A partir del cuestionamiento sobre el premio de la Bienal iberoamericana, otorgado a la Biblioteca Parque España, en este ensayo tratare sobre las características y estrategias que ofrece la arquitectura que se presenta como vanguardia en nuestro medio. Me parece fundamental para esta discusión, el tratar de develar las causas profundas y analizar las estrategias utilizadas por estos grupos, con el fin de encontrar una salida a lo que he llamado “la época de la arquitectura tonta”
El estrellato
Una característica que se ha vuelto dominante en la cultura arquitectónica contemporánea en el mundo, es la fuerza mediática del estrellato o “star system”; fenómeno cuyo origen se remonta a las estrategias de mercadeo provenientes de la industria cinematográfica de mediados del siglo pasado. Para promocionar sus películas, la industria del cine creó una exitosa forma de mercadotecnia, a través de la construcción de un círculo estelar de actores, y de la publicación en los medios impresos de sus vidas sociales. Como el beneficio en taquilla fue y continúa siendo inmediato, la estrategia sigue vigente para el cine, y se ha sido trasladado a la arquitectura, donde en forma análoga, las revistas especializadas actúan como caja de resonancia para el estrellato arquitectónico.
Las revistas construyen sus ventas de forma dialéctica, en respuesta a las ventanas de oportunidad ofrecidas por el mercado. Esto ha repercutido directamente en el contenido y calidad de la crítica de las revistas especializadas, convirtiéndolas en publicaciones frivolizadas, más preocupadas por entregar el tipo de producto que la gente se supone que quiere, que por generar opinión pública. (Casabella de Rogers!, cómo te extrañamos!)
Debido tal vez a que el ámbito europeo estaba cubierto por varias revistas europeas, este sistema de mercadeo arquitectónico, de origen europeo y norteamericano, ha sido clonado en el medio latinoamericano por los medios impresos y para ciertos grupos de arquitectos, especialmente en Chile, Colombia y México; encontrando apoyo mediático primordialmente en la revista Arquine.
En mi opinión, este sistema de estrellato se manifiesta de diversas maneras en la arquitectura producida:
Arquitectura de autor
Aunque se trata del último nivel en la estrategia comercial del star system, es el primero que se debe entender. Consiste en una arquitectura para la cual lo único importante es el arquitecto, en la que ni al mismo cliente parece importarle la calidad del producto. La arquitectura de autor, se convierte así en lo contrario a cualquier arquitectura que posea algún nivel de conciencia social.
Su analogía con respecto al mundo de los bienes de consumo es clara; se trata se un producto selectivo, con un nombre, una marca, la cual pocos pueden poseer y todos la envidian, ya que quien la posee, se diferencia del común.
Como bien lo señala Willy Drews, el consumo de marcas- imágenes nos ha hecho llegar la aparición de estos grupos que yo he querido llamar, eludiendo los eufemismos, arquitecturas de la copia:
“La dictadura globalizada de los medios trató de vendernos estas marcas a los países pobres y como no podíamos pagar un Hadid original, apareció la arquitectura pirata, como los libros de los semáforos”
Arquitectura de la copia
A nivel proyectual estas arquitecturas operan primordialmente retomando proyectos de obras europeas de vanguardia, utilizando el mecanismo proyectual de la copia. Como lo he llamado anteriormente, se trata de un “refrito” de vanguardia europea. Se presentan como vanguardia local. Y ni siquiera presentan su trabajo como reelaboraciones o paráfrasis sino como obras originales y bajo el manto general de lo contemporáneo. Con el fin el lograr el mayor impacto visual, se seleccionan obras ya publicadas y recicladas, sin discutir siquiera su procedencia ideológica. A veces en un solo proyecto se ensamblan varios, provenientes de diferentes corrientes de pensamiento, por ejemplo, es posible ver maclajes de Zumthor y Mansilla-Tuñon, o Koolhaas y Siza. Estos ensambles se justifican con frecuencia pretendiendo a veces que son re-creaciones, pero su literalidad, falta de explicación y pretensión de originalidad no permiten aceptarlos como tal.
