El modo de la crítica: acción de un buscador, organizador y valorador de rastros que bien podrían ser, sin rendirse, olores, humores o presencias…
Con ocasión de la exposición Estorbo de la artista mexicana Teresa Margolles en el MAMBO , el sábado 6 de abril pasado, Cuauhtémoc Medina, PhD, presentó Sudor y significado: La obra de Teresa Margolles y la materialidad de las crisis.
(Aquí el video completo)
En la apertura a preguntas afirmé:
JDG – (1:06:45) Muchas gracias, espero que se entienda lo positivo de mi comentario. Pero luego de esta extensa presentación, no logré superar la impresión inicial pronta e ingenua cuando visité la muestra, de sentir que es la aplicación de una fórmula demostradamente exitosa a una situación no suficientemente confrontada con la visión local en el sentido de que en lugar de verla como una posición crítica o desafiadora, la veo como una presentación adicional a lo que los medios de comunicación y las intenciones gubernamentales y hegemónicas están dando como tratamiento a la problemática con Venezuela. No vi en la nuestra y en la intención nada que no haya sido ya amplificado por los medios de comunicación atendiendo intereses hegemónicos gubernamentales e imperialistas. Esperaba en esta presentación entender un poco más pero al contrario se me profundizó total, entonces quisiera como una respuesta a esa afirmación.
La respuesta fue:
CM – Bueno, me parece que hay dos frases que dices que son muy útiles: se te profundizó brutal, es el tipo de cosas que uno dice en el ¿divaniti permit? permiten alguna iluminación. La segunda es esta: Tu estás diciendo no hay una interacción con el discurso local. Es un artista mexicana que opera en Europa, no tiene porqué hacer eso, o sea, lo que plantea es una serie de interferencias a lo largo de ese espacio. No se trata de alguien que esté operando fuera de una, de una geografía. ¿En qué medida ustedes pueden sacarle provecho? Parece que tiene que ver con los confines de su espiritualidad y su recepción. Naturalmente ver el logro de Margolles es algo que resulta limitado porque lo que uno tiene que hacer es precisamente, y es lo que trato de hacer yo, rendirme a la circulación de sustancias, olores, imágenes y presencias o sea la expectativa de que de aquí debe manar alguna verdad es algo que descarto en mi argumento, es una condición que de alguna manera está dicha, si lo que quieres encontrar en esta obra o en cualquier otra, yo diría, en este momento, ¿es alguna indicación para la práctica? yo sugeriría regresar a la iglesia, tratando de hacer, de acompañar una descalificación con una mucho más sencilla… Por supuesto la decepción cultural puede tener la posibilidad de estar encallada en alguna clase de juicio de lo concreto. Pero también simplemente es la reiteración de la decepción y una vez que está establecida la dinámica de la tristeza es difícil salir de ella.
Insistí:
JDG – El problema de fondo es que eso creo que, por lo menos yo, lo he visto en los periódicos y los noticieros, no entiendo el aporte…
CM – No sigo los periódicos ni los noticieros con suficiente intensidad como para poder hacer un argumento sobre lo que me dices, este, tengo la desgracia de que no no tuve la energía en el año 92 para conectar la antena de la televisión y confieso públicamente que no le ha vuelto a conectar desde entonces, no tengo Netflix, entonces, esto, admito, tengo problema empírico, estoy fuera del circuito de de circulación, este, argumental al que estás refiriendo de manera tan directa, me sorprendería, me parecería extraordinario y fabuloso que los medios en Colombia tengan contenidos metonímicos, materiales y sustancias, en términos de sustancias del tipo de los de Teresa, me plantearían una noción de multimedia que ha superado mi conocimiento tecnológico actual, entonces admito esa posibilidad de superioridad, este, si efectivamente los medios colombianos están ubicados en hacer argumentaciones sobre cómo ocurren las relaciones entre deseo y repulsión, aceptaría el argumento de pie juntillas, entonces lo que yo sugeriría es que escribas un artículo acerca de la constitución poderosísima de estos medios… no puedo creerlo, o sea, es algo que me resultaría extrañísimo. Si, Teresa no está interesada en producir un discurso emancipatorio. Habremos algunos que vemos en la recta hacia a llevar a cabo ese proceso, una sana desconfianza por el redentorismo latinoamericano que efectivamente encuentra su gramática cultural en que requiere respuestas y además requiere soluciones del campo cultural cuando ya no pueden ni siquiera demandarlas a los políticos, o sea, yo reitero lo que he dicho dos o tres veces, la demanda obsesiva que en los últimos años se ejerce sobre el artista para que de solución al mundo, podría desplazarse con un poco más de utilidad hacia, y menos infelicidad, hacia el campo político, donde ya no sabemos cómo hacer algún tipo de petición eficaz. Para empezar a concentrarnos en la pregunta de qué es lo que el arte está ofreciendo en sí, si el arte no está ofreciéndote nada, el espacio de la puerta es inmenso, lo estoy diciendo de una manera muy seria, o sea, yo argumentaría que cuando, si yo estuviera en una situación de sentirme perfectamente insatisfecho por la producción cultural de mi tiempo, pues me regresaría a escribir libros de historia, creo que esa sería la opción que yo tomaría si tuviera esa decepción. Yo siento que una parte importante del comportamiento de la llamada crítica de América Latina es la propaganda del escepticismo, es lo más directo que yo lo describiría. Hay de dos tipos: la que está basada en la paranoia de la ignorancia cultural, hay un par de pseudocríticas que en México ejercen esa función, y la otra que está enclavada en la decepción, y que si, la cultura contemporánea no es muy afirmativa, no ofrece soluciones, y está bastante por fuera de ser subsumida al discurso.
