Durante estos días me han dado vueltas algunas preguntas:
1. ¿Obedece el abandono de columnadearena a algún tipo de restricción impuesta por el marco institucional que define las relaciones entre la banca y el arte entendido como mero «capital social» o agente productor de «capital social»?
2. ¿Es el lapsus de lectura del Curador Jefe del Banco de la República una constante que resultaría en una «canonización del equívoco» a través de la difusión pública de las lecturas que hace de las obras que presenta a través de sus curadurías? ¿Es la imagen social amplia de estas obras un producto de la veneración de un equívoco?
3. ¿Enmascara la defensa de lo contemporáneo por lo contemporáneo una lucha de poderes entre las diversas instituciones y protagonistas que administran y gestionan el arte? ¿No conviene mejor observar y actuar a partir del hecho -o de la sucesión de hechos- y no de la clasificación esperada y preconcebida en donde se espera que el hecho se encuadre?
4. ¿Debe el artista aspirar a circular como un bien o agente más de un «capital social»? ¿Qué otros modos existen para su circulación y su presencia social? ¿Debe oponer la no circulación como única alternativa de escape a la condición de artista como «bien social»? ¿Es el artista y la obra como capital social una mera propaganda de su sponsor?
5. ¿Existe alguna lectura distinta de los modos de circulación y aparición de la obra si el artista adelanta su trabajo sin sponsor, es decir, con su propia fuerza monetaria?
Pablo Batelli
¿apertura curatorial?
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