El soberano es el que decide sobre el estado de excepción.
Carl Schmitt
La tradición de los oprimidos nos enseña que el estado de emergencia en el que vivimos es la regla, no la excepción. Debemos llegar a un concepto de la historia que corresponda a esta verdad.
Walter Benjamín
¿Cómo podría hacer frente el arte a los múltiples motines y agitaciones que actualmente acucian a la sociedad global? El reto de crear unas intervenciones artísticas fuertes y concisas para tratar las rupturas actuales que dominan a toda relación también podría considerarse como una oportunidad para actuar de manera crítica e imaginativa – sin garantías, ilusiones o sentimentalismo. Sin embargo, para muchos artistas el modo de intervención ya no supone una garantía de legitimidad crítica y, por lo tanto, podría precisar algo más que la mera reformulación de la necesidad tácita de un lugar para el arte en la sociedad.
De hecho, en la actual atmósfera de incertidumbre, el concepto de la intervención artística en el ámbito cultural parece cada vez más frágil y anacrónico. Esto se debe tanto a la creciente mercantilización generada por el conjunto del mercado del arte como a cierta pérdida de claridad ética en el arte contemporáneo en conjunto. Los artistas tienen que hacer algo más – no basta simplemente con informar de esta situación, ni sólo con dejar constancia de sus propias respuestas a la ansiedad penetrante que domina la producción cultural. La cuestión, entonces, es ésta: ¿cómo puede el arte jugar un papel integral y no sólo periférico con respecto al reto global que afecta tanto a la producción artística como a su recepción, especialmente a la luz de los efectos perniciosos de las políticas reaccionarias, conservadoras y fundamentalistas en todas las estructuras sociales del mundo hoy día?
El tratamiento de estas descoyunturas podría precisar no solamente una revisión del estado del arte contemporáneo y sus inversiones en un campo más amplio de recepción, sino también de la posición de los artistas dedicados a fomentar nuevas variedades y ámbitos de afiliación. Como mínimo, el arte en la praxis social actual parte de una crítica a la ilusión romántica de distancia pura y autonomía total. Aunque es necesario mantener cierta distancia para obtener una clara delimitación entre el arte y la praxis social, esta distancia en todo caso sería una distancia limitada, una que reconozca el traslapo de estructuras artísticas en la temporalidad social. La decadencia evidente en las estructuras políticas y sociales de la actualidad global permite un nuevo análisis del papel del arte y de los artistas en el discurso social, no una enunciación de la distancia que los separa de dicho discurso.
En octubre de 2006, la segunda Bienal de Arte Contemporáneo de Sevilla (BIACS 2) se dedicará a explorar las alteraciones en las estructuras sociales del mundo. Así pues, la BIACS 2 se concibe como una oportunidad para examinar la lógica contradictoria de distancia y proximidad que representa la estructura dialéctica de muchos procedimientos artísticos de la última década, destacando la participación de artistas contemporáneos en los reajustes históricos fundamentales que actualmente se están generando a través de diversas formas. El proyecto expositivo se centra principalmente en la exploración y el estudio de los residuos que se han acumulado alrededor de estas reconfiguraciones (bien sean materiales o inmateriales, atópicos o espaciales).
Lo Desacogedor: Escenas Fantasmas en la Sociedad Global es un vehículo para investigar estas alteraciones. La exposición hace hincapié en la escultura, la fotografía, el cine/ vídeo, y las narrativas y acciones espaciales en distintos medios, como por ejemplo, el dibujo. En cada caso, las ideas y actividades, proyectos y propuestas, acciones y gestos parten de la profunda perturbación – histórica, económica, social, política y cultural – patente en la sociedad global contemporánea.
Como parte de su argumento, Lo Desacogedor pretende enfatizar varios puntos interrelacionados de relevancia actual. El más inquietante de estos es la edificación de un gigantesco imperio de secretos en el que las medidas arbitrarias y la suspensión de derechos constitucionales representan la herramienta principal de la gobernación global. Por consiguiente, el segundo aspecto del proyecto se desarrollará como una respuesta directa a la etiología del miedo y del poder que domina el contacto social global. Explorará la reciente debilitación del modelo liberal de la sociedad abierta a manos de un amplio abanico de fuerzas exteriores – desde la imaginación terrorista hasta el cálculo inútil de la guerra total y el estado de emergencia sigiloso, en el seno del cual ambos conceptos se prosiguen. En tercer lugar, la exposición examinará la manera en que la práctica artística intenta mediar las distinciones entre la sociedad civil, el espacio cívico y la reciprocidad social. En cada una de estas secuencias, la exposición explorará cómo han respondido los artistas mediante la creación de nuevas zonas de intimidad y posibilidad social y la puesta en evidencia de los grandes déficits de la soberanía individual creados por nuevas tiranías jurídicas y fundamentalistas.
