Tal como pude constatarlo en los últimos días, hay dos o tres formas de ejercicio del poder curatorial emergente: la pretensión por un monopolio del discurso, el actuar retaliativo y clandestino, y el más reciente: el intento de matoneo directo. Parece un diagnóstico terminal, no es positivo, y de allí que resulte exasperante. En cuanto a la escena del arte, asistimos a un franco cambio de época, en donde la integración de la obra de arte en las dinámicas especulativas aparece como requisito indispensable de reconocimiento. Se trata de una modificación de los acuerdos sociales, donde era importante el talento -una propiedad intrínseca de la obra o de un autor-, o el valor simbólico de la obra, hoy surge el consenso. El consenso es el peaje a la autopista especulativa, consenso que se logra por todas las vias de incidencia posible.
Pablo Batelli.