Yo asistí a la charla titulada “Los diplomáticos del Sur”

La gente ya se quería ir a dormir, así que me quedé con la palabra en la boca, por eso escribí este texto; sólo porque pienso que uno no se debe quedar callado cuando las circunstancias son adversas y no se da la oportunidad de decir cosas. Pienso que hay que buscar alternativas, que hay que tomarse la palabra. También pienso que lo que uno diga puede servirle a alguien en algún momento; a veces uno piensa que habla bobadas y resulta que no. A veces uno realmente habla bobadas. No es tan difícil.

Lo único que quería hacer era resumir un poco lo que entendí de aquel majestuoso Power Point (se nota que un artista le dedicó algo de tiempo y cerebro) y contarle a quién pueda interesar lo que me pasó por la cabeza en aquel momento.

Desde que empecé a estudiar arte me di cuenta de la falta de interés de la mayoría de gente en lo que pasa en “eso del arte”; para poner sólo unos ejemplos, basta con preguntar si la gente lee los correos, o si alguien se va a lanzar de candidato a representante estudiantil, o si alguien (aparte de nuestros queridos maestros) lee esferapública, González, Arteria, Arcadia, algunos Blogs independientes y otras cositas que andan por ahí sin lector. No digo que sean las mejores publicaciones, pero ahí están.

Pensaba que este era un problema de mi facultad, que era un problema de academia, pues según amigos en otras universidades allá era igual o peor. Lo sorprendente fue cuando al pasar el tiempo me di cuenta que era un mal que si bien empezaba en la universidad, no acababa ahí, pues a veces al hablar con mis profesores o con alguien relacionado con el “campo del arte” sobre algún tema resultaba que la mayoría de personas estaban desinformadas y que antes de poder entablar cualquier conversación era indispensable narrar los hechos primero; cosa que hoy no haré, el que no sepa los hechos, que los averigüe por su propia cuenta, suficiente información hay por ahí.

Parece que a los artistas, así estén algo maduros (ya no son jóvenes, esa categoría se acaba a los 35 años), toca recordarles que parte de su profesión es informarse, sobre todo de lo que les pasa cerca, de aquello que pasa en su aquí y ahora. Pero bueno, se supone que los artistas están “fuera del sistema”, todavía no se muy bien fuera de cuál; y que además el arte y los artistas no pueden cambiar el mundo. Estoy totalmente de acuerdo, las obras no cambian el mundo, creo que si acaso pueden mostrarnos parte de él, ser un termómetro de un tiempo y un espacio que alguien está viviendo, pero que esto no se convierta en excusa para dejar de hacer cosas, sobre todo si la oportunidad de actuar (¡al fin!) se presenta.

Por eso no deja de preocuparme un poco la actitud que en dicha charla tuvieron los artistas Humberto Junca y Alberto Baraya, ambos participantes en la exposición Displaced. Ambos contaban su percepción de los hechos, ya fuera hablando sobre la forma en que se llevaron las obras hasta Inglaterra y que hace que exista un asunto legal y diplomático; o ya fuera narrándonos gestos artísticos (de esos que son taaaaaan sutiles que se vuelven imperceptibles y significativos únicamente para quién los hace o los dos o tres que podemos de vez en cuando escuchar artistas) que hablaban sobre la ausencia de una obra en el espacio de exhibición. Ese es otro problema, a veces los artistas pensamos que todo se soluciona a través del mismo arte o a través de charlas y textos; ya sea un texto curatorial en un catálogo o una charla en una Universidad y resulta que de vez en cuando hay cosas fuera del campo del arte, por ejemplo acciones de tipo legal, de esas que los ciudadanos comunes y corrientes, como los artistas pueden y deben utilizar. Sobre todo para aquello de defender sus derechos, para aquello de poder decir cosas. Para aquello de decir cosas con las obras. Para aquello de poder decir cosas en una curaduría.

La posición de la mayoría de la gente es la de satanizar a Carlos Medellín, como si fuera el único culpable de todo lo que pasó con Wilson Díaz y su obra, situación, insisto, muy bien narrada en un Power Point por Lucas Ospina. Resulta que si se quiere hablar de culpables entonces también lo son Maria Clara Bernal y la Universidad de los Andes, un ente que creo que sólo existe en el timbre de la papelería porque en un acto de fe creo firmemente que detrás debe haber personas, de esas que tienen un nombre y una cédula. De esas que son artistas y ciudadanos.

Pensándolo bien, corrijo la palabra que acabo de utilizar, no son culpables, son irresponsables, de la misma manera que un estudiante que no lleva una tarea, o que saca excusas para no presentar trabajos. Para ello basta recordar una de las acepciones del término curador, que tomo del Diccionario Enciclopédico Salvat y que hace referencia a este término en el área del derecho, área que supongo conoce el Señor Medellín y la Universidad de los Andes:

Curador. Persona nombrada por un juez para representar y defender los derechos de un menor en un pleito.

Dada esta definición, que creo es la más apropiada para esta ocasión, fue inevitable preguntarme ¿dónde estaban los curadores de esa exposición cuando retiraron la obra de Wilson Díaz? Mejor dicho, ¿dónde estaban cuando era necesario representar y defender los derechos de alguien en un pleito? Y no me refiero únicamente a Maria Clara Bernal y Karen MacKinnon, quienes solamente debían cuidar de los intereses de sus artistas, sino también a la labor de curadores que debió haber ejercido la Universidad de los Andes y su Departamento de Artes y Humanidades, a quienes les corresponde representar y defender los derechos de sus integrantes, de sus profesores, de representar y defender los derechos mismos de la palabra Universidad, un lugar que se supone está hecho entre otras cosas para poder decir cosas.

