Debido a la crisis sanitaria actual, el distanciamiento social y el fortalecimiento de los medios digitales, la necesidad de generar espacios culturales virtuales competentes se ha hecho evidente y sobre todo, fundamental para dos de las labores esenciales de los espacios museísticos: comunicar y educar. El 2020, es un momento clave para lograr el fortalecimiento del público establecido y la generación de nuevos públicos para los espacios culturales, a través precisamente de herramientas tecnológicas que permitan fomentar la comunicación y educación devenida de las investigaciones curatoriales. No obstante, esto no parece llevarse a cabo exitosamente en todos los casos de los espacios museísticos de la ciudad de Bogotá.
La cultura y en particular el arte viven un momento crucial. La virtualidad es la clave del futuro para el sostenimiento de algunas ramas de estudio que al día de hoy se encuentran verdaderamente en peligro de extinción. Pierre Bordieu dijo en alguna ocasión “la televisión goza de un monopolio sobre lo que pasa por la cabeza de una parte significativa de la población” cambiando la caja televisiva por internet, la frase no podría ser más actual. Los medios virtuales se han transformado en la manera más rápida y más sencilla de obtener cualquier tipo de información, pero sobre todo en el único medio que las generaciones actuales consumen, todo por fuera de ello o que no se adapte completamente es inexistente. Es por esto, que estos nuevos medios son tan importantes para la transmisión de conocimiento en el campo artístico; sin embargo, existe una clara diferenciación entre aquellos que lo hacen bien, y otros que son francamente mediocres en ello.
Empecemos por lo positivo, aquellos que genuinamente realizan un buen trabajo al querer transmitir las investigaciones a un público diverso. El primero de ellos es el museo del Banco de la República, particularmente con la Exposición retrospectiva acerca de Beatriz González que estuvo abierta desde Octubre 15 hasta el 7 de Diciembre, cuyos curadores fueron Maricarmen Ramírez y Tobias Ostrander. Las ventajas que ofrece esta exposición virtual son por un lado contar con unas imágenes excelentes de las obras y un texto curatorial con lenguaje sencillo y apto para cualquier público, pero, particularmente cuatro vínculos que proporcionan una gran cantidad de información presentada de una manera muy amigable al usuario: la biografía de la Artista, el catálogo de la exposición, actividades en línea para niños y para personas con discapacidad auditiva, un video tour en donde la propia artista acompaña al visitante virtual explicando sus obras pero también el contexto en el que fueron creadas y, un tour 360 grados.
Es especialmente la herramienta del tour de 360 grados, el que logra hacer una gran diferenciación comparando con otros espacios a nivel nacional o incluso internacionalmente. Se trata básicamente de una plataforma en donde el usuario puede hacer un recorrido espacial por toda la curaduría, puede seleccionar el espacio específico que quiere visitar, puede leer los textos curatoriales en el espacio de la exposición o incluso de que obra pararse al frente. La experiencia del tour 360 intenta traducir esa sensación fenoménica que vivimos al recorrer usualmente una curaduría y para ello usa efectivamente modernas herramientas virtuales, que son una excelente alternativa para las personas que no se encuentran en la ciudad de Bogotá o que aún no se sienten cómodos en espacios públicos ; sin embargo, este tipo de medios comunicativos requieren de una gran infraestructura y de presupuesto, algo con lo que no cuentan todos los espacios.
Otra de las instituciones que ha propuesto formas virtuales interesantes es el Museo Arqueológico de Bogotá/Cali o MUSA. A primera vista el espacio virtual parece un tanto minimalista, precario incluso; no obstante, esto es una herramienta a favor de la navegación del sitio, el usuario se encuentra directamente con exposiciones digitales que se componen de tan solo un par de vínculos que los remiten a tres diferentes opciones: imágenes, texto curatorial y videos. Cada una de esas opciones cuenta con las mismas ventajas que la Exposición de González, pero con una variación importante. Los videos no son un gran tour por todo el espacio, son más bien micro clips producidos para cumplir las labores educativas y comunicativas, pero también para despertar la curiosidad del espectador y que éste investigue más a fondo; herramientas que sin un alto costo logran proponer grandes beneficios para las dos labores mencionadas anteriormente, sólo requieren el empeño y la disposición de hacerlo de una manera correcta.
Por supuesto, no todo es color de rosa. En el Museo de Arte Moderno de Bogotá, MAMBO, también se han llevado a cabo exposiciones virtualizadas pero estas realmente no son amigables al usuario. Algunas de las claves para construir un espacio exitoso virtual según la Guía Cómo Escribir para la Web del Centro Knight de la Universidad de Austin, se basan en la fácil navegabilidad, ya sea en el uso del lenguaje, la multimedialidad o el ordenamiento espacial desplegado en la pantalla. Este último ítem, se refiere a como se muestra el contenido, a la manera con la que encontramos palabras, imágenes y demás. Según el Centro Knight, para lograr con éxito tal gesta es necesario seguir los patrones de lectura más comunes, los cuales son en forma de F. Usualmente, los lectores hacen rápidos movimientos de izquierda a derecha para encontrar lo más interesante y luego bajan por el costado izquierdo. Las páginas de las exposiciones virtuales como Quiero Estar Contigo del MAMBO, van en contra de esta idea, Su texto inicial, se ubica particularmente al otro lado de lo usual; sin embargo esto no tendría que ser negativo per se, lo que verdaderamente es negativo es el pobre acompañamiento multimedial. Las imágenes no permiten ser ampliadas, además de contar con un orden singular difícil de navegar, y lo más importante es que no existen acompañamientos vía video o explicaciones multimediales algo esencial para una curaduría que trata una problemática tan difícil.
El MAMBO y su equipo digital demuestran serios problemas para lograr comunicar y exponer sus investigaciones curatoriales, convierten un tema alejado del público general como el Arte Contemporáneo en un asunto casi inaccesible por la forma en la que es presentada, ya sea por su desorganización, o la pobreza comunicativa que el sitio web tiene en general. El uso de estos medios digitales será crítico para los siguientes años, aquellos que no logren adaptarse no sólo se perjudicarán a sí mismos como instituciones e investigadores, sino a su campo de estudio en general en una era en donde la información fluye de una forma tan efímera y rápida como ahora después de la pandemia del Covid 19. Para construir estos sitios, es esencial conocer las técnicas más actuales y eficaces de las publicaciones en línea, de lo contrario estos espacios se arriesgan a quedar rezagados respecto a otras plataformas que solo ofrecen un banal entretenimiento.
Francisco Cavanzo