Crónica de un tejido hecho con canciones
Por Carolina Guerrero
…Cuando cantas yo canto con tu libertad
Cuando lloras también lloro tu pena
Cuando tiemblas yo rezo por tu libertad
En la dicha o el llanto yo te amo…
“Libertad” Nana Mouskouri
Primera Canción: Libertad
Nuestra casa siempre fue un espacio de Libertad. Yo vivo con mi esposo en Chía, Cundinamarca, en la casa en la que él nació y ha vivido siempre. Mis suegros los criaron a él y a sus hermanos en un ambiente donde la Libertad era uno de los valores fundamentales. En las fiestas de la casa, a las tres de la mañana, cuando todos estaban muy borrachos, se acostumbraba a poner la canción Libertad de Nana Mouskouri, y todos se abrazaban cantando a grito herido. Durante el bachillerato fue la casa para ‘capar’ clase de todo nuestro círculo de amigos. Era el lugar donde se llegaba y se sentía tranquilidad, se podía ser quien uno era, sin temor de ser juzgado; era un lugar que siempre acogió a mucha gente, le abrió las puertas, y todavía están abiertas a quien lo necesite. Es el primer lugar que yo sentí como un hogar. Mis Padres son como niños pequeños y a mí me tocó ser muy responsable desde muy joven, empecé a trabajar desde los 11 años para ayudar económicamente en mi núcleo familiar. Así que me cuesta trabajo hablar de un hogar estable; constantemente nos cambiábamos de casa en condiciones muy complejas y esta casa fue el primer lugar que sentí como un hogar.
Por esta casa han pasado y vivido muchas personas, familiares y amigos que en alguna oportunidad lo requirieron. Es un lugar con una energía realmente diferente, donde uno siente que es bienvenido. Así que, aunque un poco extraño, no se sentía del todo descabellado cuando llegó una réplica de la estatua de la Libertad de Estados Unidos a vivir en nuestro patio. La réplica medía un poco más de dos metros y estuvo viviendo con nosotros por dos años. Mi esposo había estado trabajando con la Oficina de atención al proceso de desmovilización y reintegración de Bogotá, haciendo un documental con excombatientes de los diferentes grupos armados del conflicto colombiano, titulado Guerreros sin Armas. Ildefonso, el director de esa oficina, era un excomandante del Ejército Popular de Liberación EPL del frente Limoto, el único frente del EPL que actualmente continúa alzado en armas en el Catatumbo.
El proceso de paz con el EPL fue uno de los procesos más violentos que ha tenido nuestro país. Disidencias del EPL, frentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, y las nacientes Autodefensas del Urabá antioqueño asesinaron a más de 1.000 excombatientes del EPL, miembros del Movimiento Esperanza, Paz y Libertad, tras haber dejado las armas. Producto de esta fuerte escalada en su contra, Ildefonso y su familia se trasladaron a Bogotá, junto con muchos excombatientes de esta guerrilla y conformaron la Fundación Progresar para recibir el apoyo del Gobierno Nacional en su proceso de desmovilización. Esta Fundación buscaba desarrollar procesos de reparación con las víctimas del conflicto en su desmovilización en la década de los noventa con apoyo del Gobierno Nacional.
El apoyo del Gobierno se manifestaba en donaciones de cargamentos incautados a traficantes, así que las donaciones podían variar desde un ‘camionado’ de lápices labiales o muebles, hasta una réplica a escala de la Estatua de la Libertad. Los excombatientes debían entonces buscar cómo mover estas mercancías para garantizar los objetivos de la Fundación. La estatua era parte de un cargamento de incautaciones realizado en una gran campaña de allanamientos ejecutada por la División de Control Aduanero Represión y Finalización del Contrabando en julio de 1998 a la empresa transportadora Frontier de Colombia S.A., en un escándalo en el que se le acusó de contrabando a Jaime Lara Rueda, según el reporte de la investigadora social Marcela Pardo.
Los excombatientes decidieron mantener esta estatua en la sala de juntas de la Fundación, como una suerte de símbolo sarcástico que representaba el apoyo recibido por parte del Gobierno Nacional a su proceso de reintegración a la sociedad colombiana, proceso por el que estaban siendo masacrados en las regiones. En el 2008 la fundación Progresar fue disuelta por falta de recursos, desde entonces, Ildefonso guardó la estatua en el depósito de su apartamento donde permaneció hasta que viajó a nuestra casa en Chía.
Cuando Ildefonso conoció a Camilo Conde, mi esposo, le entregó la estatua esperando que él pudiera ayudarle a ubicarla en algún lugar. En esa época Camilo era el director de arte de la cadena de restaurantes la Hamburguesría en Bogotá, e Ildefonso pensó, que de pronto él podría venderla como ambientación para algún restaurante o bar en la ciudad.
Así que la estatua llegó finalmente a nuestra casa en 2012; la trajo otro excombatiente, Eisenhower. Sorprendido ante esta coincidencia, Camilo le preguntó a Eisenhower sobre su nombre, él contestó que su padre, un campesino antioqueño, era fanático del General y que por eso había decidido ponerle ese nombre; Camilo le preguntó si todavía vivía su padre y Eisenhower contestó que no sabía, su Padre era una persona muy violenta, cuando eran niños acostumbraba amarrarlos a un árbol y cogerlos a latigazos o meterlos en el aljibe de agua helada como castigo, así que un buen día él le había dicho a su hermano que si no se iban de la casa un día su padre iba a terminar matándolos. Su hermano estuvo de acuerdo, juntos huyeron y se encontraron con el EPL, nunca volvieron a saber de su papá. Ellos huyeron de su hogar cuando él tenía 10 años y su hermano 8.
