Cuál es el papel del artista, de las facultades de arte, de los espacios de exposición, de los galeristas, de los críticos de arte, de los periodistas culturales, de los medios de difusión, del arte y la cultura en este MUNDO?
¨El artista debe «reflexionar sobre su posición en el proceso de producción,» resistirse a la cultura apropiacionista de la burguesía, migrar a la revolución de clase (proletaria) y trabajar desde allí para cambiar los medios de producción. En vez de «hablar» en nombre de esta nueva fuerza social, debe alinear su práctica con su producción. De este modo el artista pasa de ser «un proveedor del aparato productivo a un ingeniero que considera que su labor es adaptar dicho aparato a los fines de la revolución proletaria¨. Hal Foster – recodificaciones.
Cuando sabemos que el arte nunca se acerca a la realidad desde las paredes del cubo blanco, y cuando somos conscientes de que una obra no cambia el destino de un país, es cuando estamos convencidos que solo intentamos abrir espacios de reflexión y concientización sobre el modo de vida. Nuestra responsabilidad como seres humanos es con lo que acontece en nuestro entorno y ninguna persona debe ser ajena a ello, pues somos influenciados por los sucesos de nuestro tiempo y de nuestra geografía.
Más que arte o artistas políticos, hablamos de producción de pensamiento, de seres que por medio de herramientas plásticas se acercan a la realidad para hablar de ella, desde ella y para ella; propuestas que investigan en la memoria pasada, escarban en los sucesos cotidianos o predicen un futuro cercano.
La exposición Medidas Cautelares es parte de 25 años de compromiso, entrega y sacrificio de un espacio que abrió sus puertas a un arte que no era comercial o decorativo. Bien sabido es que Valenzuela y Klenner fue pionero en apoyar el arte de vanguardia y que casi todos los grandes artistas contemporáneos del momento han pasado por allí. Sus salas siempre estimularon la instalación, el performance, el video arte, la fotografía y el arte joven, mientras que otros espacios solamente apoyaron la pintura o la escultura comercial y decorativa.
Realmente es lamentable que espacios y artistas realicen sus muestras y reine la indiferencia por parte de los ¨GRANDES¨ teóricos, críticos, curadores, filósofos, antropólogos o periodistas culturales, y no se detengan a ver, a escribir, a publicar o a reflexionar sobre ello. Muchos se han dedicado a promocionar, o más bien publicitar las obras que ellos mismos comercializan y engordan, presentándolas ante la opinión pública en reseñas de revistas especializadas o publicando libros patrocinados por coleccionistas, para hacer creer que dichas ¨obras¨ son valiosas comercialmente, ya que conceptualmente no. La memoria está en juego, por ello la historia de lo que acontece en todos los espacios es necesaria para analizar con el tiempo las producciones, intereses y relaciones con lo político, con lo social, con lo estético o con el lavado de dineros.
Las campañas presidenciales no son ajenas a los juegos de poder y los candidatos son ofrecidos como productos de consumo en comerciales, vallas, afiches, volantes, radio e internet. Los futuros dictadores lanzan sus campañas con arengas en contra de los otros, pero sin planes de gobierno; demostrando una vez más que la democracia no satisface a la mayoría de las personas y se eligen presidentes por menos de un 10% de la población. Los partidos, los políticos, los expresidentes y las instituciones del estado han sido acusados por violación a los derechos humanos, masacres, corrupción o robo… y no hacemos absolutamente nada.
Algunos congresistas, senadores, concejales, presidentes, ministros, alcaldes y gobernadores han tomado decisiones que afectan el medio ambiente o que atentan contra la población civil, y son venerados, reelegidos o santificados por un pueblo que carece de garantías para subsistir; como casa propia, alimentación balanceada, salud preventiva gratuita, educación gratuita y un trabajo digno. Las promesas de la política no se escuchan, no se ven en la realidad y solo quedan los puños levantados y las manos alevosas que nos incitaron a votar contra nosotros.
