Red Conceptualismos del Sur / Revista Desbordes / La rebelión de los insomnes
No pude nunca anunciar ni presentar en Arte nuevo de manera extensiva el trabajo de la Red Conceptualismos del Sur, y sus diversas instancias de elaboración colectiva y trabajo a largo plazo que venimos desarrollando, desde 2007, un grupo de personas de diversas filiaciones y aproximaciones disciplinares, pero vinculados en el deseo de repensar estética y políticamente nuevos modos de intervenir el presente. Formas de contagio y diseminación de un pensamiento emancipado, y una zona de crítica radical que vuelva permanentemente sobre los órdenes y visibilidades (incluso sobre los nuestros). No hay aquí ninguna intención de burocratización académica de los relatos de los 60/70, pese a lo que nuestro provisorio nombre pueda sugerir. Poco nos importa el llamado ‘arte conceptual’ y los llamados globales a construir su ‘historia’; y es que no hay historia que construir sino acaso develar sus mayores andaduras y grietas, lo que en ellas se inscribe, eso descentrado y reprimido, o lo que esa historia construido y todo su ejercicio de legalidades discursivas. Hay sin duda la necesidad de pensar otras genealogías, ir en búsqueda de nuevos accesos que puedan interferir los modos de anestesia y despolitización del sujeto. Nos queremos parte de las fuerzas que aspiran a actuar en su deriva aproximándonos a un sentido de la utopía capaz de alimentar el horizonte de lo posible, como sostiene la convocatoria a nuestro primer encuentro en São Paulo.
Pensamos la red como un proyectos político -de reelaboración y cuestionamiento permanente-, antes que un mero dispositivo de elaboración histórica. No nos interesa contar la historia, contarla bien, contarla completa, sino hacer evidente la imposibilidad misma del relato. Devolver su conflictividad y resturar sus contradicciones, ya eficazmente erosionadas y normalizadas para su consumo académicista y de la nueva industria cultural. Se trata precisamente de preguntarnos cómo preparar hoy futuros radicalmente distintos. Nuestra labor es precisamente incitadora, de contagio, de complicidad, y al mismo tiempo de abierta pelea por nuevos modos de imaginar la política y la politicidad del pensamiento, de nuestras prácticas y ejercicios de visibilidad elaborados y desbordados desde el campo de la estética.
Además de los Seminarios Internacionales ‘Conceptualismos del Sur’ que organizamos el año pasado en abril en Sao Paulo, Brasil, y en octubre en Rosario, Argentina, (y del próximo encuentro en julio de este año en Santiago de Chile), hay una serie de actividades y proyectos en paralelo que apuntan a diferentes frentes de articulación crítica y que atraviesan cuatro direcciones de trabajo que nosotros definimos de esta manera: Políticas de archivo; Políticas de investigación; Producción de la memoria de la experiencia; y Experimentos de activación. Cuatro puntos imposibles de desarrollar ahora mismo con exhaustividad, pero que serán un norte de trabajo y que esperamos compartir de diversas formas a lo largo del año en diversos escenarios. Quizá una inicial instancia para ello puedan ser las dos conferencias públicas de la Red Conceptualismos del Sur, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), el próximo 9 y 11 de marzo, donde estaremos reunidos al menos 10 de nosotros. Las reuniones las he coordinado con Ana Longoni, y con el apoyo de Jesús Carrillo, a fin de poner en común y en fricción nuestras agendas políticas en el marco de la nueva gestión y proyecto institucional del Museo. Colgaré el programa de discusiones públicas en las próximas semanas.
Hace quince días hicimos -en el SITAC- el anuncio público de la nueva revista Des-bordes: una publicación gestada desde la red pero que se piensa como un órgano autónomo de agitación de las ideas. Des-bordes nace sin la intención de convertirse en la ilustración literalizada de los integrantes de la red, sino como un lugar desde donde hacer fluir politicidades afines y compartidas, y también claro abiertamente discrepantes pero igual de políticas. Los editores somos 6 miembros de la red, y la editora general en este número #0 fue Helena Chávez, y que ha titulado esta edición )))resonancias((( desde los límites del arte y la política. Y cuya editorial la ha titulado «La rebelión de los insomnes», de la cual extraigo algunos fragmentos que bien pueden dar cuenta del interés de este primer número, y de la revista toda. Entre los colaboradores de este número se encuentran: Cuauhtémoc Medina, Suely Rolnik, Marcelo Expósito, Brian Holmes, Joaquín Barriendos, Javier Toscano, John Holloway, Cooperativa 666, Billy López, Mariana Botey, y yo. Varios de estos textos irán siendo subidos también en Arte nuevo en los próximos días.
Miguel López
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«La rebelión de los insomnes» (fragmento)
por Helena Chávez Mac Gregor
Si lo político es estético no es porque se haya convertido en una cuestión de gusto y contemplación, sino porque lo político es una formación histórica que crea las condiciones estéticas de lo político, es decir, las condiciones de percepción, de sensación, de afección, de saber y de poder desde las cuales generamos experiencias. Hoy podemos revertir el daño de la imposición de lo político como experiencia de sometimiento haciendo política, no como subordinación al mantenimiento del Estado o afiliación a un partido, sino como un modo de hacer y des-hacer. Hacer política desde las prácticas estéticas que permiten des-bordar los órdenes instituidos: arte, activismo, crítica, revuelta o revolución, el nombre poco importa ya que sólo intentamos señalar momentos de creación y alumbramiento -llamémosles poéticos-, que re-acomodan los materiales sensibles cambiándolos de posición para abrir nuevos sentidos que se rebelan contra lo establecido. Creaciones estéticas, no por su afección como belleza, sino por su capacidad de afectar al tiempo y al espacio, de crear, en el sentido más fuerte del término, experiencias.
Hoy podemos hacer política en las resonancias de los límites del arte y la política. No se trata de buscar los momentos «artísticos» de lo político, ni de hacer del arte una herramienta de propaganda, sino de encontrar, en lo que cada práctica genera, la experiencia estética que permite una activación poético-política como creación de un momento de revuelta. Hacer política es dejar que las prácticas estéticas -adentro o afuera de los circuitos- nos contaminen, incitando nuestras afecciones y afectividades no para consolidar un ámbito privado de consuelo o recogimiento, sino para hacer la experiencia, que es también parte de lo público, de lo común, desde otra afección, para que el des-encantamiento no sea el dolor de una coraza o la caída de una fuga sino la fuerza para ser otros.
Hacer política hoy es rebelarnos en contra de este tiempo cerrado y homogéneo impuesto por el capitalismo y persistido en nuestra propia subjetividad, es intentar hacernos cargo para que éste no sea el mismo tiempo que el de siempre, sino el que se abre a lo particular de cada práctica, de cada historia, de cada lucha, de cada obra, de cada encuentro, de cada rostro, de cada voz. Hacer política es no constituirnos desde lo político instituido y legitimado sino ser la acción que dice basta, que es un basta, es no consolarnos en la costumbre sino construirnos en la necesidad de que esto sea diferente. La dificultad es que no hay programa o agenda que nos salve; la gracia, que todo lo que nos queda son caminos por inventar…
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