La disponibilidad de información, así como la facilidad de acceso a ella están asociadas con el grado de desarrollo económico, político y social de un país. Una de las características de los países latinoamericanos es la falta de información económica sistemática, metodológicamente robusta y replicable en el tiempo, sobre todo acerca del sector cultural. Como ha afirmado Paul Tolila, Si deseamos tomar en serio el asunto de las industrias culturales, sería necesario integrarlo en las preocupaciones públicas bajo el mismo título que el empleo, el turismo, la defensa o las finanzas. Para eso sería necesario contar con cifras y con métodos de producción seguros de estas cifras, para poderlas así interpretar correctamente y utilizarlas como herramientas de convicción en el debate público.
Esta necesidad se enfatiza para una adecuada planeación de políticas culturales que promuevan su producción y consumo tanto desde el punto de vista de la educación integral, como por el lado del crecimiento económico. En este sentido, es importante que las estadísticas sociales y económicas cumplan tres atributos, primero, ser metodológicamente robustas, segundo, replicables en el tiempo, y tercero, comparables con el mismo indicador o similares, de otros sectores o regiones, por ejemplo.
Es claro que la multiculturalidad y la gran diversidad cultural de Latinoamérica dificulta de manera especial la generación de mediciones que permitan el análisis y consecuente aplicación en términos de políticas públicas, en los planes económicos y de desarrollo a nivel estatal. Más complejo aun el ejercicio si se busca comparar con EUA y Canadá. Para la elaboración de dicha información la composición metodológica varia ampliamente entre Estados, en su esfuerzo por capturar nuestra complejidad cultural. Es por ello que se registra entre los diferentes ejercicios nacionales una alta variación en sus resultados.
Los números de la Cultura en América Latina
Recientemente se han hecho importantes avances en materia de cuantificación de la importancia económica de las industrias culturales o economía creativa en la región Latinoamérica, acaso con la notoria y preocupante excepción de Centroamérica y el Caribe. Para esto han empleado distintas metodologías que, aunque buscan el mismo objetivo, tienen distinto grado de refinación y confiabilidad estadística. Aquí es importante mencionar que en general todos los estudios agrupan las actividades en cuatro grupos.
En la ilustración se muestran las metodologías que han empleado los países del continente y en la tabla se pueden observar los resultados obtenidos, segmentados por grupos de actividades.
Todas las Metodologías cuentan con un primer grupo en el que se incluyen las actividades derivadas enteramente de la creación, producción, fabricación, difusión, comunicación, exposición y distribución de material generado en el proceso económico-creativo. En otras palabras, significa que ésta categoría aporta el 100% de su valor agregado.
Por lo que respecta a los otros grupos, éstos difieren en su grado, pero también del tipo de contribución, que en lugar de ser de productos finales, constituyen generalmente el equipo de capital y equipamiento necesarios para la producción, venta, reproducción, uso o funcionamiento, difusión, exposición y distribución en general, de los bienes y servicios generados por el Sector Económico Cultural.
Por todo lo anterior, se deben tomar en cuenta las diferencias entre metodologías antes de comparar los distintos estudios. Por ejemplo, la metodología utilizada en México resulta en 6.7% del Producto Interno Bruto, al emplear un modelo incluye a las denominadas Industrias Base, Interdependientes, Parcialmente Relacionadas y No Dedicadas, que se complemente de la Economía Sombra que escapa a la medición de las estadísticas oficiales, al considerar la producción informal e ilegal de bienes y servicios culturales.
Los países que conforman el MERCOSUR (Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile) utilizan una base metodológica semejante, que se distingue entre Chile y Paraguay con la subdivisión de actividades en tres y dos grupos, respectivamente, mientras el resto de los países emplean cuatro. En el grupo de MERCOSUR, Brasil se ubica con una contribución de 6.74% del PIB, Argentina y Uruguay con 3%, y Chile y Paraguay, con aproximadamente 1%, bajo la metodología empleada en aquel entonces.
En el estudio realizado en Colombia, uno de los más completos y con mejor detalle metodológico, la contribución medida alcanza 2.1%, cifra que si bien luce baja en perspectiva regional, es mayor que la correspondiente a la industria cafetalera (1.77%) la del turismo (1.94%).
En Perú se enfrentó un gran reto, la falta de índices estadísticos de carácter cultural y económico, que derivó en la imposibilidad de valuar la aportación económica de la cultura mediante la suma de sus valores agregados, orientándose a la suma de las demandas finales de consumo cultural, más las inversiones que se realizan en el sector y las exportaciones. Con todo, su contribución resulta en 1% del PIB.
Por último está Venezuela, cuya aportación cultural a la economía alcanza el nivel sorprendente de 13.1% del PIB, al incluir entre sus categorías de medición a las actividades relacionadas a la enseñanza.
En general todos los estudios, independientemente de la metodología que utilicen, llegan a la conclusión de que la Cultura, como sector de actividad económica, contribuye de manera significativa al conjunto de la actividad económica nacional. Además contribuyen significativamente con el crecimiento económico integral de sus países, con contribuciones que superan a la mayoría de los sectores de actividad económica.
Sin embargo, la información estadística con la que se cuenta sólo adquiere un valor relevante cuando permite la comparación con otras realidades más o menos semejantes, o bien si se dispone de series temporalmente largas y homogéneas, por lo que los avances en esta materia contribuirán de gran forma a la puntualidad y validez de estudios posteriores.
El reto entonces es aprovechar al máximo este potencial económico de crecimiento y desarrollo de nuestra actividad económica derivada de la cultura, en un marco de respeto de nuestra identidad y de nuestra diversidad.
Un salto quántico en este tema es que existe ya, hoy día, una discusión gubernamental, legislativa y social que apunta a convertirse en un debate integral.
Ernesto Piedras
1 comentario
Reciba un cordial saludo. Quisiera saber cuál es la real participación de las productoras independientes en el mercado de la televisión comercial, ahora que sistemas como el cable acaparan un mercado cada vez mayor y el internet hacen lo suyo.
De otra parte, quisiera saber en el mercado del dibujo animado, tanto en 2D como el 3D, la venta de productos -series- cómo funciona y la oportunidad de las historias latinoamericanas en un mercado globalizado.
Muchas gracias por su tiempo.