Sin la estética del arte, sin los riesgos del activismo, sin el rigor de la ciencia y sin enfrentar la realidad, el performance se disfraza con argumentos para ocultar su vacío. En este ensayo, una avezada crítica mexicana corre el telón.
Me asignaron el libro número seis del catálogo de performance llamado Performagia. Empezaré por decir que el libro contiene una serie de textos de presentación escritos básicamente por performanceros. El texto de Pancho Casas es interesante y significativo porque su acercamiento al performance es una protesta con un objetivo definido: defender los derechos de los homosexuales y por ende los derechos humanos, y para ello pone en riesgo su integridad. Casas no se engolosina con la imagen del yo artista; protesta, y para hacerse ver crea formas de comunicación que llamen la atención. Hasta ahí el aporte.
En el resto de los textos las similitudes son constantes: autobiográficos, con descripciones detalladas de acciones y la autocomplaciente historia de que todo el mundo es artista desde chiquito. Hay un esfuerzo descomunal por justificar y explicar la existencia del performance, por establecer que es el arte de nuestro tiempo, que todas las acciones tienen sentido y que si alguien camina o se resbala por un tobogán está haciendo una reflexión filosófica sobre el cuerpo y el espacio. Uno de los textos, que se supone irónico, tampoco aborda con profundidad el fenómeno y termina como una alabanza. Los argumentos a los que recurren son un cúmulo de los lugares comunes usados con la pretención de validar una actividad que en los hechos se demuestra incapaz de sostenerse por sí sola.
El mito de la carne y la sangre
La tesis del cuerpo como herramienta ha llegado a tal extremo de mitificación que pareciera que las otras formas de creación son telepáticas y en ellas no participara la acción física. Aclaremos puntos: el performance no cambió la concepción del cuerpo; si algo ha desmitificado nuestra naturaleza son la ciencia y la filosofía. El marqués de Sade ha aportado más a la racionalización del cuerpo que toda la historia del performance junta; por eso las religiones han entorpecido al máximo la investigación científica y han censurado a Sade.
En el terreno del arte, el cuerpo siempre ha sido herramienta y objeto de estudio, tanto de representación como de trabajo. Somos únicamente cuerpo, todo lo que hacemos es a través de nuestro cuerpo. Su representación implica un involucramiento que se centra en la observación, la conciencia y la utilización. Lucian Freud no veía personas, veía cuerpos, su trabajo como pintor era esencialmente físico.
Este énfasis se desploma si además examinamos la historia humana. El castigo corporal es ejemplar porque tenemos conciencia del cuerpo, de su valor como propiedad única y universal, de la esencia que nos hace existir y ser. El cuerpo es un espacio real y simbólico que se maltrata, humilla, sacrifica, hiere, desde que tenemos presencia en este planeta. El castigo social es brutal, los colgados por homosexualidad en Irán, las mujeres musulmanas lapidadas, los terroristas con bombas en el cuerpo, los decapitados del narcotráfico, las procesiones religiosas, los latigazos de Semana Santa. En contraste, lo que podamos ver en un performance ni rebasa ni hace que tengamos conciencia de algo que todos sabemos, experimentamos y vemos. No hay novedades ni aportes. Que sea un acercamiento sin rigor no lo convierte en un acercamiento más osado.
El científico bipolar
En varios textos se afirma que el performance es una mezcla de ciencia exacta y arte. Se plantean novedades que en realidad no existen como tales. Si la ciencia rompe sus propios límites en la cirugía reconstructiva o la investigación celular, el performancero se injerta una oreja o unos senos de silicona. Es decir, algo sin trascendencia ni aportación científica, que además no enfrenta la responsabilidad del error científico. Su desfasada noción llega al extremo de citar las patológicas acciones de Orlan, que padece la enfermedad clínicamente llamada trastorno dismórfico corporal, o sea la adicción a cambiar la apariencia física entrando al quirófano tantas veces como la tarjeta de crédito lo permita. El vicio de Michael Jackson en Orlan es arte. Si de verdad quieren experimentar imiten la terrible experiencia, nada artística, de los mutilados de guerra y ampútense las piernas. Estas frivolidades únicamente sirven para tener un libro de Phaidon y una exposición en un museo del primer mundo.
Las acciones
Las acciones están sometidas a fronteras preconcebidas. Todas tienen una intención moral o una reflexión que justifica su resultado, y se dividen entre las que creen que el arte es una ong o es terapia de grupo, las que tratan de martirizar el cuerpo, las que imitan los programas de concurso o reality-shows, las de sexo decente y las de tareas cotidianas mínimas.
