Al fondo, Vértigo Graffiti, El Beso (mural también conocido como El Beso de los invisibles). Más cerca, expresiones espontáneas de tag y antes, avenida donde parece que muchos funcionarios inspirados conspiraron en época reciente para manipular algunos milloncitos, nunca ser juzgados con severidad y seguir siendo felices.
Hay graffiteros. Hay graffiteros asesinados. Hay calles inhóspitas. Hay buenas intenciones. Hay populismo. Obvio, hay paternalismo. Hay plagios. Hay retractaciones. Y hay premios pírricos. Martha Ennix lo comentó recientemente en este mismo medio: “Para un concurso de la imagen para un afiche, ¿esta bien que la selección y premiación lo hagan dos artistas plásticos y un arquitecto?” Entonces, si ya leíste ese post, sácale el cuerpo a éste. Continúo. ¿Cómo entender, entonces, que una iniciativa que se muestra como de apertura e inclusión de una expresión tradicionalmente marginalizada –o atacada-, termine siendo regulada por miembros de un gremio que le resulta ajeno?
El contexto de realización de ese proyecto: la alcaldía mayor de Bogotá y su Gerencia de Artes, desea crear o fortalecer sus vínculos con practicantes y productores visuales no necesariamente integrados a facultades de arte. Algo de eso comentó Cristina Lleras en el conversatorio organizado recientemente por Jaime Iregui. La pregunta que valdría la pena hacerse ahora sería, ¿para qué? ¿para qué con graffiti? Y una respuesta rápida, podría ser “normalización”. O, más en breve, para vender un decreto de “respeto mutuo” utilizando la expresión visual como dispositivo de difusión. Graffitis enormes para aprender a hacer graffitis más pequeños en áreas más domésticas, con vecinos quizá menos tolerantes, gatillos más sensibles y pocas ganas de ver las fachadas de sus casas decoradas con textos que no entienden.
Los graffiteros trabajan en zonas de la ciudad que posteriormente serán –o que corren el riesgo de ser- incluidas dentro de los proyectos de expansión inmobiliaria. Ten en cuenta, querida persona que lee, el incremento en cantidad, tamaño y altura de los graffitis que ves en la calle, súmale el número de peatones que recorren esa zona tranquilamente, añade las comunidades de indigentes que se establecen allí, espera y luego verás venir los equipos de demolición, los edificios altos, los propietarios orgullosos. Eso, en el centro de Bogotá, va de la mano de un adefesio llamado Plan Centro, que, parece, fue impulsado por un alcaldillo acusado de haber hecho cosas mientras trataba de nunca gobernar esta ciudad. Pero bueno, quizá esto tampoco se compruebe –que fue alcalde de esta ciudad.
La idea entonces es saber qué sucede aquí. ¿Por qué los graffiteros son invitados a participar en plan de ornato público? O mejor, por qué aceptan la invitación y permiten ser marginados –otra vez- del grupo que definirá lo qué será pertinente dentro de su área de producción en ese evento. Por qué la Gerencia de artes les ofrece el rasero académico mientras ellos provienen de un contexto completamente ajeno. Por qué no hay ningún experto de ese gremio dentro del comité de selección. (De hecho, por qué hay un Comité de selección. Es decir, ¿debería haberse conformado un Comité de selección?¿Así se hace con los graffitis cuando se hacen? ¿No se trata más bien de tensiones por la visibilización en la calle, que los mismos graffiteros resuelven con su propia lógica? Si estás confundida, querida persona que lee, dedícale tiempo al personaje de Mingus en La Fortaleza de la soledad y mira cómo se esforzaba por demostrar frente a sus iguales, no docentes de arte o arquitectos, que era capaz de poner su tag en las partes más inverosímiles de edificios muy altos o cornisas inaccesibles. Obvio, tenía unas zapatillas voladoras pero… espero no haberte dañado la historia.)
