Caracas resultó ser un punto nodal para la EPD por la situación histórica que vive Venezuela hoy en día y por la manera en que ésta impactó los eventos y peripecias que vivimos en nuestra estancia ahí.Chávez se encuentra en un ritmo frenético de actividad tanto nacional como internacional. Para ganar las elecciones, ha sacado enormes cantidades de dinero para realizar obras públicas. Se ha anunciado la expropiación de varios bienes supuestamente para beneficiencia social, y en su programa semanal “aló presidente” Chávez hace uso de sus dotes teatrales para promover sus proyectos y atacar a sus críticos. Aunque se tolera la disidencia, se ha establecido como ley que el “faltarle el respeto” al presidente lleva una condena de hasta 20 meses en prisión. Esta semana, Chávez se reunió con los líderes de China y Siria y constantemente anuncia su preparación para un conflicto armado con los Estados Unidos. Fortalecido por ser el quinto productor mundial de petróleo en un momento global donde el precio del crudo se ha elevado enormemente, Chávez usa sus recursos para adelantar un proyecto social latinoamericano que podría parecer como lo que Fidel Castro alguna vez imaginó hacer. Se ha dicho que Venezuela siempre ha sido un país demasiado pequeño para las ambiciones de Chávez, pero mientras éste busca posicionarse como el líder de un nuevo orden, los Venezolanos sufren una grave crisis de vivienda y desempleo (casi 50% de los venezolanos viven del empleo informal). El chavismo ha crecido rápidamente como fuerza gracias al descontento ante la política exterior de George W. Bush y al vacío de liderazgo que existe entre los grupos liberales de Venezuela, que no encuentran respuesta ante las diatribas y propuestas populistas de Chávez. En realidad, Chávez y Bush son líderes similares. Ambos usan al ejército como su base principal, usan la energía como motivador político, aplican el favoritismo sin remilgos, y consiguen el apoyo de un sector de la población que paradójicamente es la primera en sufrir los efectos de sus caóticos programas.En las vallas de las avenidas de Caracas, se leen varias consignas bolivarianas del gobierno actual, entre ellas una que dice ¨haciendo la revolucion aduanera¨. Estos días, la aduana venezolana ha retenido una valija diplomática de la embajada de Estados Unidos, lo cual ha incrementado las ya de por sí tensas relaciones entre ambos países. Como microcosmos de esta revolución, la EPD sufrió un retraso casi irreparable por El papeleo aduanal para entrar a Venezuela. Esto, aunado a las dificultades económicas que tenemos por haber sido extorsionado y retenido tantas veces en la frontera, y por el impasse que aún tengo en la frontera con el Ecuador, me hizo tomar la decisión de sacrificar a La Panamericana para seguir el trayecto. Como resultado, la EPD continuará su fase final por tierra, pero desafortunadamente perdiendo la oportunidad de pasar por Quito y Lima como originalmente se había planeado. La heroica Panamericana recorrió un total de 15, 950 millas en un lapso de aproximadamente 400 horas de manejo, desde Anchorage hasta Caracas. Como aún tenemos la obligación de sacar la camioneta de Venezuela, un hombre de San Cristóbal ofreció llevarse el vehículo hasta Cúcuta (el lugar donde estuve como “rehen” por una semana) donde le perderemos la vista. La camioneta partió para Cúcuta aún con sodas y barras de granola de Alaska, llena de firmas de sus pasajeros de Salvador, Costa Rica y México, con su parabrisas quebrado, las raspaduras de Cartagena y San Francisco, y un ojo de dios que le compramos en Nuevo México.
Después de una dolorida despedida a la camioneta blanca de Alaska, empaqué mis maletas y salí para Asunción.
Pablo Helguera