La inconformidad de un pueblo es reflejada en sus muros con mensajes anónimos que dicen y señalan; por ello las calles de nuestras ciudades se ven invadidas de estos escritos que cuentan la historia de la injusticia social y el descontento de muchos sectores de la población que se ven día a día más oprimidos por un sistema capitalista elitista. El muro de lamentaciones está en barrios, pueblos, ciudades y países que son dominados por los mimos intereses económicos. El pueblo está cansado y no quiere callar más, por ello los sindicatos, los agricultores, los ganaderos, los empresarios, los profesores, los estudiantes, los médicos, los transportadores y la población en general salen a las calles a manifestarse para dar un grito de silencio en medio de la noche negra.
Sindicatos, centrales de trabajadores, grupos de izquierda y como dicen ¨infiltrados¨ se reúnen el primero de mayo en la marcha del día del trabajo, cuando cada vez más las garantías laborales son menos. Los grupos antimotines invaden las calles de las ciudades en número igual o superior a los manifestantes agitándolos o dispersándolos con sus costosos equipos que superan el salario básico mensual, mientras trabajadores asalariados no saben ni porque marchan, ni que defienden. Personas de un mismo país y con necesidades similares se enfrentan en las calles unos contra otros en batallas campales que dejan a manifestantes y a policías heridos, en un combate absurdo de seres de una misma bandera. Las fuerzas del estado juran defendernos, pero en medio de órdenes, la ética, los principios, la constitución y las leyes pasan a un segundo plano para convertirse en máquinas de combate cuerpo a cuerpo.
¨El reconsiderar el proyecto del arte político no sólo es necesario para comprender la conexión entre los desplazamientos sufridos por los conceptos de clase y producción, es también imprescindible para relacionar ambos con un tercer desplazamiento: el que va de una teoría que piensa que el poder se basa en el consentimiento social, garantizado por una ideología de clase o de estado, a una teoría en la que el poder opera a través de un control técnico que «disciplina” nuestro comportamiento (y por supuesto nuestro cuerpo). Tal como lo concibiera Michel Foucault, dicho control no se produce primordialmente mediante representaciones ideológicas que nos mistifican en términos de identidad individual o de condiciones reales, sino de regímenes sociales (que operan en las escuelas, la empresa, etc.) que estructuran materialmente nuestras vidas.¨ Hal Foster – Recodificaciones.
Galán, Gaitán, Gómez, Pedro, José, Marta, Teresa, y millones más han sido caudillos y han dado sus vidas o más bien los han matado por intentar construir otras realidades; qué casualidad que muchos de estos crímenes aún no han sido esclarecidos y en muchos de los casos se presume que fuerzas estatales cumplieron órdenes de homicidas de cuello blanco para desaparecer y matar a cualquier opositor. Se permitió el asesinato selectivo de más de cinco mil personas de la unión patriótica en el mal llamado baile rojo; se facilitó y permitió la conformación de grupos paramilitares quienes sembraron el terror en poblaciones que luego fueron expropiadas o compradas a bajos precios.
Nuestras entregas de armas, desmovilizaciones paramilitares y guerrilleras en los últimos años se vieron viciadas por la manipulación de la información entregada por los representantes estatales, quienes montaron un verdadero teatro donde hombres y mujeres con uniformes nuevos, bien alimentados, afeitados y peluqueados entregaban sus armas a un comisionado de paz que engañó al mundo, el gobierno dijo que estaba reinsertando a la vida civil a estos excombatientes, y peor aún el engaño de todos esos colombianos que se prestaron para esta mentira así como el presidente y fuerzas del orden que callaron e incluso tomaron parte de los falsos positivos, donde militares y policías secuestraron, mataron y cambiaron de identidad a muchas personas para hacerlas pasar como guerrilleros.