Lo otro fue el plagio. O el rumor del plagio: parece ser que un autor joven les devolvió la moneda del apropiacionismo a los especialistas del Comité de Selección –uno de ellos, por lo menos, versado en las sutilezas de la simulación. Parece que fue descubierto y retornó el dinero. Que era más bien poco. Nada, si se mide con las cifras que se pagan en el mundo real del diseño gráfico, los diseños de carteles para iniciativas gubernamentales y demás. De hecho, vale al pena preguntarse ¿qué le pasa a esta administración con los carteles de sus eventos culturales? Cada año tiene un problema. Parece que la continuidad de Santiago Trujillo tiene algunos problemillas. Pero eso no importa, si él no se entera todo sigue como debe ser.
Ahora, la función visual del ornato. Si se mira el corredor que va de la Avenida 30 hacia la Carrera 5, es posible notar como la dimensión de los graffitis va disminuyendo a medida que el recorrido se acerca al fiasco de Mazzanti, frente a un Museo que es una proeza en aquello de pasar desapercibido por su actividad cultural. Entonces, menos tamaño, más texto. Pero, ningún texto trata sobre el asuntillo que se dio en esa avenida. Un problemita con dineros del Estado y esas cosas. Nadie habla del festival de irregularidades que se expresó con increíble ímpetu en ese mismo sector. Sí, graffitis bonitos, visualmente atractivos y apolíticos. Muy bien, además ¿qué tal la tábula rasa del arte político también metida en esa expresión callejera y no institucionalizada (aun)? ¡Habrase visto! Sí, mejor no decir nada sobre algo que pasó. Mejor seguir pintando como si viviéramos en L.A. (Yo deliro con N.Y.C. o Chicago y me gusta). Y, mucho mejor, no intervenir los escombros del ya mencionado bodrio arquitectónico de la Carrera 7 con calle 26. Quizá se reactive la obra y entonces habría que limpiarles la pintura. Mejor no embellecerlos porque representan una obra de arte de la tierra, que representa el fracaso administrativo reciente de la Alcaldía Mayor de Bogotá, o, si se quiere, la pira funeraria del experimento de los gobiernos de izquierda para esta ciudad. ¿De qué región del espectro político, persona que lee, crees que saldrá quien siga a Gustavo Petro?
–Guillermo Vanegas
5 comentarios
Jo.
Mazazo y medio.
La parte que yo quiero tocar es la del Parque. En serio, da grima, da pena ajena. No me puede dar pena propia porque ese sector de la ciudad tiene dueño propio y se llama Samuel Moreno y Moreno de Caro y don Pedro Gómez y Cía, así que pues, donde manda capitán no manda pinche marinero.
Pero algo sí digo y es que, si le diéramos la vuelta a la tortilla de este proceso y buscáramos aprender algo, podríamos usar la imaginación para preguntarnos qué pasaría si esos graffitti-ornato (graffitti es el plural, de paso) se usaran en despropósitos urbanos similares como una forma de revitalización visual (al menos algo se está moviendo del Centro y no son solo [por ahora] las topadoras); estoy pensando en las viviendas de interés social, sí, estoy pensando en también las partes más chic de la ciudad donde los que compraron los espacios los dejaron abandonados para la especulación inmobiliaria… estoy pensando en que esa acción por parte del graffitti sería muy interesante.
Igual, la probabilidad de que lo propuesto lo lea alguien que taggea es menor a 1% (así como casi nadie lee completo lo que alguien escribe en EP), porque ¿quién de ‘arte urbano’ conoce usted que postee o haya escrito, SIN INTERMEDIARIOS O ARTISTAS HABLANDO DEL TEMA, en algún medio de publicación? Hablo más allá de una cuartilla. Sin teatralidades baratas.
About Trujillo, rescato esta perla.