En este sentido, Lo Desacogedor es una iniciativa de espejos y espectros. Su propósito es desenmascarar a aquellas maquinarias que diezman y desgastan las interconexiones sociales, económicas y políticas, buscando así un retorno a la lógica de la totalización. En su discurso expositivo Lo Desacogedor sigue la pista de la constante transformación de modos de reconocimiento en formas de no-reconocimiento, propulsada por estas maquinarias y sus lógicas totalizantes. La exposición investigará la modernización de los códigos de desfamiliarización y la erradicación y disminución del concepto de la vecindad, así como las amenazas a las que se enfrenta. Recientemente, nos hemos dado cuenta de un principio de la desfamiliarización, que es la sutil reformulación de la intolerancia. Aunque ostenta ser un retraimiento virtuoso, en realidad disminuye la diversidad global a través de una nueva variedad de indiferencia. La xenofobia es una manifestación común de esta indiferencia. El patrón actual del estado de alerta dominante y su expansión constante es una faceta más de esta condición.
Como resultado de estos desarrollos, han surgido numerosas escenas fantasmas. Estas escenas se manifiestan en las formas de desfiguraciones, lapsos y antagonismos descarados, que se han generado a tan gran escala que han afectado a los conceptos tanto del tiempo como del espacio. En este tiempo-espacio estamos constantemente en contacto con personas, bienes, imágenes e ideas en perpetuo movimiento, en constante circulación, reconfiguración: un mosaico mutante. En esencia, lo más amenazante de esta condición no sólo consiste en el hecho de que señale y narre los sitios y nodos de excepción anómalos (la Bahía de Guantánamo, Abu Ghraib, campamentos de asilo, entrega a centros de detenciones secretas, por ejemplo) sino también en la manera en que redirige la subjetividad e intensifica ciertas pasiones vinculadas a la identidad. En este sentido, la proclamación de Benjamin hace más de sesenta años (en respuesta tardía a la teoría de excepción de Carl Schmitt) ha de entenderse no como una profecía, sino como un aviso, un llamamiento a la vigilancia constante ante el poder tiránico del soberano; bien sea el déspota democrático que gobierna mediante la suspensión de la constitución, o el demagogo fundamentalista que monta su resistencia mediante la difusión y la instrumentalización de la lógica retorcida de la piedad religiosa.
Configurados como una lucha entre amigo y enemigo; entre las fuerzas de la oscuridad y de la iluminación, del bien y del mal, estas dicotomías representan un nuevo paradigma de razonamiento escatológico en el quid de una política de identidad renovada. La reciente reaparición del discurso de la identidad parece estar en completo desacuerdo con el trayecto que, hasta hace poco, trazaba el péndulo político y filosófico. Hasta los acontecimientos del 11 de septiembre, las políticas de izquierda y de derecha convergían cada vez más en su negación de la identidad. Sin embargo, el nuevo protagonismo de la identidad en la política hoy constituye el epicentro de la guerra por los corazones y las mentes de ciudadanos globales. Aunque en el pasado reciente muchos se han pronunciado sobre la muerte del sujeto y el anacronismo de la política de identidad, parece ser que hoy vivimos más intensamente que nunca en una época en la que la identidad en manos de otros es el principio fundamental, la unidad principal, la divisa de la política. Éstas son las coordenadas paradójicas de Lo Desacogedor que se han vuelto aún más revelantes y próximas en la conflagración instigada por el 11-S y sus productos subsidiarios – principalmente, “la guerra contra el terror”, la “democratización” del mundo, la guerra en Irak, y la insurgencia radical islámica.
Lo que resulta particularmente desconcertante en este respecto ha sido la incertidumbre de respuestas artísticas a estos eventos. Sin embargo, simultáneamente ha aparecido una serie de nuevas actividades e iniciativas en los últimos años, lo cual indica una creciente implicación crítica en la creación artística. El abanico de respuesta artístico es amplio en cuanto se refiere a forma – opera en los intersticios de medios (escultura, pintura, instalación, cine/ vídeo, dibujo, y fotografía), acción (activismo, intervención e investigación), y proyectos modulares (arquitectura y prácticas espaciales). Quizás sea mejor explorar el concepto de Lo Desacogedor en el marco delimitado por estas líneas divisorias, en lo que David Scott describe como un “espacio-problema.” Con esto quiere decir “un contexto de argumento y, por lo tanto, uno de intervención.” Un “espacio-problema” requiere “un conjunto de preguntas y respuestas, rodeado por un horizonte de asuntos definibles que están en juego… No sólo los problemas concretos que se plantean como problemas en sí (el problema del [terrorismo y seguridad], digamos), sino también las preguntas específicas que parecen merecer la pena plantearse y la clase de respuestas que merece la pena obtener.” La tensión generativa en un “espacioproblema” entonces es una tensión de “disputa.”
