Ciudadanía Crítica

Ejercer un control civil de la administración pública es el camino de la madurez política. En Colombia se empieza a entender que las instituciones están al servicio de los ciudadanos, y ellos se ven como responsables del buen funcionamiento de las instituciones. En un estado que pierde su legitimidad en los senderos de la corrupción y la ineficacia, el empoderamiento de la sociedad civil como agente de control es una inyección de esperanza por la transparencia…

Facebook y la democracia radical

Hace dos semanas, un anónimo “ciudadano activo” inauguró uno de los miles de grupos en Facebook que nacieron en esta época electoral. El grupo “¿Cuál primera vuelta?”, en ejercicio de una ciudadanía crítica, emprendió la dispendiosa labor de corroborar los formularios E-14 de los jurados con el preconteo de votos de la Registraduría de la primera vuelta presidencial. Muchos de los más de 73.000 usuarios que tiene a la fecha el grupo aportaron en esta labor. El lunes 21 de junio en la mañana, pocas horas después de haberse conocido el resultado definitivo de la elección presidencial en segunda vuelta, ya había sido creado el grupo “¿Cuál segunda vuelta?”, para emprender la auditoría de los segundos comicios.

La democracia radical en la red

Este es un ejercicio pionero en América Latina. Tras los vicios procesales de las elecciones legislativas, las denuncias de fraude en Valle, Bolívar y Atlántico, y la inoperancia -o falta de voluntad- para corregir los fallos y dar veracidad en los resultados electorales, el máximo órgano encargado de dirigir y organizar el proceso electoral se encuentra en la mira de varios sectores de la sociedad que, en avanzada hacia la consolidación de una democracia radical y participativa, están realizando una auténtica auditoria popular.

Ejercer un control civil de la administración pública es el camino de la madurez política. En Colombia se empieza a entender que las instituciones están al servicio de los ciudadanos, y ellos se ven como responsables del buen funcionamiento de las instituciones. En un estado que pierde su legitimidad en los senderos de la corrupción y la ineficacia, el empoderamiento de la sociedad civil como agente de control es una inyección de esperanza por la transparencia.

Frente a la apócrifa democracia representativa que cae al vacío en tanto no representa, surge la propuesta de la democracia radical, que entiende al ciudadano como agente capaz de razonar de manera crítica con voz propia.

El experimento cobra aún más significado en cuanto es abierto y plural. Convoca a todos los sectores que puedan sentirse vulnerados en el preconteo de las elecciones, sin presentar de manera tácita una inclinación por algún partido o candidato, y sin apresurarse a presentar conclusiones. Este punto es más difícil de remediar, pues el grupo no tardó en caer en el reclamo partidista -en este caso de los Verdes-, en las acusaciones de manipulación electoral, y en la lógica del desprestigio al adversario. Todo esto en detrimento de un control objetivo e imparcial de las instituciones de la administración pública, objetivo inicial del grupo.

Los efectos de la veeduría ciudadana

El grupo “¿Cuál primera vuelta?” consiguió que la Registraduría se manifestara al respecto y aclarara a la opinión pública las irregularidades que eran evidentes. A través del comunicado de prensa Nº 213 del 8 de junio de 2010 dijo que “las posibles diferencias entre el proceso de preconteo y los formularios E-14 son irrelevantes para el escrutinio, ya que en éste no se toman en cuenta los resultados del preconteo”. Pero eso no explica, sin embargo, por qué los datos de los formularios E-14, con los que se realizan las actas parciales E-24, y el acta general E-26, presentan correcciones fuera de lugar y evidentes signos de manipulación. Es eso lo que hay que revisar.

Varios  medios de comunicación registraron la existencia del grupo y reseñaron algunas de las anomalías encontradas. La Silla Vacía revisó con el apoyo de más de 60 usuarios, los resultados de 1.010 mesas de votación en la primera vuelta, es decir, cerca del 1,5% del total. La conclusión de este análisis fue que los formularios E-14 no arrojan la prueba reina del supuesto fraude, pues si bien hay casos aislados de jurados que “ayudaron” a su candidato el supuesto “fraude” no es de la magnitud que se especula en Facebook.

Sin embargo, las investigaciones se seguirán haciendo, seguramente por iniciativa de los ciudadanos mismos, prueba de ello es el grupo que ya fue creado para auditar los resultados de segunda vuelta. El ejercicio no se puede abandonar. Ni para la segunda vuelta de las presidenciales ni para futuras elecciones. La utilización de las nuevas tecnologías en el adiestramiento de una sociedad civil capaz de pensarse como responsable de la eficiencia de las instituciones es un paso importante en la construcción de una verdadera democracia.

Queda advertida la Registraduría de que se enfrenta a una ciudadanía crítica, decidida a tomar las riendas de su destino como comunidad política en el marco de una democracia radical.

Santiago Sánchez Jiménez

publicado por la Silla Vacía