Personas con su rostro cubierto, armados hasta los dientes recorren el territorio nacional en busca de colombianos para ajusticiarlos bajo su propia ley, así como las convivir que desembocaron en las autodefensas unidas de Colombia, quienes se encargaron de callar y sembrar el miedo por medio del terror con prácticas demenciales desde la guerra de liberales y conservadores, sin que ninguno de estos partidos asuma la responsabilidad de lo que impulsaron. El uso de armamento no convencional y de motosierras ha hecho que la gente se esconda y que no salga a la luz pública la verdad, ya que los testigos que han quedado siguen siendo amenazados.
¨No existen temas fijos o genéricos en el arte político: todo es especifi-cidad histórica y posicionamiento cultural. Por ello, el reconsiderar el esta-tus de la vanguardia no supone cuestionar el componente crítico que pudie-ra tener en el pasado, sino por el contrario ver como puede ser reinscrita en el presente como discurso crítico y de resistencia. La importancia de tal repo-sicionamiento está implícita en el valor metafórico (militar) de ambos tér-minos: avant garde implica una trasgresión revolucionaria en los frentes social y cultural, mientras que resistencia sugiere un conflicto inmanente dentro o detrás de los mismos.
El concebir la resistencia en este sentido no significa proclamar la “muerte» de la vanguardia (tal como lo hace la derecha) sino poner en cues-tión la validez en el presente de dos de sus principios: el concepto estructural de “límite» cultural como algo a derribar, y la política de ”liberación social” como programa que el arte de vanguardia debe de algún modo emular o estimular.¨ Hal Foster – Recodificaciones.
Todos tenemos grandes ideas para dirigir el país, por ello cada uno podría ser un gran presidente, Yo, Tú, él, nosotros, todos presidentes y con ello todos fiscalizadores de todos; muchas personas son conscientes de lo que sucede y se atreven a plantear las soluciones para el agro, para la educación, la salud, el desempleo, muchos están más claros que los ministros de economía o del trabajo y gran parte de la gente del común tiene más sentido común que el de nuestros dirigentes. Podría uno pensar que los grandes pregrados, posgrados, maestrías y doctorados en las universidades más prestigiosas del mundo han mal educado a nuestros dirigentes y no han servido sino para reproducir un modelo esclavista y excluyente.
Desde nuestras culturas ancestrales hemos pasado de un dueño a otro, como nuestras tribus y sus territorios repartidos, nuestras riquezas extraídas, nuestros sueños de libertad manipulados, y los pocos rasgos de identidad que quedaban son cambiados por la moda. Los dialectos, las razas, las costumbres y las comunidades fueron desaparecidas por conquistadores, colonizadores, multinacionales y tratados de libre comercio que no dan garantías a la subsistencia de muchas familias que viven en el campo y no cuentan con las seguridad mínima que un estado debe proporcionar.
Las grandes empresas estatales fueron llevadas a la quiebra par ser privatizadas y posteriormente ofrecidas a intereses económicos nacionales e internacionales. Nuestro país es repartido entre unos pocos vendiendo nuestra patria, nuestras empresas, nuestras tierras, nuestras vidas. Los bancos españoles, las cementeras mexicanas, los cultivos de Monsanto, los trenes franceses, las hidroeléctricas italianas, la extracción de petróleo inglesa, los parques naturales de agencias de viajes, los ríos, los valles, las montañas y nevados cedidos a intereses que se ofrecen en las grandes bolsas y las ganancia en el extranjero.