Entre la ONG y la terapia de grupo
El performance de Lorena Wolffer consiste en una encuesta como las que innumerables ong han realizado sobre violencia de género. La diferencia es que esta carece de la metodología y los objetivos que se exigen dentro de un marco de investigación científico-social. Ahora la pregunta es: ¿por qué su encuesta, que no plantea una hipótesis seria, es arte, y la de una ONG, realizada con la debida metodología, no es arte? Por el capricho del sistema del arte, porque ella lo decidió, porque los que eligieron su acción consideran que eso aporta algo, aunque no sepan qué. La lista de respuestas es inagotable.
Los performanceros como Wolffer abordan temas que se suponen de interés social o psicológico, banalizan los problemas y los llevan hasta el ridículo, infantilizan sus argumentos para enfatizar que son el punto de vista de inteligencias inmaduras o arte emergente. Así, los ataques del 11-s son avioncitos de papel, la problemática de los inmigrantes es convivir con una almohada, y cito: “robada de casa de la madre del artista”, como si ese dato fuera relevante en los resultados. En terapia pública alguien confiesa sus secretos, o se enreda en un tejido, y cito: “para hablar del encierro propio”.
El performance que no entrará en los récords guinness
La gran inspiración de muchas de estas acciones son los programas de concurso y los reality-shows en los que someten a pruebas absurdas y degradantes a los concursantes, quienes por pobreza o sed de fama se humillan para ganarse un premio. La televisión combate el aburrimiento con la explotación de fenómenos y esperpentos, y el performance encuentra virtudes artísticas en la zafiedad televisiva y la copia. La diferencia es que “la caja” se justifica con el rating y el performance se justifica en sus reflexiones. Si vemos en la televisión estas acciones o retos, les llamamos entretenimiento analfabeto o telebasura, pero si los vemos en el contexto de un festival artístico los tenemos que llamar arte. En este caso el premio es ser considerados artistas. Por ejemplo:
Alguien rueda sandías y le llama “actividad exhaustiva”, pero eso a mí me recuerda la prueba de los troncos locos en la televisión. Exhaustiva es la jornada normal de diez horas en una mina o en una fábrica de ladrillos. Paola Paz Yee se mantuvo en vigilia por 36 horas; si se trata de durar, les diré que el récord Guinness sin dormir lo tiene Randy Gardner y aguantó 264 horas. La artística acción de ponerse desodorante tampoco alcanza premio; el récord de ponerse perfume es de un litro y medio en una hora. Jesús Iberri, que pedaleó cuatros horas en una bicicleta fija, cae derrotado ante la marca mundial en Italia de 224 horas, 24 minutos. James Bonachea se mete en un tanque con agua por una hora, un reto minúsculo si lo comparamos con el del ruso que nadó durante una hora en un río congelado a menos 20°c o el de cruzar nadando el Canal de la Mancha o el Estrecho de Bering. Todas las acciones tienen una reflexión, y la de las sandías un texto largo de la concursante o performancera, en el que además se vanagloria de su esfuerzo.
Sin gratificación visual ni estética
Las primeras acciones que abordaron el sexo fueron las bacanales griegas y las orgías romanas. En el cine hemos visto todo tipo de escenas sexuales explícitas, y en internet el sexo se democratizó a tal punto que cualquiera puede ser actor de su propia película porno y subirla a la red. Así las cosas, ver una fiesta con gente desnuda o a alguien que se cose los genitales no aporta novedad ni crea nuevas fantasías, tan solo se suma a la cadena de repeticiones que además se queda corta con relación al patrón copiado. Pareciera que entrar en los límites de lo ilícito atemoriza u ofende a los performanceros.
