El suizo Moritz Küng fue elegido para dirigir El Canòdrom de Barcelona en 2009, pero el proyecto está embarrancado
El desembarrancador que desembarranque el centro de arte contemporáneo barcelonés El Canòdrom, buen desembarrancador será. Y además logrará aliviar 66.000 euros brutos anuales a la Generalitat de Catalunya y al Ayuntamiento de Barcelona, que es lo que cuesta el sueldo de Moritz Küng, el director que el centro tiene designado y que ejerce «en funciones» desde diciembre de 2009. Su nómina -5.500 euros mensuales- hasta el 31 de diciembre ha sido abonada por el Consell Nacional de la Cultura i de les Arts (CoNCA) –ente independiente adscrito a la Conselleria de Cultura, financiado por la Generalitat–, pero a partir de enero recaerá por defecto en el Museu d’Art Contemporani de Barcelona (Macba).
El buque insignia del arte contemporáneo catalán y barcelonés –un consorcio al que aportan fondos ambas instituciones– hace un año exacto recibió la misión de amparar El Canòdrom provisionalmente, en teoría sólo para hacerse cargo de su burocracia urgente hasta que hubiera dinero para dotar al nuevo centro de un consorcio municipal-autonómico propio. La retirada de los fondos autonómicos deja ahora al museo barcelonés como responsable de las próximas mensualidades, pese a que ya funciona al ralentí a causa de los recortes presupuestarios.
La decisión final corresponde «sólo al consistorio», remarcan desde Cultura. Fuentes del ICUB municipal reconocen la «incertidumbre» sobre este equipamiento cultural, que actualmente «está in albis», pero «muy cerca del punto de inflexión». Insisten en que el Ayuntamiento encargó al Macba en julio que diseñara un nuevo mapa para los centros de arte contemporáneo de la ciudad, que «está a punto de presentarse», durante el primer trimestre de 2012. Küng participa en la elaboración de este mapa, añaden, pero el proyecto que ideó para el canódromo «podrá ser trasladado a otro espacio o no, ya se verá».
¿De dónde sale Moritz Küng?
El fichaje del historiador suizo Moritz Küng, visto hoy, parece a todas luces precipitado, porque no contó con la posibilidad de retrasos en las obras o desacuerdos políticos postelectorales sobre la ubicación. Eso sí, se le eligió por unanimidad y con las máximas garantías de independencia, a través de un jurado de expertos designados por el Consell Nacional de la Cultura i de les Arts (CoNCA) –ente adscrito a la Conselleria de Cultura de la Generalitat–, en un concurso abierto de propuestas para dar contenido y discurso al nuevo centro. Küng, con un currículum muy extenso, compitió con 43 candidaturas más (21 internacionales, 18 catalanas y 4 del resto de España). Su contrato tiene una duración de tres años, «con la posibilidad de una renovación de 2 años, prorrogables», según las bases.
Fuentes del sector apuntan que es usual elegir a los directores de los centros artísticos públicos antes de su inauguración, para que marquen el rumbo, pero que lo habitual son unos pocos meses, medio año como máximo. En ningún caso dos años largos –que se convertirán en tres hasta el estreno–, como ha sucedido con El Canòdrom. ¿Qué ha hecho Küng, pues, durante este tiempo? Según explica él mismo en entrevistas a medios especializados, habría estado haciendo contactos con artistas locales barceloneses, descifrando el entramado de instituciones que rige las políticas culturales en Catalunya y ahondando en su proyecto para convertir el antiguo canódromo de Congrés en un enigmático «anti-white cube».
Tras ser designado, Küng se trasladó a vivir a Barcelona con sus hijos y su mujer, la artista Dora García, que representó a España en la Bienal de Venecia de 2011 y ha expuesto su obra en Sevilla. En paralelo al dificultoso nacimiento del Canòdrom, la Bienal de Sevilla(BIACS) pidió a Küng que redactase un proyecto para revitalizar la muestra andaluza y ser el comisario de la edición 2012. Pese a que su propuesta fue acogida con entusiasmo, el nombramiento como comisario no se ha materializado por falta de fondos. El sector artístico sevillano aseguró a los medios de comunicación que también se debió a un supuesto tirón de orejas del Ayuntamiento barcelonés al experto suizo, por abrirse puertas en Sevilla mientras el proyecto de Barcelona sigue embarrancado.
¿Cambio de ubicación?
La ubicación del nuevo centro de arte contemporáneo en Congrés –aunque contaría también con La Capella como apéndice, en el Raval– no está nada clara y ha sido objeto de declaraciones políticas cruzadas entre Generalitat y Ayuntamiento. El nuevo concejal de Cultura convergente, Jaume Ciurana, expresó a este medio al llegar al cargo que el antiguo Canódromo Meridiana «no es el espacio idóneo». «Personalmente, y de acuerdo con mucha gente del sector, cuestiono que el Canòdrom sea un espacio adecuado para el arte contemporáneo: es oscuro, no tiene apenas paredes, no hay espacio para almacén, ni para un pequeño bar», juzgaba en julio.
Este diciembre el conseller de Cultura, Ferran Mascarell, coincidía en que «todo apunta que el lugar más indicado es Fabra i Coats y no el canódromo», pero se desentendía de la decisión final alegando que es competencia municipal. ¿Por qué la Generalitat ha pagado, pues, dos años de nómina a Küng, si la decisión no acaba de llegar? La crisis del CoNCA este noviembre vino justamente de la demanda de Cultura de supervisar más a este ente independiente. A la espera del mapa que está elaborando el Macba, el último informe preceptivo del Consell de Cultura de Barcelona también descarta el canódromo de Congrés como sede del futuro centro «porque no está habilitado para hacer según qué tipo de exposiciones». Recomienda en su lugar la antigua fábrica Fabra i Coats de Sant Andreu, aunque con la posibilidad de usar de vez en cuando equipamientos más céntricos como La Virreina, La Capella o el Arts Santa Mònica. Propone que el Macba siga tutelando el nuevo centro, pero no aclara dónde quedaría Moritz Küng en el nuevo organigrama.
El proyecto para El Canòdrom ya nació con mala estrella. Surgió tras la polémica reconversión del Arts Santa Mònica de La Rambla, hasta entonces centro de creación audiovisual para artistas residentes y hoy espacio expositivo interdisciplinar. Como desagravio (Lleida y Girona tenían ya centros propios: La Panera y Bòlit) o para llenar este vacío, se ideó el nuevo centro y se ubicó en el canódromo, tras años de titubeo municipal sobre qué futuro darle al decrépito escenario de carreras de galgos.
Su reconversión se asignó en 2009 al entonces recién creado CoNCA, que preveía aportar un millón de euros anuales para levantarlo. Una vez terminadas las obras debía constituirse un consorcio para dirigir el centro sin politizarlo, a imagen del consorcio del Macba. Dos de las tres fases de las obras se han llevado a cabo con fondos del Plan Zapatero y del CoNCA. La tercera –mobiliario y adecuación final– está por hacer. Este otoño el Ayuntamiento se comprometió a terminar el edificio y «acelerar las obras», que ya han costado 3’5 millones de euros y se estima que necesitarán casi un millón más.
publicado por La Vanguardia