El Programa Nacional de Estímulos siempre será un problema, primero por el grado de competencia que plantea entre agentes del sector artístico y cultural, y segundo por los pocos recursos que se tienen para “repartir” desde cada grupo.
En este texto me parece importante centrarme en esa segunda premisa sobre los recursos. Cuando hay poco de algo, frente a más manos a las cual darles por la necesidad, no se está realmente solucionando nada, antes se está sumando al problema.
La historia nos demuestra que el nivel de apoyo al sector cultura siempre ha sido pobre por no decir menos, tanto desde lo público como desde lo privado.
Pero como acá nos atañe lo público me centraré solo en ello.
Somos un país que tanto a nivel central como territorial no entiende, ni le importa entender el valor de la cultura. Le ha prestado algo de importancia cuando entidades externas plantean las necesidades de entregar recursos para la cultura (memoria, reparación, organizacional, etc.) o cuando unos economistas identifican una ganancia que el mismo sector no había visto y generan una ley de colores que el sector ni entiende, ni aprueba, ni se beneficia de ella.
¿Qué pasa hoy con los estímulos del PNE para las artes plásticas y visuales?
He visto en esta última semana dos cartas abiertas, denunciando a ganadores por no ser de los territorios, a ganadores de Bogotá aplicando a convocatorias específicas para región, una carta de desagravios de un artista, varios mensajes que cuestionan el ejercicio de los jurados.
He leído el “Pronunciamiento Público del Colectivo A.R.C. (Artistas en Resistencia del Caribe)”, donde evidencian su rechazo a la selección del ganador de la Beca de Creación para Artistas con Mediana Trayectoria para la Región Caribe y la “Carta Abierta de la Región Oriente”, donde se hace público el derecho de petición con el que se manifiesta la oposición a lo dispuesto en la resolución N. 0698 De 28 de mayo de 2025 en la que se enuncia al ganador de la Beca de Creación Artística para Jóvenes Artistas Visuales y Plásticos, Región Oriente. De igual manera revisé la cartas de descargos “Respuesta a la Carta Abierta” de uno de los ganadores en cuestión y también la disertación “Entre lo legal y lo legítimo: reflexiones sobre la beca de estímulos Caribe 2025”, y debo decir que todos los lados tienen razón y que definitivamente el error no es de los artistas, es un error institucional a nivel de Ministerio, de Coordinación del Grupo, y de entidades territoriales y voy a explicar cada una de ellas.
¿Por qué el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes tiene la culpa[1]?
Siempre ha sido responsable por la manera y el tiempo con el que se conciben los estímulos, como se enuncian y manejan las convocatorias, incluido el poco personal que tiene para realizar cada uno de los pasos que tiene un proceso como este.
- Es inaudito que el Ministerio no tenga un observatorio con el cual desde la investigación de datos pueda definir qué convocatorias lanzar, cuantos estímulos entregar y que presupuesto asignar a cada uno de los sectores, porque hay que recordar que ahora no solo son recursos para las culturas, ahora hay que plantear y diversificar la oferta entre las artes, las culturas y los saberes.
- Aunque mejorado el equipo de Estímulos del Ministerio para esta vigencia 2025, su conformación sigue siendo insignificante para la envergadura e importancia de este programa y para el número de participantes, cada año in crescendo.
- Dejar la operación de evaluación de los participantes desde lo administrativo a un operador en vez de hacerse desde el mismo ministerio, ya sea desde el desarrollo y manejo de una plataforma o herramientas que faciliten la tarea es seguir en una época arcaica. ¿Por qué no se siguen los pasos de Bogotá o Medellín (quien adoptó la plataforma anterior de Bogotá para su proceso)? ¿Por qué no aprender de otros y proponer mejoras o innovación?
- El querer hacer presencia en las regiones después de décadas no se hace solo con buenas intenciones, se hace con planeación y presupuesto.
- ¿Por qué castigar a las regiones con mayor inversión en cultura? ¿Por qué castigar a Bogotá por sus recursos y programa distrital de estímulos? Es entendible que a regiones donde la inversión en educación y en cultura es casi nula se quiera hacer presencia, pero no se debe castigar a las regiones con alto índice de inversión y acceso a la educación y la cultura como si fuera culpa del artista y no una culpa estatal en todos los niveles.
- Haber cambiado el funcionamiento del PNE como se hizo en el año 2024, con muy buenos propósitos, pero sin conciencia administrativa y legal lo que hizo fue hacer perder la confianza en programa instalado, y dejar muchos baches administrativos y jurídicos de participación para este año 2025.
¿Por qué la Coordinación de Artes Plásticas y Visuales tiene la culpa[2]?
Al ser la Coordinación de Artes Plásticas y Visuales el grupo que conoce, investiga y plantea acciones en pro de mejorar y fortalecer el sector a nivel nacional en sus 32 departamentos debería haber un conocimiento de las necesidades de los artistas en las regiones, identificar sus diferencias y plantear soluciones específicas en la medida de sus posibilidades presupuestales.