La Estatua llegó a nuestra casa cargada de significados y de historias. Camilo se olvidó de la petición de venta de Ildefonso, y pensó que había que encontrarle un final a esa historia. No es que se pasara el tiempo buscando qué hacer con ella, simplemente decidió, talvez inconscientemente, que no iba a venderla para que terminara de ambientación en algún establecimiento carente de sentido.
La estatua se convirtió entonces en un atractivo más de la casa, la romería de gente que siempre está entrando y saliendo de nuestro hogar, terminaba su visita con una foto de la réplica de la Estatua de Libertad para compartir en sus redes sociales, con comentarios como: “New York? Chía? Fotoshop? La casa de mi prima!”.
La oficina de atención al proceso de desmovilización de Bogotá cerró con el cambio de administración e Ildefonso empezó a trabajar en la Alta Consejería para las Víctimas. Camilo se enteró por Ildefonso que un grupo de familias desplazadas por las autodefensas estaban organizando el viaje de regreso a sus territorios, después de la firma de los Acuerdos de Santa Fe de Ralito. Él tenía la idea de hacer una película de carretera que documentara el retorno de estas familias y le pidió a Ildefonso que lo contactara con la líder de ese proceso, Adriana Porras. Adriana es líder de los movimientos de víctimas de los Montes de María y se encontraba trabajando en Bogotá producto de su situación de seguridad en Sucre.
El haber crecido en esta casa donde la Libertad era un valor fundamental hizo que mi esposo creciera con ciertas peculiaridades, Adriana se refirió a él cuando lo conoció como alguien zafado, y probablemente la mayoría de la gente se referiría a él como alguien peculiar, él se considera anarquista y lleva con orgullo una cresta que lo acredita desde los 15 años. Otra palabra que se podría utilizar para describirlo es intenso; la charla que Camilo tuvo con Eisenhower no es algo raro, él suele hacer muchas preguntas, a veces parece un niño imprudente, pero por alguna extraña razón la gente habla con él y terminan estableciendo relaciones fuertes y duraderas. Camilo se encontró con Adriana en una cafetería del Centro de Bogotá en la calle doce con carrera octava y, al calor de un chocolate Santafereño, le dijo a Adriana que cuando él hacía un documental le gustaba tener como centro de la narración la historia del personaje con quien trabajaba, y que en este caso ese personaje sería Adriana.
Adriana es una mujer fuerte, que no tiene pelos en la lengua y tiene muy claros sus objetivos. Tan pronto Camilo sugirió que la historia se centraría en ella, lo detuvo y le dijo que entonces no podían trabajar, porque ella estaba en medio de un proceso de denuncia penal que le impedía contar su historia; además tenía un problema grave de seguridad y no estaba interesada en tener ninguna notoriedad. Camilo entonces le propuso el siguiente trato: que le contara su historia y si al terminar decidían definitivamente que no se podía hacer nada, pues se despedían y cada uno por su lado, pero que, si de pronto encontraban algo que pudieran desarrollar en conjunto, continuaban trabajando.
Adriana accedió a regañadientes, más por su amistad con Ildefonso que por otra razón, y le contó a Camilo la siguiente historia…
Segunda Canción: La Piragua
Capoteando el vendaval se estremecía
E impasible, desafiaba la tormenta
Y un ejército de estrellas le seguía
Tachonándola de luz y de leyenda
“La Piragua”, José Barros
Para el 2014, Adriana lideraba un grupo de mujeres que habían decidido denunciar a Marco Tulio Pérez, alias el Oso, excomandante de las autodefensas, segundo al mando del Bloque Héroes de los Montes de María. En 2004 el Oso fue capturado y en el 2006 se acogió a la ley de Justicia y Paz; Ley diseñada por el Gobierno para regular el proceso de desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia AUC. Gracias a los beneficios que esta ley otorgaba a cambio de conocer la verdad de lo sucedido durante la guerra, era muy probable que alias el Oso saliera en Libertad en el 2014, tras haber cumplido una condena de ocho años por las masacres, asesinatos, secuestros y torturas confesados durante su proceso de desmovilización. Sin embargo, El Oso no confesó los delitos sexuales; solo en el corregimiento donde Adriana había sido enfermera durante más de 10 años, el Oso y sus secuaces habían violado a más de 100 mujeres, 10 de ellas decidieron denunciar al Oso y, si esta demanda llegaba a buen término, él podría perder los beneficios de la ley de justicia y paz y ser juzgado por la justicia regular, y esta situación cambiaría todo el panorama de su condena.
El proceso de denuncia llevaba cerca de ocho años, un proceso muy complejo y desgastante para este grupo de mujeres. La gente de su pueblo las marginaba pues temían las posibles represalias de parte de las estructuras vigentes de las autodefensas en el municipio de San Onofre y en Sucre en general. Muchos de sus matrimonios se rompieron pues sus esposos no soportaron la vergüenza de admitir públicamente que sus mujeres habían estado con otros hombres y ellos no habían podido impedir esta situación. En una sociedad machista como la de San Onofre, cuando un hombre está con varias mujeres es un varón, y recibe el reconocimiento de sus pares, pero cuando una mujer está con varios hombres pasa a ser percibida como una puta y empieza a ser marginada. Algunos de sus hijos empezaron a tener problemas de consumo de droga por la complejidad de toda esta problemática y todos ellos a ser sometidos a los comentarios de sus compañeros de colegio diciendo que sus mamás eran unas mentirosas y aprovechadas. Sumado a todo esto, el Oso emprendió una campaña de desprestigio contra el grupo de mujeres; acusaba a Adriana de comprar a las mujeres con fines políticos promovidos por la izquierda y que todas sus acusaciones eran falsas. Esta campaña de descrédito fue soportada por los medios de comunicación locales, en la prensa escrita se publicaban artículos en los que se respaldaban estas afirmaciones como ciertas. Muchos de los hombres de Libertad no consideraban que este grupo de mujeres hubiera sido abusado sexualmente, las tildaban de mentirosas e interesadas.
