«Esto también tiene mucho de recuperar la visualidad perdida. El pensamiento francés posmoderno mató la visualidad. Nos quedamos hablando de sexo, de género, la raza, el estereotipo, el colonialismo, y lo visual quedó metido en los medios de comunicación. Ahora estamos rodeados de un mundo altamente visual, pero en las facultades de arte se habla es de literatura posmoderna, de un posmodernismo sin visualidad. Por eso, lo que me interesa es rescatar la condición visual del mundo actual».
Recorrido con Fernando Uhía por su exposición Futbol, carros, tenis y otras cosas de hombres. Abierta al público hasta comienzos de marzo en la galería Nueveochenta.
2 comentarios
La pintura se puede entender como un medio para instrumentalizar enunciados que se inscriben en las narrativas poscoloniales, cuando ciertas sociedades hacen el tránsito de “domesticar” el exotismo de la modernidad tomando como referencia las historicidades de las culturas dominantes. Otra es pretender aderezar unos cuantos cabos sueltos (en este caso se evidencian 3 o 4) para elaborar una “carreta” neoconservadora que milita en la reivindicación nostálgica del objeto artístico como mercancía a partir de una crítica banal sobre la sociedad de consumo, o para ser más precisos: la televisión como refinado instrumento al servicio de la lobotomía social.
A esto habría que añadir otras perlas que expresa el invitado, como decir que la visualidad desapareció del arte por culpa del pensamiento francés posmoderno. Tamaño alegato en favor del regreso al formalismo sólo esconde la defensa de un mercado, y esto sencillamente me pone a temblar la cabeza, especialmente si se quiere desconocer la historia, sí, esa historia, la de ellos.
En 1969, Joseph Kosuth publicó en Studio International un ensayo que llevaba por título Art after philosophy. En ese texto Kosuth puso la primera piedra de lo que se puede considerar como la elaboración conceptual de premisas que llevaban el arte más allá de su sistema formal, muchos años antes de que las píldoras posmodernas ingresaran al vademécum de la histeria intelectual de finales de siglo XX. Más que estructuralistas y deconstructivistas franceses, a Kosuth lo nutrieron filósofos como Ludwig Wittgenstein (no olvidemos que los franceses son muy buenos poniendo de moda lo que piensan sus vecinos que se expresan en alemán).
Pocos años antes Ad Reinhardt había dicho que la pintura no era más que la vanguardia de la decoración de interiores y que solo los locos veían los colores, razón por la cual los pintaban.
Ahora bien; qué se puede añadir sobre esta pizza chorriada donde los ingredientes son: televisión barata con deporte, expresionismo abstracto con referencias impersonales propias del minimalismo y algo de cátedra del pensamiento Chapineruno que se pasea de vez en cuando por las playas californianas para broncear su modorra intelectual? Pues nada. ¡BIENVENIDA LA ALTA ARTESANÍA PICTÓRICA DISFRAZADA DE ARTE! Es bonita, pomposamente irreverente, no le hace daño a nadie y de paso jalona la economía del sector.
Oh por Dios!! que retorica tan barbara que hay detrás de esta obra, es mas fantástica la explicación de semejante titulo tan rimbomboso como lo es: Futbol, carros, tenis y otras cosas de hombres (y podría decirse de Artistas culebreros hombres) que la misma obra tipo contemporánica (je), eso si no se puede negar que Fernando sabe envolatar duendes con sus palabras y sus formas de hilar y porque no decirlo de linkiar ideas y costumbres actuales con conceptos extraídos de ámbitos tan divergentes como el diseño de autos, el fubol de elite que dan en Directv y cuanta cosa se le ocurre pensar y decir al respecto con la muestra, con razón los jóvenes estudiantes y los jóvenes artistas lo adoran, con esa manera de expresar ideas tan elocuentemente.