Regocijémonos en el sufrimiento
El sufrimiento tiene dos vertientes: Uno es el que se padece por fatalidad y en este caso nos remite a las clases desprotegidas, a los grupos marginados. La pobreza provoca dolor, desde la falsa esperanza del que se martiriza para pedirle algo a un dios inexistente, hasta el que es víctima de una circunstancia social: en Egipto o en la India, a los niños les queman los ojos o los mutilan para que pidan limosna. La otra vertiente es la del dolor burgués, que coincide con lo dicho por Sartre en su Crítica de la razón dialéctica: “El burgués se somete a un sufrimiento que inventa, y lo ejerce en nombre de la no necesidad. Esta violencia corporal puede ser real o ficticia, lo importante es que sea pública”. Con esto demuestra que él también sufre y que falsamente se solidariza con la clase desprotegida. Caminar con un pie fracturado, como en el caso de Julián Higuerey, no es el martirio extremo de participar en una procesión religiosa, ni de vivir las mutilaciones de la India: es sufrimiento recreativo. El sufrimiento burgués de estos performances chantajea al espectador, nos impone solidarizarnos con una actividad ociosa, que ni de lejos alcanza el dolor real que inflige la sociedad.
La razón es ineficaz para la metafísica
La exaltación de la tarea sin objetivo: tejer, escuchar el propio corazón con un estetoscopio, pedir chile de puerta en puerta, caminar por una línea, romper libros (me imagino que siempre es mejor que leerlos), derretir un hielo con un soplete, escribir en una pizarra, meterse en una caja de cartón. Resulta que para el performance estas tareas tienen implicaciones artísticas por el hecho de realizarse en un entorno privilegiado y con apoyos institucionales; se respaldan en reflexiones para explicar que su simpleza es aparente y su búsqueda buena para la humanidad. Lo que signifiquen va más allá de la evidencia, su valor es una invención metafísica, no una realidad racional.
El performancero: ¿centro del arte?
El performance no abre brechas; se asienta en conquistas de otras disciplinas, investiga en obviedades y se queda en representaciones mínimas de fenómenos que no comprende. Los performanceros califican sus obras como experimentos que están revolucionando el arte y responden a nuestra época, pero las evidencias fotográficas y la información adjunta nada tienen que ver con la teoría. Las reflexiones se imponen de forma artificial para dar valor a obras que sin estos argumentos jamás podrían ser vistas como arte. Esta situación es generalizada, lo pude apreciar en todos los volúmenes del catálogo y en varios de los performances a los que asistí. Y también sucede con las estrellas internacionales. Presencié el show de Marina Abramovic en el MoMA, con su contingente de guardias de seguridad, su sueldo estratosférico de 1.000 dólares la hora y la simpleza de la acción: sentarse en el átrium del museo en los horarios para el público, mientras unos guardias expulsaban a los espectadores que miraran por más de unos segundos a performanceros desnudos. Esa es la naturaleza de tales acciones: transcurren en un espacio que las protege y que les permite desarrollarse sin el peligro de enfrentar al público. De este modo no alcanzan, por ejemplo, el nivel que tiene Greenpeace en sus múltiples protestas, cuyos miembros han llegado a colarse en el Parlamento Europeo aunque les toque pagar con prisión esos actos.
Conclusión
En este catálogo no hay un solo análisis del resultado de las obras; pareciera que todas son exitosas, que en todas se logró lo deseado. No se explica bajo qué criterios fueron seleccionadas. Lo que sí se tiene clarísimo es que quienes hacen esto son artistas y que cualquier acción realizada por el artista, desde masticar y escupir comida hasta llenar un vaso con tierra o pintar sus glúteos de colores, se transforma en arte. Esa arrogancia da como resultado una colección inusitada de clichés y simplezas elevados a un estatus que no les corresponde. Lo digo con claridad: estos performances no aportan ni al arte, ni a la experiencia estética. Son acciones sin provocación, políticamente correctas, con argumentos débiles para cuestionamientos fáciles; cargadas de propósitos morales e ideas de inspiración burguesa. Con esta cascada de buenos propósitos los performanceros evaden la responsabilidad de hacer arte con oficio. Un movimiento que surgió como rompimiento, y que no requería de comprensión, ha degenerado en obras que acumulan explicaciones y discursos alineados con el statu quo. Ninguna de estas manifestaciones demuestra talento, técnica, lenguaje o capacidad creadora. No arriesgan más de lo que la pornografía, los programas de concurso, los reality-shows de la televisión, las procesiones religiosas, la ciencia y las protestas sociales ya han arriesgado. Entonces, ¿por qué llaman a esto arte, por qué se autodenominan artistas y cómo pueden decir que este es el arte de nuestra época? Los espectadores merecemos más, merecemos que hagan cosas realmente trascendentales. Si, como dice Freud, “la repetición manifiesta el instinto de muerte”, estas acciones que se copian, se repiten, se desgastan, están anunciando la muerte del performance. Porque esto, el contenido de este catálogo, no es arte, y así como está ahora el performance, en general, tampoco es arte.