El lugar donde se vivieron todas estas atrocidades, hogar de este valiente grupo de mujeres, se llama Libertad, un corregimiento que hace parte del municipio de San Onofre y está ubicado dentro de la región de la Serranía de San Jacinto, más conocida como los Montes de María en el Departamento de Sucre. Durante toda la narración de Adriana, Camilo solo pensaba en la estatua, para él, este era su final perfecto, finalmente así la estatua podría cumplir con su propósito inicial: contribuir en procesos de reparación para las víctimas. Cuando Adriana terminó su historia, Camilo le dijo que evidentemente no podrían realizar el documental sobre el retorno a las Palmas, pero que él tenía una estatua en su casa que le gustaría darle como regalo a ese grupo de mujeres, y que podrían utilizar el proceso de la construcción de un monumento en su honor para cambiar la relación del grupo de mujeres con su pueblo.
Camilo le relató el origen de la estatua, le contó toda la historia, y la invitó a la casa a conocerla y decidir si la llevaban a Libertad. Adriana de inmediato se entusiasmó con la idea y le contó que se podría poner en un puente en la entrada del pueblo y ser entregada en junio durante la conmemoración de los 10 años de resistencia. Adriana le contó a Camilo ese día, que cuando el Oso fue capturado, en el año 2004, su segundo al mando, alias Diomedes, decidió secuestrar y torturar a uno de los líderes del pueblo, para dejar claro que la ausencia del Oso no debía representar ningún cambio en su relación con las autodefensas. El hermano del líder secuestrado, reunió a los otros líderes del corregimiento y les contó lo sucedido. El pueblo entero decidió rebelarse, cansados de una década de abusos de parte de este frente. En una gran turba acudieron al rescate del líder secuestrado. Armados con machetes, palos y piedras, llegaron a la casa de Diomedes quien, huyendo de la enfurecida turba, cayó muerto en el puente de la entrada al pueblo. Unos dicen que el linchamiento de la turba lo mató, otros dicen que se tropezó con una piedra y cansado de la golpiza, cayó del puente al arrollo y murió. Una vez muerto Diomedes, los líderes del pueblo escribieron una carta al ejército nacional en la que contaban lo sucedido, listaban las armas decomisadas a Diomedes y pedían ayuda pues temían el contrataque de las autodefensas.
La gente del pueblo se armó con palos y machetes resguardando todas las entradas al corregimiento, hacían relevos y las mujeres preparaban café y comida para quienes resguardaban las fronteras de Libertad. Se mantuvieron así más de dos semanas, hasta que finalmente el ejército nacional mandó un grupo de soldados a respaldar los esfuerzos de la comunidad. Cuando los soldados estaban entrando al pueblo, se cruzaron con las autodefensas que entraban al mismo tiempo para masacrar a los habitantes. El ejército logró reprimir el ataque y Libertad quedó militarizada durante más de dos meses, hasta convertirse en Piloto de reparación colectiva durante el proceso de desmovilización de las autodefensas.
En junio de 2014 se cumplían 10 años de la muerte de Diomedes y el período de resistencia civil. Los habitantes de Libertad estaban organizando un evento para conmemorar esta década y Adriana propuso que ese evento sería una buena oportunidad para entregar la estatua. Desde la muerte de Diomedes, todo el pueblo se refiere al puente de entrada a Libertad como el puente de Diomedes, por lo que Camilo y Adriana pensaron que el puente podría ser un buen lugar para ubicar la estatua y revertir este sentido.
Yo conocí a Adriana el día que fue a la casa a ver la estatua, organizamos una comida. La recibimos con un asado de carne, papas y guacamole. Nuestra casa queda junto a la de mis suegros así que los invitamos para que la conocieran, ella nos mantuvo boquiabiertos toda la tarde contándonos las historias de Libertad. Desde que Adriana vio la estatua fue amor a primera vista, pero para todos era muy claro que debíamos lograr que el grupo de mujeres se apropiara de esta estatua como un homenaje, por lo que propusimos en conjunto que antes de realizar el monumento se deberían realizar encuentros con el grupo de mujeres y con líderes de la comunidad de Libertad, donde se establecieran formas de apropiación de este símbolo.
Una vez acordado esto, Adriana nos consiguió una cita con la Organización Internacional para las Migraciones OIM, nosotros debíamos presentarles el proyecto, buscando recursos para poder llevar la estatua desde Chía hasta Libertad.
La OIM nos dio un presupuesto de cinco millones y nosotros pedimos apoyo económico a todos nuestros amigos y familiares para poder llevar la Estatua, aunque con un poco de preocupación apoyaron la propuesta. El acceso a Libertad es muy complicado, San Onofre es uno de los municipios más grandes en extensión de tierra de Colombia, y el último tramo desde el centro hasta el corregimiento es una trocha destapada por la que solo pasan vehículos 4×4. En Chía nosotros tenemos un amigo que es aficionado al 4×4 y que hace parte de la legión Land Rover, así que le contamos toda la historia de Libertad y de la Estatua. Por fortuna, Juan Roberto tiene muy despierto su espíritu de aventura: si cualquier día a las 10 de la noche alguien lo invita a salir para Villa de Leyva, por ejemplo, sin ningún previo aviso, es muy probable que arranque. Con algo menos de 15 días de antelación, sin vacilar aceptó la invitación para andar 982 kilómetros desde Chía hasta San Onofre, Sucre, por trochas destapadas su campero 4×4: Un viejo Land Rover Santana de 1971.