Pero desde pequeños a los artistas nos enseñan a no tener responsabilidades, nos enseñan que somos un campo autónomo y hasta cierto punto alejado de eso que llaman “mundo real” y que las posiciones que adoptemos deben ser dentro del marco del arte, deben ser gestos como romper flores o escribir textos o asistir a conferencias. No nos enseñan que existen otros medios, como por ejemplo las tutelas o los derechos de petición, que si bien no son “performances” también son acciones que dicen cosas, que defienden cosas y que hacen que hacer arte o curadurías o escribir o asistir a charlas sean cosas válidas, sean acciones con sentido, necesarias y pertinentes.

Yo asistí a una charla donde, como siempre, asistían muchos artistas, sólo uno hablaba, después escribí un texto.

—Gustavo Niño

publicado en González # 85

3 comentarios

NO SE ANGUSTIE, GUSTAVO,
El Arte y nuestro medio son así.
¿Despotricar contra el Sr Medellin? Fácil, aunque útil.
Muy útil.
¿Junca Y Baraya?
El uno no ha podido encontrar un medio para lo que tiene y el otro no ha sabido qué hacer con el medio que tiene…
Tampoco yo sé qué hacían en ese evento.
¿Quizá ganarse la autoría curatorial de el Sr Medellin? ¿El ÚNICO PERSONAJE QUE LOGRÖ ALGO CON EL ARTE «COLOMBIANO»?
Es eso, así no lo haya planeado Wilson Díaz: se echó toda la publicidad, hasta estatal, encima. Ahí pienso que radica su obra (de manera muy inconsiente). Aunque pienso que no es su mejor obra. Es más, es realmente mala (descaradamente naïf). Pero si Lucas habla o apoya, pues chévere. Es alguien inteligente y acorde. Tiene voto (Lo digo porque sé que es alguien sensible e inteligente, aún si no comparta su criterio). Pero si Junca o Baraya hablan, pues que hablen. Eso mientras uno se toma el tinto, o mea.
Maria Clara, mientras tanto, se esfuma solita. Sin ayuda. Y pues Karen, ya ni estaba (en ese justo momento).
En resumen pienso que Baraya (aunque lo conozco y me cae muy bien), al igual que Junca, son personajes igual de simples a mí y a cualquier mortal, aunque con una muy sutil diferencia: no tienen nada que contar, pero están convencidos de una cierta verdad que los cobija, y que descubrieron una formula que puede que les resulte (no ha resultado aún): Ya son «artistas» (ambos han ganado premios, entonces deben de ser artistas, sumercé)…
Y si tiene dudas sobre la carrera que escogió, pues de malas: le tocó y tiene que asumir… ¿Qué es asumir? Sinceridad que tiene que transmitir por el medio que mejor sienta(video, instalación, pintura…). Pero básicamente honestidad.
Preguntemos: Baraya, Rickenmann, Uhia, Junca… ¿Son sinceros?
Si logra responder, ganó…

I.R.

I.R.

Ps: Algunos profes tratamos de actualizarnos….En Arte (jé jé).. Pero nos damos cuenta que se trata más de posicionarnos u ubicarnos, a ver si hacemos parte del show…

yo no fuí a la charla y vivo en cali.

una pregunta para la curadora colombiana y para otros que hacen lo mismo que ella pero que no los han «pillado»

¿ para qué sirve hacer una exposición con obras de contenido político y social sino uno no puede asumir políticamente su práctica ?

para los artistas que participaron:

¿ para qué hacer obras de arte del tipo «contexto político y social del país» si cuando aparece la oportunidad de demostrar su conciencia política y social, no se tiene compromiso político o social ni siquiera con sus amigos y su propio contexto artístico ?

si uno no puede colaborar con sus colegas, construir algo juntos, identificarse con una situación que para muchos es conocida, hacerse respetar todos al tiempo…

entonces

¿qué es lo que somos?

gustavo.

Primero que todo, me alegra que vi uno que otro termino juridico por ahi, eso eleva la calidad academica de su texto….obliga al lector a salir de la esfera del arte por un segundo…..que estoy diciendo?? eso no tiene sentido.

Son lineas donde se enfrenta a la realidad, se plasma lo que se siente de modo subjetivo y vienen adornadas con una serie de ornamentos literarios para hacerlo digerible.
Sin embargo, entre chiste y cuento me doy cuenta que su inquietud es una realidad palpable para cualquiera dentro y fuera del mundo del arte…y estoy seguro que para muchas de las personas que no tienen las pelotas suficientes para comenzar con lo que realmente les gusta han escrito en el cuaderno mental las mismas frases que ud acaba de anotar; con una ligera diferencia en los idiomas pues hay que aclarar que en cada mente se habla un idioma totalmente distinto, pero concretamente todo es lo mismo.

Solo resta decir que me parece un texto complicado, que hay que leer entrelineas y que expresan no solo sus ganas de expresarse sino el temor de mil idiomas mas. Gracias Tavo por eso