“Cada vez es más tangible la manera como las áreas artísticas dialogan y se entrelazan. Ya no hay división tajante entre las artes plásticas, las escénicas la música y la danza. El artista tiene un poco de todo y los proyectos se tocan. Esto va a facilitar la gestión, el apoyo y lograr una economía de escala, una gestión mas efectiva y eficiente en términos de lo que las áreas artísticas de la ciudad están demandando”. [Tomado de http://bit.ly/172C3vH ]
Sigan a su Multidisciplinar Persona en Twitter 🙂 : https://twitter.com/santitrujillo8
Vuelvo e insisto, armen el botón de vista previa, así uno se puede divertir más fácil.
Es cierto, después de su corrección ortográfica este post se convierte en teatralidad barata (o en performance pendejo o en grafiti institucional). Es tan grande el número de erratas que lo escrito aquí termina siendo un chiste. De hecho, pienso en la mejor manera de adaptar el término cuando hablo de quienes hacen grafiti. Si en singular es “un grafiti”, y en plural “dos graffiti”, ¿entonces un grafitero sería “un grafitero” y dos de ellos serían “dos graffitero”? No sé, pero me gusta.
Disiento de usted en aquello de encontrar alguien por fuera de los medios de generación de opinión –y la academia- que hable sobre el asunto. Si el rasero es el de pedirle a los académicos que valoren una producción que les es ajena estamos hablando, además de irresponsabilidad por ignorancia, de dominación. Es creer que hay un tipo de acercamiento neutral capaz de dar cuenta del valor de una actividad que perfectamente puede existir sin la “inclusión” gubernamental, donde, además, se menosprecian sus lógicas. ¿En serio la pregunta es por disertaciones sobre este tipo de expresión? Si es así, estamos ante otra muestra más de estudioculturalismo romo. ¿Seguro los integrantes de ese grupo no poseen/reproducen jerarquías? ¿Será que entre ellos no hay competencia? ¿De verdad son incapaces de decidir qué se debe pintar en el corredor de la 26?
Sí, lo del parque da grima, y la continuidad de Santiago Trujillo lástima –por nosotros. Pero vea que ahora proliferan los dibujos con tiza en el piso de la séptima peatonalizada, creo que este funcionario debería proponerle a esa comunidad un concurso de trazos efímeros, con afiche y jurado universitario –de seguro, ninguno de estos dibujantes ha escrito algo más de una cuartilla sobre lo que hace-, para que se intervinieran esos lugares que usted señala. Luego, cuando alguien los use o adquiera, se lavan y ya. ¿No? Decoración transitoria.
Guillermo, aclaremos un par de cosas.
1. Lo de graffitti y grafito no era por quitarle el peso a su escrito. Es un error común. A mí también me tocó aprenderlo. No tiene más de fondo.
Lo de la teatralidad barata tiene que ver con que en muchas notas se hace énfasis en que es algo «de la calle», «urbano», «de aldea global»… pero se pierden tanto en eso que, en mi sentir, no me queda claro cómo ven su proceso creativo los autores mismos. Hay mucho de exotismo en las notas de los periódicos para mi gusto.
No es por usar x o y palabra. Es una cuestión de tono.
2. A mí si me parece algo interesante que nadie de los mismos grafiteros haya sacado un video, una nota, algo, sobre todo el proceso que ocurrió con el afiche. Si lo han hecho, no sé, no lo he visto reproducido… y a los poquísimos que conozco que practican tag, graffitti, etc, nunca han escuchado de Esfera Pública. Por ahí va mi punto: ¿no será bueno que ellos mismos nos digan qué piensan o qué hacen o harían sobre este tema? ¿Con sus propias palabras? ¿Si no les importa, o no les importa lo que a nosotros nos importa, qué sí les importa?
3. Hmmm… no sé, lo de la tiza no me suena tanto. Yo en serio estaba pensando más como en usar los graffitis para ponerle algo de vida a esta ciudad, esos adefecios son malevos para la misma (ya que no tenemos arquitectura interesante, podría ayudar).