Este fenómeno actual solo puede conducir a la muerte de la arquitectura culta como la conocemos.
El egotecto
La principal característica de los arquitectos que pertenecen a estos estrellatos locales, es que su ideología principal es el culto al ego.
La arquitectura es vista y usada como una herramienta para construcción del ego, olvidándose en todo sentido el cliente y de la función social de sus edificios
Por culpa de estos egotistas el país se ha llenado de edificios mediáticos, donde su énfasis está en la fachada, con el objetivo de ser atractivos de ser reproducidos en medios impresos o digitales.
Arquitectura o “Mass Media”
Las arquitecturas que se prestan para este sistema de mercadeo son las que presentan mejores condiciones mediáticas, ya que son edificios hechos para lograr un alto impacto visual, su énfasis está en su apariencia exterior y no en su interior, ingredientes del diseño como el bienestar del usuario, visuales, eficiencia climática, confort, etc. son consideradas de importancia menor, si acaso alguna.
Se podría preguntar, si son arquitectura como la entendemos en su forma ortodoxa, o se trata de otro género, más relacionado con lo que se denomina “mass media” y el consumo de imágenes.
De esto ser así, como creo que lo es, deberían tratarse como fenómenos de comunicación y consumo, y no como fenómenos de arquitectura.
Función social
El primer sacrificio en este tipo de arquitectura es de la función social, como lo mencione previamente, si el objetivo principal es la exaltación del ego por medio de la publicación, el usuario, el cliente, deja de ser lo importante para llegar a ser prácticamente inexistente; el objeto de la arquitectura, pasa a ser el arquitecto.
La función social arquitectónica hace parte del Humanismo, entendido como un conjunto de concepciones sobre el respeto a la dignidad humana y acciones por el bienestar y el desarrollo plurivalente de los seres humanos
Por función social arquitectónica se entiende entonces la actitud hacia la creación de espacios humanizados. Es entender la esencia de la arquitectura como la satisfacción del ser humano que habita.
Frank Lloyd Wrigth, afirmó que el “arquitecto construye para la vida que se vive dentro de la edificación”
En estos proyectos mediatizados, el bienestar espacial de sus usuarios es el factor menos tenido en cuenta, ya que la intención principal del proyecto se encuentra focalizada en la construcción de la imagen mediática, la fachada.
Las condiciones interiores de estos edificios diseñados son, en mi punto de vista deplorables, bibliotecas con deficiencias lumínicas, prácticamente ningún aprovechamiento de las visuales para solaz del alma, total descuido en la calidad de los materiales del interior, áreas construidas no utilizables generadas únicamente por intenciones plasticas de la fachada etc.etc.
Esto nos muestra de forma clara del carácter poco humanista de los arquitectos pertenecientes tanto al “star system” pero especialmente a nuestro estrellato, dedicados a la construcción de su ego.
Arquitectura sin ideología
El tomar formas prestadas de diferente origen conceptual deja como producto una arquitectura desprovista de ideología, carente de significado, reducida simplemente a la imagen.
La arquitectura Moderna siempre tuvo una preocupación porque la forma fuera una consecuencia de unos principios sobre la sociedad y la técnica, que se pueden identificar como teóricos o ideológicos. A esta consecuencia entre forma e ideología se la critica por ilusoria, pero produjo formas siempre auto sustentadas en ideas culturales, antes que en otras formas. Entre las oposiciones a este tipo de aproximación proyectual, una de las más influyentes fue la llamada arquitectura de Tendencia, para la cual, la producción de forma arquitectónica debía derivarse del análisis de arquitecturas anteriores, pero no de cualquier forma y en especial no de las imágenes sino a través del análisis, en particular los métodos de análisis morfológico y tipológico. En cualquiera de los dos casos, la forma pretendía ser una creación, bien a partir de ideas sobre la cultura y tecnología del momento, o bien del conocimiento sistemático del pasado. Pero así como el postmodernismo simplificó el análisis del pasado en un reedición del eclecticismo, las arquitecturas que insisto en llamar de la copia, reeditan eclecticamente y con ayuda de los medios impresos, las arquitecturas del presente.