- Un(a) coordinador(a) orienta, planea y a pesar de los que se quiera, dice qué se puede y cómo se debe, porque al final de cuentas él/ella es el /la que conoce el sector.
- Hay un desconocimiento o poco juicio al escribir una convocatoria. Solo se piensa en cantidad de estímulos, recurso y temática que apoye los lineamientos estratégicos del ministerio, pero no hay realmente una revisión a fondo de la manera en que se enuncia, en la claridad para los participantes y sobre todo la normatividad y documentación a aportar para esas convocatorias específicas.
- Si voy a abrir la puerta a la participación específica de regiones debo plantear los criterios administrativos para participar y debo dejarlo también claro en los criterios de evaluación. Con esto limito la participación a las regiones, a las edades, a las poblaciones, al público específico que se quiere o se requiera.
- Las dos convocatorias cuestionadas en las cartas públicas evidencian una falencia administrativa en su participación ya que es claro que los ganadores pueden participar a pesar de no ser de las regiones (y a eso le incluiría otra convocatoria de la cual aún nadie ha dicho nada).
Tanto la “Beca de creación artística para jóvenes artistas visuales y plástico”, la “Beca de creación para artistas con mediana trayectoria” y la “Beca de creación artística para artistas con amplia trayectoria” enuncian lo mismo: “Esta beca promueve el desarrollo de nuevos proyectos de creación artística que aporten al análisis y la reflexión desde las artes plásticas y visuales. Mediante este estímulo se busca apoyar la diversidad creativa a partir de la exploración de distintas formas artísticas en el vasto campo de las artes plásticas y visuales, como el grabado, cerámica, performance, pintura, dibujo, escultura, instalación, multimedia, entre otras.” Solo se diferencian entre ellas por el perfil de los participantes que se requiere, el rango de edades y su trayectoria.
- Las convocatorias pueden ser una muy buena acción en el territorio, pero también pueden ser grandes acciones con daño, como lo estamos viendo. Un daño que solo perjudica al sector.
- No se entiende si el objeto de la convocatoria es la de fortalecer específicamente al sector artístico de las regiones o si es para apalancar procesos de creación sin importar el origen del artista en los lugares establecidos, ¿por qué se entregan recursos por regiones? ¿Se gestionaron recursos locales para estas becas? ¿Qué tipo de información iban a recibir quienes revisaran los documentos administrativos? ¿Y qué indicación o criterio se les solicitó a los jurados frente a esta necesidad de adjudicación territorial?
- ¿Acaso la entrega de los recursos en las regiones eran solo una excusa para que los artistas propusieran ejercicios artísticos en otros entornos y no propiamente una apuesta por el apoyo y fomento regional del sector? Esto no está mal, sin embargo, la enunciación de la convocatoria deja muchos vacíos y ahí es donde una buena intención queda solo en eso.
¿Y por qué las entidades territoriales tienen la culpa[3]?
Vale la pena hacerse la pregunta de ¿cuántas entidades territoriales hoy apoyan las artes, las culturas y los saberes desde sus propios presupuestos?
Si hay una Ley de Cultura (Ley 397 de 1997 hoy en actualización) por la cual se desarrollan los artículos 70, 71 y 72 de la Constitución Política de Colombia y que tiene como objetivo principal el fomento y estímulo de la cultura, ¿por qué es tan difícil y poco justo y equitativo el aporte a la cultura en los 32 departamentos, 11 distritos y 1.103 municipios? Es claro que la constitución también enuncia en su artículo 310 que los departamentos, municipios y distritos tienen autonomía para la gestión de sus recursos, lo que incluye la inversión pública y que por ello la cultura nunca está allí representada, porque pocas veces es prioridad.
El Ministerio hace unos años está tratando de hacer presencia territorial, de llenar esos huecos que los entes territoriales han dejado pero claramente su presupuesto anual no será nunca suficiente ni representativo, y mucho menos si desde hace más de dos décadas el entonces MinCultura redujo su capacidad institucional casi al mínimo, desde su organigrama de trabajo, hasta su presupuesto para apoyar la cultura y las artes del país.
No hay viabilidad, ni sostenibilidad para las artes, los saberes y las culturas si no hay inversión plural. Si no dejamos de pensar en que solo hay una o dos manos que den recursos y que no exijamos, así como le exigimos al Ministerio (y no hay que dejar de hacerlo), a las Gobernaciones y Alcaldías para que entreguen recursos para el sostenimiento de los sectores, que creen Secretarías de Cultura que sirvan de entes rectores en los territorios pero con presupuesto para desarrollar acciones que fortalezcan el entramado artístico y cultural, y que también inviten a otros sectores a aportar y fortalecer el ambiente artísticos y culturales como a la noción de fomento en las regiones.
Al final ¿quién tuvo la culpa[4]?
Tod@s en algún momento nos quejamos del exceso de documentación que los procesos de estímulos requieren, sin embargo, la falta de ellos es lo que permite este tipo de vacíos. Aquí aplica el viejo y conocido refrán “ni mucho que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre”.
