Curaduría local
¿Qué es ser curador? El término agrupa actividades tan distantes como ser jurado de un certamen o liderar un proyecto editorial. Un poco de claridad a partir del Encuentro Nacional de Curadores.
Pocas nociones dentro del campo del arte local poseen una diversidad de interpretaciones tan amplia como la curaduría. El término se utiliza indistintamente para hacer referencia prácticamente a todas las actividades de las prácticas artísticas que no son asimilables a la creación. Por esto se habla de curaduría para aludir a la organización o concepción de eventos artísticos o la orientación de proyectos editoriales, la museografía, la dirección de montaje, la acción de los jurados de convocatorias o la gestión de espacios de exhibición.
No intento decir que esta acción deba refrenarse, ni que deba abogarse por una interpretación «verdadera», «correcta» o «adecuada» del término, porque buscar la «esencia» de lo curatorial evade la función histórica de esta práctica y desconoce las disputas simbólicas que la han caracterizado.
La disparidad de concepciones sobre este término es sintomática de los rumbos que ha tomado el debate sobre la pertinencia o impertinencia de las prácticas artísticas contemporáneas, y podría ser estratégica a la hora de posicionar políticamente las prácticas curatoriales en Colombia. También parece ser una consecuencia de la complejización de la propia actividad teórica que compromete la curaduría, al punto que es difícil sostener actualmente que la curaduría consista en el oficio de elaborar una lista de nombres de artistas o en agruparlos temática o estilísticamente. Como lo han dicho José Roca o Cuahtémoc Medina, la curaduría se ejerce al igual que la prostitución, y siguiendo con esta analogía diríamos que se ocupa de mostrar en público. Este rasgo parece haber sido conocido o más bien comprendido, desde hace años por muchos de los profesionales del campo del arte en Colombia que han ejercido en un momento dado de su carrera la función de hacer público, o inscribir públicamente, un proyecto artístico propio a ajeno. Los curadores o curadoras emergen desde los ámbitos de creación, formación, investigación, apropiación y obviamente circulación del campo del arte e incluso en algunos casos provienen de otros campos sociales como la antropología, la sociología o la filosofía, entre otros. Adicionalmente, la curaduría parecería anunciarse legítimamente como una opción creativa al punto de que muchos artistas en el último siglo han proyectado su trabajo desde la concepción o confrontación de contextos de exhibición, sin embargo la validez de esta alternativa no es exclusiva de los artistas.
En el encuentro nacional de curadores realizado a mediados de agosto en Bogotá, en donde participaron los equipos de curaduría de los salones regionales de artistas de este año de todo el país, se hicieron visibles otras formas de heterogeneidad que comprometen el horizonte de sentido de los proyectos y que son las diferentes concepciones de región que se plantean. La definición conceptual de la categoría de región no sólo es problemática en la compartimentación territorial plantada por el Ministerio de Cultura, sino en los intentos de entenderla como una esencia u ontología que se ubique antes o por fuera de los discursos que la delimitan o constituyen. Si la finalidad de estos proyectos es visibilizar desde algunas coordenadas epistemológicas y estratégicas las prácticas artísticas de esas complejas regiones, el concepto de región que se maneje es determinante. Esta situación evidencia cómo la curaduría, al igual que cualquier proyecto de investigación, depende de la delimitación de un objeto de estudio que evidentemente se estructura desde los alcances de los supuestos teóricos que se utilicen para aproximarse.
En conclusión, no resulta problemático que la concepción local de curaduría en Colombia se haya expandido en los sentidos en que lo ha hecho, sino que las herramientas de formación e investigación no hayan seguido el mismo camino. Lo homogeneidad de los discursos y métodos parece ser ahora el principal obstáculo al que se enfrentan las prácticas curatoriales.
Por Jaime Cerón
Jefe de la División de Artes Pláticas del
Instituto Distrital de Cultura y Turismo (IDCT).