En Buenos Aires y en toda Argentina entramos en la espiral de la clínica de arte contemporáneo, la oferta (independizada de la demanda) habla de un fenómeno de construcción pedagógica del valor. Un poco de eso hablaremos en esta serie de artículos.
La clínica de artes visuales comparte con la clínica de música (la clínica de guitarra por ejemplo) esa idea de consulta médica: diagnostico y tratamiento especifico. Por ello no tiene la estructura vertical de traspaso del conocimiento que caracteriza el seminario o la charla, si no su aplicación efectiva: un arma de doble filo por cierto, por que la libertad que deja es la de aplicar la receta o comprender el proceso. Revisaremos también si efectivamente (a diferencia del taller) no tiene la pretensión filo-progresista de enseñar algo que no se sabe o la implementación industrialista de perfeccionar cadenas de producción.
Mi hipótesis es que tras este fenómeno hay un reconocimiento implícito del carácter inconcluso de todo conocimiento y, en ello, la construcción paralela de sistemas de transmisión de él, independientes de la academia universitaria tardo-moderna. Esto es relevante por que implica una acción efectiva sobre los planes y programas que modelan la forma en que el conocimiento es usado por la institución para alimentar más necesidad de institución.
La estrategia, quizás fortuita, es impecable: agotados los mecanismos críticos propositivos (por lo demás voluntaristas), desprestigiados por reiteración las críticas que ironizaron los métodos y, por ultimo, comprendida la resistencia inherente de la línea editorial institucional a los cambios, la clínica rescata el ejercicio como método.
Pero la clínica no es ingenua. Hace usufructo de la ansiedad y del prestigio. Hay, en los artistas, un estado combinado de expectativa, desazón y capacidad excedente que permiten una retracción estratégica para afinar los objetivos y los modos de producción artística y discursiva. Los clinicantes por su parte, en su muy variada índole, son quienes han construido un nombre (brand-making mediante) en sus áreas de experticia, su currículo efectivo (las cosas hechas) se dimensionan en áreas de visibilidad expandida: un hecho (una exposición, una obra, una intervención) repercute haciéndose eco de si mismo, evitando la obsolescencia a fuerza de inducir su revisión significante.
En Argentina hay mucho avanzado, los tres anillos de desarrollo del sistema de las artes (grandes urbes, alianzas estratégicas y escenas locales) son consecuencia de una historia continua de intervenciones: Espigas, Antorchas, Trama, Beca Kuitka, Entrecampos, etc. Estas intervenciones contaban con un plan maestro y objetivos muy definidos fueron abriendo espacios, gracias a un equilibrio imposición-resistencia, para la discusión efectiva de la noción de valor simbólico y valor económico que llevó a la democratización y argumentabilidad de la estructura de valor y de los criterios decisionales.
Asi es como estamos ahora, el clima favorece la autonomía de la clínica.
Jorge Sepúlveda T.
Curador Independiente
Buenos Aires, abril de 2009