Señor Jorge Jaramillo
Lamenté que nos hubiéramos alterado ese día en que asistimos una artista y yo al Salón Bidimensional 2007 promovido por la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, por un problema que en realidad atañe a aspectos conceptuales y museísticos. Sin embargo en aras de expresar completamente mi posición, ya que ese día entre tanto grito y manoteadera, no llegamos a ninguna conclusión, debo decirle que, recapacitando, encuentro justificable mi argumento ya que en realidad, en ese momento tocamos un tema trasversal y de quiebre entre lo que significa una obra por fuera y dentro de un espacio expositivo de carácter oficial: mi posición consistió en devolverle a la obra del artista Miller Lagos la naturaleza participativa y de deterioro físico, que en la fundación había perdido: simplemente le arrancamos mi amiga y yo unas hojas a la obra de Lagos. Yo le decía a UD. insistentemente que esta obra era para eso, para arrancarle las hojas y llevarselas uno «pa la casa». Así ocurrió con la misma obra en Alemania y debería ocurrir aquí ¿ó no? Allá, en Alemania, la obra de Lagos terminó en manos de cada espectador, o bien tirada por hay a la mitad del camino y la vereda, un rollo «vacano» y muy «alivianado», en realidad una obra de arte más allá de la moderna mirada de la obra «proyectil» tan acostumbrados a ver por estos lados. Quiero decir, que si la potencia conceptual del trabajo es participativo y efímero, porqué ahora, en Bogotá y representando un primer premio de un Salón bogotano, la obra deba cambiar y limitársele la participación? Ud, ante tanto alboroto de vigilantes y monitores asustados nos daba permiso de tocarla y despelucarla, pero no teníamos el aval para llevarnos las hojitas.
Me pregunto qué habrán premiado los jurados en esta obra, si realmente en la Fundación Gilberto Alzate asistimos a un cadáver de obra que escasamente hay que ver y tocar con las manos limpias, sin poder llevárnosla hoja por hoja, como sé que es la intención conceptual de la obra y pretensión del artista. También me surge otra duda: ¿será que ahora que es un premio y hace parte de la colección entonces el mismo artista ha cambiado sustancialmente la naturaleza de su obra permitiendo el abuso y malformación, sin importar ahora las miles de justificaciones que se puedan argumentar?
Yo invito a Miller Lagos para que nos aclare esta ambigüedad. Mi punto de vista es que efectivamente, la obra ganadora fue premiada precisamente por su carácter participativo y efímero (acordémonos de la obra con los dibujos de Leonardo, todos terminamos con un poco de piedra en la casa, yo particularmente la guardo con mucho aprecio). Miller no acepto personalmente este viraje conveniente de última hora y bastante dinero, no acepto que el museo, el coleccionismo, la fundación y la sospechosa oficialidad en el arte destrocen tan verticalmente la esencia y sustancia de una obra y, ojo que no estoy hablando de un caldo de gallina Knorr. Tu obra ganadora en Bogotá no es diferente a la obra que se llevó el viento en Alemania, así el señor Jaramillo insista en argumentar que allá era un video, que era otra cosa; no señor, tu obra en Europa es la misma aquí en el Altiplano cundí boyacense, por lo menos en lo que toca a esa movilidad, a esa desaparición si se quiere de memoria. La obra secuestrada que la fundación quiere y colecciona no es ni siquiera un cadáver, es un detritus abyecto depositada en un acervo gris e inutil. Señor Jaramillo, no basta la participación coercitiva que UD nos proponía, no basta con tocar la obra y meterle el dedito por los lados; ¿quién puede medir el grado de participación de una obra de arte, acaso UD en su posición uribista de curador terminator?
Yo sé que Ud comprende mi punto de vista y hasta pueda que lo comparta, pero, de repente, la presión de su posición en la estructura administrativa no le permite expresar abiertamente esta problemática, que insisto, es de carácter conceptual. Si no tengo razón, entonces porqué no coloca en la ficha técnica PROHIBIDO TOCAR, PROHIBIDO LLEVARSE LAS HOJAS; ¿cierto que estaría UD mismo destrozando la naturaleza de la obra? Desde esa perspectiva es mejor guardar silencio y esperar que pase sin mayores cuestionamientos el famoso Salón Bidimensional, ya que lo que vimos mi colega y yo allí fue una escisión muy profunda entre arte y oficialidad y, la verdad, UD nos echó de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, señalándome a mi de violento y artista desconocido y a mi amiga instándola a que devolviera la hojita que le arrancamos a la obra de Millar( ella me la regaló y aquí la tengo al lado de la otra, la de honderos de Leonardo), pero nosotros, artistas perfectamente desconocidos y violentados con su mecánica de represión y vigilancia dentro del espacio expositivo (con las cámaras lo lindo es hacer propuestas de video arte sabe), en el fondo lo agradecimos. Ese día llovió terriblemente y a las dos cuadras ya nos estábamos secando y pensando en otras cosas, hasta ahora.
Oscar Salamanca
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Cosa similar acontece en el Museo Botero del Banco de la Republica donde momificada se encuentra la obra de Calder Arlequin con bolas de nieve