perdonen la intensidad

Estimado maestro Arcos-Palma:

Aprovechando la relajada situación que sigifica el liberarse de sus deberes académicos, le pido que sin apasionamiento relea mis dos anteriores participaciones en esta esfera. Por un lado le ruego me disculpe si usted considera que extravié sus palabras o si me valí de ellas indebidamente. Cuando usted escribió el artículo, se refirió duramente a una intervención mía a lo cual no contesté en ese momento. Pero al leer el ataque que el señor García lanzaba contra la postura del maestro Huertas, sentí que de nuevo se cofundía lo político con la política.

Entienda de buena manera que cuando hablo de arte politikon cometo una redundancia, pues el arte por definición es público, existe en virtud de una sociedad. Esto es lo que hace que la pintura de unas papayas sea un acto político desde el punto de vista aristotélico. Cuando lo que yo hago no está en contra del staus quo, está entonces a favor de él. Parece muy radical, o estás conmigo o estás contra mí. ¿Pero, acaso no es así? ¿No es pues, cierto que las obras que se limitan a decorar estan avalando por acción u omisión el sistema en el cual circulan?

Perdonen la intensidad, pero insisto en que cuando se pide que los artistas jóvenes asuman una posición política no se les está pidiendo que se metan a la JUCO ni al Polo. Ni que hagan «arte político», sino que tengan conciencia de que el arte aunque redunde, es politikon.

Luís Daniel Abril

1 comentario

Estimado Luis D. Abril,

En realidad comprendo su «intensidad» pero no la comparto. Quizá tengamos algún día el tiempo para hablar sobre esto. El texto que usted citaba no fue en respuesta a una de sus participaciones sino a un conjunto de participaciones que circularon por esfera por aquella época y en particular yo hablaba de «los gestores culturales» hasta donde sé usted no es uno de ellos. Si lo es disculpe mi ignorancia. Pero bueno hay que decir algo: en esto estamos de acuerdo: la actitud política no tiene que ver en nada con una filicación partidista y yo me inclino por este camino de «neutralidad». Aunque respeto a aquellos que lo hacen.

Cordialmente
Ricardo Arcos-Palma