Avelina Lésper
publicado por El Malpensante
César Martinez responde a Avelina Lésper (Performagia mesa 6)
Respuesta de Lorena Wolfer y César Martínez a Avelina Lésper sobre el performance.
Y bueno, al parecer ahora esta de moda el dibujo! leeremos algo similar, solo cambiando la palabra performance por dibujo en 5 años
Ugh… no se trata de «ser capaz de hacer perfomance o no» o de «validarlo desde la lectura de los cuerpos de un mundo globalizado como espacios abiertos en la era del posmodernismo», sino de hacer [lo que sea que se haga] con un contenido que sea potente, fértil, ABIERTO. Reflexiones vívidas, pero no porque me salió del ombligo el tema, sino porque lo vuelvo parte de mi Proceso Exploratorio, porque hace parte de mi transitar.
Si no es así, ahí sí, +1 a lo de Marín.
Y esto de usar a Alvear tanto… déjenla descansar. Ya sacudió el avispero. Ahora, ¿qué se va a hacer con ello?
En serio… ¿dónde nos quedaron los cojones para dejar de ser tan fictis?
¿Y luego vienen los Revolucionarios de la Decolonización a hablar de cuerpo cuando ni siquiera se reconocen como una mezcla mestiza, mezcla relevante en un mundo eugenésico…?
¿Cuando el mundo es un escenario en el que despliegan sus egos y nada tiene que ver con ellos…?*
Vaaaaaaaamos… mejor vayan por su próxima línea de cocaína.
Su dealer al menos sabe que esa acción suya sí tendrá cierto peso. Al menos, él si lo entiende.
(*Solo por poner bajito el nivel de incoherencia.)
La performance ha contribuido a romper los cánones de distribución y apreciación, fronteras entre los formatos y al mismo tiempo ha situado la experimentación artísitica en un proceso vital, dinámico, consciente y concreto, permitiendo que los cruces de significado y aproximación sean en sí más válidos. Dejando la subjetividad en el terreno de lo verdadero y único que realmente disponemos.
El arte de acción o intervención, arte vivo, está en un momento de resurgimiento. Pero la capacidad de la “cultura” de absorver y mediatizar es también más rápida y poderosa que antes.
Ahora el establishment mediático desea continuar con su política de sometimiento estético y filosófico, de cómo se va creando sentido y significado, a la existencia, quitándole la carga alterativa a cualquier disciplina que se diga “de vanguardia”.
Es cada vez más normal ver a las grandes instituciones, llámense gobiernos, corporaciones, fundaciones, promoviendo los encuentros de performances a nivel mundial. Un modo simple de decir que nada de lo que hagan es realmente importante para el status quo de la forma de significar el mundo y su modus vivendis.
Bueno, aquí está el acento de diferenciación de lo Auténtico, situar la discusión y el accionar creativo para fomentar la ruptura con tanto mal gusto, con un modo único de socialización, con un modelo de humanidad que sangra devastándose a sí misma en matanzas brutales y/o criminales bancarios.
Auténtico es lo propio, y ahí está la multiplicidad – unidad de cada ser en esta existencia. Las posibilidades son infinitas, no permitamos que un puñado de mediocres encorbatados nos convenzan de lo contrario.
HGJ
Plataforma Internacionales Auténticas Públicas..
Tal vez, en algún lugar, la señora Avelina explique, a su real saber y entender, que es el arte y quienes son los artistas que dignifican tan noble profesión. Algún alma piadosa sugiera algún link para encontrar respuesta a mi duda.
Estimado Juan Ángel, acudiendo a tu llamado, aquí va un link donde la de crítica de arte muestra su «amplio conocimiento» sobre el arte. Sorprende sobre todo su visión restringida del arte. Hay que escucharla y sacar conclusiones:
Entrevista Avelina Lésper «El arte sólo es lo que trasciende»:
http://www.youtube.com/watch?v=z-xoHC6BaUg&feature=youtu.be
Que bueno que existan personas que como avelina tengan el valor de decir las cosas tal cual son, la actitud de los perfomanceros de llamarse así mismos artistas, vanguardia del arte, rompe paradigmas-cambiaelmundo; mas que arte parece que lo que se enseña hoy en las famosas escuelas de «arte» es a elaborar grandes discursos y justificaciones pseudocientificas sobre porque la basura que elaboran se le puede llamar arte. Tal capacidad de autoengaño nos recuerda al emperador que comprando un vestido invisible, lujoso y caro, nadie se atrevía a decircelo, hasta que un niño le hizo ver el timo diciéndole que estaba desnudo.
