Antes de comenzar la verborrea en un país que comienza por “C” en torno a una serie de preguntas envidadas por unos alemanes que viven en una ciudad que comienza por “A”, para publicarlas en un pueblito que comienza con “K”. Hay que comenzar a preguntarnos –como preámbulo- por nuestro propio medio, qué tipo de discusiones tiene mayor sentido para nosotros como artistas colombianos en todo este nuevo panorama que se nos presenta.
Entonces en primer lugar habría que preguntarse ¿cuál es ese panorama? Pregunta previamente respondida por Gabriel Merchán en su intervención, cuando menciona “una dimensión informacional habitada por los flujos discursivos de aquellas publicaciones y espacios de discusión que han sido convocados”. En este sentido, si pensamos las dinámicas que se nos proponen, se puede apreciar que de alguna manera la propuesta del magazín es una muy similar a la de nuestro espacio de discusión, al pretender establecer las condiciones para que se establezcan múltiples discursos, a múltiples voces, gestando un campo discursivo a partir del diálogo. Ósea que en el fondo, esta es una invitación para ampliar la esfera pública de un ámbito local a uno “supralocal” de discusión, es una invitación para sacar nuestras discusiones de la [esfera pública] de 3000 personas a una esfera pública más amplia. Teniendo esbozado el nuevo paisaje hay que preguntarse entonces ¿con que fin se quiere tener una voz pública (o más pública)? ¿Qué hay por decir?
Teniendo en consideración que con esta sería apenas la tercera intervención que coquetea con el tema, inevitablemente surge otra pregunta (un poco triste la verdad) ¿acaso no hay nada para aportar?
Julián Serna