Hace un buen tiempo que el medio artístico (artistas, críticos, periodistas, instituciones) dejó de ser un continente con uno o dos centros que legitimaban o hacían viables los procesos y ha comenzado a entenderse como un archipiélago en cuyas islas se construyen diferentes modelos de lo real, lo valido, lo necesario y, por supuesto, lo artístico.
Más que proponer que cada isla está en búsqueda de un modelo «legítimo» de entender las cosas, lo que me interesa plantear es si es posible el diálogo entre entre los diferentes modelos, entendiendo «modelos» no como esquemas a seguir, sino como construcciones de pensamiento.
Se podría decir que estos modelos son mediados por artistas en sus obras, por periodistas y críticos con sus artículos, por universidades en sus criterios pedagógicos, y por el público en su experiencia de lo artístico.
Como lo anota Andrés Zambrano*, ni la mediatización de los procesos artísticos, ni los textos críticos afirman o niegan una obra. Siempre hay un decantamiento de las propuestas.
José Roca* menciona dos modelos de interacción entre periodistas, críticos y artistas (Los «Martes de las Artes» de Olga Marín y el trabajo de José Hernández en El Tiempo) que de alguna forma conozco de cerca y cuya relación vale la pena ampliar en este foro pues «momentocritico» tiene que ver con ellos.
La página semanal de «Martes de las Artes» de «El Espectador» surgió, en parte, como un alternativa a las página culturales con columnas de los críticos que había propuesto José Hernández desde El Tiempo. A diferencia del modelo de José, Olga Marín proponía que el hecho artístico además de ser mediado por los críticos y periodistas culturales, lo fuera por parte del artista.
Por eso invitó basicamente a artistas a generar propuestas no solo de contenidos, sino de diseño para sus páginas.
No era el modelo editorial ideal, era otro más que complementaba los existentes.
Artistas como Fernando Uhía y Juan Andrés Posada tuvieron durante un tiempo su espacio quincenal, se hacían foros y proponían temas de fondo a partir de los cuales se preguntaba la opinión a artistas y gente del medio. Estaban también las «Conversaciones Tándem» artículos que como su nombre lo dice, partían de una conversación con un artista que exponía en el momento y que escribimos conjuntamente con Olga desde el inicio de «Martes de las Artes» en 1994 hasta 1997. Luego vino la crisis del periódico que todos conocemos y sencillamente el espacio desapareció.
Uno de los reglas de juego del modelo editorial que José Hernández (quien además de sus ocupaciones periodísticas ha sido gestor y director de Espacio Vacío) planteaba en su trabajo con Carolina Ponce y José Hernán Aguilar en sus años de Editor de El Tiempo, era el de que la crítica, por más radical que fuera, girara en torno a conceptos y argumentos dejando de lado ataques personales y tomas de partido en las peleas y/o enfrentamientos del momento.
Espacio Vacío como proyecto -y por ende en sus foros electrónicos «Momentocrítico» y «Forum»- esas reglas no cambian. El Espacio parte de un largo proceso de interlocución entre un periodista (José Hernández) y tres artistas (Carlos Salas, Danilo Dueñas y quien escribe) siendo el fruto de de este largo diálogo.
En un país tan complejo como el nuestro, tanto el diálogo como los espacios de interlocucíón son más que necesarios. Obviamente en todo diálogo se dan diferencias, oposiciones, contradicciones, y no necesariamente deben conducir a una conclusión específica o resultado determinado. El hecho de que se den es importante.
La falta de crítica
Fernando Gómez* señala que tanto en el foro que se dió en abril y mayo de este año -que giró en torno a puntos de vista sobre el medio artístico- como en este que se está dando, la discusión llega a lo mismo:la falta de crítica de arte.
En este sentido quisiera hacer dos pequeñas precisiones: la primera es que efectivamente el foro anterior llegó a tocar este tema pero no como una «falta de crítica de arte» sino como señalamiento de que buena parte de la producción artística carecía de posición crítica, entendiendo crítica como capacidad de propiciar la reflexión y no tanto como juicio valorativo. Esto llevó a que la discusión se polarizara y perdiera gradualmente el interés.
Cuando Jose Roca toca en este foro el problema de la crítica de arte no creo que lo hace en detrimento de los pocos espacios críticos existentes sino haciendo el señalamiento de que hacen falta más espacios pues los pocos que hay no solamente cubren a duras penas los eventos que se dan, sino que ofrecen pocas posibilidades para mirar un proceso desde diferentes puntos de vista.
Por esa razón esferapública propuso una serie de opiniones dadas por artistas (Manuel Romero, Victor Laignelet, Carlos Salas) sobre el tema de la crítica y que se tomaron de una página de «Martes de las Artes» de 1996. Esto con el objeto de revisar apreciaciones que podían ser de interés para este foro, así como para propiciar la actividad crítica como proceso de reflexión y no sólo como textos a partir de exposiciones.
Creo que una actitud crítica -artísticamente hablando- se puede asumir en una obra, en un proyecto cultural, en el análisis de un periodista, de un observador y, claro está, en un crítico de arte.
En este sentido, me parece que la discusión sobre la actividad crítica es un hecho que nos puede interesar a todos y es en este intercambio de ideas en donde se construyen no sólo espacios y actitudes críticas sino nuevas formas de entender la realidad y, por tanto, el mismo medio artístico.
Jaime Iregui, artista