Un lunes en la madrugada, después de haber restaurado la estatua, de haber cambiado las fechas al libro que sostiene en su mano izquierda MMIV – MMXIV en concordancia con las fechas de la resistencia de Libertad y de haber reparado la antorcha, amarramos la estatua forrada en plástico de burbujas, vinipel y cartón, al techo del viejo Land Rover y arrancamos a recorrer el Magdalena para llegar a San Onofre en una travesía de cuatro días, andando a una abrumadora velocidad de 40 kilómetros por hora.
Guillermo Cubillos, dueño de la piragua que dio origen a la famosa cumbia de José Barros, era oriundo de Chía, un comerciante que fabricó una gran embarcación para comercializar productos a lo largo del río Magdalena y cuando emprendimos nuestro viaje desde Chía lo hicimos acompañados de esta melodía. Nuestra piragua era el recién bautizado ‘Juan Rover’ que, a|unque capoteó el vendaval y se estremeció, no fue impasible como desafió las tormentas. Viajar en el Land Rover fue toda una experiencia, si llovía, nos mojábamos, si hacía calor nos sancochábamos, cada tanto tocaba improvisar un repuesto para desvararlo, y en cada varada conocíamos un pueblo y sus habitantes que nos ayudaban a encontrar el aditamento que podía funcionar como repuesto. Recuerdo la primera varada fue en San Alberto donde se dañó la bomba de la gasolina, y un mecánico del pueblo nos ayudó a repararla con un esfero kilométrico. Tanto en estas varadas, como en la misma carretera, la gente se nos acercaba a preguntar por el carro, y por la estatua, se referían a ella como la Virgen, y al escuchar su historia, terminábamos teniendo charlas sobre la guerra.
En Pelaya por ejemplo, un vendedor de raspados nos relató cómo su hijo desapareció cuando las autodefensas vinieron a buscarlo y nunca volvió, cómo la pérdida de su hijo había marcado su vida y cómo ahora, tras la desmovilización de las AUC, se respiraba otra vez con tranquilidad. Aunque a Camilo parecía no preocuparle, este relato constante de la guerra empezó a llenarme de angustia. Recuerdo nuestro paso a media noche por Cuatro Vientos, un pueblo dedicado al tráfico de gasolina, cada casa a lo largo de la carretera principal tenía grandes contenedores de gasolina ilegal traída de contrabando de Venezuela. Mientras Camilo roncaba a mi lado, Juan Roberto y yo mirábamos aterrados todo el comercio derivado de este tráfico de gasolina, las mujeres en situación de prostitución ofreciendo sus servicios a los camioneros, las camionetas que cargan la gasolina rodeadas de personas armadas.
Camilo y Juan Roberto se detenían constantemente a hacer tomas del camino, creo que Camilo seguía con la idea de hacer su película de carretera, así que después de cuatro días de un viaje muy interrumpido, cubiertos de tierra desde la punta del dedo hasta el último cabello en nuestras cabezas, y repletos de historias sobre la desmovilización de las autodefensas, nos encontramos con Adriana en la cruz del viso y nos dirigimos a Libertad con la estatua amarrada al techo del Juan Rover.
Tercera Canción: Las maruchas
…Dale el cordel a la Chucha,
Hay Marucha
Como que quiere pescar
Ya me pescó la monda
Trucha que trucha que tra”
“Las Maruchas”, Rondas de Velorio
Nuestra llegada a Libertad fue de todo menos sencilla. Cuando estábamos entrando por el puente de Diomedes, la Unidad de Víctimas estaba instalando una placa en homenaje a los diez años de resistencia en el puente, y una procesión venía caminando desde el parque de Libertad hasta el puente, justo en el momento en el que llegamos, con la estatua amarrada al techo del campero, un grupo de personas de la comunidad y la encargada de la Unidad de Víctimas instalaban la placa con cemento. Adriana les contó a las personas encargadas de este monumento qué era lo que llevábamos amarrado en el techo y a la gente de la Unidad no pareció gustarle mucho la idea. La estatua de la Libertad, como símbolo, está muy relacionada con lo que las personas de izquierda llaman el Imperialismo Yanqui, así que para la gente de la unidad, así como para muchos de los invitados al evento, que defienden posicionamientos políticos de izquierda, la estatua parecía una ofensa.
Un ejemplo de este cálido recibimiento, fue una voluntaria de una ONG estadounidense que llevaba muchos años trabajando en Libertad. Para ella la llegada de la estatua era una imposición de un símbolo imperialista, ella se encargó de mostrar su posición ante los líderes de Libertad y a las instituciones que hacían parte del evento. Así que nuestra llegada no fue vista con buenos ojos por los organizadores del evento de conmemoración de los 10 años de resistencia. Habría que decir que nosotros pecamos por ignorancia, en ningún momento nos imaginamos que este evento tenía tanta concurrencia, había dos Senadores de la República, funcionarios de Presidencia y de la Unidad de Víctimas, y prensa regional y nacional. Libertad había sido piloto de reparación en el proceso de desmovilización de las autodefensas y este evento conmemorativo era apoyado como parte de este proceso. La placa que instaló ese día la Unidad de Víctimas era parte de ese proceso de reparación colectiva, un monumento construido en honor a las víctimas del paramilitarismo:
“10 años de libertad
y Resistencia
Junio 14 de 2004
Junio 14 de 2014
Un homenaje al
Pueblo de Libertad”
Adriana estaba muy preocupada, como parte de este evento cada organización de víctimas tenía un puesto en el parque de Libertad, el grupo de mujeres denunciantes estaban acompañadas por la ONG Iniciativa de Mujeres colombianas por la Paz IMP organización que había liderado el proceso de denuncia contra el Oso, acompañando a este grupo de mujeres durante esta compleja tarea. Ese día estaban con ellas la presidente de IMP y otros funcionarios. Adriana había propuesto poner la estatua en el parque junto con las fotos que querían exhibir del proceso de denuncia, sin embargo, al ver el rechazo inicial que había causado la estatua en la institucionalidad, Adriana decidió que era mejor no llevarla el día del evento principal.