¨El paso de un modelo de transgresión vanguardista a uno de resistencia crítica no es meramente teórico. Históricamente debe verse en relación a las diferentes condiciones que han dado forma a la producción y la recepción de arte en los últimos 100 años. Puede que esta interpretación coyuntural vaya en contra de nuestras ideas preconcebidas. Por ejemplo, se piensa la vanguardia como oposición a la academia y como transgresora de los límites y maneras de la cultura de salón de la buena sociedad. Del mismo modo se concibe el arte crítico o de resistencia como en conflicto permanente con la cultura moderna oficial, tal como se nos ofrece tanto en los medios de comu-nicación e institucionales como en la modernidad canónica (la que está en los museos). Sin embargo, estas oposiciones son parciales, abstractas, más moralistas que analíticas (en términos de bueno y malo) y más formales que históricas (se representa la vanguardia como simple negación y el arte for-malista como simplemente autónomo). En pocas palabras, dichos términos culturales deben ser entendidos de un modo dialéctico, deben ser nueva-mente contextualizados y ser leídos a través de una periodización de la cul-tura en relación a los modos económicos y las formaciones sociales.¨ Hal Foster – Recodificaciones.
El rebusque es base de la supervivencia, y las personas se inventan soluciones para conseguir el dinero que les permite vivir un día más; la disminución de oportunidades laborales unida al aumento en los costos, hace que el número de desempleados y de personas en riesgo aumente día a día. Reflejo de esta situación global es cuando vemos una gran cantidad de personas que salen a calles, andenes o semáforos ofreciendo productos, en un trabajo informal, independiente y sin la seguridad social digna, lo que oprime a la población mundial. Los altos costos en arriendos, educación, salud y transporte esclavizan a individuos y familias llevando a la sociedad a un abismo sin fin.
La ¨gente del común¨, tiene sentido común cuando reflexiona sobre las problemáticas que nos asechan, y no es difícil hablar de política cuando esas mismas normas nos oprimen y no velan por nuestras garantías y derechos. Estamos en manos de las ratas, los lagartos, los leones, las águilas y demás fieras que se reparten el control del aparato estatal y paraestatal, esta jauría no solo padece de rabia, pues se han encontrado rastros de cólera, envidia, ambición y venganza, lo que ha con llevado a que la mayoría de personas este en malas condiciones y unas pocas familias controlen la tierra, los recursos, el poder y los cuerpos.
Quien creyera que con el auge de tantas religiones y el aumento de las leyes que protegen de la discriminación aún existan personas que se creen superiores y otras que se creen inferiores. Acaso el color de la piel o las tendencias determinan lo bueno y lo malo de las personas, será que valgo por mi forma de vestir, hablar o llevar el cabello? En una sociedad de simulacros donde se venden mentiras y fantasmas, el ser humano es lo que menos importa, ya que nuestras vidas no tienen valor, nuestros cuerpos están permanentemente expuestos al rechazo y a la muerte, somos juzgados y sentenciados con miradas excluyentes hasta en nuestras propias casas, entonces que esperamos fuera de ellas.
«Puesto que el mito nos roba, ¿por qué no robar al mito?» Esta mitificación secundaria es el motivo político de buena parte de la apropiación de imágenes que se da en el arte contemporáneo (al menos cuando pre-tende ser crítico); algunos puntos polémicos como la disolución del aura y la mercantilización del arte, los mitos privilegiados de la originalidad y la intencionalidad, etc. son cuestiones que deberíamos tener presentes. Robar el mito, de esta manera, no supone tanto rehacer el proceso mítico por el cual los signos son apropiados por los medios de masas como opo-nerse a/o recomponer ese proceso. Básicamente, en arte, el «robo de mitos» busca restaurar el signo original a su contexto social o hacer imposible el signo mítico, abstraído, para reinscribirlo en un sistema contra‑mítico. En el primer caso, el signo resulta reclamado por su grupo social, en el segundo, el signo reapropiado es rastreado, reevaluado y redirigido.¨ Hal Foster Recodificaciones.
La plaza pública era el sitio donde el pueblo y sus gobernantes discutían el devenir de la sociedad por medio del dialogo reflexivo entre la sociedad civil y sus dirigentes; ya que debe ser fundamental y continuo la comunidad debe volver a generar esos espacios de conversación en el hogar y posteriormente en los espacios públicos; abrir esas zonas de reflexión y construcción social son fundamentales, ya que si en nuestros hogares somos antidemocráticos y nos convertimos en tiranos o en anarquistas, que podemos esperar en el barrio, en la ciudad o en el país.