La cuestión de la identidad
Otra de las consecuencias de este tipo de actividad proyectual es que deja de lado la posibilidad de hacer reflexión sobre la validez de tener o no tener una identidad propia. El término identidad nos puede llevara a pensar en identidades como la nacional o latinoamericana, es decir, a identidades culturales. Antes que a este tipo de identidad, me refiero tal vez al carácter y la singularidad que otorga la apropiación de principios y materiales, como se ve por ejemplo, en la obra de Rafael Obregón…
¿arquitectura para quien?
En esta discusión acerca del Premio a la biblioteca parque España surge como cuestión fundamental:
¿para quién se hace arquitectura?
Preguntarnos si en un país del tercer mundo es válido que con financiación estatal se construyan edificios, cuyo diseño tenga como intención principal la exaltación de la personalidad del arquitecto, olvidándose de sus usuarios, de la función social, escapándose así de la más que loable intención del alcalde Fajardo de proveer bibliotecas y equipamientos dignos a comunidades deprimidas en la ciudad de Medellín.
Parecía que el enfoque de los jurados de los concursos donde se seleccionaron estos proyectos no coincidiera con el objetivo del alcalde Fajardo, de dotar espacios con calidad a comunidades no privilegiadas.
Por la morfología de los proyectos escogidos, que son más imagen que calidad espacial, parecería que el objetivo de los jurados fuera la obtención para la ciudad de unas imágenes icónicas, que sirvan de atractivas imágenes turísticas tal como el proyecto de Gehry en Bilbao.
¿Esto nos podría conducir a la conclusión de que el jurado se identifica ideológicamente con el estrellato, con la arquitectura de autor, con pensar que el humanismo no es significativo componente de la arquitectura y que la arquitectura no es más que una herramienta para la construcción del ego?
Igual consideración merece la decisión del jurado de la Bienal iberoamericana que recientemente premio la biblioteca parque España,
¿Tal vez sea necesario crear una bienal iberoamericana para la arquitectura mediática y otra para la ortodoxa?
Reconforta encontrar ejemplos donde los mismos dirigentes políticos han detectado este estrellato asocial, es así como Jaime Lerner, alcalde de Curitiba en Brasil, ha acuñado el lema: “nosotros tenemos que cambiar de la ego- arquitectura a la eco- arquitectura”.
En la otra cara de la moneda, Miquel Adriá, el director de la revista Arquine, argumenta en una reciente columna de diario El País de España, que la arquitectura de autor ha traído beneficios a las comunidades deprimidas de la ciudad de Medellín, argumento, no solo deleznable, sino interesado, ya que quien se beneficia directamente de la existencia de esa arquitectura de autor es el mismo Adriá
Así también hemos visto otros miembros de nuestra profesión, en el mismo sentido del articulo de Adriá, apropiarse del discurso político social admirable, del alcalde Fajardo, y escudarse así para defender obras que no corresponden con su ideología social, o hacer creer que posturas criticas como esta, se trata de ataques político regionalistas, venganzas personales o de arranques incontrolables de envidia.
Los arquitectos del “star system” nos quieren hacer creer que a través de sus obras egotistas van a trasformar la sociedad. Ese fue el argumento utilizado por ellos para vender sus proyectos en China, el cual encuentro análogo a pensar que poner una tienda de Chanel y otra de Cartier en Titiribí, va a sacar al pueblo de la pobreza.
Coincido con Willy Drews en que si queremos salir de este época de arquitectura tonta, no debe ser solamente reestructurando la calidad de los miembros de los jurados, sino sobre todo a través del esfuerzo de nosotros mismos, de que construyamos y ejerzamos opinión critica, del ejercicio de la cátedra y del mismo ejercicio profesional.
Guillermo Fischer