Pensandolo bien, el #3 sería como un «veremos», porque creo que habló en un nivel de sarcasmo avanzado sobre Trujillo y la tiza. ¿O no? Perdido.
Además, es un poco menos transitorio un mural en una construcción abandonada grande en esta ciudad… no he visto que anden demoliendo toda casa intervenida en todos lados de la ciudad.
4. Bueno, si existe jerarquía alguna dentro de ellos mismos, pues… no la sabemos. Porque, vuelvo al punto, ¿quién los escucha? ¿Cómo? ¿Cuáles son sus plataformas de difusión, comunicación y experimentacíon? ¿(Es invitación, no denigración el tono de las preguntas, si alguien sabe comparta.)
No estoy pensando en neutralidad, sino en que nos falta -seriamente- más partes del coro. Es eso.
Además, no, no creo que sea imposible que ellos no decidan.
Tantas cosas que se cree deciden curadores y artistas y a la final la deciden a última hora los que ponen la plata para una exposición, por ejemplo… luego no sería raro que algo así pasara por encima de sus cabezas en este caso. Se puede.
Veamos que pasa.
A. ¿Idóneo o no idóneo?
Copio abajo lo que envió el jurado Ospina (Lucas) como informe final del concurso de beca para intervención artística urbana en la calle 26:
“Es importante la iniciativa del Idartes, la forma como está planteada la convocatoria, la gestión detrás de conseguir los muros y el presupuesto generoso con que cuenta cada seleccionado. Al mirar el conjunto de propuestas es importante la capacidad de motivación de los participantes, en la mayoría de los casos, el arte público que llevan a cabo, tiene una baja o nula interacción con los intermediarios, trabaja en secreto o con permisos básicos autogestionados, y tiene sigilo y desconfianza ante entes externos, patrocinadores o autoridades, en especial la policía. Sin embargo, por eso mismo, causa extrañeza que muchas de las propuestas presentadas no fueran capaces de generar impresiones extrañas —mórbidas, críticas, oníricas—. La gran mayoría de participantes «encorbataron» su creatividad, tal vez pensaban que para ser escogidos tenían que autocensurar algunos de los impulsos que sí se veían en algunos de los portafolios y hacerle una especie de «informercial» o muro pedagógico a la Alcaldía en aras de ganar el subsidio (esto no solo empobrece las propuestas, sino que muestra que tienen una imagen esquemática del Estado y de los jurados). Por otro lado, la presentación de una propuesta más cercana a la instalación, al arte plástico de universidad, galería o museo, tímida y sin un planteamiento fuerte, resultó un mosco en leche, pero una muy buena oportunidad para pensar que este tipo de convocatoria también le debería a apelar a los artistas plásticos, a los diseñadores gráficos, alguien que bien sea instalando elementos, pegando un plotter inmenso, o haciendo una intervención con cualquier otro elemento o dinámica procesual, pueda participar, y no solo los «grafiteros». Creo que un texto o convocatoria que le llame la atención a un amplio grupo de interventores, le trae beneficios a todos y genera una «competencia» y un flujo de ideas e influencias positivas entre todo tipo de actores que se relaciona con el arte. Por último, también resulta importante motivar a que la participación pueda ser a nivel individual, con un productor o equipo de trabajo, pero que haya espacio para iniciativas comandadas por una sola persona, el trabajo gregario tiene ventajas en algunos casos, pero no en todos los casos, y convertirlo en un requisito hace que algunas personas diluyan lo que tienen que decir en pos de una idea general, plana y sin articulación (y esto fue evidente en muchas propuestas).”
Este texto iba acompañado de planillas de evaluación de cada una de las propuestas.
