En la palabra escatología encontramos unidos los desechos y la teoría de las ultimidades, lo repugnante y el momento de la resurrección. La mierda que es, según Freud, crucial en el proceso de constitución del sujeto y también en la ordenación de la economía aparece con singular protagonismo en el arte contemporáneo desde que Piero Manzoni decidiera enlatarla y venderla a precio de oro. Es acaso normal que lo estético haya derivado hacia lo inmundo especialmente cuando nuestra imaginación es completamente apática frente a cualquier tipo de provocación. El español David Nebreda se autorretrató con la cabeza completamente cubierta de mierda y Win Delvoye ha fabricado una máquina, llamada con una compulsión literalista «Cloaca», que reproduce el aparato digestivo humano. El gore cinematográfico y la náusea estetizada van, en muchos casos, de la mano. Justo cuando se celebran veinticinco años del vídeo «Thriller», de Mickel Jackson, los sacrosantos templos del arte siguen fascinados con la epifanía de los zombies. Pero, insisto, el nivel freático de nuestra mirada admite, desde hace tiempo, lo horrendo y, además, lo hace sin necesidad de recurrir a la catarsis aristotélica, aceptando que lo apestoso es un asunto más del zapping global.
Santiago Sierra está marcado, no cabe duda por el tono permanente de la polémica, desde sus performances en los que remunera a individuos cual un capataz para que se dejen tatuar una línea en la espalda o acometan la acción de masturbarse obscenamente ante la cámara hasta su ya famoso cierre del Pabellón Español de la Bienal de Venecia restringiendo el ingreso a sus «compatriotas». Si al llenar una sinagoga en Alemania con gases irrespirables consiguió sublevar a la comunidad judía ahora ha complicado la vida a los agentes aduaneros de la India e Inglaterra. Como siempre su propuesta es sencilla y contundente: ha recogido cantidades ingentes de mierda de la casta de Los Intocables y la ha transportado hasta la galería Lisson de Londres convertida en bloques para-minimalistas. Nadie quería que ese proceso «alquímico» (transformar lo excremental en artístico) tuviera lugar. Por lo menos de esa forma.
Finalmente Sierra vuelve a instalarse en el centro del tabú, dejándose llevar por el «delirio de tocar» aquello asqueroso que constituye además la clave de la política de la diferenciación. Es como si su «mercancía» fuera incómoda por ser un retorno de lo reprimido; el colonialismo británico, la persistencia de las castas, la marginación social y la materia desagradable pasan por el tamiz de la sublimación. Porque la mierda de Los Intocables una vez procesada por el artista deja de oler, justamente cuando la plusvalía es mayor. Ahora seguro que esos bloques marrones podrán viajar con el pedigrí galerístico e incluso ingresarán con todos los honores en los museos. En una intervención anterior en la misma galería londinense recurrió a su estrategia de clausurarla con un cierre metálico alegorizando el corralito argentino. Solo que allí donde multitud de sujetos intentaban que no se les robara impunemente lo que, con muchos esfuerzos, habían ahorrado, era un motivo, presuntamente crítico, para que Santiago Sierra hicera de las suyas. Más madera, gritamos después del otro «marxismo», esto es la guerra. Algunos dicen que la práctica curatorial es la diplomacia por otros medios. También podría ser un sistema de transportes global en el que lo importante es que todo riesgo de contaminación sea depurado. La mierda hindú que Sierra ha sublimado está lista sin que ahora sea necesario enlatarla. Me huele que el barniz cultural sabrá perfumar algo tan «desagradable».
Fernando Castro Flórez
http://www.abc.es/20071129/prensa-cultura-arte/mierda-artista_200711290258.html
(enviado a esferapública por mery boom)
2 comentarios
Querido amigo,
disculpa no haber aceptado ser artista de la galeria de tu hermano en Extremadura.
Perdona tio, pero no me molaba. Lo de escribir una critica desde madrid de una expo en Londres, the 1rts. one, estuvo cañon. Felicidades eres el Julio Verne de la critica catolica. Saludos desde chile, por favor sorprendeme otra vez y escribe algo desde el paseo de las Delicias.
Besos Querido.
PD. El perro de habahuc, qué poca verguenza tienes, eres genial. Suerte, ladino.
Querido,
estoy cabreadisimo contigo, es eso lo que te piden para estar con los del ministerio? desdecirte? hacerte el muerto? lo de el perro de habahuc me jodio un huevo, realmente sabes que nadie disparo a ningun avion, de que vas?, es mejor no tenerme cabreado. Sigue asi y te prometo brother que sentiras haberte metido conmigo. No me infles las pelotas. Es un consejo de «amigo». Me jode que un tipo como tu sea un vendido.
Salud y republica. repito RE PU BLI CA