De hecho, ella estaba muy cuestionada sobre si hacer algo con la estatua. Camilo le dijo que no se preocupara, que la estatua era un regalo para el grupo de mujeres, que si ellas la querían se la entregábamos a ellas, así fuera para que la tuvieran en sus casas como nosotros la habíamos tenido en la nuestra, y que si nadie la quería nosotros no teníamos ningún problema con llevarla de vuelta a Chía, que se relajara, por ahora solo nos quedaba reunirnos con el grupo de mujeres y luego podíamos decidir qué hacer con la estatua.
Finalmente pasamos el puente y entramos al pueblo para reunirnos con el grupo. Libertad es un lugar escondido en medio de pequeñas lomas con vegetación exuberante. Se entra atravesando un camino rodeado de árboles gigantes y de pronto aparece un pequeño caserío compuesto por casas hechas de distintos materiales. Lo primero que se ve son enramadas o cercas construidas con delgadas ramas amarradas con caucho de neumático. Estas enramadas protegen a pequeñas casas hechas de bareque, algunas con techo de paja, otras con techo de zinc, todas ellas con piso de tierra, pero la tierra en Libertad es una especie de arena que acaricia. Luego empiezan a aparecer casas de tapia pisada, con muros más grandes y finalmente en el parque y sus alrededores, casas de cemento. Nos dirigíamos a la casa de Nergina, una de las mujeres denunciantes. Ella vive en un barrio llamado Pondo, ese nombre viene de las piedras del piso que lastiman los pies descalzos de sus habitantes, es uno de los barrios más vulnerables de Libertad. En el fondo de un callejón sin salida quedaba la casa de Nergina, yo estaba realmente asustada, entre los relatos de la gente, el recibimiento en el puente, y todo lo que habíamos visto en el camino, mi confianza había desaparecido. Camilo vio mi semblante y me preguntó si estaba nerviosa, yo le dije que no, que estaba tranquila, pero por dentro estaba llena de angustia pensando que estábamos poniendo en riesgo nuestras vidas.
Estacionamos el campero e inmediatamente una horda de niños nos rodeó, se treparon al carro como si se tratara de un parque de diversiones. Mientras tanto Adriana cruzó el fondo del callejón en busca de Nergina. Un grupo de 5 mujeres salió a recibirnos. Se presentaron pero me costó mucho trabajo entender sus nombres: Nergina, Neidis, Noelia, Modesta y Delciris. Para mí es muy importante aprenderme los nombres de la gente, como docente, me gusta saber el nombre de cada uno de mis estudiantes, creo que es lo mínimo que uno debe hacer para reconocer al otro, pero ese día en Libertad me costó mucho trabajo, no solo estábamos en un lugar absolutamente diferente, sino que los nombres, y así mismo la manera en la que se habla el idioma era muy distinta.
Nosotros habíamos visto unas entrevistas con el grupo de mujeres denunciantes y en ellas parecían mujeres muy fuertes cuyos semblantes reflejaban una vida llena de lucha. Sin embargo ese día cuando llegamos a Libertad, el grupo de mujeres atacó la envoltura de la estatua como lo haría un niño con el papel de regalo en navidad, cada una terminó con pedazos de plástico en su cabeza a modo de turbantes y felices empezaron a cantar y a bailar. Con el grupo de mujeres había llegado también Chabelo, Doña Isabel Martínez de Guzmán, cantadora tradicional de bullerengue y baile cantado del corregimiento de Libertad, madre de dos de las mujeres denunciantes, quien se acercó y nos dijo: -Yo siempre supe que iba a tener una muñeca de Libertad, yo incluso una vez hablé con un muchacho que hace santas, pero él cobraba mucho, pero yo no perdí la Fe, en mi corazón yo siempre supe que íbamos a tener una muñeca de Libertad, hoy ustedes hicieron muy feliz a mi corazón.
Después de este recibimiento, mis dudas sobre nuestra seguridad, y las dudas de Adriana sobre la estatua se disiparon, nos reunimos y decidimos que haríamos el taller con el grupo en la mañana. La estatua se quedó esa noche en la casa de Nergina, una casa de bareque con piso de tierra y teja de zinc, en el medio de la sala, tocando el punto más alto del techo con su antorcha, pasó la noche resguardada.
Al día siguiente en el taller, ellas nos contaron que como parte del proceso de denuncia, IMP les había dado unos talleres con muñecas, ellas tejieron unas muñecas con tela que representaban la niña que ellas fueron antes de los casos de abuso, también nos contaron que habían hecho un muñeco del Oso el día antes de la audiencia pública, donde debían verlo, y que eso les había ayudado mucho a enfrentar ese proceso. Para ellas la estatua era como una de esas muñecas, pero que sería también para todo el pueblo, para todas las otras mujeres que fueron abusadas pero que no denunciaron. Camilo les preguntó sobre el baile y la canción que cantaron cuando llegó la estatua y ellas nos contaron que en Libertad cuando alguien muere, en su velorio, se realizan bailes, cantos y juegos de velorio, que buscan levantar el espíritu de los dolientes para que el alma del finado pueda irse en paz al más allá.