Todos los «artistas» desde la vanguardia dicen lo mismo… No es arte… qué es arte? El arte cambia cuando la sociedad cambia. Pertenecer al arte no significa nada malo, no sé si significa algo bueno tampoco, pero significa de alguna forma, y si análisis post disciplinar se convierte en arte? El arte es necesario para el mundo, desde siempre, y aunque los pueblos primitivos no lo llamaran arte, para nosotros pasó a ser eso, un tipo de manifestación «estética» que cumplía una función determinada, si hasta estos pueblos harían una distinción entre las otras prácticas sociales y ésta. Arte, un rótulo que no compete solamente al artista sino a todos. Arte, una palabra, un concepto, que pareciera, últimamente, que debería dar vuergüenza pertenecer a éste… Arte… bah! Llamale análisis, llamale acción, llamale salame, calefón, mascota o estilo de vida…
Ya es la segunda vez que leo un artículo de Avelina defenestando contra el performance; quizas sea, la víctima mas fácil para una crítica joven como ella que se quiere posicionar como tal, el panorama del performance es tan variado como sus resultados, descalificarlo de tajo como ella hace no es mas que miopia y una opinion radical casi adolescente, es claro que existen toneladas de performance de mala calidad, como existen y existieron en diferentes momentos cataratas de arte digital pesimo (podria ser otro blanco fácil de critica para ella), de fotografia pesima y un sinfin de pintura escultura e instalación, (otra victima avelina ojo), temo contradecirla en el sentido general de la denuncia, del manejo del tiempo y de poeticas esteticas que son la creacion artistica, llamar «performanceros» de esa manera denigrante como lo hace y pasar revista descabezando los supuestos «generos» de la performance no hace mas que hacerme pensar en ella como un simple performance el de la pequeña critica enfant terrible de turno que se quiere hacer notar con el blanco de turno del momento.
Ni siquiera lo que dice es tan relevante no esta corriendo ningun telon por favor son los temas del momento en el arte validos para todas sus manifestaciones y las mismas descalificaciones faciles sirven para todo POR FAVOR se quiere hacer famosa siendo la verduga del performance no hagamos celebridades a las personas por tonterias como esta.
«No puedo ni debo entrar a discutir si el arte contemporáneo es o no una farsa, como lo denuncia Avelina Lésper….» un texto de Jorge Restrepo.
El Arte Contemporaneo Fuera de Los Limites Jorge Restrepo
Todo este articulo es performático ya que lo que se busca con las performance es provocar y esto es lo que se logró, el arte es un acontecimiento, sólo sucede y lo que te deja en ese instante es lo que importa, y si a ti no te deja nada mira para otro lado.
Estuve presente en el Museo del Chopo el día de la mesa redonda en donde la señora Avelina pronuncio este discurso, la escuche con atención y con sorpresa porque parece increíble que alguien aún se pregunte esas cosas tan respondidas hoy día por el arte y la estética, pero también porque el auditorio estaba lleno de gente relacionada con el arte de acción, al final la gente le aplaudía fuertemente más que por su discurso por la osadía de pronunciarlo tan escuetamente, es interesante que en México se le pida al arte mayor compromiso con lo social o al menos con la realidad que sucede, creo que son ciertas algunas cosas que Avelina reclama, hay mucho ejercicio como de clase presentado como obra terminada, hay mucho desconocimiento de la historia de la performance incluso para gente de la performance misma, por ello se ven cosas relamidas como la gran invención o el gran encuentro personal, y aunque no sea nuevo si implicaría tener un contexto o re-contexto más claro y preciso, pero no es solo para la performance sino para las artes en general, y no es volver a la modernidad necesariamente.
Ese día casi nadie respondió, pero entre los que lo hizo estuvo Álvaro Villalobos (Colombia-México) quien le argumento que en la contemporaneidad es más importante la experiencia que la invención.
Yo me quede pensando como Avelina lo que recrimina es que la performance no ha logrado resolver el meta- relato de un mundo mejor, justo etc. etc. etc., promesa incumplida de la modernidad, pero lo que me pregunto es si la crítica de arte en general si lo ha logrado, si ha cumplido la promesa, y específicamente cuál de sus textos Avelina ha logrado cumplir el meta-discurso que tanto reclama, porque creo que el mundo hoy sigue siendo un campo de incertidumbre a pesar de la existencia de Avelina Lesper.
