¿Cual es el ciclo de vida de un espacio de crítica en Internet?, ¿cómo se sostienen los que logran permanecer activos más de 5 ó 10 años?, ¿con qué tipo de iniciativas cubren sus gastos de operación (gestión editorial, administración web, alojamiento de archivos) y generación de contenidos?, ¿tienen alguna estrategia editorial para preservar el archivo a mediano o largo plazo?
A diferencia de otros portales que cubren sus costos de operación gracias a pauta institucional o por pertenecer a grandes grupos editoriales, algunos de los proyectos independientes son posibles gracias a la combinación de varias fuentes, entre las que se cuentan la publicidad, los apoyos a través de convocatorias de entidades públicas, subastas y patrocinios ocasionales de empresa privada. En otras propuestas que no encargan sus contenidos a un grupo de autores, los gastos de operación, administración web y coordinación editorial suelen ser financiados por sus editores.
En términos de aportes de contenido, depende del formato editorial (revista de noticias y exposiciones, magazine con enfoque temático, foro abierto) de cada proyecto. Si es una revista o magazine cuyos artículos son comisionados por un editor (o comité editorial) se suelen reconocer honorarios. En el caso de los foros abiertos los textos se publican como aportes a una discusión en curso. A lo anterior se suman los contenidos generados por cada editor a través de textos editoriales, podcasts, entrevistas y noticias breves.
Iniciamos las entrevistas con Artishock, plataforma con un perfil noticioso, informativo y de análisis crítico, fundada y editada por Alejandra Villasmil.
esferapública: ¿Podrías contarnos cómo surge la idea de crear Artishock y cómo han venido tomando forma sus criterios editoriales?
Alejandra Villasmil: La fundación de Artishock tiene que ver precisamente con cómo fue financiada en un comienzo. En el 2007 dejé Nueva York, donde viví diez años, para asentarme en Chile por razones personales. Al llegar me encontré sin trabajo, no por falta de ganas ni capacidades, sino porque me enfrenté a una cultura hermética, muy distinta a la que había vivido desde mi infancia en Caracas. Me vi ante una constante negativa al tratar de ingresar como periodista cultural a los medios establecidos en Santiago. El circuito del arte era mucho más pequeño y cerrado en aquellos años, algo que por suerte fue cambiando, no solo porque Chile se asumía desde dentro y era visto afuera como aquel “oasis dentro de una América Latina convulsionada políticamente», sino porque creo que culturalmente ha sido determinante la inmigración reciente, sobre todo de países como Haití y Venezuela. Pero eso y mucho más se ha enturbiado tras el estallido social del 18 de octubre de 2019. Volviendo atrás, cuando llegué a Chile, enfrentada a la necesidad de trabajar en lo mío, con experiencia como periodista cultural y artista visual, me dije: “Si no encuentro trabajo en algún medio, pues creo mi propio medio”. Y así nació Artishock. Postulé a un financiamiento estatal, a través de un concurso muy competitivo y muy amañado, que se llama Fondart. Con esos recursos se lanzó la revista en 2010 y se sostuvo por todo su primer año. Los primeros meses estuvo enfocada en la escena local, porque era necesario apuntalarla, pero de a poco se fue abriendo a Latinoamérica y, después, a Iberoamérica, regiones con las que venía trabajando hace años. El perfil comunicacional era –y sigue siendo- informativo, dinámico, noticioso, pero también analítico y crítico a través de ensayos y reseñas escritos en su mayoría por historiadores y críticos de arte. El criterio editorial se asienta en la calidad y también en la contingencia, tanto política y social como en relación con cómo funciona el sistema del arte en nuestros países. Como editora, me interesa que el contenido sea accesible a un amplio público, que haya sustancia pero comunicada a través de un lenguaje alejado del hermetismo de las jergas especializadas. Incluso en algunos textos de corte académico que hemos publicado, hay una amabilidad e intento de cercanía para con el lector promedio. Creo que eso es lo que principalmente define nuestra línea editorial. No nos interesa llegar a un selecto grupo de especialistas, sino a todo público, democratizando y haciendo más accesible la escritura sobre arte. Respecto a qué nos interesa publicar y por qué, creo que el espectro es amplio pero bien curado, y responde a esa necesidad de abarcar lo que tiene más incidencia, en términos estéticos y conceptuales, allá afuera. Somos como una plaza pública, online. Tenemos eso sí un énfasis en zonas geográficas marginalizadas por la historia del arte, dentro de Latinoamérica, así como en discursos y artistas también invisibilizados por los cánones, como las artistas mujeres, los pueblos originarios, las comunidades negras o de descendencia afro, las periferias respecto a los centros o capitales del arte establecidos, o los artistas emergentes o por descubrir.
esferapública: Por lo general tiende a pensarse que las plataformas editoriales independientes online cuentan con un patrocinio o apoyo que las hace sostenibles. En el caso de Artishock se han propiciado espacios de participación abierta y se publican varios artículos semanalmente sobre exposiciones, bienales y otros eventos que tienen lugar el Latinoamérica, EE.UU y Europa. En un contexto como el latinoamericano, donde es difícil encontrar apoyos para una plataforma editorial ¿qué estrategias ha desarrollado Artishock para hacerse sostenible?