La canción que habían bailado se llama las Maruchas y es uno de estos juegos de velorio; alrededor del féretro se forma una ronda y mientras bailan van cantando esta canción. Les pedimos que si podían mostrarnos la canción y el baile. Ellas empezaron a cantar y a bailar nuevamente. El baile es muy similar al de una ronda infantil, y la energía de ellas al bailarlo también, ríen y cantan con inocencia mientras bailan. Sin embargo, la letra de la canción dista mucho de ser inocente, la marucha es una referencia directa a la vagina de la mujer, y la letra está compuesta por estrofas que funcionan como una especie de chistes cantados, que casi siempre terminan con la marucha devorando el pene.
Para nosotros, en nuestra ignorancia suprema, era sorprendente que este grupo de mujeres víctimas de esclavitud sexual, pudieran expresar su sexualidad con tanta libertad e inocencia, así que Camilo les preguntó cómo sería una representación de esta Marucha y ellas respondieron que cuando se bailan y se cantan estas tradiciones, las mujeres usan polleras cubiertas de flores, así que la Marucha debía estar cubierta de flores. Les preguntamos si les parecía que la estatua fuera una especie de marucha y ellas estuvieron de acuerdo, agregando que la estatua debería tener una blusa color naranja que representara los chalecos de ese color que usaban ellas y que les habían sido entregados por IMP durante el proceso de denuncia. También sugirieron que la pollera debía llevar muchas flores que representaran a las otras mujeres que habían sido abusadas pero que no habían denunciado. Finalmente fueron muy enfáticas en que la mujer que representara a la Marucha debía ser una mujer de piel Negra como ellas. Parte del proceso de restauración de la estatua consistió en aplicarle una base que permitiera luego pintar la estatua, así que cuando llegamos a Libertad relucía de lo blanca.
Finalmente se acordó que mientras no se concertara con los otros líderes del pueblo, la estatua debía quedarse en la casa de ellas, que podían tenerla por temporadas en sus hogares mientras que se definía donde sería su ubicación ideal en conversaciones con todo el corregimiento. También se decidió que era mejor no llevarla al evento de conmemoración de los 10 años para no causar molestias y que esa noche se realizaría una reunión con los otros líderes para escuchar sus opiniones al respecto.
El taller lo realizamos en la playa de Sabanetica, una playa de pescadores rodeada de manglares, en el hermoso Mar Caribe, así que antes de volver al pueblo nos fuimos con el grupo a disfrutar de un baño de mar que terminó de quitarme todas las dudas que traía del camino, así como las cinco capas de tierra que cubrían cada rincón de mi cuerpo. En el mar se formó una fiesta, liderada por Doña Isabel cantando los bullerengues tradicionales de Libertad.
Mientras Camilo se fue con Adriana a la reunión con los líderes del pueblo yo me quedé con el grupo de mujeres preparando la comida, habíamos decidido con Adriana que el presupuesto de viáticos se lo íbamos a dar al grupo para que ellas cocinaran y así pudiéramos compartir con sus familias. En Libertad las mujeres tienen entre 4 y 8 hijos, así que cada reunión se convertía en una gran comida, para ellas y sus familias. Cuando estábamos terminando de preparar el arroz subido con pescado y patacón, llegaron Camilo y Adriana de la reunión, estaban un poco confundidos.
Los líderes de los jóvenes, de los adultos mayores y del concejo comunitario habían estado todos de acuerdo en que la estatua se debería instalar en el parque de Libertad. Camilo y Adriana esperaban enfrentar el rechazo, pero resultó que la gente estaba muy feliz con la estatua y que la querían en el parque. Sin embargo, conscientes de la resistencia que la estatua había producido en las instituciones a cargo del evento, Camilo y Adriana les dijeron a los líderes que era mejor primero preguntarle a la gente y luego si decidir dónde se ubicaría la estatua. Los líderes fueron muy enfáticos al decir que en el puente esa estatua no tenía sentido, que su lugar era el parque de Libertad. Finalmente, se decidió que durante el evento se le consultaría a la gente qué se debía hacer con la estatua.
Al día siguiente nos fuimos con el grupo al evento, ellas llevaban con orgullo sus chalecos naranja y habían preparado en el taller del día anterior, una especie de melodrama humorístico en el que contaban sus experiencias en el proceso de denuncia y terminaba con el baile de las maruchas.
Finalmente llegamos al parque, hablaron los Senadores de la República, los representantes de la presidencia, la directora de IMP y toda la gente importante que había sido parte del proceso de reparación colectiva. La gente estaba de muy buen ánimo, y Adriana, entusiasmada, le dijo a Camilo que trajeran la estatua.
Juan Roberto había llevado un dron para registrar el viaje. Camilo se fue con el grupo de mujeres a la casa de Nergina para traer la estatua y Juan Roberto los seguía con el dron, cada vez que se prendía el dron, aparecía de la nada un grupo de cerca de 50 niños que lo perseguía, así que de la casa de Nergina salió una procesión, más bien espontánea, liderada por el grupo de mujeres cargando la estatua en sus hombros, uniformadas con sus chalecos naranja que hasta ese momento eran un símbolo de marginación, pues producían el señalamiento de la gente de su comunidad. Detrás de ellos íbamos Camilo, Juan Roberto y yo, y detrás de juan Roberto un grupo de cerca de 50 niños gritando y jugando a atacar al dron. En las puertas de las casas la gente se asomaba al escuchar la algarabía y preguntaban gritando de quién era esa estatua, a lo que el grupo de mujeres contestaba que era de Libertad y que íbamos para el parque, algunas personas se fueron sumando a la procesión, así que cuando entramos al parque éramos un grupo bastante significativo.
