Premio Nacional de Crítica: ¿Proletkult a la Medida?

Dicho de ésta manera, estamos asistiendo a una “demostración” falsa, basada en un hecho histórico inventado para “legitimar” histórica y sobre todo “éticamente” un proceso que sucede en la contemporaneidad. El autor, quien a propósito sentencia en su ensayo la inconsistencia teórica del debate que lo llevó a escribir (3) no tiene problema aparentemente en, él mismo, ser inconsistente y correr para atrás unos pasitos y sin que nadie se dé cuenta, la existencia del Proletkult bolchevique para “demostrar” – con un hecho causal inexistente y ficticio cual es la ayuda del “arte del culto proletario” en la gestación de la Revolución bolchevique – la validez “ética” y sobre todo genealógica y de prestigio histórico del Arte Político contemporáneo con el que simpatiza tan fervientemente…

En la búsqueda desesperada de una genealogía histórica para el Arte Político, que aparentemente se remonta ahora al Renacimiento (tal vez más adelante podremos ir hasta más atrás), resulta interesante ver cómo en el ensayo DORIS SALCEDO Y EL SHIBBOLETH CRÍTICO POLÍTICO, ganador del Premio Nacional de Crítica,  el autor basa parte de su hipótesis de que “La relación entre arte y política – en la cual yace estructurada la obra de Doris Salcedo – es un lugar común en la historia y la teoría del arte”, en un hecho falso.

Para nutrir su tesis, el autor atribuye  una deuda de la Revolución Bolchevique hacia el “arte del culto (sic) proletario” – una mala traducción del término “Proletkult” (cultura proletaria) – para ilustrar una de las “tres tendencias fundamentales” de una larga y por cierto pobremente explicada concomitancia entre arte y política que, según él, se remonta al menos hasta Goya.

Hablando de una supuesta influencia del “arte del culto proletario” en la Revolución rusa de 1917 dice Perdomo Daniels:Manifestación de esta tendencia es el arte del culto proletario (sic) y de la prensa izquierdista que, en la segunda década del siglo XX, contribuyó a gestar la revolución rusa de 1917. [8]  http://areadeproyectos.org/premiodecritica/?p=609

 

 

 

El autor cita una referencia que al parecer le da un ethos de autoridad a su aseveración, pero no procura más datos que una vaga bibliografía en alemán:

Idem.Véase: Held, Jutta, „Einführung: Politische Kunst – Politik der Kunst“, en: Kunst und Politik. Jahrbuch der Guernica-Gesellschaft, Göttingen 2008, p. 9-13, aquí p. 9.

Como el ensayo en su falta de rigor no nos dice en qué parte exacta del texto se refiere Jutta Held a dicha supuesta relación causal, estamos impedidos de leer lo que suponemos es el testimonio fidedigno de un prestigioso autor alemán sobre la existencia del Proletkult antes de octubre de 1917 y que es lo que le da una “sólida cimentación teórica” a la tesis del autor sobre la “más que vieja y obvia” relación de ignición del arte hacia la revolución. Éste, que pretende ser el nucleo hipertextual y propagandista del ensayo, aparentemente académico en su retórica del ethos y que quiere dar una dinámica genealógica a sus ideas sobre Arte y Política, se pierde entre la niebla y nadie reclama por ello.

El autor trata entonces de construir una Regla de Tres ( a es a b como c es a d), que por cierto se ha vuelto común en la Teoría del Arte Anti-Statu Quo, para “demostrar” (1) los mecanismos mediante los cuales su derecho a ser la voz del Statu Quo no solo es legítima, sino necesaria y vernácula (!):

a. si el “arte del culto proletario”          b. ayudó a gestar la Revolución Bolchevique
c. el arte político contemporáneo        d. está ayudando a gestar la “revolución” anti-capitalista (2)

