«¡Cómo te agarras a tu pureza, pequeño muchacho! Y bien ¡Continúa siendo puro! ¿Para qué servirá eso y para qué te has metido entre nosotros? La pureza es una idea de fakir y de monje. Ustedes, los intelectuales, los anarquistas burgueses, la toman como pretexto para no hacer nada. No hacer nada, permanecer inmóviles, apretar los codos contra el cuerpo, llevar los guantes, puestos! Yo tengo las manos sucias. Hasta los codos. Yo las he manchado con mierda y con sangre»
Las manos sucias, Jean Paul Sartre
Si queremos ser críticos con este gobierno de poder absoluto, caracterizado por el empeño en crear su propia cultura, la cultura de corte uribista, debemos extender esta crítica a todas las instancias en que esta cultura uribista pretende permear la cultura y el patrimonio cultural y general de Colombia. No puede separarse de esta acción anestésica de la antimemoria uribista y de la extirpación completa de la libertad de pensamiento y expresión, de la libertad de cátedra indispensable para poder educar, de las tremendas acciones que adelanta Peñalosa en Bogotá. No puede separarse esta crítica al uribismo fascista del reconocimiento de cómo la destrucción de Bogotá por parte del programa del alcalde Peñalosa está directamente relacionada con patrocinios de grandes ligas, de poderosos benefactores que patrocinaron ambas campañas, la de Uribe y la de Peñalosa, y que obtienen beneficios de estas acciones cómplices. La instauración de un sistema de transporte que ha terminado por destruir el aire de la ciudad es proporcionalmente equivalente a la pretensión de dar nacimiento a esa nueva nación en que se borran los cimientos que construyeron nuestra Democracia para crear una nación obediente a esta cultura y a esta raza protofascista. Este plan devastador de Peñalosa y de Uribe hace parte también de ese culto antidemocrático. De ese culto al poder total y absoluto. No podemos seguir separando esta crítica al fascismo de los deslices que ese fascismo realiza sobre toda la cultura nacional y sobre la devastación general de los recursos del país. Los frentes de resistencia cultural y de resistencia ambiental de una vez por todas deben deslindarse abiertamente de esos patrocinios protofascistas. Hablo concretamente del arte. Del estado del arte colombiano. Hoy más que nunca el trabajo del artista debe partir del reconocimiento de esta necesaria separación de esa estela protofascista que pretende canibalizarlo. El artista no puede seguir siendo cómplice bajo cuerda de la propagación de esa cultura del silenciamiento. Esa estrategia perenne del estado protofascista cuyo lema es hacer como si no pasara nada o hacerle que nadie se da cuenta. Como si nadie se diera cuenta de cómo el arte mancilla su libertad y su fuerza. Procure este momento de oscuridad total que vive Colombia una reflexión sobre estas sucias cuestiones.
Claudia Díaz, 26 de febrero del año 2019
3 comentarios
Usted más que nadie sabe que el arte en sus diferentes expresiones es político, y esa es su política, la de trasgredir nuestra comodidad humana, el afectar esa forma pendenciera en que nos movemos y actuamos los humanos, queremos cambiar pero a su vez rechazamos lo que el cambio nos propone.En esa medida lo que usted plantea, requiere de una sociedad dispuesta a frenar los autoritarismos de cualquier tipo, y si, el arte no es solamente provocar, también debe llevarnos a transformar la realidad en la que estamos, a ser copartícipes de nuestras acciones y las de otros, ser seres autónomos, para eso es que precisamente se actúa, es decir, tener la capacidad de decidir por nosotros mismos y eso es lo que el autoritarismo no está dispuesto a aceptar.
Nuestra cultura de manera tradicional es cómplice o «somos» cómplices de aquellos que detentan el poder político, económico, familiar, sexual, sentimental, en fin, hay un aceptación implícita a todo aquello que tiende a dominarnos, en esa medida lograr liberarnos nos cuesta, además por que eso se implementa cómo parte del modelo educativo nuestro, los «valores» hay que imponernos, ser «superiores» no importa como, en todo caso ese es un pensamiento del «facho» que tenemos dentro. Por eso mismo el auge que tiene la política del fascismo en nuestro contexto, aunque no todos somos así, por supuesto, pero si hay una hegemonía sobre el particular, lo que uno llamaría esa estructura goda de la cultura nuestra. Obviamente lo que usted plantea,Claudia, tiene que ver con esa estructura fascista a la que usted alude y que tanto a calado hasta nuestros días, y más sobre una población ignorante, ingenua, premoderna y que copa todos los estratos, capas, acciones, la vida en sus diversos matices. En donde por supuesto, el arte, la educación, la política, la economía, la cultura, están traslapados por esa subcultura de la mafia, todo se maneja y se entreteje con ese acaparamiento de los intereses de unos pocos, en donde el arte no es la excepción, el pensamiento mafioso pareciera que nos definiera por antonomasia, y si, concuerdo con usted, hay que liberarnos, romper las cadenas del fascismo, deshacernos de la oscuridad y de la suciedad cómo usted lo llama.
Gracias.
Cordialmente
Diego Mauricio Bohórquez Muñoz
Interesante articulo, seria importante saber, cuales y cuantos son los recursos que utiliza ARTBO anualmente y como se destinan: sueldos funcionarios y directivas, socialmente como se aplican
Si bien es cierto que son empresas mixtas quien las regula, porque la alcaldía esta tan interesada ahora.
Surgen muchas preguntas habrá control.
Gracias
Cinco consejos prácticos para liberarte del candado ideológico de la izquierda:
https://www.actuall.com/criterio/democracia/cinco-consejos-practicos-para-liberarte-del-candado-ideologico-de-la-izquierda/