Alejandra Villasmil: En solo tres de los diez años de funcionamiento de Artishock hemos contado con recursos públicos, del Fondart. De resto, ha sido una combinación de varias fuentes, aunque de manera poco estructurada para ser franca, aunque sí ha habido esfuerzos por poner en marcha planes de negocios trabajados con expertos en las áreas de gestión, marketing y comunicaciones 360°. Y con esos proyectos en mano nos hemos acercado a eventuales prospectos. El problema, y esto lo digo no solo en base a mi experiencia en Artishock, sino observando otras iniciativas relacionadas con el arte y la cultura, no está en las ideas para hacer operativo un emprendimiento de nicho, como el arte… el problema es la voluntad y la visión de a quienes nos dirigimos con estos proyectos de financiamiento, con sus excepciones, claro está, y por otra parte cómo afinas tus habilidades –o encantos- para convencerlos de que esto es una oportunidad, no de negocios, sino de hacer cambios reales en la vida de las personas. O, al menos, sensibilizarlas y, de ahí, estimular su empatía con el otro y hacia una comprensión del mundo. Transversalmente en Latinoamérica, unos países más que otros, pero Chile en particular, no existe una cultura de apoyo a las artes. Esto es histórico, no es de ahora. Y a esto se suma la capacidad de gestión y otras habilidades administrativas –y blandas- que en contextos precarios se esperan de un creativo, y que no siempre es así, y no debería ser así. Yo he adquirido ciertas destrezas en gestión y administración, captación de recursos, etc, pero realmente no es lo mio. En mi posición, tengo que aprender a leer tanto las estadísticas, como las mentes de los potenciales auspiciadores, como lo que un autor quiere decir cuando escribe. Y para poder contar con un socio, o aliado en la captación de recursos, debería obviamente contar con recursos para pagarle. Entonces, una se entrampa. Pero lo importante, y lo verdaderamente transformador y que es el verdadero motor impulsor de un proyecto como este, es la convicción. Y las ganas y la paciencia.
esferapública: En caso de haber recibido patrocinio ¿qué tipo de proyectos o aspectos se fortalecen con los patrocinios?
Alejandra Villasmil: No contamos por ahora con patrocinios como tal. Los pocos ingresos que llegan son vía publicidad y una única subasta que realizamos en el 2018. Pero más adelante implementaremos un mecanismo de captación de patrocinios, con retribuciones acordes al tipo de apoyo, además de una tienda online con productos de artistas y diseñadores emergentes, hechos especialmente para Artishock. Los ingresos nunca han cubierto los proyectos paralelos de la revista, que sí hemos realizado, sino solo honorarios y mantenimiento del sitio web. Es decir, lo mínimo. Este año, el 8 de mayo, haremos la segunda subasta, que se canceló en noviembre de 2019 tras el estallido social en Chile, y esperamos con eso poder financiar al menos unos ocho meses más de operaciones.
esferapública: Una plataforma como Artishock, que en 2020 cumple diez años publicando de forma constante e ininterrumpida. Esto ha dado forma a un archivo que seguro es muy consultado por artistas, investigadores, estudiantes y demás interesados en el arte contemporáneo. ¿Podrías contarnos cómo son las dinámicas del archivo de Artishock? ¿qué tipo de contenidos o temas son los más consultados? Además de los lectores de Chile ¿desde que otros países llegan los lectores? ¿Se ha pensado en alguna estrategia editorial para preservar el archivo a mediano o largo plazo?
Alejandra Villasmil: Es muy importante tu pregunta porque a lo largo de estos diez años hemos publicado a diario, con un promedio de tres posteos al día, independientemente de las restricciones financieras, lo que ha configurado un rico archivo sobre las prácticas artísticas contemporáneas –y en cierta extensión modernas- de Iberoamérica. Claro que buena parte de ese contenido lo constituyen noticias o informaciones aportadas por fuentes externas, pero editadas o complementadas todas y cada una. Nuestro archivo es abierto, y queremos que siga siendo así, al igual que el sitio como un todo. Si bien los portales digitales están retornando a la modalidad de contenido pagado, nosotros queremos mantener la gratuidad a toda costa. Como usuaria y como directora de un medio precarizado, entiendo la necesidad del contenido abierto.
Nuestras visitas únicas, unas 30.000 al mes, vienen –por orden- de Chile (24%), Argentina (15%), México (12%), España (10%) y Estados Unidos (8%). Sigue Colombia, con 7%. Son cifras aproximadas y varían ligeramente año con año. Ese contenido es consultado de forma orgánica (a través de búsquedas en Google o de manera directa, ingresando al sitio) por un amplio espectro de lectores, pero en su mayoría tienen edades comprendidas entre los 25 y 34 años (32%). Ahora, más allá de las cifras, se de primera mano que muchos estudiantes de arte, curadores jóvenes, y académicos –sobre todo en Chile- consultan nuestros archivos para sus investigaciones. En general, buscan temas muy específicos para sus investigaciones, como entrevistas exclusivas o ensayos solo disponibles en nuestro sitio.