No obstante, y aquí vienen las malas noticias, es del todo falso que un “arte del culto (sic) proletario” sea anterior a noviembre de 1918 y por tanto imposible que haya contribuido a gestar la Revolución bolchevique. Solo una vez instalados en el poder, los bolcheviques, ocupados en asuntos más perentorios que el arte, pudieron reunirse para abrir la primera oficina del Proletkult dentro de la Comisión para la Educación Estatal como lo cuenta I. Lebedev-Polianskii:

“Although all the preparations were completed at the October conference, it was only in mid-November, after the Bolsheviks took power, that the organizing committee had a chance to meet. It set up an office within the state’s educational commission and began plans to start a theater and a library.[84 At this point the group’s secretary, Ignatov, suggested an abbreviation for their cumbersome title. The amalgam of proletarian cultural-educational organizations would henceforth be known as the Proletkult.” P. I. Lebedev-Polianskii, “Kak nachinal rabotat’ Narodnyi Komissariat Prosveshcheniia: Lichnye vospominaniia,”Proletarskaia revoliutsiia”, no. 2 (1926), p. 51. Cit. en Lynn Mally. Proletarian Culture and the Russian Revolution: The Origins of the Proletkult Movement. UNIVERSITY OF CALIFORNIA PRESS.Berkeley • Los Angeles • Oxford.1990
http://publishing.cdlib.org/ucpressebooks/view?docId=ft6m3nb4b2;brand=ucpress

Dicho de ésta manera, estamos asistiendo a una “demostración” falsa, basada en un hecho histórico inventado para “legitimar” histórica y sobre todo “éticamente” un proceso que sucede en la contemporaneidad. El autor, quien a propósito sentencia en su ensayo la inconsistencia teórica del debate que lo llevó a escribir (3) no tiene problema aparentemente en, él mismo, ser inconsistente y correr para atrás unos pasitos y sin que nadie se dé cuenta, la existencia del Proletkult bolchevique para “demostrar” – con un hecho causal inexistente y ficticio cual es la ayuda del “arte del culto proletario” en la gestación de la Revolución bolchevique – la validez “ética” y sobre todo genealógica y de prestigio histórico del Arte Político contemporáneo con el que simpatiza tan fervientemente.

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(1) La postura ética de Salcedo demuestra (sic) que es posible hacer una obra crítica cuyo tema es la discriminación racial y al mismo tiempo cooperar con una institución acusada de fomentar la discriminación racial, que es posible promulgar ideologías anticapitalistas y al mismo tiempo ser parte activa del capitalismo. http://areadeproyectos.org/premiodecritica/?p=609&cpage=1#comment-152

(2) Otra regla de tres que ha intentado hacer carrera es la “Regla de Tres Borgia” donde

a. Si los Borgia emplearon a Leonardo et al y b. Leonardo et al son grandes artistas
c. El hecho de que el mecenas corporativo financie el Arte Político anti-capitalista hace que d. El artista político sea el nuevo Leonardo et al.

(3) En el centro de la discusión se halla el interrogante sobre la legitimidad ética de la artista y el substrato político de su obra considerando su auto proclamado “compromiso social y político”, un interrogante que, dada la trayectoria de la artista, el reconocimiento institucional de su obra, y su significancia para la historia del arte nacional – posición que le confiere un estatus de invulnerabilidad crítica –, parece sofocarse desde el comienzo en su propia autonomía deliberativa. La vehemencia de los argumentos encontrados, su frágil cimentación teórica, así como la influencia de sus partes han conducido no solo a un enturbiamiento del debate sino también a la gestación de una cierta apatía en la comunidad intelectual cuyo silencio legitima el juicio pronunciado por las instituciones.http://areadeproyectos.org/premiodecritica/?p=609&cpage=1#comment-152

6 comentarios

No hace falta tanto análisis. Simplemente la fórmula «Doris» gana nuevamente el Premio Nacional de Crítica.