Cada disciplina tiene sus paradigmas, cada autor sus intentos, unos logrados de llegar a ser arte, otros no, la cosa sigue viva, no sé si se mide por la fama, el mercado, la historia, las publicaciones, o simplemente la tabula rasa seria hasta donde el espectador (directo o no) logra hacerse sentido, configurarse preguntas y respuestas, o no, simplemente fluir y construir marcos de referencia para su vida, más allá del arte.
Pero esto se sale de asuntos tan básicos como descalificar por generalidades, o tener a un portal de records como referente del arte, seguimos esperando las argumentaciones de Avelina en contra y de los defensores a favor, aunque la verdad, acá en México de Avelina nadie espera nada. Quizás en Colombia sería bueno repensarse estos textos no solo referidos a la performance, sino a lo que los circuitos impulsan y establecen como paradigma, pues es curioso un medio tan ligero y liviano para una realidad tan cruda.
El performance o acto….hoy dia.es un medio mas en el intento de comunicar un discurso ligado al propósito o intención del arte. Y como siempre muchos solo pretenden innovar lo cierto es que la acción corporal como medio artístico es ya una convención…..incluyendo su uso en la historia desde…el sacrificio hasta su divinidad. Por lo tanto valido en el hacer ..hoy dia el video encuentra alianza con la accion……visiten youtube stephenbergart
me gusta interpretacion de signos……quizas por lo minimal
Excelente artículo, agudeza-crítica con argumentación racional coherente. Señalar cómo los relativismos radicales, hijos de la llamada posmodernidad, no dan cabida ni siuquiera a una «ontología débil», como la propone Vattimo (siendo el posmo). En nuestros tiempos, cualquier cosa puede etiquetarse como arte y bajo esta pseduproposición, un asesinato, un secuestro, un acto de terrorismo, es arte?? Felicidades que alguien que «está» en esta lógica de la industria del arte en voz alta exprese lo que muchos en muchas ocasiones aplauden de forma snobbista, por no quedar en rídiculo, cuando en realidad, no entienden ni pituitaría idea de lo que están presenciando. Se necesita redimensionar una ontología del arte en esta época contemporánea. Si no es así, el humano estará cavando su propia deshumanización, ocasionada por la irracionalidad pseudoestética. A falta de creatividad, se reproduce el impulso de muerte, deconstrucción simbólica de la pulsión de vida.
En este video la crítica Avelina Lésper entrevista a Arturo Rivera. Construcción en la destrucción.
Gracias Ricardo Arcos-Palma, por el link, que recomiendo, video en dos partes, menos de cuarenta minutos, en los que la señora Avelina deja entrever su visión del arte. Ricardo recomienda escucharla y sacar conclusiones, cosa que hice y que aclara en buena medida su interesante mirada del arte contemporáneo. En Uruguay diríamos que Lesper comenta el partido del domingo con el diario del lunes. Yo creo que más del cincuenta por ciento de los comentarios de la curadora son verdades incontrastables, pero no aportan ninguna novedad, ni son nuevas, ni hay ningún dato que provenga de una investigación propia. Entonces ¿por que provoca escozor cuando abre la boca? porque cuando escuchas atentamente su discurso aparecen contradicciones no menores. Habla de el valor de la experiencia estética personal frente a una obra, pero anticipa su juicio como verdad sacro-santa. Además, es responsable de un proyecto curatorial «El Milenio visto por el arte», en fin, revise una cantidad de los artistas seleccionados por la susodicha, hay cosas que me gustaron y otras no, pero si estoy seguro de algo, es que si aplicamos su propia crítica y modos de entender al arte, no queda ni uno de los proyectos que la señora eligió. Entonces pienso, que sus críticas de como se maneja el dinero para adquisiciones en los museos y las galerías, le sientan de maravilla a ella misma. Resumiendo, Avelina (como tantos otros) ponen cuatro verdades por delante, al mejor estilo del discurso político partidario, verdades que todos compartimos, el problema es cuando agrega ideas de su propia cosecha, para llevar el agua a su propio molino y ahí, ahí es donde hace agua por todos lados su ponencia. Criticar siempre es fácil, el arte en general, si se me permite el término, esta muy pauperizado. Lesper lo sabe, monta un circo con lo peor, planta su imagen de outsider, de Quijote contra molinos de viento, entonces: aplausos para ella. Pero repito, su propio trabajo no resiste su propia crítica. Y hablando de dichos: «el pez por la boca muere»
Creo que la crítica es muy válida, no pretende destruir sino aportar. El artista que se exprese en el espacio utilizando el performance, debe pensar su pieza como el resultado de una investigación exhaustiva, que más que arte por arte, debe plantear, más que respuestas simples como recetas, más preguntas, a partir de las cuales se cree un diálogo que determine acciones de algún tipo. El performista no está obligado a sustentar o rescatar valores artísticos establecidos, pero debe tomar muy en serio la estética de su trabajo.
