Cincuenta y cinco obras de arte estuvieron albergadas en el Edificio del antiguo Club Rialto, una de las sedes del AÚN 44 Salón Nacional de Artistas en Pereira durante el 2016. El evento mostró la ciudad no como la pequeña pujante de la que siempre se habla, sino como una ciudad creciente de vida vibrante, idónea para ser la sede del Salón.
La propuesta curatorial habló del caminar como ejercicio fundamental que el visitante debía realizar, y así fue, se planteó un gran circuito expositivo, sino, ¿dónde cabría semejante cantidad de arte en Pereira? se invitaba al visitante a cruzar por el costado occidental del almacén La 14 (calle 17 vía avenida de las américas, esquina del Museo de arte de Pereira), ahí estaba Colombia Marlboro 1975-2015 de Antonio Caro, aunque habría funcionado también invitar al artista con la obra Aquí no cabe el arte –leyéndose de manera literal- porque realmente en Pereira no cupo el arte. La dirección del Salón optó por diseñar una gran sala temporal en el Edificio del antiguo Club Rialto; el lugar: una construcción cargada de cinco décadas de historias de la burguesía pereirana, transformado en un cubo blanco, impecable, tres pisos contenedores de más de la mitad de las obras del Salón (y la sede favorita de muchos visitantes). Cincuenta y cinco de las noventa y cinco obras que exhibió el Salón se ajustaron a la sede artística temporal en el Edificio del antiguo Club Rialto y la maravillosa museografía hizo caber en el lugar provisional el 60% de las obras de la selección. De repente, Pereira tuvo una sala de exposición alterna –gigante además- y la novedad fue secuencial, de repente también el edificio quedó vacío. Después de noviembre de 2016 Pereira ya no tuvo una sala alterna de arte, sino por primera vez un almacén de cachivaches a dólar, Dollarcity.
El edificio del antiguo club Rialto, cargado de nostalgias cívicas y preocupadas acciones de conservación y memoria histórica (como fue en sí mismo la realización del Salón allí), está aún de pie como un referente de la arquitectura moderna en la ciudad y es aún un espacio de encuentro, como lo fue en sus épocas de club, después como sede del Salón y ahora como almacén en su primer piso, contiguo a un supermercado y se proyecta (en sus otros dos pisos) como un salón – no de artes – de recepciones.
Pero aunque la infraestructura ya no tenga la misma misión, en la visión podrían coincidir (el Salón y el almacén de cachivaches) en el relato que contienen: el paisaje y la relación que se tiene con él. La curaduría del AÚN 44 SNA menciona el momento histórico de la región, municipios beneficiados por el título de la declaratoria del patrimonio del Paisaje Cultural Cafetero que los hace visualizarse desde una perspectiva más universal, razón aún más de peso para considerarse a Pereira como la sede idónea del Salón. Así mismo, los empresarios que llevaron a la región a Dollarcity (el almacén de cachivaches a dólar) explican que la región cafetera es uno de los lugares con mayor tendencia al consumo de tipo americano y que la presencia del almacén en Pereira es la consecuencia de ese tipo de consumo. El Salón ofrecía miradas reflexivas hacia paisaje (el mar y las montañas pintadas sobre un machete, un viejo video educativo de soberanía alimentaria, el diseño publicitario que sacaría a las FARC de la selva hacia la ciudad) y ahora, el almacén se lo deja más fácil, le sugiere objetos y acciones para diseñar un tipo de paisaje (plantas y materas de plástico, organizadores de cocina y nomos de jardín).
El edificio continúa entre la temporalidad de los proyectos, el crecimiento afanado de la ciudad y las ambiciones que lo transitan. Hacer una visita al lugar un año después, se transforma en la visita a un almacén ordinario. Pero los pereiranos estuvimos orgullosos de ser la sede del AÚN 44 SNA, aunque fuera un montaje ambicioso (seamos sinceros) sí más de la mitad de las obras del Salón se exhibieron en una sede temporal la realidad es que Aquí aún no cabe el arte.
Quinaya Qumir
publicado en Cielo Roto