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Planteado así el asunto y sintiendo que o no se me entendió o que se rehuyó la respuesta y que, en todo caso, se descalificó mi intervención, un par de días después escribí un email al ponente buscando su parecer sobre cual podría ser el lugar del lego para la crítica y cual la manera en que ese laico podría entrar por la mencionada puerta grande ya que al parecer no es tan grande, que por el contrario es bien estrecha por los tumultos que forman los fisgones alrededor de la entrada, los bouncers de la institucionalidad y la academia y los guardaespaldas de la corrección de lo establecido y lo mandado por las hegemonías.
Pasados ya quince días sin respuesta, y ante mi incapacidad de plantear los temas en términos doctorales, me animo a proponer a ustedes que me admitan esta vez en EsferaPública para poner en la esfera pública esta preocupación:
Primeras preguntas: ¿Es válida la decepción cultural? ¿Mi solicitud correspondió a un estar hundido en la dinámica de la tristeza? Afirmo que no.
Segundas preguntas: ¿No es un espacio suficiente y adecuado para la crítica una pregunta u opinión formulada en un conversatorio? ¿Es válido atender la invitación a escribir haciéndolo de esta manera o tal invitación era a hacerlo a un nivel académico o equivalente al de ese día? ¿Era un conversatorio o una ponencia magistral? ¿Cabe esto por la tal puerta grande? Si las respuestas son positivas, continuo; si negativas, quedo por fuera, KO técnico. ¿Falacia ad hominem? ¿Falacia ad verecundiam?… ¿Regreso a la iglesia? ¿Propaganda del escepticismo? ¿Paranoia de la ignorancia cultural? ¿Pseudocrítica?¿otras muchas falacias? Afirmo que si creo en aquello de la imperiosa necesidad de volver a escribir libros de historia.
Terceras preguntas: ¿No es atrevido presentar un trabajo de un artista, cualquiera quien sea, sin tener contacto con los medios de comunicación masiva? ¿No es igualmente atrevido presentar ese trabajo en un territorio sin haber indagado por el entorno y circunstancias de tiempo modo y lugar? ¿Es posible entender el trabajo artístico, y particularmente este de Teresa Margolles, siendo ajenos al entorno geopolítico local, regional y global al que pareciera referirse? ¿No es eso lo que precisamente afecta a los sujetos observados y retratados y a tales actores de las acciones propuestas por la artista? ¿No sucedió eso en Colombia, Cúcuta, en momentos previos y coincidentes con el concierto en la frontera colombo venezolana el 23 de febrero 2019? A pesar de no tener televisión (y entonces no ver noticieros) y de no tener Netflix (y entonces no ver series de Narcos) ¿no usa el ponente el internet? Al poner el 7 de abril a las 12:37 “concierto en la frontera colombo venezolana el 23 de febrero 2019” google me arrojó “Cerca de 467.000 resultados (0,69 segundos)”.
Cuartas preguntas:¿Es entonces la esencia de la obra, aquello que reclamé entender, el traer al museo los olores, los humores y otras presencias? ¿Se debe uno rendir ante eso? ¿Es válido hacerlo sin pensamiento crítico y reproduciendo discursos oficiales y basta entonces hacerlo en aquellas 5 dimensiones que efectivamente no tienen los medios de comunicación en Colombia? ¿Debo intentar un escrito imposible? ¿No es el artista en cualquier momento un actor político, pero especialmente cuando se mete con temas altamente políticos, en momentos de convergencia geopolítica?
Pregunta final: ¿Es o podría ser, en la muy personal opinión de quienes se animen a opinar, el material expuesto u otros derivados del proceso, obra de arte comercializable? Yo afirmo que no.
José Dario Gutiérrez
www.proyectobachue.org