Del arte político, la acción colectiva y el estallido social

¿Cómo inciden las acciones colectivas que se dieron durante el estallido social en nuestro modo de concebir el arte político y la misma noción de campo del arte?

¿Qué impacto tienen las acciones colectivas que se dieron durante el estallido social en nuestro modo de concebir el arte político y la misma noción de campo del arte?, ¿cómo incidir desde el arte en un estado de cosas después del estallido?

Conversación con Elena Sánchez*, filósofa y artista que ha venido investigando sobre los cruces entre el arte y el estallido social.


*Estudios de Artes en la Universidad de los Andes, en la Universidad Nacional, y en la Accademia di belle arti di Roma; filósofa de la Universidad Roma Tre, Roma (Italia); especialista en Estudios de género de la Universidad Roma Tre, Roma (Italia); Magister en Teoría del Arte, Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, Paris (Francia); Doctora en Arte, Filosofía, Estética, Universidad Jules Verne. Profesora de la Universidad Jules Verne, Centre de Recherches en Arts et Esthétique. 

1 comentario

Tal vez los marcos para interpretar lo sucedido durante el Paro del 2021 en realidad si existen, pero no en los ‘textos’ que los hemos buscado. Me refiero a la referencia del ‘artista como ciudadano’, o a la noción de autoría, o a la noción de arte político que tanto se ha discutido. Acordamos en que NO se necesitaron artistas para que el arte fuera protagonista del estallido social, por lo que necesariamente se evidencio la brecha existente entre distintas definiciones de arte (el termino es completamente elástico, plástico en esencia). Un marco posible que debería tenerse en cuenta, tiene que ver con el cambio en los regímenes escópicos. ¿Qué hubiera sido del Paro sin el papel que tuvieron las redes sociales? en un contexto en el que el encierro posibilito un tipo de espectaduría por completo distinto. Cientos de miles vimos ‘directos’ de horas, vimos en directo y nos involucramos, opinamos a favor o en contra. Sucedía y era imposible no sentirse parte de esto (dictar clase fue imposible, los estudiantes cambiaron su icono por textos que decían: Lo siento profesor no tengo cabeza, Nos están matando), tener en cuenta que la experiencia compartida estuvo mediada por el cambio de regímen, o por la sincronía entre regímenes, considero es importante. Los que se atrevían a la calle funcionaban en análogo, explotando el poder de la imagen materia, esa imagen que encarna una presencia. Toda la discusión al rededor de la imagen que documenta, la urgencia por la verdad, y la certeza sobre la imagen que se manipula, censura, recorta, propia de la imagen film. Mientras tanto: demasiados veíamos, pero no como quien ve televisión, sino desde la inmediatez de la pantalla de nuestros dispositivos, aquellos que aseguraban todo contacto con ‘el afuera’ en medio de la pandemia. El acto de ver en este caso apareció como una experiencia corpórea casi total, miedo, perturbación, ruptura de la cotidianidad, emoción!.
Nombrar como arte político a lo que sucedió en la calle es completamente posible y necesario. No hacerlo le resta -desde la esfera académica-, legitimidad. No existe una definición de lo político, sino diversas; que resulte ‘menor’, lo que sucedió en el Paro, siguiendo a Deleuze suena complicado, muy complicado. Pierre Rosanvallon propone una definición de lo político (coherente con la noción de acontecimiento) que podría contradecir el ‘balbuceo’ que menciona la profesora, siguiendo a Deleuze. Rosanvallon comienza diciendo que entiende que “lo político” corresponde a la vez a un campo y a un trabajo. Dice: «Como campo, designa un lugar donde se entrelazan los múltiples hilos de la vida de los hombres y las mujeres, aquello que brinda un marco tanto a sus discursos como a sus acciones. Remite al hecho de la existencia de una “sociedad” que aparece ante los ojos de sus miembros formando una totalidad provista de sentido. En tanto que trabajo, lo político califica el proceso por el cual un agrupamiento humano, que no es en sí mismo más que una simple “población”, toma progresivamente los rasgos de una verdadera comunidad. Una comunidad de una especie constituida por el proceso siempre conflictivo de la elaboración de las reglas explícitas o implícitas de lo participable y lo compartible y que dan vida a la forma de la polis.»(POR UNA HISTORIACONCEPTUAL DE LO POLÍTICO, Pierre Rosanvallón, 2016).
Entonces lo político del arte político en medio del estallido social tendría que ver con la posibilidad que tiene la imagen (en cualquiera de sus versiones) de aglutinar, pero también de canalizar en torno suyo esa «totalidad provista de sentido», esa comunidad temporal que posibilito la protesta.