fernando…

Fernando Gómez responde a mi humilde texto alegando que los argumentos que esgrimo van «ad hominem», y que sólo incentivan el odio. Pero no hay tal. Estoy segura de que Elvira y Gloria son muy hábiles consiguiendo dinero. Y sé que son muy capaces a la hora de persuadir víct, eh, digo, patrocinadores que ayuden a darle vida a sus proyectos. Sí, Gas Natural, Mattel, y todo lo que quieras. Supe que lo de las barbies, por ejemplo, salió muy bonito cuando se hizo, aunque debo confesar que no fui. Yo misma le hago los vestidos a mis muñecas…
Creo que no se trata de odiar sino de pensar en si Elvira sabe o no usar internet. Tal vez su silencio sí se debe a un triste aislamiento tecnológico. O de pronto desconoce la existencia de este grupo de discusión. Tal vez no se trata de la plata que ella consigue, sino de cómo la invierte. Cuando digo que inviten a Jaime, so pretexto de un martini, no lo digo por odio, pues admiro a Jaime, a sus amigos y su galería, siempre tan bien decorada, sino porque a él, al igual que a mí, le gustan los martinis, las canciones de Chichi Peralta y los zapatos vistosos. Y eso no es pecado.
Si pido que firmemos «Eduardo Serrano» todos durante un mes, es más porque pienso que en este flujo de subjetividades e Instituciones polvorosas, nada resulta mejor que ponerse en los zapatos del otro para hacerle pensar otra cosa. Para violentar y reir, porque, recordémoslo, sólo hay acontecimiento allí donde se sacude el orden a seguir. Donde el programa se quiebra, donde la confrontación retoma su sentido original de «dar la cara» y entonces es díálogo o polílogo y no, como decía Nietzsche, «diente inútil sobre el tiempo inútil».
No es más, querido.

Paquita