Estos requerimientos administrativos y puntualidades en las condiciones específicas de participación no se hacen solo para blindar a la entidad, se requieren para dejar claro el panorama de participación en pro de la transparencia y de la inclusión de todos los artistas y agentes culturales del país, este tipo de eliminación de información y de documentación de soporte ocasionan este tipo de problemas. Hoy nos afecta nuestro propio invento.
Lastimosamente los errores de otros los pagan los propios artistas, no solo el ganador o ganadores implicados, sino los artistas locales que se sienten engañados y el sector que hoy tiene heridas de lado y lado tanto dentro de sus agentes como desde las instituciones, heridas que debilitan las efímeras redes de confianza.
Perdimos todos, nadie ganó y la culpa al final seguirá siendo de la pobre vaca[5] o esperemos que la institucionalidad haga un gesto de humildad y acepte su culpa[6] y realmente le apueste a una acción de mejora en la se incluyan todos los que en algún momento le han faltado al sector.
Notas
[1] Culpa- responsables: En términos humanos es muy incómodo enfrentar nuestras acciones y asumir la responsabilidad, es más fácil ser defensivo, no necesariamente porque no se entienda lo que se ha hecho, sino porque admitir la culpa es complejo. Es un ejercicio difícil de aprender donde lo primero que se necesita es la reflexión donde no solo se revise lo que pasó sino pensar en cómo esas acciones u omisiones afectan a otros. Ser responsable no significa solo presentar disculpas sino realizar un esfuerzo consciente para concebir cambios contundentes y estructurales.
En el sector público puede no asumirse la responsabilidad de lo que las acciones generan, debido a factores como la resistencia al cambio, la burocracia, la cultura organizacional, la sensación de impunidad y la falta de una ética de lo público arraigada. Las instituciones públicas suelen tener estructuras rígidas y una cultura organizacional arraigada que dificulta la adopción de nuevas políticas y procedimientos que promuevan la responsabilidad y la transparencia. La ausencia de una ética sólida de lo público, puede contribuir a la falta de disposición para admitir errores ya que se relaciona con la responsabilidad, la culpabilidad y el control, lo que ha derivado en una tendencia a evitar la culpa o a justificar los errores atribuyéndolos a factores externos, en lugar de asumir la responsabilidad. Específicamente dentro de la cultura asumir la culpa desde las entidades públicas está ligado al componente político, el cual asume que responsabilizarse de un error le merma valor al actuar político. Hay una idea errónea de lo que errar significa para el ser humano y lo que significa hacerse cargo de ese error en términos sociales y políticos.
[2] Culpa- responsables
[3] Culpa- responsables
[4] Culpa- buscador de culpables: En este texto hago referencia a la culpa en un contexto específicamente emocional, desde el síndrome adámico, como forma de etiquetar una conducta que se ve con frecuencia. Entendiendo que en situaciones que generan malestar las personas le echan la culpa a los demás con el fin de salir indemnes de cualquier situación, cuando nos sucede algo, nuestra mente, lejos de ver qué ha podido pasar y qué responsabilidad se tiene sobre lo sucedido, busca otras posibilidades. Esta búsqueda de culpables a menudo sirva como un mecanismo de defensa, no solo como un intento de preservar nuestra autoimagen y protegernos del malestar asociado con la aceptación de la responsabilidad, sino también como una renuencia a enfrentar nuestra propia realidad y los constantes desafíos. Además pensamos que todo pasa por algo y que hay una linealidad en cada hecho. El buscador de culpables jamás considera la posibilidad de que él o ella esté dentro de esa regla de tres.
[5] Lopera Gutiérrez, Jaime y Bernal, Martha Inés. (2006). La culpa es de la vaca: anécdotas, parábolas, fábulas y reflexiones sobre el liderazgo. Texto, “La culpa es de la vaca” resumen publicado originalmente por el profesor Fernando Cepeda en su columna del periódico El Tiempo del 23 de octubre de 2000. Una excelente demostración de una conducta muy humana y colombiana relacionada con la ramificación de la culpa que se argumenta desde la pobreza del desarrollo planteado por Michael Fairbanks, en “Cultural Matters: How Values Shape Human Progress”, en Lawrence E. Harrison y Samuel P. Huntington (eds.), Changing the Mind of a Nation. Elements in a Process for Creating Prosperity. New York, Basic Books, 2000.
[6] Culpa- responsables
1 comentario
Añade el tuyoTodo lo que la artista Elena Salazar expresa ,tiene todo el sentido lógico ,aquí hay una mafia y ganan siempre los mismos .En el centro nacionsl de las Artes y Saberes esta más concentrada la mafia miserable que existe ,liderada por la directora Xiomara Vslentina Suescun ,como veta al artista que reclama sus derechos y su sus curadores ,que siempre le dan la oportunidad a los mismos nombres y otros artistas anónimos que nunca han estado en el circuito del arte de este país !