Natalia Ávila ha intentado graduarse desde hace ya más de dos años, y su caso no es el único. Tras haber propuesto varios proyectos de grado rechazados por su Facultad, logró que uno fuera aceptado para luego obtener una calificación reprobatoria. Más allá de la coherencia de su trabajo o del aporte que éste constituya para el arte colombiano, su caso, ampliamente documentado por ella misma, pone sobre el tapete una discusión interesante sobre la forma en que se administra la educación de los artistas y sobre cómo un ejercicio académico puede devenir en impresionante aparato burocrático en el que la figura inicial de la tesis, e incluso la simple monografía, pueden transformarse en episodio kafkiano.
1. «Punto de Tensión» proyecto de grado de Natalia Avila:
dondebogotatienecorazon.blospot.com
2. Incidentes y demás relacionados con la presentación y evaluación del proyecto de grado:
unahistoriadedesamor.blogspot.com
«Esa reiteración en la negación como forma de trasgresión, que en ese momento me parecía absolutamente sugestiva, se convirtió, con el paso de los días en el centro comercial, en un doloroso descubrimiento para mí: Bartleby funciona como una metáfora; mi problema no era el de encarnar un personaje ni mucho menos, podía permanecer en el centro comercial durante periodos largos de tiempo, haciendo cosas rutinarias, pero NO podía permanecer impasible, inmutable, inalterable; yo no venía de la oficina de «cartas muertas» así que Bartleby, estás bien como influencia literaria, en un mundo en el que puedes seguir viviendo de galletas de jengibre, pero en lo que a mí respecta, Bartleby, puedes irte a la mierda.»