El arte como arma de propaganda

Noticias Uno dio a conocer el 5 de Julio del presente año que a Rodolfo Gómez Cabrales hijo de Priscila Cabrales, una activista política del partido Centro Democrático quien ha sido mencionada en el escándalo de la Ñeñe Política por financiaciones ilegales a la campaña del actual gobierno Duque, fue contratado hace algo más de una semana y le pagarán un sueldo bastante generoso en la embajada de Colombia en Alemania para: “Estudiar cómo el arte ha sido canalizador de procesos de paz y reconciliación; fomentar la cultura de Colombia en Alemania y desmitificar la imagen del narcotráfico con actividades culturales como bailes, tradiciones y gastronomía”.

Por Laura Guerrero Morillo

¿Para qué usamos las armas? No lo pregunto en un sentido filosófico para revisar su existencia y así hallar su sentido en el mundo. Pregunto, (asegurando que si las usamos) sobre su objetivo moral.

Si pensamos el arte como arma, propongo pensar más bien su discurso como arma o como herramienta, ya que las obras pueden ser de cualquier materialidad y contener cualquier dimensión o cualquier tipo de imagen, pero somos nosotros quienes le damos un significado por medio del lenguaje. Así que somos responsables como artistas de generar discursos que disparan o están al servicio de el bien o el mal.

Así como son responsables los circuitos y medios en los que se mueve el arte, cada institución, espacio de exposición o conversación genera discursos para el público que consume. Estos pueden ser planteados por curadores, museógrafos, historiadores, directores, inversionistas, donantes y demás integrantes, que tienen subjetividades distintas frente a las intenciones morales del arte. En este sentido, antes de disparar, el arma hace un recorrido por X cantidad de manos que puede potenciar o disminuir el objetivo inicial, o en algunos casos, cambiar radicalmente su dirección.

Como ejemplo para este último me atrevo a seleccionar un caso particular en Colombia en el que se modifican las intenciones primarias del arte para resultar como propaganda.

Noticias Uno dio a conocer el 5 de Julio del presente año que a Rodolfo Gómez Cabrales hijo de Priscila Cabrales, una activista política del partido Centro Democrático quien ha sido mencionada en el escándalo de la Ñeñe Política por financiaciones ilegales a la campaña del actual gobierno Duque, fue contratado hace algo más de una semana y le pagarán un sueldo bastante generoso en la embajada de Colombia en Alemania para: “Estudiar cómo el arte ha sido canalizador de procesos de paz y reconciliación; fomentar la cultura de Colombia en Alemania y desmitificar la imagen del narcotráfico con actividades culturales como bailes, tradiciones y gastronomía”. Aquí están presentes varios errores para resaltar.

Primero, se trata de un evidente pago de favores políticos o mermelada, en este caso usando el arte como medio. Segundo, el cargo que ocupa Gómez es redundante e innecesario, puesto que la administración de las actividades culturales ya hace parte de las funciones generales de las embajadas de los países. Tercero, a modo de pregunta. ¿Cómo se estudia en Alemania la función del arte como canalizador de procesos de paz y reconciliación colombiano? Si en estos términos, el conflicto armado del que se habla, se vivió en territorio colombiano y las víctimas y victimarios de este mismo aún se encuentran en el país. Cuarto, y lo peor. Se pretende que por medio de bailes y tradiciones culturales se desmientan tantos años y redes de narcotráfico, como si una cosa tuviera que ver con la otra. Quinto, no deja de ser un acto hipócrita por parte de un gobierno como el actual, con tantos escándalos por ilegalidad en procesos electorales, vínculos directos con el narcotráfico (como el caso de nuestra vicepresidenta Marta Lucía Ramírez y sus familiares) que quieran “desmitificar” su propia imagen de ilegalidad internacional usando el arte y la cultura como propaganda.

El gobierno se aprovecha de que los grupos artísticos que representan el folclor colombiano son admirados y reconocidos mundialmente por la estética atractiva, particularidad de las músicas y los bailes que producen encanto en el público. Su objetivo está dirigido al servicio del bien, recuperando por medio de la memoria una pequeña parte de las tradiciones de pueblos antepasados que imaginaron la vida mediante cumbias o arrullos como una alternativa para aliviar los males, además producidos en zonas afectadas por el narcotráfico y abandono del gobierno. Bueno, al parecer esto si está relacionado, pero desde una perspectiva totalmente contraria.

Además del recurso populista de las tradiciones culturales que repite patrones estéticos para construir imagen de país, usando palabras como: familia, pasión, sabor, color, alegría, equipo, para mantener una imagen social de igualdad, pese a la brecha social presente. Se le suma los discursos políticos como el que se encuentra en la página web oficial www.colombia.co en el cual se refleja el propósito de la inversión económica del gobierno a la cultura como medio propagandístico. “Marca País Colombia es una estrategia de competitividad del país desarrollada por ProColombia que trabaja a diario para cerrar la brecha entre la percepción y la realidad del país en el extranjero, y generar apropiación y orgullo por lo nuestro.”

Esta situación no es única, está directamente relacionada con las denuncias de Eva Cockroft escritas en 1974 acerca de la estrategia del gobierno de Estados Unidos para vender la idea nacionalista de libertad por medio de inversiones a la cultura, y más específicamente financiando a los expresionistas abstractos durante la guerra fría. Sólo que ahora, Colombia le hace un cover con un estilo muy propio. Cambiamos las variables “Guerra Fría” por “Narcotráfico”, “Idea nacionalista de libertad” por “Colombia es pasión”, y a “Los expresionistas abstractos” por folclor colombiano o en el caso más reciente y la apuesta de Duque, Sebastián Yatra, Fonseca, Maluma como “embajadores de La Sabrosura colombiana”.

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Imagen tomada de la página www.colombia.co

Esto recalca a un sujeto (Colombia) desde un único punto de vista artístico y no desde la amplitud de visiones que propone la cultura y el arte colombiano contemporáneo. Las prácticas artísticas que entran en el discurso político de Duque, no tienen como propósito ser un arma, ni hablar de política, ni de cuestionar a las personas o dejarles algo más que ritmos pegajosos. Por esta razón a manos del gobierno, se vuelve el arma más letal contra las personas, la propagación eficaz de la estupidez contenida en un aspecto superficial.

Fuentes:

● Cockcroft, E. (1974). Abstract Expressionism, Weapon of the Cold War. Artforum. Vol. 15, no. 10, pp. 39–41.

● Colombia CO. (s.f.) 17 artistas colombianos, los nuevos embajadores de la Marca País ColombiaRecuperado el 9 de Julio del 2020 en: www.colombia.co/actualidad/especiales/embajadores-de-la-marca-pais-colombia/

● Noticias Uno. (2020, Julio 5). Top Secret: Hijo de Priscila Cabrales, mencionada en la ñeñepolítica, favorecido con contrato para embajada en Alemania. Recuperado el 8 de Julio del 2020 en: www.noticiasuno.com/top-secret/top-secret-hijo-de-priscila-cabrales-mencionada-en-la-nenepolitica-favorecido-con-contrato-para-embajada-en-alemania/

1 comentario

Excelente y certero texto sobre la realidad de como mal utiliza nuestro gobierno el arte. Felicidades a la escritora del artículo.