Cada texto nuevo sobre Doris – sea para criticarla o elogiarla – nos enseña finalmente que la excelentísima obra de esta artista está tan cargada de importantes reflexiones contemporáneas que con solo imaginar sus propuestas se despierta el consenso y hasta la ovación por parte de todos los grandes eruditos y jurados que leen textos sobre la actualidad artística.

En fin…tal vez el día que ese premio lo gane una fórmula tipo «Lorena Espitia», «Gustavo Rico», «Ramiro Ramírez» etc… podremos decir que algo se habrá movido.

De resto divirtámonos viendo como los vasallos de los relativistas políticos y veneradores de muebles siguen escribiendo y atesorando una historia del arte que, como un mueble viejo o una grieta por tapar, huele bastante a podrido.

Pedro Grullo:
Sería interesante que usted, en vez de hacer criticonería sobre el ensayo ganador del primer puesto en el Premio Nacional de Crítica -según su brillante comentario podemos inferir que el ensayo ganó sólo por estar dedicado a Doris Salcedo-, más bien rebatiera críticamente las tesis presentadas por Perdomo Daniels, o hiciera una crítica directa (con argumentos puntuales y ojalá planteando posibles salidas) a los jurados o al enfoque del Premio Nacional de Crítica 2011.
Es costumbre en este medio (y en todos los medios virtuales) que la gente, cobijada por el manto del seudónimo, escriba mal sobre artistas, críticos y curadores; descargue el odio arribista, la frustración de “no pertenecer”; lleve las ofensas al territorio de lo personal -por supuesto anónimamente, para que la ofensa personal no pueda ser devuelta-; y no plantee las discusiones de rigor, las que realmente enriquecen, las que sólo pueden hacerse con argumentos.
Para terminar, creo que su último párrafo resulta críptico e ininteligible. No aporta nada al debate crítico que aquí se está desarrollando.
 

Sobre la crítica que me pide del texto ganador, me parece que la reflexión que realiza en torno al marxismo plantea una serie de preguntas interesantes y pertinentes. El texto crea inicialmente la promesa de ir hacia la formulación global de un lenguaje interpretativo en el cual la obra de la artista estaría situada en el centro mismo de un panorama teórico de carácter económico.

Sin embargo el esfuerzo reflexivo no logra concretizar una tesis que articule las promesas realizadas en las páginas introductorias del ensayo. En cierto momento, resulta incomodo y contradictorio que el autor culpabilice a la artista de no dar cuenta o de no tener una idea clara o coherente sobre aquello que él mismo no logra definir completamente en el texto.

En ausencia de claridad, la decepción del lector sobreviene rápidamente pero ésta no debe ser el criterio último para evaluar el interés de la reflexión planteada. La misma ha convocado consideraciones de ciertos comentaristas y en este espacio de intercambio han aparecido observaciones abstractas que son sin embargo poco esclarecedoras sobre un tema indeterminado del que solo sacamos un nombre: Doris Salcedo.

Hemos de anotar también que el aporte de cada uno de los comentarios aquí planteados no constituye una reflexión crítica, sino contribuye únicamente a la circulación de una obra cuyo interés corresponde a círculos minoritarios de la sociedad en la cual se basa la creación del trabajo planteado.

No sé dónde está lo críptico o el arribismo del que habla; le resta nivel al debate. Es mejor que revise el significado de esos adjetivos provocadores antes de dejarse llevar por las pasiones del debate. Un saludo.

 
Comentario sobre el paroxismo hermenéutico de los cursos de lectura rápida:

La hermenéutica de Carlos Salazar da cuenta de una busqueda desesperada de expresión crítica que, ahogada en su propia precariedad, tan solo evidencia la pseudointelectualidad de la cual procede.

Precisando el argumento: Salazar, en su intento deleznable por relativizar un nexo histórico, confunde sistemáticamente dos nociones: 1. un movimiento histórico “Proletkult” (пролетарскаякультура), 1917-1925, y 2. la tendencia cultural que que lo precedió.

