He estado dos veces en Cuba. La primera no la recuerdo muy bien. Corría el año 1996, pero en mí todavía no corría el cassette de la memoria. A mi falta de recuerdos se le suma que nuestra cámara familiar fue hurtada en una playa en Santa María, gracias al descuido típico del turista embelesado y a la viveza del que no tiene que comer. La isla comenzaba a ver una tenue luz después de uno de los periodos más difíciles de su historia: el periodo especial en tiempos de paz. Bajo este eufemismo el grandilocuente y sagaz Fidel nombraba la mayor crisis económica vivida en Cuba. La caída del bloque soviético sumada a un desalmado recrudecimiento del bloqueo económico por parte del gobierno de Estados Unidos, desoló la pequeña y combativa isla; las fabricas pararon, la exportación de azúcar se quedó sin su mayor comprador. La leche que solo alcanzaba para niños y ancianos se agrió por los constantes apagones. ¿El resultado? Una generación entera dejó de creer en el paraíso que idearon aquellos barbudos desde Sierra Maestra.
La segunda vez fue hace poco. En julio pasado. La isla sin duda atravesaba otro momento. Las aperturas económicas posteriores a la dimisión de Fidel generaron mejores vientos económicos para el ciudadano de a pie cubano. El sector turístico se consolidó y se convirtió en una de las mejores fuentes de ingreso para el gobierno liderado ahora por Raúl Castro. La tecnología y la globalización también hicieron lo suyo: mediante tarjetas de internet que sólo sirven en sitios públicos, los habitantes de la isla se conectaron con el fulguroso mundo que había afuera de ella. Tal fue el punto de la revolución –ahora tecnológica- que el Trap comenzó a desplazar de las esquinas y los parques al mítico Son montuno que en los años románticos de la revolución castrista alimentó los sueños de cientos de jóvenes de latinoamericanos que – como mis padres- veían en la isla un nuevo futuro. Un nuevo futuro lejos del control político, donde las ideas, el arte y la igualdad se fundían bajo el grito ¡Patria o muerte!
Precisamente en una de estas plazas de WiFi conocí a Yanelys Nuñez Leyva, una simpática mulata que me ayudó a entender cómo funcionaba esa tarjeta que me resultaba tan anacrónica a mí, que había crecido con las posibilidades y libertades que brinda el internet. Yanelys es una pelada activa. Sabe dónde está parada y evalúa con ojo crítico y perspicaz los desenvolvimientos políticos – a veces monárquicos- de su país. De hecho, es la creadora de un portal de internet llamado “Museo de la disidencia en Cuba” que se da a la tarea de analizar a las figuras públicas que en su debido momento histórico atentaron contra lo establecido por el régimen. Claro, en este mausoleo cibernético se encuentran Martí y Fidel, pero también otros cubanos de poco renombre que se han opuesto al régimen imperante desde aquel enero de 1959.
Dentro de los nombres que se encuentran en la página de internet, está el de Julio Antonio Mella, estudiante que, promovió la creación de la Universidad Popular José Martí y concientizó a los estudiantes sobre sus derechos y deberes con la educación de la clase obrera. En honor a sus justas causas libradas,en 1965 se alzó un busto en el edificio Manzana de Gómez.
En abril pasado, después de 68 años – y una revolución social de por medio- el gobierno cubano desplazó a Mella de su lugar histórico para dar paso a un lujoso hotel con la categoría cinco estrellas plus. El colectivo del Museo de la disidencia cubana, liderado por Yanelys y Luis Manuel Otero Alcántara, desarrollaron una serie de actividades performáticas e informativas donde cuestionaban cómo el propio Estado Cubano atentaba contra sus próceres para dar paso a las lógicas capitalistas que tanto han tratado de derruir.
El trabajo de Yanelys y Luis Manuel se ha basado en evidenciar las faltas de coherencia en el pensar y el accionar de las instituciones cubanas. Hincados en las nuevas libertades que trae consigo la llegada del internet público a la isla, han desarrollado distintas acciones que interpelan las políticas públicas.
