Parafraseando una idea de Paul Klee, pienso que en el origen de todo proyecto artístico existe un sentimiento que un buen día experimenta la necesidad de hacerse cuerpo y decide irse de paseo. Los sentimientos, de la misma manera que las líneas y los puntos del campo pictórico, debemos sacarlos a caminar para impregnarlos del pensamiento que se gesta en los acontecimientos que nos devela la vida cotidiana, aquella que ignora que existen los museos, la televisión y los periódicos al servicio de los departamentos de publicidad de las empresas más boyantes de nuestro país. En esto consiste ser contemporáneo para las artes: pasearnos y percatarnos de lo extraordinario en la vida cotidiana.
De paseo por el campus universitario bogotano, me encontré con varios eventos que airean el letargo rutinario que atrapa a todas nuestras prácticas sociales y académicas. El jueves 16 de septiembre el Auditorio León de Greiff se vio colmado por miles de hombres y mujeres que querían conocer y escuchar a Ángela Davis. En esta oportunidad la activista habló del auge del negocio de las prisiones, de cómo la construcción de cárceles de alta seguridad se convirtió en uno de los negocios más lucrativos del “mundo libre”, como solía denominar George W. Bush a los Regímenes Occidentales. Se lamentó de que cada nuevo día, este prolífico negocio exija a los Estados democráticos un mayor número de ciudadanas y ciudadanos privados de libertad para satisfacer su deseo de utilidades. Mostró cómo en Estados Unidos, la población blanca es la menos vulnerable al ejercicio de la libertad de los señores del Capital. En su opinión, la población negra y latina son las más agredidas por el Régimen de la Libertad. Ángela Davis fue invitada para dar la conferencia inaugural de los programas de posgrado de la Universidad Nacional de Colombia, la cual fue organizada por la Escuela de Estudios de Género. Excelente la organización. Fueron distribuidos de manera gratuita los receptores que nos permitieron seguir la traducción simultánea. Aunque hubo algunos problemas a este respecto, se cumplió el propósito comunicativo.
Menos placentera fue la visita que realicé al Museo de Arte de la Universidad Nacional. Mientras Ángela Davis hablaba de libertad en el León de Greiff, Hannah Collins inauguraba una exposición en el Museo, la cual consiste en una muestra fotográfica de gran formato, una video-instalación, fotografías en formatos tradicionales y la proyección de una película no desprovista de interés plástico. Las seis salas del Museo fueron dispuestas para tal fin. Con excepción de la video-instalación realizada en una de las salas auxiliares, el montaje de las otras deja mucho que desear, pues, antes de captar el pensamiento de Collins debí lidiar con el malestar que me produjo la intervención desafortunada, realizada en la sala emblemática del Museo, la cual quedó completamente desaprovechada.
Ninguna innovación en las demás salas. Fotografías enmarcadas y colgadas sin más interés que el estético, sin dárseles la oportunidad de decir algo adicional a lo visto y pensado por la artista. El montaje in situ debe aportar diferencia. In situ, porque Collins fue invitada a mirar nuestro entorno a través de su lente. La artista eligió la gastronomía como tema y el lulo como objeto de transformación expresiva. Los resultados formales satisfacen, no así el interés conceptual que no alcanza a manifestarse dentro del contexto que los otros conjuntos fotográficos instauran, centrado en la arquitectura como horizonte de comprensión del cuerpo social contemporáneo. La película fue montada en el mismo lugar y con los mismos recursos técnicos y museográficos dispuestos para su participación en la exposición La memoria del Otro, en 2009. Repetir sin diferencia es retroceder. Poca imaginación para la puesta en escena de las ideas que deben buscar realizarse en diálogo con los espectadores. A parte de las destrezas técnicas que miles de fotógrafos manejan hoy en día, aquéllos encuentran poco sobre lo cual pensar.
El Alma Mater debe ser líder en todos los campos. Aunque es sugestiva la idea de invitar a un artista extranjero a mostrar sus ideas en el campus universitario en diálogo con lo que la artista puede apreciar de nuestra forma de vida durante su estadía previa, en esta oportunidad el Museo queda en deuda con los bogotanos y las bogotanas quienes esperan de la academia propuestas que transformen nuestras maneras de ver y comprender. Collins quizá sea más interesante con un manejo diferente de sus signos en el montaje, en la puesta en escena en la cual los espectadores ponemos a prueba las ideas de los artistas.
El viernes 17 de septiembre pasé por el campus javeriano y fui sorprendido gratamente por un conjunto de dibujos sugestivamente instalados en los alrededores de las plazoletas y de la Media Torta en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Javeriana. Mediante un montaje sugestivo y muy interesante para la mirada de los miles de jóvenes que por allí transitan, se mostró a la comunidad el resultado de una convocatoria de dibujo abierta a toda la universidad. Los dibujos entraron en diálogo con una acción pictórica y otra musical. Al apreciar estos proyectos uno se percata de que el arte nunca ha estado muerto. Todo lo contrario, nos damos cuenta que está más vivo que nunca por cuenta de los jóvenes que hacen resistencia a la ideología del fin del arte. Finalmente, en la Sala de Exposiciones de la Facultad de Artes-ASAB, está en marcha un Salón de Arte Interuniversitario, modesto pero digno, y que vale la pena ver para hacernos una idea de lo que pasa en las Facultades de Artes de Bogotá, es decir, para constatar si pasa algo.
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Jorge Peñuela
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Y, aunque yo en un principio había acogido con entusiasmo la idea de la exposición de Collins en el Museo de Arte de la U.N. (pues es una artista que pareciera tener cientos de exposiciones en lugares muy importantes alrededor del mundo) la verdad, al ver el trabajo el día de la inauguración, mi sensación fue otra: sentí que la obra quería decirme algo y que se esforzaba enormemente por hacerlo, pero que no tenía la capacidad de decir nada en absoluto y que, para solventar su falta de destreza, se preocupaba mejor por rellenar desesperadamente el espacio vacío que dejaban sus ideas de pequeño talle; más allá del lulo que me gusta muchísimo, mucho que desear…. Peñuela tiene razón parecería que la memoria del otro vuelve y juega.
Sentí como si una y otra y otra vez (tal vez cientos de veces, realmente no las conté) la instalación me estuviera tratando de estúpido y, al no tener nada que decir, me lo estuviera diciendo muchísimas veces. ¿La idea era abrumar con cantidad para evadir la discusiòn respecto a la calidad? ¿Uno de los multiples actos (fotográficos, videográficos propuestos en la exposición es un acto de escapismo o estétismo?
Una mentira repetida las veces necesarias y lo suficientemente alto se convierte peligrosamente en verdad, sobre todo si ha sido repetida en new york, philadelphia, lyon, denmark, italy, san francisco, holland, sao paolo o bogota… aquí hay lago original, una obra financiada para ser elaborada en situ, pero en verdad nos deja un sin sabor o mejor un cierto sabor amargo, a lulo biche.