Citando el mismo texto que Salazar sin haber leido cita:

“The intellectual foundations for the Proletkult movement were laid in the years after the failure of the Revolution of 1905. The defeat of the revolutionary forces marked a severe crisis for the Russian socialist movement and for the Bolsheviks in particular. When the government disbanded the Second Duma in 1907 and the police began to restrict the activities of political parties and legalized worker groups, Social Democrats had to decide whether to participate in parliamentary elections or to continue the revolutionary struggle through underground agitation. (Mally 1998, p. 4-5). […] the left Bolsheviks were deeply committed to a reinterpretation of Marxist theory that would give ideology and culture a more creative and central role. (Ibid.: p. 4). […] From 1907 to 1911 the leftists were serious contenders for control of the Bolshevik center. Initially, their activist political tactics were very appealing to the rank and file. They spread their ideas about ideology and society in socialist journals; Bogdanov even published a popular science fiction novel, Red Star , which depicted the results of a successful socialist revolution on Mars. (Ibid.: p. 5). […] The need to educate the working class for revolution was the Vperedists’ central message. Culture, art, science, literature, and philosophy—these were the weapons needed to prepare a proletarian victory. (Ibid.: p. 10). […] While participants in proletarian clubs debated the value of bourgeois culture, creative literature by workers began to appear in the socialist press. Inspired in part by the example of Maxim Gorky, proletarian authors began to describe their lives of labor and political struggle in stories, poems, and plays. The worker-poet Egor Nechaev made a name for himself at the end of the nineteenth century with his evocations of political freedom, socialism, and factory life. By the first decades of the twentieth century socialist newspapers and journals published more and more literature by authors with direct experience in the factory. The best known writers associated with the Proletkult, including Mikhail Gerasimov, Vladimir Kirillov, and Aleksei SamobytnikMashirov, all began publishing in leftist journals and newspapers before 1917. Sympathetic workers and intellectuals pointed to this new literature as evidence that the proletariat could create a significant artistic culture of its own. (Ibid.: p. 18). […] The links between culture and politics were illustrated very graphically when the revolutionary movement began to regain its momentum in the turbulent years from 1912–1914. Workers’ clubs and educational societies became increasingly politicized, as many participants moved from the more cautious Menshevism to Bolshevism.” (Ibid.: p. 20).
 
Mally, Lynn: Culture of the Future: The Proletkult Movement in Revolutionary Russia, University of California Press, Berkeley /Los Angeles /Oxford 1990. http://publishing.cdlib.org/ucpressebooks/view?docId=ft6m3nb4b2&brand=ucpress
 
Conclusión: una revisión crítica de la historia del arte no solo presupone una postura ética respecto al conocimiento, sino también exige más que la preparación adquirida através de cursos de lectura rápida….
 

Goya: Otro pasito para atras por favor

El párrafo del texto de Jutta Held de donde Perdomo Daniels no solo copia y pega su célebre frase (que ahora dice que no es lo que quiso decir) sino literalmente sus «tres tendencias fundamentales» (asi, entendemos porqué no da un enlace a éste), y de donde sustrae y maltraduce el término Proletkult como «culto proletario»- aunque al salir el sol de hoy y para nuestro asombro ya es un especialista en el tema gracias a la tarea que le pusimos y la cual no dudamos que contribuirá a erradicar su previo y premiado analfabetismo en Historia de la Ideas Políticas tan típico del «Arte Político» (el autor nos priva lastimosamente de especular sobre la existencia de un culto proletario subterráneo semejante al culto de las catacumbas del Arte Paleocristiano, que no tarda a propósito en ser reivindicado para la causa)- es el siguiente:

