” de la mirada occidental a la naturaleza. Pero, ¿con qué propiedad puede von Bismarck igualar la jirafa con un continente entero y con la noción de naturaleza? ¿no es acaso un ejemplo de pensamiento colonialista, asumir que un animal inmediatamente simboliza un continente entero? ¿dónde quedan los países, las diversas culturas, las diversas naciones?. Para von Bismarck África y la naturaleza es una jirafa. Punto. Alemania es entonces, la figura ecuestre de su parentela. Prácticamente el artista dice, Alemania existe gracias a su pariente, y África es una jirafa. Este análisis para demostrar como una noción de arte político funciona para los artistas menos políticos es superficial. Roberto Uribe en conversaciones hace claras las contradicciones de esta exhibición con las teorías post colonialistas. Pero “colonialismo” y “naturaleza”, “comunidad”, son palabras mágicas para este tipo de exhibición. Lo cierto es que los muertos, los heridos, los presos, los torturados, los silenciados los ponen otros.
El “open letter” y el capital informativo. En mis textos utilizo las categorías de capital simbólico o cultural (en algunos casos mezclado con el término de capital social), junto a capital real. Estas categorías, que no son mías, son aceptadas por sociólogos, historiadores de arte y antropólogos como herramientas que se aplican al momento de originar diversos análisis de cómo funciona el sistema del arte. Los eventos de los últimos meses me han llevado a pensar en una nueva categoría de capital. Capital informativo. Con esto quiero señalar ciertos actores que concentran y monopolizan una gran cantidad de datos digitales, en forma de direcciones de correo, followers o afiliados que los lleva a asumir una relación de poder dentro del sistema del arte. Influencers que suben exhibiciones u obras de arte y al poco tiempo se convierten en acumuladores y en los únicos distribuidores legítimos de la información. Esta posición de exclusividad viene a ser explotada y comienzan a cobrar por presentar la información en sus canales. Sin embargo, el contenido que alimenta sus canales es codependiente a la producción de los otros, que invierten más recursos, y que ahora tienen que invertir aún más para encontrar la “divulgación” necesaria. Este es un ejemplo de lo que sucede actualmente en el mundo del arte y que termina en la tragicomedia típica del sistema del arte: Galerías empolvadas invitando a influencer quinceañeros a sus cenas. Pero más preocupante es como la concentración de capital informativo hace de sistemas de distribución de correos prácticamente una para-institución que puede definir esferas del poder dentro del mundo del arte y que puede además ejecutar operaciones de censura. Este es el caso de e-Flux, que pasó de ser una lista de correos con fin de informar a una comunidad a ser un monopolista de discursos. No entraré a juzgar si esos discursos son los correctos o no, porque estoy convencido que ningún tipo de discurso justifica el establecimiento de un monopolio. El poder disruptivo de eFlux es claro cuando observamos que las cartas de renuncia de la Documenta ya no llegan a los remitentes encargados (sea el director del museo o de una institución) sino que son publicadas como cartas abiertas en la plataforma misma. A diferencia de otros medios, en e-Flux no hay posibilidad de hacer comentarios o reclamos, o crear una discusión, o fomentar una esfera pública. Estructuras monopolistas, muy a pesar de decir estar alineadas con el arte político, colaboran con su detrimento asumiendo que la actividad se reduce a publicación de cartas abiertas en las plataformas que tienen más afiliados. La carta abierta traduce, muy a pesar de sus intenciones, el decaimiento de la voluntad de hacer verdadera política o de la discusión. Lo triste es comprobar que el arte actual se debate de carta abierta a carta abierta, de pro o contras, de firmantes y no firmantes. Es más fácil la open letter que producir verdaderas gramáticas políticas o esferas públicas.
Jorge Sanguino