Con esto no digo que los artistas del performance no sean serios o no sean concienzudos en su que hacer. Simplemente resumo lo que en mi apreciación, quiso decir la redactora del documento.
Es maravilloso leer algo tan profundamente confundido (no confuso) ésta crítica de arte me ha dejado con la boca abierta al exponer con el mínimo pudor su ignorancia con respecto a temas filosóficos y científicos, ésto es lo que ocurre cuando una historiadora de arte intenta filosofar sin tener una educación filosófica suficiente, más curioso es ver la incapacidad de entender que lo que se ha denominado «arte» es un ente holístico.
Ahora bien, exigir conocimiento desde una postura epistemológica a una categoría metafísica jajajaja eso es de primaria, Kant murió pensando ésa pregunta y uno que otro ingenuo o ingenua como la sra Lesper morirán con ésa duda si se aferran a ella.
Claro, hay un punto importante en su argumento, y otro en el metatexto, el primero es que hace un señalamiento (que en sí es lo único que medio intenta decir) acerca del solipsismo del artista contemporáneo, aunque si tuviera un poco más claro el caso del romanticismo francés, la señora se daría cuenta que es bastante contingente y redundante su punto. El segundo punto pero éste de carácter metatextual es por hacer un simil, pensar y seguir explicando el universo con la geometría euclidiana, Einstein y todos los que le siguen no son válidos desde ésa perspectiva del universo.
La señora Lesper pienso no ha leído los diarios de los ultimos (digamos) 120 años, donde la búsqueda de lo universal y necesario además de bello y trascendental quedó asuntado, claro, teniendo su peso histórico que hasta hoy en día hay personas que se ven permeadas por ése pensamiento moderno.
Lesper, en el preciso momento de pretender dar una definición moderna del arte, en un mundo post, post moderno o ultramoderno, creo que yace ahí su «acto revolucionario» no más poderoso que usar gafas antiguas y un chalequito de segunda mano.
Ahora bien, si su argumento versara en una discusión seria, argumentada, informada acerca de lo que podemos o no pensar qué es arte, claro,entonces habría algo interesante, pero denostar a los performances (los cuales no son de mi agrado), denigrarlos sin entender desde donde vienen y sin entender el fenómeno económico que va ligadísimo con el arte desde hace 250 años, por decir lo menos, me parece (dicho en sus términos Kantianos no entendidos) poco trascendental.
La invito públicamente a un debate abierto e informado, digo ésto con un afán dialéctico constructivo, nada más le pido que antes de dicho y supuesto debate, practique un poco de autocrítica y se asesore filosóficamente, antes de venirnos a decir QUÉ ES ARTE.
Gracias.
Otra mirada sobre el mismo tema:
http://vimeo.com/19001011
http://vimeo.com/61516168
http://diariodonordeste.globo.com/materia.asp?codigo=652907
Carta Abierta:
Srta Lesper:
«Separar el modernismo artístico de la emancipación política con el fin de conectarlo a otro relato histórico»…el arte NO ES MAS NI PRETENDE SER el proyecto emancipador. Qué quiere decir? que entre menos insertado en la esfera de aquello que denominamos «politicamente denunciativo», mas político se torna el arte. Los juegos de sentido que plantea la performance ó el arte relacional van en una dirección que Avelina esta lejos de estar comprendiendo.
Avelina, tampoco plantea ningún diálogo entre la historia mimetica y la performance, en donde este genero, plantea un cambio (en conjunto con su contexto artístico) en la historia de las representaciones como nueva «forma de producción y recepción del arte». porsupuesto que el pintor hace una performance al pintar un cuadro, pero, de que diccionario está tomando Aveliina el término «performance»? del de su hermanito de 8 años?