A bala se han llevado cabo ¨limpiezas sociales¨ donde aparecen de la nada municiones y armas de muchas ¨industrias militares estatales¨ sin que nadie se preocupe por incriminar a dichas empresas. El aumento en el personal del ejército y la policía parece proporcional al incremento de personas. La venta de armamento y munición ilegal no se detiene y los barrios de muchas ciudades se han llenado de dichas armas que buscan controlar las ciudades y poblaciones. Los grupos estatales y para estatales han estado realizando la mal llamada ´limpieza social¨ exterminando a personas que viven en las calles y a otros que luchan por defender los derechos básicos de la población; estudiantes, profesores, periodistas y directivos de ongs son blanco de atentados terroristas con explosivos o armamento que en muchas ocasiones ha sido utilizados por ejércitos oficiales.
¨Aquí surgen importantes tareas tanto para la crítica como para el arte: es preciso que la crítica (re)aprehenda en el trabajo (histórico) de las prácti-cas artísticas los conflictos revolucionarios (entre sistemas de signos y final-mente, quizá, entre clases) que la obra resuelve o replantea; por su parte, es imprescindible que el arte se dedique a exponer más que a reconciliar estas contradicciones en el presente, o que incluso las intensifique. Lo que pro-pongo no es del todo nuevo: es básicamente lo que Nietzsche llamaba una “genealogía» y lo que Foucault llamó la insurrección de los saberes subyu-gados”. Pero lo que debemos enfatizar es la necesidad de conectar lo ente-rrado (lo no‑sincrónico), lo descalificado (lo menor) y lo que aún está por venir (lo utópico, o mejor, lo deseado) en prácticas culturales concertadas. Puesto que finalmente será esta asociación la que pueda resistir la cultura mayor, sus apropiaciones semióticas, sus categorías normativas y su historia oficial.¨ Hal Foster – Recodificaciones.
La historia nos ha demostrado como en conquistas o derrotas el vencedor se apodera de los bienes más preciados de su contrincante como estatuas, oro, científicos, recursos, territorios y personas, que son esclavizados por gobiernos que se usufructúan y empoderan a costa de otros. En los últimos años hemos visto como la misma población derriba las estatuas o bustos de sus opresores, el poder del pueblo se toma las calles en marchas o plantones para pedirle a sus gobernantes un cambio absoluto, o la abdicación al poder. El sistema está colapsando sobre comunidades que lo sostienen, lo que ha hecho que muchos se organicen exigiendo otro modelo de desarrollo.
El artista como ser humano consiente de su responsabilidad social ha asumido la tarea de cronista, historiador, crítico, politólogo o comunicador para dar a conocer los sucesos que han marcado nuestra sociedad. Muchos acontecimientos que afectan a las comunidades han sido develados o han pasado a la historia debido que han afectado a personas y poblaciones; el ser sensible y creativo plasma en telas, papeles, videos o acciones su inconformidad con una sociedad que oprime o aniquila a sus pobladores, aspirando que sus señalamientos concienticen a otras personas, en un intento por sembrar un pensamiento crítico, una actitud activa, participativa y comprometida con el modo de vida.
No podemos ser indiferentes ante los hechos y no podemos quedarnos al margen de lo que sucede, ya que somos parte de una comunidad tenemos el deber de defender los principios fundamentales y exigir los derechos que merecemos.