b) diejenige Kunst, die in enger und programmatischer Verbindung zu linken Parteien, Organisationen und Medien produziert wurde, also an dem Aufbau einer 
›zweiten Kultur‹ im Sinne Lenins beteiligt war. Die Kunst der »Asso«, des Proletkults oder der linken Pressezeichner der 1920er Jahre wären hier zu nennen. Diese 
radikalisierte politische Kunst setzt die russische Revolution von 1917 voraus, die das Selbstbewusstsein der Künstler und die Gewissheit, das Kräfteverhältnis zwischen linker und bürgerlicher Kunst entscheidend verändern zu können, bestärkt hat. Sie setzte bereits ein alternatives kulturelles System voraus und stärkte es zugleich. In den Ostblockländern wurde, ausgehend von diesen alternativen Ansätzen, eine dem Programm nach eigenständige politische Kunst entwickelt, die nicht der Logik der westlichen Avantgarde folgte und die Verbindung zu ihr – mehr oder weniger radikal – abbrach.

En cuanto a un segundo ejemplo de cómo el autor usa el texto de Held, le tuerce el cuello y da otro pasito ladino hacia atrás semejante al del Proletkult, para copiar y pegar con babas el prestigio de su genealogía artificial veamos: 

(1) die frühe, sozialkritische Kunst, die sich thematisch direkt auf soziale Zustände 
oder politische Ereignisse ihrer Zeit beziehungsweise der Vergangenheit bezog, 
dabei aber nicht die herrschende Institution Kunst in Zweifel zog. Beispiele sind 
Käthe Kollwitz, Otto Nagel, Hans Baluschek und andere.

Perdomo simplemente quita a Hans Baluschek, deja a Käthe Kollwitz y Otto Nagel, y pone – en su urgencia tendenciosa por llevar la genealogía del Arte Político 100 años más atrás – …a Goya:

«1. Arte referido explícitamente a condiciones sociales, acontecimientos políticos o bien a sus consecuencias históricas, enmarcado, no obstante, en los parámetros mismos de la cultura dominante.Francisco de Goya y Lucientes, Käthe Kollwitz, Otto Nagel ejemplifican entre muchos otros esta tendencia.»
http://areadeproyectos.org/premiodecritica/?p=609

Texto completo.
Jutta Held. Einführung: Politische Kunst – Politik der Kunst http://www.v-r.de/data/files/389971389/Einleitung.pdf

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Nota: 
Siguiendo dócilmente el entusiasmo con el que el Premio Nacional promueve el disenso y el picante literario
«Lejos de apuntalar a una burocracia del arte lo que se quiere es incentivar el juego literario, antes que la solemnidad para escribir se busca que se tome en serio el arte de escribir sobre o desde el arte. Con estas modifcaciones se espera que quienes ya hayan participado reincidan, además, se hace un llamado a todos aquellos que tienen críticas de arte para que usen la disculpa del premio y se aventuren a escribirlas en extenso o en corto, sobre todo ahora que existe una categoría para ello: textos breves, agudos, bien puntuados, afnadas cajitas de música que ademásde responder con vigor y precisión ante una obra, o una historia o una situación, tomen partido por un tono narrativo e ironicen la corrección política; ensayos que antes de seguirun manual de estilo se abismen a encontrar una voz propia.»
Ya en dos oportunidades he intentado llevar éste debate allí pero, por dos veces, el moderador en su sabiduría y autonomía, ha decidido no ponerlos. Tal vez ahora que Perdomo Daniels se ha puesto al dia en el tema, el moderador decida aceptarlos. 

 

Hola Carlos:
Una pregunta. Cuando haces la siguiente afirmación:
«[…] El párrafo del texto de Jutta Held de donde Perdomo Daniels no solo copia y pega su célebre frase (que ahora dice que no es lo que quiso decir) sino literalmente sus “tres tendencias fundamentales” (asi, entendemos porqué no da un enlace a éste), y de donde sustrae y maltraduce el término Proletkult […]»
¿Qué estás queriendo decir? ¿Estás haciendo referencia a un presunto plagio? o ¿Lo de «copia y pega» es una afirmación metafórica? ó ¿Sólo por ofender?
Saludos.