Crisis en la Bienal de Sydney por reparos éticos a la organización

Cinco artistas (Libia Castro, Ólafur Ólafsson, Charlie Sofo, Gabrielle de Vietri y Ahmet Öğüt) que expondrían en la Bienal de Sydney -que inicia el 21 de marzo- han decidido retirarse de la programación, luego de haber manifestado junto a otros 41 artistas participantes de la bienal (prácticamente la totalidad) su negativa a continuar siendo auspiciados por la compañía Transfield (el mayor sponsor de todo el evento), aduciendo que ésta es parte de la cuestionada política migratoria australiana.

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Cinco artistas (Libia Castro, Ólafur Ólafsson, Charlie Sofo, Gabrielle de Vietri y Ahmet Öğüt) que expondrían en la Bienal de Sydney -que inicia el 21 de marzo- han decidido retirarse de la programación, luego de haber manifestado junto a otros 41 artistas participantes de la bienal (prácticamente la totalidad) su negativa a continuar siendo auspiciados por la compañía Transfield (el mayor sponsor de todo el evento), aduciendo que ésta es parte de la cuestionada política migratoria australiana.

Según una carta que los artistas enviaron al Comité organizador de la Bienal, titulada You imagine what you desire (Imaginas lo que deseas)Transfield sería la operadora de un centro de detenciones para refugiados en Nauru y próximamente en las Islas Manus (Papua Nueva Guinea), lugares que según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, no respetaría los acuerdos que Australia suscribe sobre DDHH e inmigrantes.

Gabrielle de Vietri, Garden of Bad Flowers (imagen de obra en proceso), 2014, instalación en técnica mixta. Cortesía de la artista

Los artistas instaron a la organización a prescindir de los auspicios de Transfield y buscar uno nuevo, para así contribuir a la condena de este tipo de hechos, y que a la vez se haga presión al gobierno australiano desde una instancia tan importante como la bienal.

Frente a esto, el comité respondió que a pesar de respetar los principios éticos de los artistas, no pueden dejar de lado el financiamiento que Transfield proporciona a la bienal, pues de lo contrario ésta no podría realizarse (Luca Belgiorno-Nettis, el director ejecutivo de la cuestionada compañía, fundó la bienal en 1973), e invitó a los artistas a buscar nuevas formas de manifestar su molestia dentro de la misma bienal. Al tiempo, el comité alegó que su acción no sería efectiva frente a una política migratoria acordada entre los dos bloques políticos que dominan a Australia en la actualidad.

Finalmente, los artistas que se retiraron manifestaron: “Hemos revocado nuestros trabajos, cancelado nuestros eventos públicos y renunciado a nuestros honorarios. Buscando la manera de abordar nuestra fuerte oposición a la política de detención obligatoria del gobierno australiano, como participantes de la bienal, decidimos que retirarnos es nuestra opción más constructiva. No aceptamos la plataforma para la crítica que la bienal nos ofrece por medio de Transfield. Entendemos nuestra participación en la bienal como un vínculo activo en la cadena de acciones que finalmente nos lleva al abuso de los derechos humanos. Para nosotros, esto último es innegable e indefendible”.

En lugar de sus exposiciones, los artistas que renunciaron han decidido organizar charlas, workshops, publicaciones y exposiciones que tengan como eje la condena de los centros de detención para refugiados.

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Diego Parra contribuyó en la elaboración de esta información

publicado por ArtShock

2 comentarios

Una respuesta de este tipo fue la que siempre me quedé esperando de los artistas políticos de la colección Daros, los mismos que corrieron a inaugurar este museo –con Ministerio de la Cultura a bordo- en marzo del año anterior. El Sr. Stephan Schmidheiny recibió un “honoris causa” de la universidad de Yale y diferentes organizaciones sociales se preguntan si esto es posible. El siguiente artículo, publicado en el portal de noticias de la misma universidad habla extensamente y con bastante precisión de este tema.

http://issuu.com/contemporaneidad/docs/un_legado_t__xico

De otra parte, respaldo y celebro la actitud de los artistas participantes de la bienal de Sydney, y sin conocer los pormenores de este debate, me parece que apunta en la dirección correcta. Para terminar, la última parte del artículo titulado el “1% c´est moi” de Andrea Fraser ayuda a elaborar estrategias por venir frente a este interesante tema. Tal vez como nunca, en la historia del arte, este tema de la financiación pareciera empezar a ocupar un papel muy importante de la agenda del arte por venir.