B. Plagio
Sobre el caso del afiche hay que decir que para evaluar esta parte del concurso solo se recibió una propuesta impresa por concursante, a diferencia del concurso de intervención en que se recibieron discos con los antecedentes, proyecto y presupuesto de cada uno de los participantes. A esto se sumó una presentación personal de cada grupo, que expuso su propuesta ante el resto de los grupos y los tres jurados. Para el afiche había 10 propuestas, dos de ellas destacaban, entre ellas la escogida. La imagen mostraba una suerte de bus rojo, parecido al Transmilenio, en medio de una ciudad fragmentada y caótica, de la imagen llamaba la atención la fluidez y coherencia de un estilo logrado y la composición enrevesada. Luego, al cotejar esta propuesta con la imagen plagiada, se ve que la intervención se limitó a sumarle una color rojo al medio de transporte y a borrar los rastros del autor original, quitándole su firma y eliminando la franja de abajo que deja ver que el medio de transporte es un tranvía, no un bus. El plagiario limitó sus actos a sumar un color y a borrar los rastros evidentes que podrían llevar al original, o a dudar sobre el carácter local de la imagen, y no hizo alteración alguna que pudiera asumirse como una transformación o acto creativo que llevara a contemplar lo suyo como una imagen derivada.
Copio algunos comentarios que aparecieron en el foro de Cartel Urbano sobre el caso del plagio del afiche, tres de ellos comparten la misma línea editorial que Ennix y Vanegas plantean en sus textos, —la rosca, la idoneidad—, las dos últimas dejan ver otras aristas que se podrían contemplar sobre este caso.
http://www.cartelurbano.com/node/9767
1.
Jhoan Leal
Ahí están pintados los «jurados» que eligen las directivas de «IDARTES». Y después salen a decir que no existe rosca.
2.
Omar Gonzalez Toro · Team Leader en Global Mind 360
Terrible la actitud del «artista» que por dárselas de «colombianazo» busca la trampa para ganar.
Pero el verdadero problema está en que nadie asume la responsabilidad política del problema. ¿Quiénes eran los jurados? ¿quién los puso ahí? ¿cuál fue el favor político para designar a personas que no tienen la capacidad y la idoneidad para evaluar las propuestas? ¿quién define el proceso de proyección e investigación del evento? ¿cómo miden a los participantes?.
Es como si eligieran a Jorge Velosa como jurado en un concurso de bateristas de death metal. En ese caso hipotético, Velosa que es un excelente artista y merece todo nuestro respeto, no tendría ninguna autoridad para realizar una evaluación, ya que sencillamente, no es su campo.
Para evaluar proyectos de este estilo se debe contar con jurados que no solo sean «estrellas» en su actividad, sino que por encima de todo, conozcan el medio en el que se están jugando.
Es cierto que el «artista» tiene que responder por su plagio, pero también es cierto que la organización del evento y los funcionarios de IDARTES, por pura cuestión ética, tienen que responder por el hecho. El dueño de la pieza original debería demandar y exigir una indemnización acorde a los daños ocasionados.
3.
Oscar Hernández Montenegro · Suscribirse · Comentarista destacado · Presidente Vitalicio en HacheComics · 114 suscriptores
Aunque es verdad que quien cometió la falta fue uno de los participantes de la convocatoria, creo que Idartes tiene tanta o más responsabilidad en este asunto, por un lado, al no contar con un jurado idóneo para evaluar las propuestas, y por el otro, al no tomarse la molestia de hacer una verificación de la procedencia de los trabajos presentados. Una juiciosa búsqueda en Internet hubiera bastado.*
Decir que no se hace dicha verificación por «el principio de la buena fe de los participantes» carece de profesionalismo. La respuesta dada por la señora Christina Lleras suena más a un escape por la tangente. También cabe señalar que no es la primera vez que Idartes deja entrever la poca atención que muestra al realizar los eventos y convocatorias, llegando a situaciones que desembocan en escándalos mediáticos y criticas continuadas. La gente simplemente ya no les cree.
Considero necesario revisar si Idartes tiene las herramientas suficientes y la voluntad para responder con todos los eventos y convocatorias que se comprometió a desarrollar e impulsar, o si ya es hora de que otro organismo similar tome la batuta y ponga la casa en orden.