Fernando Pertuz
Links/Bibliografía
Hal Foster Recodificaciones: hacia una noción de lo político en el arte contemporáneo
2 comentarios
Según Pertuz, Hal Foster dice:
«El artista debe “reflexionar sobre su posición en el proceso de producción,” resistirse a la cultura apropiacionista de la burguesía, migrar a la revolución de clase (proletaria) y trabajar desde allí para cambiar los medios de producción. En vez de “hablar” en nombre de esta nueva fuerza social, debe alinear su práctica con su producción. De este modo el artista pasa de ser “un proveedor del aparato productivo a un ingeniero que considera que su labor es adaptar dicho aparato a los fines de la revolución proletaria»»
Según el enlace que nos facilita, Hal Foster dice otra cosa, es decir, nos dice que eso lo dice «el modelo productivista» o más bien, cita a Benjamin cogiendo un poco de aquí y otro poco de allí:
«Si re‑escribimos este modelo productivista a modo de programa político, la tarea del
artista está bien clara. Tal como escribiera Benjamin en El autor como productor
(Gramsci apunta cosas similares respecto al intelectual), el artista debe «reflexionar
sobre su posición en el proceso de producción,» resistirse a la cultura apropiacionista
de la burguesía, migrar a la revolución de clase (proletaria) y trabajar desde allí para
cambiar los medios de producción. En vez de «hablar» en nombre de esta nueva
fuerza social, debe alinear su práctica con su producción. De este modo el artista pasa
de ser «un proveedor del aparato productivo a un ingeniero que considera que su labor
es adaptar dicho aparato a los fines de la revolución proletaria`. No puede negarse la
impor-tancia histórica de este programa. En la práctica, hizo mucho y de variadas
maneras (en el productivismo ruso, en la Bauhaus … ) para enmendar la división del trabajo Cultural: para convertir a los trabajadores en productores de arte y liberar al
artista y al intelectual de la «posición imposible» de «benefactor y patrono
ideológico». El programa del arte productivo también fue socialmente muy efectivo al
redefinir formas que se habían hecho o excesiva-mente genéricas (como la escultura
académica) o meramente reflexivas (como la pintura cubista). Y, finalmente, lo hizo
mucho en el ámbito de la teoría, tanto al desacreditar la división banal del arte en
representacional y abstracto, como al diseminar una concepción del significado como
algo producido activamente y no como algo pasivamente (institucionalmente)
recibido.»
Y de una vez presenta la crítica ese modelo:
«Pero tal como era expresada, sin reconocer debidamente las complejas mediaciones
que ello implica, esta concepción productivista del arte tendía fácilmente a una visión
tecnocrática e instrumental de la cultura. Debido a una insuficiencia dialéctica, indujo
a una serie de falacias: la idea brechtiana de que la negación de las convenciones
burguesas (tales como el ilusionismo pictórico) supone ya de por sí una crítica
política, o la barthesiana de que el arte productivista está exento de ideología al ser
una actividad imbricada en lo real. (Barthes: «el oprimido hace el mundo y tiene
únicamente un lenguaje [político] activo y transitivo; el opresor lo conserva, su
lenguaje esta cerrado, es intransitivo, gestual, teatral: es Mito”) . Finalmente, el
modelo del arte como actividad productiva puede verse asimilado fácilmente por un
productivismo per se en el que «toda esperanza revolucionaria se vea ligada al mito
prometeico de las fuerzas productivas,» cuya “liberación”, se confunde con la
“liberación del hombre”. Las teorías que tienen como objeto central los modelos de
producción posiblemente no son capaces de dar cuenta del significado cultural del
consumo (o del consumo de significado), o de la importancia histórica de la diferencia
social y sexual (en relación a otras culturas o en el interior de la nuestra).
Y sigue:
http://www.ttv-i.net/wp-content/uploads/2009/08/Recodificaciones-Hal-Foster.pdf
Por si acaso:
W. Benjamin, el artista como productor
http://www.bolivare.unam.mx/traducciones/El%20autor%20como%20productor.pdf
Gracias Alejandro por tu corrección, ¨Benjamín¨ en palabras de ¨Foster¨, o de Pertuz, espero que no cambie el sentido del texto… y me alegra que lean los links para ampliar el conocimiento.