Desde hace varios meses se encuentran trabajando en #00Bienal de la Habana, una muestra artística organizada al margen de las instituciones culturales del país que surgió debido al aplazamiento de la XIII Bienal de la Habana, organizada por el Consejo Nacional de Artes Plásticas y el Instituto Wilfredo Lam. Dicho aplazamiento se debe a que los fondos que serían destinados para realizar este evento en 2018, serán destinados a la manutención de distintos edificios culturales que han sido afectados por el huracán Irma en el pasado mes de septiembre. Sin duda, la no realización de la bienal afecta de manera negativa a la Habana:
“La Bienal de La Habana, más que de los artistas y de las instituciones pertenece a la gente, es el evento que más pegaba con la gente. El Festival de Cine son cuatro cines, que cada día son menos, pero la Bienal penetra dentro del tejido social real, tú te puedes encontrar una escultura en una esquina, el proyecto del Malecón, miles de cosas que rompen con el cubano de a pie”, argumenta Alcántara.
Con el fin de que el espacio de interacción entre el arte y el público habanero no se diluya, nace la #00Bienal de la Habana. Como era de esperarse, la realización de este evento resulta incómodo para el gobierno cubano y por ende han tratado de dinamitar su ejecución.
Los hechos:
El pasado 6 de noviembre fue allanado y posteriormente detenido Luis Manuel Otero Alcántara en su domicilio, donde horas más tarde se daría una conferencia acerca de la #00Bienal de la Habana. Basados en una orden de trasiego de materiales de construcción, agentes policiales entraron en la casa del artista cubano para incautar once sacos de arena y dos de cemento y llevárselos junto con él a la estación de policía de la Habana vieja. Después de terminar la inspección, varios agentes condujeron a Yanelys Nuñez Leyva a otra estación para interrogarla, pese a que ella aclaró que no tenía ningún vínculo legal con Luis Manuel ni mucho menos con su predio.
“Luego de dos horas de espera en la estación me dijeron que ellos no tenían nada que ver con asuntos políticos, que ellos no querían detener ningún evento nuestro, – como así le habíamos hecho saber – que para eso había un departamento, que ellos solo estaban haciendo su trabajo: buscar materiales de la construcción sin papeles” cuenta Yanelys.
Posterior a la captura, la familia de Luis Manuel mostró en la estación de policía los papeles que certificaban que los materiales de construcción habían sido adquiridos de manera lícita.
Cuando el caso llegó a la fiscalía cubana – institución que se supone debe responder bajo la objetividad y la ley- el caso pasó de ser de dominio público a ser privado, es decir, que solo la policía y la fiscalía tendrían conocimiento de él.
El día de hoy (9 de noviembre) Yanelys fue a pagar la fianza estipulada por la policía cubana. El precio de la libertad de Luis Manuel fue de 1000 CUP, cuando el salario mensual oficial en la isla oscila entre los 700 y los 600 CUP (moneda nacional). Luis Manuel seguirá con el proceso abierto por receptación y podrá ser llamado a juicio en los próximos días.
Para Yanelys, esto es un fiero acto de intimidación por parte del gobierno cubano; quieren amedrentar no solo a los organizadores de la #00Bienal de la Habana, sino a cualquier artista cubano que se solidarice con la causa de Luis Manuel.
Sin embargo, con o sin el visto bueno del gobierno cubano, la bienal sigue. El arte busca la forma de escapar al vedo político. Sin presupuesto y de forma voluntaria, un importante número artistas cubanos (Yanelys me pidió que no dijera el número exacto) se encuentran trabajando en la realización del evento. Del 5 al 15 de mayo la Habana se vestirá de fiesta para albergar distintos trabajos de artistas nacionales e internacionales.
Hoy, a vísperas del primer aniversario sin Fidel, recordamos su discurso en el año 2000 por el día de los trabajadores: “Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional”
La #00Bienal sigue en pie. Para enterarse de cómo puede participar acceda al siguiente link:
http://www.havanatimes.org/sp/?p=127308
Santiago Alvarez