Con el boom de las redes sociales, todos nos hemos vuelto editores: decidimos qué contenidos compartir, comentamos los enlaces que nos llaman la atención, expresamos nuestra indignación o nuestra aprobación por un tema, publicamos imágenes y videos.
Para esta entrevista, hablamos con la periodista María Alejandra Toro, quien trabajó varios años en la sección de Cultura de El Tiempo, es la editora y coordinadora web de Proyectos Semana y cursa la maestría en Historia y Teoría del Arte, la Arquitectura y la Ciudad en la Universidad Nacional.
En esta época donde los grandes medios luchan por adaptarse a la era digital y desde su experiencia como periodista ¿qué aspectos o prácticas del periodismo cultural cree que se deben fortalecer y cuales replantear?
María Alejandra Toro: Quisiera empezar hablando de algunos aspectos del periodismo en general. En primer lugar, creo que es necesario trabajar por encontrar un equilibrio en cuanto al manejo de las herramientas digitales. Ahora hay varias que están en boga, pero en mi opinión, si no se utilizan de forma moderada pueden restarle seriedad al contenido. Por ejemplo, un gif, un meme, ¿será que es necesario incluirlo dentro de una noticia?
Debemos trabajar para que la gente navegue y se quede en las páginas de los medios de comunicación. Mucha gente solamente se está informando a través de Facebook o Twitter y me parece que es muy equivocado que eso pase, sobre todo si tenemos en cuenta que estas herramientas están diseñadas de forma tal que saben tanto del usuario que lo que hacen es segmentar demasiado la información y básicamente te dicen qué consumir o no.
Además, son muy distractoras (mientras alguien te escribe te aparece un Newsfeed en tiempo real, notificaciones y publicidad) y, cuando uno se da cuenta, tiene seis pestañas del explorador abiertas y no ha hecho nada. Además, casi que condicionan a ‘consumir’ principalmente videos e imágenes como los memes, o los gif’s.
Se debe fortalecer la escritura. Un texto que engancha, independientemente de si está en un periódico o en la web hará que una persona lo lea en su totalidad. El reto está en mostrar el contenido de una forma en la que los usuarios de internet no solo visiten las páginas sino que realmente se tomen su tiempo para leer. Y explotar al máximo las herramientas. Un buen artículo que tenga además un audio, buenas fotos y contenido relacionado resulta muy enriquecedor, pero en su justa medida.
En el caso del periodismo cultural, se deben formar nuevos públicos y consolidar a los ya existentes. Aterrizar temas que pueden ser complejos a un público en general que, si quiere profundizar en el tema puede hacerlo. Nuestra función como periodistas es informar, pero debemos hacerlo de una forma clara y sencilla, sin que esto sacrifique la calidad del contenido. Sería ideal que en los medios, que suelen tener ‘blogueros’ de cine, música y TV también tuvieran blogueros de arte, de arquitectura, de historia…
¿En su opinión, qué debates en torno al campo del arte le parecieron relevantes en los últimos años y porqué?, ¿Dónde cree que deberían concentrarse las discusiones y los debates sobre arte hoy en día?
En algún momento se habló de la reducción del presupuesto general de la nación para la cultura, un tema que evidentemente afecta tanto a los artistas como a los gestores y a quienes asistimos como espectadores a exposiciones, obras de teatro o conciertos.
Por otra parte, siento que hubo una inquietud, que tal vez no fue tan visible pero que sí logré percibir por parte de varios artistas de cuál iba a ser su rol en el posconflicto. Ese interrogante seguramente se verá reflejado más adelante, en la medida en que este nuevo proceso avance.
El análisis de una obra es fundamental. Las prácticas artísticas son múltiples y muchas veces resultan ser más interesantes cuando se revisa el proceso anterior a la exposición. Explicar esas otras dinámicas permitiría ampliar las maneras como una persona se acerca a una obra. Vuelvo al tema de los públicos, muchas personas todavía consideran que una obra de arte solo lo es si se trata de un grabado, una pintura o una escultura. Otro tema es sobre los públicos. Si hay un interés por hacer que la gente asista más a los museos o a las galerías este debería debatirse más ampliamente.
La discusión sobre el arte en el espacio público también debe abordarse más. Al igual que sobre arquitectura y patrimonio, que se dan dentro de la academia, pero siento que deberían moverse más.
¿Cree que espacios como Arcadia, Arteria o [esferapública] tienen más eco en la formación de opiniones con el boom de las redes sociales?
Las herramientas que ofrecen las redes sociales y la inmediatez con la que cualquier individuo puede publicar y compartir una información me parecen muy útiles, pero no podría asegurar ello signifique que haya más espacios de opinión. Se podría hacer una medición cuantitativa para saber qué tantas reacciones o interacciones genera algún post de alguno de los medios que se mencionan en la pregunta, pero sería más interesante hacer una evaluación cualitativa. Así se podría saber qué está comentando la gente y con base en eso entrar a revisar qué tanto se está formando una opinión en la gente. Y ¿por qué no? trasladarlo a un gran debate en el espacio público, en el mundo ‘real’. Escucharnos es muy importante. Salir del círculo y conocer otras opiniones.
¿Piensa que la esfera artística tendrá un rol importante en el posconflicto? ¿Cómo puede contribuir a éste sin caer en prácticas asistencialistas?, ¿cree que es viable una participación desde el arte con actitud crítica?
La esfera artística debe tener un rol activo en el posconflicto pero eso no significa que todo artista esté obligado a participar. Sí creo que es viable hacerlo con actitud crítica. Es viable y deseable. Lo importante es que el artista tenga claro que no debe sacrificar su independencia y que ser crítico es muy importante. El artista debe ser coherente con lo que quiere hacer. De lo contrario, se va a frustrar o su trabajo se va a ver condicionado y eso se nota.
Se puede hacer una obra que no trate sobre la violencia o el desplazamiento, los cultivos ilícitos, la corrupción, etc. y sin que sea literal pero que de cuenta de nuestra situación actual. Finalmente, la obra quedará como un testimonio de este momento.