Extrañamente, los
productores más «puros», los más gratuitos,
los más «formales», se encuentran situados hoy, a
menudo
sin saberlo, en la
vanguardia de la lucha por la defensa de los valores
más altos de la humanidad.
Defendiendo su
singularidad, defiendes los
valores más universales.
0. Quiero
ofrecer a los participantes de Esferapública las siguientes reflexiones
sobre el lugar que ha venido configurando ésta en el contexto de las dinámicas
más recientes del campo artístico nacional, y sobre la posible posición que
ocupa en el contexto de los procesos relacionados con la redefinición del
espacio público y la sociedad civil en Colombia.
La transformación más profunda de la práctica
crítica implícita en el cambio de escenario público es la modificación
sustancial de la relación entre el crítico y sus lectores. De la relación
vertical y, por lo mismo, elitista, connatural en la crítica de arte aparecida
en la prensa escrita, con la crítica de arte «electrónica», se ha pasado a una
relación horizontal entre pares. Si bien es cierto, este proceso no ha significado
necesariamente la democratización absoluta de la interlocución pública sobre el
arte, dado que el acceso a Internet está mediado económica y
socialmente, sí se trata de la superación de las relaciones de clase y de los
intereses de grupo que determinaban el acceso a las páginas de los diarios
capitalinos y regionales; es decir, la superación de las estructuras de poder
del periodo del Frente Nacional, que perpetuaron el arte moderno como el arte
legítimo a lo largo de las últimas cuatro décadas en Colombia.
Paralelamente, la
reubicación del espacio público de los discursos críticos sobre el arte ha
significado la redefinición del tipo de interlocutores planteados por la
crítica de arte tradicional. Si con la crítica de arte asociada a la prensa
escrita asistíamos a la reproducción de las exclusiones sociales típicas de las
sociedades fundadas sobre el control de la gramática, finamente descritas por
Ángel Rama en La ciudad letrada, con la crítica de arte escenificada en Internet
somos testigos de la emergencia de otro tipo de ciudadanía artística. Los
sujetos del discurso sobre el arte ya no responden, en Esferapública, a
la definición canónica del ciudadano del arte, occidental, ilustrado y
cosmopolita, que comparte con sus iguales, al menos idealmente, unos referentes
específicos enclavados dentro de la historia europea del arte, la estética, la
teoría del arte y, en general, lo que podríamos llamar «alta cultura», y un
dominio profundo de la retórica de la escritura.
Los polemistas de este
foro electrónico, por el contrario, hablan desde lugares ideológicos muy
disímiles, es decir desde tradiciones artísticas y teóricas ubicadas en muchos
casos casi en los extramuros del campo del arte. Allí conviven y discuten, en
igualdad de condiciones, unos pocos de los antiguos profesionales del arte,
casi siempre muy reacios a perder su estatus debido a la débil regulación
social de la discusión, una nueva generación de escritores que, a pesar de lo
reducido de su círculo, han logrado restituir el sentido social a la práctica
artística en diferentes niveles y un público más o menos reducido y heterogéneo
que de vez en vez participa y completa una comunidad de intereses.
Esta significativa modificación fue determinando
que particularmente Esferapública empezara a convertirse a lo largo de
los últimos años en un escenario clave dentro de los procesos públicos de
construcción de la legitimidad artística en Colombia. Su diferencia editorial
en relación con otros espacios virtuales, en especial con Columna de arena,
articulado alrededor del discurso de José Roca y, a pesar de él, relacionado
institucionalmente con el área cultural del Banco de
2. En este sentido, la invitación que los
organizadores de
De ser percibido como tablado exclusivamente
nacional, entonces, este foro ha pasado a ser un escenario que, a través de la
tecnología de las redes electrónicas, permite establecer un diálogo que va más
allá de las fronteras nacionales pero que, por la dinámica misma de la
discusión, permanece enraizado en los problemas del campo artístico local; pero
sobre todo su carácter problemático en relación con las leyes del mercado y de
las industrias culturales de régimen neoliberal, en tanto la participación en
él no está mediada por las relaciones laborales e ideológicas que éstas
determinan sino, como diría Pierre Bourdieu, por las dinámicas “puras” de la
configuración del monopolio de la legitimidad artística, le permite establecer
un lugar privilegiado no sólo dentro del
campo artístico sino en el seno mismo de las dinámicas de apropiación de la
gestión de lo público que, en un muy corto plazo y al nivel mundial, han
empezado a redefinir el papel de la información y sobre todo del uso público de
la razón en las sociedades democráticas.
Entonces, desde esta perspectiva, tal vez
sea la significación política de Esferapública lo que más llama la
atención desde la perspectiva internacional. El formato completamente inusitado
dentro de la tradición de las publicaciones artísticas más «serias» y seriadas,
el lugar de encuentro que definitivamente ha logrado constituir, a pesar de lo
difícil que puede llegar a ser el seguimiento de las discusiones, de los
argumentos y las ideas, pero particularmente la independencia ideológica y la
consecuente restitución del sentido a la esfera pública, esa ficción
sociológica connatural a las sociedades modernas y condición de posibilidad
esencial de la crítica de arte, que este foro ha operado a pesar de lo
restringido de su auditorio, con seguridad establecen un polo de atracción y un
lugar singular dentro del enorme espectro de las publicaciones que se
«reunirán» en Documenta XII.
William López*
* profesor del
Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional de Colombia;
en la actualidad se desempeña como coordinador académico de la Maestría en Museología
y Gestión del Patrimonio de la Facultad de Artes.