¿Y cómo le fue al arte en la alcaldía de Petro?

La alcaldía de Petro empieza para el campo del arte local con una galería Santafe estrenando sede temporal en el barrio Teusaquillo, con un plan para construirle sede propia en el mediano plazo, con una convocatoria que buscaba apoyar los espacios gestionados por artistas como estrategia para activar otros formatos de circulación, y con un Premio Luis Caballero que ya no tendría como sede el Planetario…

La alcaldía de Petro empieza para el campo del arte local con una galería Santafe estrenando sede temporal en el barrio Teusaquillo, con un plan para construirle sede en el mediano plazo, con una convocatoria que buscaba apoyar los espacios gestionados por artistas como estrategia para activar otros formatos de circulación, y con un Premio Luis Caballero que ya no tendría como sede el Planetario.

En pocos meses termina la alcaldía de Petro y preguntamos a William Contreras, Guillermo Vanegas y Juan Obando qué piensan de su gestión -y las entidades del distrito- en lo relacionado con el medio del arte local.

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William Contreras, artista y curador:

Dicientes las peleas por redes sociales del alcalde que nos enseñaron que en boca cerrada no entran moscos. Después de casi ser despedido del puesto por declarar abiertamente su punto de vista volvió con nadado de perro y ya no tuvo tantos problemas con la opinión general, demostrando que la bogotanísima costumbre de quedarse callado y hacer las cosas medio a escondidas es la mejor manera de no ganarse más problemas.

Mal por el premio del último Salón bidimensional de la Gilberto Alzate. No solamente un evento notoriamente bajo en la calidad de las propuestas seleccionadas, la peor decisión fue partir el premio que antes se le daba a dos artistas entre cuatro, y como es premio de adquisición (o sea compra) por el mismo precio la fundación quedó con el doble de obra en su colección y los ganadores donaron su trabajo por mitad de precio.

Para revaluar la eterna invisibilidad de espacios como El Parqueadero y Plataforma, que aunque muy bien planteados y que se les ve las ganas de hacer una buena gestión, no logran un impacto importante en el ámbito artístico.

Los homenajes a Gabo: Ni fú ni fa. Mariposas amarillas de papel crepé por todo lado pero de entender la importancia social del legado del escritor y proponer políticas culturales en su nombre más bien poco. Nada muy serio a nivel pedagógico o investigativo, apenas hemos visto eventos de sección cultural de noticiero.

Acertado el nuevo uso del monumento a los Héroes como sala de exposición. Los proyectos de José Alejandro Restrepo y Mario Opazo lo ocuparon de una manera muy interesante y el siguiente es el turno de Juan Fernando Herrán en unos meses. Tiene mucho potencial, ojalá no se pierda la costumbre.

Bien y mal por el museo de Bogotá. Bien porque tiene excelentes proyectos a futuro con expansión de planta física incluída, además, en el último par de años han hecho muy buenas muestras como la de Alec Soth y la de Martha Rodríguez con Jorge Silva. Sin embargo, mal porque parece que cada proyecto les está tomando demasiado tiempo en ser realizado. ¿Falta de plata?

Bien por la escultura de Oswaldo Maciá que se va a construir en la carrera 3 con calle 19. Interesante tener una pieza monumental de este artista en la ciudad, sobre todo porque casi no ha expuesto en Bogotá y promete ser un planteamiento novedoso frente a la idea tradicional de escultura pública.

Pésimas decisiones en el concurso público para la nueva sede de la Cinemateca de Bogotá. Los tres primeros puestos poco inspirados e invasivos, pero la tapa fue darle mención de honor a un proyecto que expandía una alfombra roja gigante de una cuadra de largo. Preocupante la manera en que se están evaluando los proyectos arquitectónicos en el país.

Buena gestión y publicidad del anterior premio Luis Caballero, un evento de gran magnitud que se expande por toda la ciudad y propone a través del arte pensar sobre habitar Bogotá desde diferentes puntos de vista. Grandes expectativas para la versión 2015.

 

Juan Obando, artista:

Desde la egoísta lejanía y la distante cercanía, esto es lo que siento. Una lista contradictoria para una política contradictoria.

Lo bueno
1. La silenciosa ausencia de la galería Santa Fe denota su inevitable obsolencia y obliga a repensar el espacio y sus usos.
2. La actitud divisoria del distrito hacia la tarea de entender y apoyar lo que llamamos arte contemporáneo hace que sus esfuerzos se expandan a otras esferas sociales de la «cultura local».
3. La apertura casi caótica/anárquica del espacio público en la séptima. Circo somos, circo seremos, circo vivimos.

Lo no tan bueno
1. El graffiti de estado y sus usos politizados (no políticos)
2. La forma estatista en la que se ha retomado el espacio público y el (des)uso que se le ha dado a estas retomas. Ej: la plaza de toros.
3. Que los ítems descritos en lo «bueno» no tengan un impacto más fuerte fuera de los campos de acción donde suceden.

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Guillermo Vanegas, crítico y curador:

Las buenas:

– Se cayó el contrato de la Alcaldía con los dueños de una Casita inmunda con la que se intentó reemplazar a la Galería Santa Fe.

– Salió (quién sabe si de nómina) Ana Alzate como directora de la fundación creada para perpetuar la memoria de su papá. Gracias a esto nos libramos de una de las damas de la cultura que más contribuyó en debilitar la infraestructura estatal para promover el arte contemporáneo local.

– Se amplió el alcance y el número  de convocatorias diseñadas por IDARTES.

– Se descentralizó el Premio Luis Caballero. Ante la emergencia de no contar con un espacio de verdad, como Gerente de Artes del Distrito, Cristina Lleras enfrentó la dificultad de mostrar varios proyectos de forma simultánea y en sedes alternas. Y lo logró.

– Se detuvo la adjudicación de 40 mil millones de pesos a un museo de arte moderno semiprivatizado.

– Se reforzó el apoyo a los únicos espacios interesados en mantener la experimentación en la ciudad. Ante el lanzamiento que sufrió la Galería Santa Fe de un local en La Candelaria, sus recursos de funcionamiento pasaron a financiar proyectos puntuales de espacios o asociaciones autónomas.

– Se consolidó, de manera discreta pero bastante significativa, un plan de trabajo en cárceles con un grupo de artistas visuales.

Las malas:

– La policía nacional mató a un grafitero, la alcaldía de la Bogotá Humana convocó a un concurso de arte urbano, el afiche del evento que se premió fue un plagio, algunos de los graffiti patrocinados fueron borrados durante el minigolpe de Estado que impulsó un procurador vanidoso.

– Se mantuvo la continuidad administrativa con el gobierno del preso Samuel Moreno, que nombró al aun hoy Director de IDARTES.

– Se otorgó un concurso de arte público altomoderno para contaminar más uno de los sectores de gentrificación más dinámica del centro de Bogotá.

– Con la salida de la hija de Gilberto Alzate, esa entidad fue reorientada hacia el apoyo a las manifestaciones culturales minoritarias. Un acto de justicia poética que desposeyó al sector de arte contemporáneo. «Aunque eso no interesa -dijeron algunos-, pues ya tenemos a San Felipe».

– Durante la Gerencia de Cristina Lleras se agudizó la polarización con el sector de espacios autónomos. Mientras se daba el debate, hasta un post de internet fue utilizado para amenazar con denuncia judicial a un grupo de contradictores.

– La alcaldía (y su sección de artes) jamás supieron qué hacer con la Plaza de toros recuperada de las manos de una asociación de amigos de la matanza.

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