Zapatero a tus zapatos. Eso se expone a que le digan el que habla sobre lo que no entiende.
Me siento extrañada por la polémica suscitada en torno al proyecto del monumento «homenaje a Bolívar», realizado por el maestro Edgar Negret a pedido del distrito con destino al parque Simón Bolívar. Me extraña sobre todo los términos en que el historiador Fernando Guzmán plantea la discusión, desconociendo de plano la existencia del arte abstracto que tacha de deshumanizado, vacío y decorativo, entre otros epítetos. Y eso equivale a decir, como no
entiendo el japonés, entonces no existe el idioma japonés.
Soy una artista abstracta que quiere hacer pública defensa de una actividad muy profesional y muy seria que ha sido tratada injustamente. Protesto por la forma despectiva y sarcástica como fue tratado el arte colombiano en la persona de uno de sus más valiosos exponentes. El señor
Guzmán ha sido hostil, falto de respeto hacia los artistas colombianos, cuya obra no puede demeritarse con alegre irresponsabilidad, y ha prejuzgado el concepto que el público tiene del arte contemporáneo.
La idea es defender el arte moderno, especialmente el abstracto, al que atacan acerbamente como si los artistas abstractos no tuviéramos la posibilidad de hacer monumentos. Y todo parte de la premisa que por ser abstracta no se entiende. No se trata de la defensa de un monumento sino de la ofensa de un señor contra la creatividad colombiana, contra el raciocinio abstracto. Quiero defender la libertad de pensar y de crear, en lenguaje contemporáneo, que tenemos
los artistas abstractos.
Martha Ardila