Cuando Doña Isabel nos vio entrar al parque en procesión empezó a gritar: -¡QUE VIVA LIBERTAD! Llamado al que contestó toda la gente que estaba en el parque al unísono: -¡QUE VIVA! Mientras nosotros entrábamos con la estatua, Doña Isabel continuaba gritando y el pueblo respondiendo cada vez con mayor entusiasmo. Uno de los enlaces de la comunidad con la Unidad de Víctimas se acercó a Camilo y le dijo que esa estatua se debía quedar en el parque. Camilo le contó de la reunión de la noche anterior y del compromiso que se había hecho de consultar a la gente, así que le consiguieron un micrófono y Camilo contó la historia de la estatua, su procedencia: cómo la estatua fue donada por Francia a Estados Unidos; que la DIAN la había incautado y que la había donado un grupo de excombatientes del EPL para que ahora llegara acá para hacer un homenaje al grupo de mujeres denunciantes. Cuando terminó, les contó las ideas del grupo e invitó a la comunidad a dar más ideas y a decidir dónde querían que fuera ubicada. Camilo luego les contó la historia de porqué Francia hizo el regalo de la Estatua de la Libertad a Estados Unidos y esto ayudó a comprender lo que se pretendía hacer en el corregimiento.
Cuando les preguntaron si debía quedarse en el parque o en el puente, el parque entero resonó con el grito de: ¡EL PARQUE! Luego le pasaron el micrófono a la gente que quería opinar sobre la estatua:
-Tiene que tener algo con el agua, somos un pueblo de pescadores
-La antorcha debe ser un velón de porro
-Debe tener colores, porque nos gustan los colores
-Lo más importante, debe ser de piel Negra”
Una vez terminado el evento, la estatua quedó posicionada en el parque, la acompañaba una impresión a gran escala de la carta escrita a mano por los líderes de Libertad al gobierno nacional, solicitando apoyo tras la muerte de Diomedes. Nosotros nos comprometimos a conseguir los recursos necesarios para la realización del monumento que debía estar listo para las fiestas de la Virgen de las Mercedes realizadas en septiembre.
Cuarta Canción: El que se mete a perro tiene que ladrar
… La violencia, lo ha prohibido
Que uno no podía cantar
Pero yo que he sido tan fuerte
Yo si me voy a ladrar (Bis)
Isabel Martínez de Guzmán
De regreso a Chía, se realizaron dos tareas, una, el boceto del monumento a partir de las sugerencias de la comunidad, y la otra, buscar patrocinio para ejecutarlo; se gestionó con Tito Pabón la pintura para el parque, para las casas de las señoras y para la estatua. Dago Producciones aportó el dinero para comprar las baldosas para el mosaico y realizar el segundo viaje.
Esta vez debíamos llevar casi una tonelada de peso entre la pintura y las baldosas del mosaico, así que Camilo y Juan Roberto construyeron un remolque al Land Rover. De nuevo en el Juan Rover salieron Camilo, Juan Roberto y Luis Carlos, un amigo de Camilo que trabaja con él. Yo viajé una semana después, salí de Bogotá a Cartagena en avión. Camilo y Juan Roberto me recogieron en la Cruz del Viso, un punto estratégico de encuentro donde confluyen los departamentos de Bolívar, Atlántico y Sucre. La realización del monumento tomo cerca de cuatro semanas de trabajo, yo estuve con ellos durante una semana, realizando encuentros con las señoras, con los líderes de las diferentes organizaciones y con los niños de Libertad, buscábamos con estos talleres que la gente del corregimiento conociera y aprobara la propuesta para el monumento.
La propuesta de Camilo fue aprobada y de inmediato un grupo de hombres de Libertad empezó a construir la base del monumento. La base mide cerca de dos metros de alto por un metro en cada lado, y sobre ella se posaría la estatua. Nuestra idea era que la gente construyera el pedestal y las señoras pintaran la estatua. Para el pedestal de la Estatua, se diseñó un mosaico compuesto por diez flores que representaban a cada una de las mujeres que estuvieron en el proceso; detrás de las flores se encuentran las montañas de la región y unas olas azules que representaban el mar de la Costa Caribe. El fondo del cielo es negro acompañado de estrellas pequeñas que hacen alusión a las personas que perdieron sus vidas durante el periodo de violencia. La Estatua acogía todas las propuestas del grupo y de la comunidad: tiene una blusa naranja que representa los chalecos que entregó IMP a las mujeres denunciantes, una falda azul que representa el mar; la túnica llena de flores de colores que representan a las mujeres que fueron víctimas pero que no denunciaron de la misma manera que se decoran sus vestidos de danza; la antorcha representa el velón con el que la mujer baila Porro, adornado de flores cuando hay celebraciones. El libro que carga la Estatua tiene el periodo de diez años de resistencia, y su piel representa con orgullo a los habitantes de Libertad.
Camilo trazó dibujos en tizas de colores como guía y quien quisiera participar podía romper baldosas y pegarlas en los respectivos colores. A principios de ese año habíamos hecho un mural así en Bogotá y mucha gente nos ayudó, así que pensamos que, si la gente de Libertad construía este mural, esta participación podía marcar una diferencia para el grupo de mujeres denunciantes.