Pd. Una lástima que tantos comentarios similares a este jamas lleguen a oídos de Idartes.
——————————
* –Google ya cuenta con una muy buena herramienta para buscar imágenes con similitud visual partiendo de una imagen cualquiera, ya sea escaneada por el usuario o vista en la red. Los resultados son asombrosos.
4.
J-andrea Jaramillo Abolição
aunque el jurado debiò investigar más, antes de elegir a un ganador (y esto es una buena enseñanza, que para este tipo de cosas la fé sobre la gente no debe existir), es preciso aclarar que un artista plàstico, un grafitero, un diseñador gràfico hasta un ilustrador, SON LA MISMA AUTORIDAD!! … y lo digo por experiencia… ahora, serìa bueno siempre informarse antes de elegir, conceptualizar- contextualizar y poner en escena, finalmente. ESOS AFICHES de rock al parque, siempre seràn de crìtica, no hay estètica que defina como el màximo diseño… ojalà la participaciòn de cada persona para estas cosas, sea màs nutrida en los temas de crítica.
5.
Jua An · Suscribirse · Comentarista destacado · Bogotá
NO QUIERO HACER DE ABOGADO DEL DIABLO, PERO USE LA IMAGEN DEL AFICHE DEL IDARTES, Y LA BUSQUE CON GOOGLE IMAGES, ACLARO NO BUSQUE LA IMAGEN ORIGINAL, SI NO LA DEL AFICHE Y NO APARECIÓ, RECORTE LAS FUENTES Y LOS LOGOS DE LA ALCALDIA Y DEJE SOLO LA IMAGEN DEL AFICHE Y SIGUE SIN APARECER, PUES EL ALGORITMO O LA FORMULA QUE USA GOOGLE IMAGES, ANALIZA TAMBIÉN LOS COLORES, ASI QUE COMO LA PALETA NO COINCIDE, NO ENCUENTRA LA IMAGEN, CREO QUE HAY CRITICAS LLENAS DE RESENTIMIENTO, PUES NI SIQUIERA GRIS QUIEN DESCUBRIÓ EL FRAUDE, LO HABRÍA PODIDO DESCUBRIR VALGA LA REDUNDANCIA, SI NO CONOCIERA A «HRVB», COMO CONSTA EN ARTICULO, «la imagen le recordaba el estilo de su amigo HRVB,» ES DECIR SI HUBIERA SIDO UN «EXPERTO» COMO ALGUNOS AFIRMAN Y ESTE NO CONOCIERA A «HRVB» TAMPOCO HUBIERA DESCUBIERTO EL FRAUDE, TAL VEZ EL JURADO SI LE FALTO RIGOR AL NO PEDIR UN PORTAFOLIO DE LOS PARTICIPANTES, CREO QUE ASÍ HUBIERA SIDO POSIBLE EVITAR EL FRAUDE, AUNQUE NO FALTA QUE ESTE SEÑOR «CEDIEL» HUBIERA SIDO TAN DESCARADO DE PLAGIAR TODO UN PORTAFOLIO, LA CUESTIÓN IMPORTANTE ES QUE SE DESCUBRIÓ, Y QUE ESTE SEÑOR «CEDIEL»NO SE SALIO CON LA SUYA COMO HAN HECHO MUCHOS OTROS MEDIOCRES, QUE SE QUIEREN GANAR LAS COSAS CON EL TRABAJO AJENO. POR OTRO LADO EL AFICHE DICE ESCRITORES Y ARTE URBANO Y HE VISTO ESCRITORES INVITADOS Y ARTE URBANO.
Y COMO TODA CONVOCATORIA NO TODOS PUEDEN PASAR Y QUEDA MUCHO TALENTO POR FUERA, Y MUCHAS PERSONAS MOLESTAS PORQUE NO QUEDARON.