“El secretario de cultura Británico, Jeremy Hunt, recientemente hizo un llamado por una “cultura filantrópica al estilo americano” con el fin de salvar las artes en Gran Bretaña de los recortes que ya alcanzan el 30% para el Consejo de artes y un 15% para los museos. No lo hagan! Que esta historia sobre la desigualdad y la crisis de los EE.UU. sea una advertencia para ustedes. En lugar de recurrir a los coleccionistas para subsidiar la adquisición de obras de arte a precios escandalosamente inflados, los museos europeos deberían mantenerse alejados del mercado del arte, del arte y de los artistas valorizados en ese circuito económico. Si esto significa que los museos públicos y los coleccionistas contraten y desarrollen su propio modelo institucional, pues que lo hagan.

Dejemos que estas instituciones privadas se conviertan en bóvedas de tesoros exclusivos, en espectaculares parques temáticos y en las aberraciones económicas en que se han convertido. Dejemos que los críticos y los curadores, los historiadores de arte al igual que los artistas retiren su capital cultural de este mercado.

Por lo menos, debemos empezar a evaluar si las obras cumplen o no cumplen en sus reivindicaciones críticas o políticas con relación a sus condiciones económicas y sociales. Hay que insistir que lo que las obras representan en términos económicos, es un aspecto importante para determinar su significado social y artístico. Considero que un cambio en los cimientos del discurso artístico puede ayudar a romper esa relación con un mercado dominado por el subcampo de galerías, casas de subastas y ferias de arte. Dejemos que este subcampo se convierta en el negocio de los bienes de lujo en que se ha convertido el arte, circulando con aquellos bienes que poco y nada tienen que ver con el arte como son los yates, los jets y los relojes. Los museos europeos tienen el potencial de ser el lugar de nacimiento de un nuevo campo del arte que puede emerger de esta crisis, donde nuevas formas de autonomía pueden desarrollarse, no como “alternativas” separatistas que solo existen en las representaciones grandilocuentes y en el pensamiento mágico de artistas y teóricos, sino como una estructura institucional plena, la cual con la “adecuada magia social de las instituciones”, podrá reproducir y recompensar formas más específicas, y eso espero, más equitativas de obtener y distribuir el capital”.

De acuerdo Guillermo este tipo de acciones que se podrían considerar políticas, se hacen muy de vez en cuando y son aplaudibles. Que los artistas políticamente correctos de nuestro contexto hayan corrido a la inauguración de DAROS-Río a ver sus obras y hayan aceptado, sabiendo o ignorando por completo quien financió la compra de sus obras, sin asumir una postura crítica, nos solamente es críticable sino también cuestionable sin duda; más esto no anula creo yo, para nada sus obras que se hicieron en momentos diferentes y con una intensión política.

Cosa compleja la de negarse a aceptar este tipo jugososas compensaciones cuando la sobrevivencia del artista en nuestro contexto es muy distinta a la del primer mundo donde los artistas si tienen un lugar en la sociedad y esto hace que de una u otra forma sean más críticos con el sistema.

Una vez le escuché a Rosemberg Sandoval, quien ha sobrevivido como profesor de artes durante muchos años, y quien hace parte de la Colección DAROS, sobre su decisión de vender su obra sin complejos, sobre todo cuando ha vivido durante años con un salario de miseria. Simplemente por que en nuestro país el artista en terminos generales no tiene un reconocimiento social digno. La inclusión de su obra en la colección es una especie de reconocimiento a su trayectoria que nadie puede negar e invalidar y oponerso a ellos sería injusto. Recuerdo que en esa misma charla, él me contó como a María Teresa Hincapié le tocó declararse indigente, para poder tener ciertas prerrogativas sociales antes de morir del cáncer que le asedió durante varios años.

Lo que tu has venido investigando es valeroso y digno de tenerse en cuenta; sin embargo meter a todos los artistas que se han interesado por lo político en un solo saco invalidando su acción pueden ser peligroso. Esperemos que gracias a tu empeño algún artista de los cuestionados por tí, logren asumir una postura crítica con su mayor mecenas. Cosa dificil. La historia a demostrado con creces, que nadie (o muy pocos) patea la lonchera.

Imagen de la obra de Tanja Ostojic