Cuando salí de Libertad, el grupo de hombres estaba terminando de construir el pedestal en ladrillo. Camilo y su equipo se quedaron trabajando un poco más de tres semanas en Libertad. Por la mañana llegaban las señoras, se sentaban a trabajar con dedicación en la estatua, a todo el que llegaba a ayudar se le contaba la historia del grupo de mujeres y el sentido del monumento. En la tarde cuando salían del colegio llegaban las oleadas de niños, en la noche llegaban los jóvenes y los hombres después de sus jornadas laborales.
El sentido que tenía el monumento hizo que la gente empezara a contar historias sobre lo que sucedió en Libertad durante los años de ocupación de las autodefensas. La violencia tiene una consecuencia un tanto oculta, o desapercibida, el miedo y el sufrimiento que queda impregnado en estas poblaciones hacen que la gente no hable de lo que sucedió, por lo que cada quien se queda con su versión de los hechos y no se puede ver un panorama completo de lo sucedido. Durante la elaboración del mosaico de la base de la estatua, esto empezó a cambiar, personas que eran consideradas colaboradores de las AUC, llegaban a ayudar en la estatua y conversaban con la gente permitiendo que se comprendieran diferentes situaciones. Mujeres que habían sido abusadas sexualmente pero que no habían denunciado, acudían juiciosamente a realizar el monumento y en silencio rendían homenaje al grupo de mujeres denunciantes, los niños le pusieron nombre a cada flor, y cuando alguien llegaba a trabajar le decían esta es la flor de Nergina, esta la de Modesta, esta flor es de Martha…
Mientras tanto, Luis Carlos trabajaba con las mujeres denunciantes en la pintura de la estatua. La noche antes de dar inicio a las fiestas de la Virgen de las Mercedes, se terminaron la estatua y la base, así que Camilo pidió ayuda a los hombres del pueblo para colocar un andamio y fijar la estatua al pedestal. Se corrió la voz y a eso de las 10 de la noche cuando la estatua llegó para ser instalada, el parque estaba totalmente lleno. Toda la gente que participó y la que no, quería ver a la estatua en su pedestal. Libertad es un pueblo muy alegre, y esta alegría la expresan con volumen, así que el parque era una total algarabía, la estatua tenía un pequeño bombillo led en la antorcha. Camilo se bajó para conectarlo en el pequeño quiosco del parque de Libertad. Tan pronto se prendió el bombillo, de repente el grupo concentrado en el parque, quedó en silencio. Camilo salió corriendo apresurado, asustado de pensar que la estatua se había caído, pero para su sorpresa, todos los asistentes observaban en absoluto silencio la estatua que iluminaba tenuemente la noche Liberteña.
Las fiestas de la Virgen de las Mercedes empiezan, como muchas otras fiestas en la provincia colombiana, con la alborada. Una orquesta de porro llega al pueblo a las tres de la mañana y con su canto van despertando a la gente que se va sumando a una procesión de baile cuyo destino es el parque del pueblo. Esa madrugada todo el pueblo acudió a la alborada, cuando empezó a amanecer a los pies de la estatua bailaba todo el pueblo de Libertad con sus mejores galas, las mujeres sosteniendo grandes velones de porro similares a la antorcha de la estatua. Siguieron tres días de fiesta, la gente se nos acercaba y nos decía: -gracias porque desde que llegaron las autodefensas, no habíamos vuelto a ser nosotros, a celebrar, y en estas fiestas Libertad volvió a ser nuestra.
Camilo cuenta que durante las festividades de la Virgen de las Mercedes, se sintió como en una de las fiestas de la casa, rodeados de amigos expresando todos la Libertad en compañía, acogidos.
Después de estas fiestas volvimos a Libertad para entrevistar a Doña Isabel, la postulamos a un reconocimiento del Ministerio de Cultura. Una de las preguntas que le hicimos tenía que ver con el papel que la música cumplía en la cultura de Libertad en relación al sufrimiento. Doña Isabel nos contó entonces que cuando las autodefensas habían asesinado a uno de sus hijos, ella le había compuesto un vallenato y que cada vez que lo cantaba, recordaba a su hijo con alegría. Nos dijo que para ella era muy difícil, pues dos de sus hijos terminaron presos, uno asesinado, y dos de sus hijas fueron víctimas de abuso sexual, y que si no fuera por su música, ella ya se hubiera rendido hace rato. Su papel como cantadora tradicional de este corregimiento es ayudar a las personas a levantar su espíritu cuando están más tristes, cuando enfrentan la muerte de un ser querido. Doña Isabel es la encargada de realizar los cantos de velorio, nos dijo que ahora estaba componiendo una canción sobre ese tema. Es un bullerengue que se llama El que se mete a perro tiene que ladrar, que dice:
Todo el que se meta a perro
Tiene que saber Ladrar (Bis)
Ay carajo, yo me voy pa´lla…
Ay carajo, voy es a Ladrar…
Ay carajo, yo no me quise asentar
Cuando llegó la violencia
Yo no les pude cantar (Bis)
Prohibieron todos esos cantos
Yo no me quise asentar. (Bis)
Ay carajo, yo me voy pa´lla…
Ay carajo, voy es a ladrar…
Ay carajo, yo no me voy asentar
Este Bullerengue es grande y se tiene que disfrutar
Que desde muy pequeña yo si le quería entrar (Bis)
Todo el que se meta a perro
Tiene que saber ladrar (Bis)
La violencia, lo ha prohibido
Que uno no podía cantar
Pero yo que he sido tan fuerte
Yo si me voy a ladrar (Bis)
Ay carajo, yo me voy pa´lla
Ay carajo, yo voy a ladrar
Ay carajo, yo no me voy asentar
1 comentario
Encantador relato, los imagino allá en Libertad. Un abrazo, los extraño.