Durante la guerra fría, los escritores y los artistas en general se enfrentaron a un inmenso desafío: en el mundo Soviético se esperaba de ellos que produjeran obras que glorificasen la militancia, la lucha y el optimismo permanente; en Occidente se hacía alarde de la libertad de expresión como la posesión más preciada de la democracia liberal. Pero esa libertad podía tener su precio; en este libro se documenta la extraordinaria fuerza de una campaña secreta por la que algunos de los más elocuentes exponentes de la libertad intelectual en el mundo occidental se convirtieron en instrumento —lo supiesen o no, les gustase o no— de los servicios secretos estadounidenses.
Frances Stonor Saunders demuestra cómo la CÍA logró infiltrarse en todos los espacios de la cultura. Las organizaciones que le servían de pantalla y las fundaciones «filantrópicas» que canalizaban su dinero organizaban congresos, exposiciones, conciertos y giras de orquestas sinfónicas por todo el mundo y subvencionaban ambiciosos programas editoriales y costosas traducciones; las revistas de toda Europa y de otros lugares del mundo compensaban sus pérdidas gracias a generosos mecenas tras los cuales se escondía la CÍA. Stonor Saunders ha escrito una brillante y crítica biografía colectiva. Una historia apasionante y fácil de leer acerca de un sistema de mecenazgo clandestino sin precedentes en la historia contemporánea.
«No podíamos gastarlo todo. Recuerdo en una ocasión haberme reunido con Wisner y el interventor. Dije, ¿cómo podremos gastar todo eso? No había límites y nadie tenía que rendir cuentas. Era increíble. Gilbert Grkenway, agente de la CÍA»
«Se me ocurre pensar que el aparato para la creación y mantenimiento de las celebridades excede con mucho al objeto de la celebración. Philip Larkin».
Este capítulo “Garabatos yanquis (Yankee Doodles)” describe las relaciones que se dieron entre los artistas y el movimiento conocido como expresionismo abstracto norteamericano y la CIA.