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Vvork.com es una de las páginas de más éxito relacionadas con el arte contemporáneo. No hay ninguna institución potente que la sustente, no tiene una tradición detrás, pero la concepción bajo esta página y su agilidad han atrapado a miles de usuarios. El principio es simple: una serie de personas, (pocas) van colgando fotos, enlaces a vídeos o audio de aquello que les interesa artísticamente. Los intereses no se justifican con textos y todo destaca por su inmediatez. Cada día hay algo nuevo. La selección no viene firmada por cada uno de los responsables del proyecto sino que, será al cabo de un tiempo de consumo de la web, que se podrán intuir las distintas líneas de actuación. Los temas fluctúan entre una supuesta superficialidad (cosas con altavoces, por ejemplo) o elementos más complejos (ejemplos de trabajos que cuestionan los límites de la percepción de la realidad).
Y todo se va acumulando. Desde abril del 2006 y a un ritmo espasmódico vvork.com presenta indiscriminadamente trabajos considerados de alto nivel dentro del arte contemporáneo más oficial en paralelo a aquello que encuentran en la red y despierta su curiosidad artística. Todo vale. Pero el “todo vale” se justifica precisamente por su acumulación y por la subjetividad, que acaba mostrando un perfil de lectura, puntos de vista y opiniones frente al linchamiento de imágenes al que estamos sometidos. Podríamos decir que vvork.com ofrece una lectura curatorial frente a la naturaleza de la red. La frontera entre información y obra es frágil, el uso de material ajeno es contínuo, las relaciones entre elementos supuestamente dispares es posible, y la opción de error se asume mediante la inmediatez; lo que hoy se publica será distinto a lo de mañana. Pero al mismo tiempo hay una elección, una decisión, se marcan unos formatos y unos ritmos, se genera un interés y existe una apuesta. Todo, entendiendo perfectamente cuál es el medio en el que se está trabajando, su naturaleza, sus normas no escritas y su capacidad de cambio.
Un momento crítico de vvork.com llegó en su salto al espacio físico. Las coordenadas de la red las tienen absolutamente bajo control (trabajando bajo los supuestos principios de la web2.0, esa bonita actualización “social” de un mercado pujante) pero decidieron acercarse al contexto galerístico. La galería West de La Haya presentó una exposición comisariada por los miembros de vvork.com. La selección de los trabajos siguió la lógica de la web y no se justificó demasiado, el título de la exposición no era más que el listado de los artistas seleccionados. Las normas del espacio físico no son las mismas que las de la red, el tiempo tampoco. Las propuestas que se presentan en la red como algo que casi va a desaparecer ahora mismo necesitan de otro tipo de aproximación dentro de la galería física. O, a lo mejor, ya podemos saltar de espacio a espacio sin pensar dónde estamos, mirando una exposición como si navegáramos en la red. De algún modo, resultaba evidente la dislocación entre su trabajo en la red con su propuesta de exposición física. Del paradójico estatismo que utilizan en la red pasábamos a obras basadas en el tiempo, de las dos dimensiones a la instalación.
Pero después del paso por la galería, el trabajo en la red sigue igual, al mismo ritmo, rompiendo esquemas sobre cómo se tiene que trabajar con arte contemporáneo, sobre qué capacidad de absorción tiene el usuario, sobre el uso de materiales ajenos, prescindiendo de las estructuras institucionales que legitiman el trabajo y mostrando sin complejos aquello que les interesa y encuentran cada día en sus paseos por la red.
Sorprendentemente, o no, vvork.com ya se ha convertido en un espacio legitimizador. Al ser un espacio de visitas miles y trabajar bajo los principios de la red, aquellos a quien los miembros de vvork.com destacan descubren enormes subidas de visitantes en sus propias páginas web. Las dinámicas de legitimación clásicas del estamento artístico no funcionan del mismo modo en la red. No estamos frente a un museo con tradición, tampoco es una propuesta con un enorme capital que le sustente. Simplemente se trata de la acción decidida de una serie de personas que deciden tirar adelante un proyecto que, ahora, parece evidentemente necesario. Se trata de una propuesta aún joven pero que, siguiendo la lógica de la red, puede desaparecer en cualquier momento sin que signifique el mayor problema. Con la de centros de arte que no estaría mal que desaparecieran.