¿Qué disputas contiene la ratio artística de Lo Desacogedor? Existen tres puntos del marco de referencia. El primer punto abarca la manera en que la Intimidad opera en el discurso cultural – en concreto, cómo se concibe la intimidad en términos de representación y espacio. Sin embargo, la intimidad también tiene una dimensión siniestra que ha sido vinculada al paradigma del laager. El laager no es meramente un mecanismo de defensa ante intrusos hostiles – articula una perversa forma de auto-cercamiento que hoy día se podría interpretar como una hostilidad hacia la intimidad. A otro nivel, representa un modelo espacial del campamento, para que el estado regule y asimile todas las identidades en una sola unidad cultural, y como tal, reproduce una especie de envoltorio diseñado para asfixiar. El amplio poder que el estado ha asumido ahora crea su propio auto-cercado perverso porque se ha ejecutado para ubicar a los sujetos más allá del alcance de cualquier limitación jurídica. Aquí, el estado en nombre de la ley se reproduce como el poder monstruoso de la soberanía contemporánea. Este tema está muy presente en el arte contemporáneo reciente, especialmente en ciertas prácticas escultóricas que se han ido alejando cada vez más del punto de vista utópico e idealista de la cuadrícula minimalista y su forma abierta a la cuadrícula que afirma sistemas que pueden comprenderse como estructuras que exploran el concepto de la encarcelación. El laager representa hoy la forma más activa de encarcelación. Las respuestas artísticas al paradigma del laager se manifiestan en la manera en que sus formas han sido dobladas, tanto en términos de hostilidad hacia la intimidad como en el aparato de infraestructuras extrajudiciales que han engendrado.
El segundo punto desarrolla la noción de la Proximidad en relación con la contigüidad. Sin embargo, la Proximidad en este caso es más que una forma de distancia superficial; al contrario, ha evolucionado hacia una forma de cercanía inquietante, la potencial amenazante de intimidad que inquieta y a menudo provoca medidas violentas y coactivas. El contexto de esta relación compartida es el valor del intercambio entre las personas como seres sociales, es decir, la naturaleza de nuestras acciones, prácticas y actividades. Al fin y al cabo, lo social es el instrumento que define nuestra relación con una comunidad, un lugar, una ética, una práctica. ¿Qué significado tiene el arte y la cultura cuando abandona el espacio íntimo del estudio o de la residencia privada y se hace inminente en una serie específica de relaciones? (Aquí huelga considerar la forma de la exposición como un ejemplo útil.)
El tercer punto amplía la posibilidad y el trato de los dos primeros. Investiga el concepto de la vecindad como una clase de relación íntima y próxima, iluminada por las demandas impuestas a los vecinos de comunidades que son socialmente, políticamente, económicamente, étnicamente, racialmente, religiosamente y genéricamente diversas. La vecindad ni es coactiva ni tampoco antagonista, aunque hoy en día se encuentra constantemente amenazada. Uno no se dedica tanto a vigilar o velar por el bien de un vecino, sino que le vigila a través de unas lentes totalmente nuevas y distintas. Pero el sentido original de la vecindad radica en una expresión de reconocimiento, hospitalidad, amistad y solidaridad. Ni es indiferente ni tampoco enajenado de la diferencia. Su dominio principal es lo íntimo y lo próximo. Permite, organiza y hace posible un espacio de libre intercambio, debate, oposición, experimento, innovación y discurso animado al nivel de la soberanía colectiva.
Para tratar estos puntos, la exposición deberá mirar más allá de la metáfora de la ciudad y empezar a reflexionar acerca de la compleja naturaleza de la adyacencia y la importancia asintomática de vivir al lado de, fuera de o dentro de un espacio determinado.
En conjunto, estas preocupaciones dan vida a las ideas artísticas centrales en el corazón de la exposición de la BIACS 2. Las cuestiones arriba planteadas y las propuestas ofrecidas como respuesta a ellas constituyen la plataforma de discurso de Lo Desacogedor. Es un lugar donde, en octubre de 2006, se emprenderá una serie de gestos, acciones y posturas. Éstas serán las preguntas que merecen la pena plantear en el estado actual de perturbación e insurrección global.
Okwui Enwezor ©
Traducción: Deirdre Isabelle Jerry