En noviembre del año pasado (2010) la Ministra de Cultura anunciaba la realización de un gran debate al Salón Nacional con el objeto de replantearlo e iniciar un proceso en que los próximos curadores de los Salones Regionales trabajen desde el inicio con un modelo definido de articulación entre los Salones Regionales y el Salón Nacional.
¿Qué papel juega el debate y la interlocución con el medio para definir el próximo Salón Nacional?, ¿de qué forma se introducen cambios de cara al Salón Nacional en el nuevo Portafolio de Convocatorias del Ministerio de Cultura? Es un buen indicador que los artistas jóvenes y recién egresados sean los que más participan en los Salones Regionales, sin embargo, ¿qué hacer para convocar a artistas de otras generaciones?, ¿habrá finalmente una Oficina de Producción que apoye los próximos Salones Regionales y el 43SNA?
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Entrevista con Jaime Cerón
[audio:https://esferapublica.org/jaimeceron.mp3]
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El Salon Nacional o «La vuelta a Colombia».
En esta entrevista queda algo en claro: el interés de Jaime Cerón por darle mayor peso al Salón Nacional. Hay algo, que me parece importante resaltar de su proyecto de gestión, es que los salones sean consecutivos, y no estén montados uno sobre el otro, precisamente para poder evaluarlos. Frente a esto me permito recoger una propuesta que se aun se discute ampliamente en el campo artístico y particularmente en la academia: darle mayor énfasis a los regionales, que en palabras del propio Cerón, ya es el Salón Nacional.
Esto sin duda terminara con la idea de concentrar el Salón, en el gran evento de fin de año,realizado en una ciudad, cosa que desde mi punto de vista no esta funcionando. Por qué no canalizar esos recursos y asignarlos para que las curadurías regionales puedan circular por todo el país? Seria descabellado prescindir del Salón Nacional de final de año que recoge, de una manera ambiciosa? pero poco efectiva lo de las regiones? En eso Iregui y Ceron aciertan. Comparto con Cerón sobre la ausencia del modelo teórico del salón. Sin embargo, me parece, que mas que un asunto de orden conceptual o teórico es un asunto puramente de orden administrativo.
Si el Ministerio tomara la decisión, radical por cierto, de eliminar el salón de fin de año, y fortalecer economicamente las curadurías regionales bajo el mismo nombre del Salón Nacional, para que puedan circular entre regiones y que no se queden en su región, el salón estaría tomando un nuevo aire.
Existe un ensimismamiento en el actual modelo, que desdibuja la idea de nación que se intenta construir desde el campo artístico. La región centro por ejemplo, se muestra en la región centro. ?Qué sentido tiene esto si la región Caribe, no conoce estos procesos a menos de ser la sede del salón Nacional en fin de año? Y que pasa con las otras regiones? Tendremos, en el actual modelo que esperar cuatro versiones mas para dar la «Vuelta a Colombia» completa? Cuando las curadurías llegan al final del año llegan completamente agotadas, sin presupuesto, sin obras y sin artistas. Claro esto suena exagerado pero, por citar un ejemplo, la región del eje cafetero, llego a Cartagena, dejando al menos un cuarenta por ciento de su curaduría en la región.
Para terminar, el salón funciona (de acuerdo con Jaime Iregui y con Jaime Cerón), pero podría funcionar mejor, si logra salir de sus ensimismamiento: transitar entre regiones durante todo un año, y sobre todo tener una proyección internacional, pues, lo nacional solamente tiene sentido si contempla lo internacional. Esto si seria un salon acorde a las exigencias de la época en la que vivimos.
LA DESCONFIANZA AL DEBATE INSTITUCIONALIZADO
Con excepción de la intervención de Ricardo Arcos, es sintomático el silencio en el “campo del arte” –Esfera Pública– respecto a la esperada intervención de Jaime Cerón que Jaime Iregui propició. El asesor del Ministerio de Cultura parece no haber dicho mucho, excepto por la convocatoria de dos exposiciones de artistas independientes para que complementen cada una de las curadurías regionales: aquí hay algo interesante. Indica al buen observador que hacia esta modalidad pueden girar las curadurías. ¿No es esto lo que planteó Lucas Ospina para la Zona Centro?
Menos interesante es la convocatoria que Jaime Cerón va a realizar para un debate institucional en torno al Salón Nacional, con invitados mediante la estrategia más efectiva en el medio: la dedocracia finalmente confirmará las hipótesis del asesor del Ministerio tal y como Jaime Ireguí aceptó sin más la conclusión gratuita de Cerón: las curadurías regionales “funcionan muy bien», porque tienen un modelo teórico que surgió de un debate que dio origen a unos principios y a otros sofismas argumentativos. Jaime Iregui no se percató de que Cerón es un hábil sofista: el asesor planteó que la introducción de las curadurías fue concertada con los artistas, y, paso seguido sin pudor alguno concluyó que las curadurías regionales funcionan muy bien. ¿Iregui no se dio cuenta de que son dos asuntos diferentes? Ahora, si Cerón tampoco se percató de lo que dijo, es muy ingenua la argumentación expuesta. Si fue consciente de lo que concluyó para la galería, no cabe duda de que el debate institucional previsto será diseñado para confirmar los prejuicios del maestro Cerón, quien se está apertrechando con estadísticas que legitimarán lo que él ya sabe que es bueno para las artes plásticas contemporáneos.
El exceso de aparente erudición hace inevitable la sospecha: cuando nuestras instituciones convocan a sus subordinados, lo hacen para legitimar sus intereses, cuando crean un estímulo, ya saben a quién se lo van a otorgar, cuando se crea un estímulo exótico para diseñar una cartilla que genere en los niños y niñas de preescolar, experiencias comparables al arte contemporáneo, ya se ha pensado en un nombre.
Más interesante ha sido la propuesta de Ricardo Arcos, quien tampoco ha logrado interlocutores. Un Salón Nacional que se realice en una Región deja de ser Nacional porque termina convertido en un espacio para retiros espirituales de los bio-estetas que administran la ingenuidad de los y las artistas colombianas en provecho de los intereses profesionales de los curadores. El asunto de los estímulos institucionales no es sólo de recursos económicos, es un control calculado e implacable de la vida de los/las artistas: se les hace creer que importan.
Si los Salones Regionales se conciben y se organizan para viajar por todas las regiones, la ciudadanía tendría la oportunidad de apreciar todos los salones mediante una programación durante todo el año, tal y como funciona el Luis Caballero. Pero como los Salones Regionales “funcionan muy bien”, tal y como están “teorizados” ahora, la propuesta de Arcos quedará en la gaveta del Ministerio. Entonces, sobra el debate institucional. Es mejor no perder el tiempo.