Aveliina tampoco parece estar en contacto con «políticas de la percepción» Deleuze? (recordar que ya estamos casi en la época anti deleuze) ..de hecho, porqué citar a Freud? cuando ya entendimos la repetición como diferencia e insistencia que es nunca igual? Bienvenida a la era del Copy Paste, no se trata de que ya no exista ni interese «lo nuevo», es que el concepto mismo del término cambió. Por otro lado, cualquier forma de «arte» (danza, arte conceptual, minimalismo etc etc etc ) tiene el potencial de activarse como metáfora que nos ayuda a resolver, a través de los procesos en juego, los problemas que los humanos enfrentamos a la hora de comprender el mundo de manera diferente a la planteada por el mercado (percepción). Lesper considera que estos cambios y procesos en las formas en que medimos el mundo son, hoy, sólo hechos por la ciencia, …Aveliiina aún separa en su mente ciencia de arte!! Bienvenida a la era de «Hibridación de saberes».
Avelinaa borra de la historia el Gótico, las vanguardias, a Duchamp, el arte conceptual y el pop- momentos históricos que desafiaron de ahí en más, categorías para la interpretación del mundo. Niego la historia: Duchamp no existió ó a Lespero no le llegó el memo de que murió -para Lesper no existe ni la metáfora ni el concepto-.
El problema arte-vida, esta lejos de ser abordado por éste texto fácil, texto que parece una descarga después de haber visto 10 malas performances, pregunta: porqué molestarse en escribir sobre los mediocres y los que no están generando pensamiento crítico a través de procesos? Porque Avelina trata a cualquier proceso de investigación como procesos irresponsable, como perdida de tiempo? como egocentrismo? Avelina: estas yendo a los museos equivocados! de hecho, no vayas más a los museos!
Un desastre ó el otro, «si la vanguardia debe trazar indefinidamente la línea de separación es para denunciar el sueño maléfico de la emancipación» Sueño que Ave linda claramente conserva, entonces, la srta Lesper debe realmente abandonar el arte, la crtitica y la performance para integrar los cuerpos de Greenpeace ó cruz roja, porque es allí donde ella «se sentiria útil» para el mejoramiento y emancipación del hombre y el universo.
Un principio antropológico establece que todos tenemos derecho a expresarnos y por lo tanto, consecuentemente con esta postura nada ni nadie nos puede prohibir pensar.
Es respetable la disertación de Avelina, como es respetable que un artista quiera exponer su cuerpo al público como un mecanismo de arte. Tal vez, lo que si no es respetable es que el performance se
quiera asumir como forma de arte vendiendo al idea de que lo decadente, lo pervertido y lo criminal PUEDAN O DEBAN SER ASUMIDOS como formas sublimes de lo bello. Me refiero a casos como el de amarrar y matar de hambre a un ser indefenso en una galería de arte frente a un plato de comida o masturbarse simbólicamente frente a un niño en una acto zoofílico encubierto etc…
Un performance puede ser la carrera desbordada de un enfermo mental gritando sus delirios por cualquier calle de una urbe latinoamericana, toda la magia de la lucha libre dentro del espacio de la Arena Guadalajara, también un espectáculo de una fiesta multimedia en un estadio repleto de seres humanos al borde de la histeria, en fin… pareciera como si cualquier cosa fuera un performance o fuese susceptible de serlo pero ¿dónde están los hallazgos?, el arte es eso, lo curiosos es que todo el desarrollo vertiginoso de la ciencia empuja a una estetización del cuerpo que endiosado no encuentra más camino que llenarlo de silicona o negarlo.
Pero al final se olvida lo más importante: EL PÚBLICO.
El recpetor de las obras y sus mensajes.
El ser humano hacedor de performances, de pinturas, de esculturas puede autodenominarse artista, pero al final los especuladores y sus vanalidades no pasarán más allá de eso, de la especulación. Y todo aquello que es arte basura y sus subproductos como los egos malformados se quedarán en la categoría de la basura estética y sin ética y el público podrá apreciar lo vacuo y carente de genialidad, invención y hallazgo.
Así que quienes deben temer son esos personajes que disfrazados de arstistas se emulan en actos que nada tienen que ver con el arte, los artiatas con A mayúscula siempre duermen tranquilos pues, como dijese Degas, sólo quien sabe pintar entiende la magintud de hacerlo.
Alfonso Jiménez
artista y antropólogo