Versus (2 artistas, 2 curadores)

El Centro Colomboamericano (sede Avenida 19), los invita a la presentación del proyecto VERSUS (Dos artistas-dos curadores), que se llevará a cabo el jueves 2 de agosto, a partir de las 7 p.m. En esta oportunidad, se presentarán los artistas Edinson Quiñones y Oswaldo Terreros, invitados por los curadores Guillermo Vanegas y Santiago Rueda, respectivamente…

El Centro Colomboamericano (sede Avenida 19), los invita a la presentación del proyecto VERSUS (Dos artistas-dos curadores), que se llevará a cabo el jueves 2 de agosto, a partir de las 7 p.m. En esta oportunidad, se presentarán los artistas Edinson Quiñones y Oswaldo Terreros, invitados por los curadores Guillermo Vanegas y Santiago Rueda, respectivamente.

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Textos sobre Oswaldo Terreros y Edinson Quiñones (para quienes no puedan asistir a la inauguración: 

La figura del emancipador (extracto)

Ana R. Valdez 
 
 
“La heroificación del cuerpo del sujeto “dominado”, sea en su manifestación contra las estructuras de poder, sea en su versión de proletario alienado, ya no sorprende a nadie. Ni como representación visual al puro estilo de los muralistas mexicanos o de los indigenistas, ni como slogan conceptual dispuesto a reivindicar a las masas oprimidas o contraculturas marginales. Eso de “explicarles” a los demás las condiciones de la dominación a nadie justifica más que a quien cree hacer “arte político” cuando en realidad efectúa tergiversaciones sobre la política del arte. Estas pueden ofrecerse en distintos órdenes estéticos. Como manifiestos político-artísticos a deshora, como imágenes que denuncian la opresión, como acciones que metaforizan el poder dominante, como prácticas simbólicas que intentan recuperar pasados imaginarios… la enumeración podría continuar hasta dimensiones insospechadas. Más aún en espacios como el nuestro (desde la mítica mitad del mundo), donde subsiste aún la creencia de que existe un “arte político” que se diferencia de un “arte” secuestrado bajo el “reino de la opresión” –sea el capitalismo salvaje o el socialismo del siglo XXI. Y es que la falacia del “arte político” como segmento diferenciado en el campo artístico se desvanece en el preciso momento en que se cambia el punto de vista del análisis: cuando se advierte la dimensión política de todo “arte”.
 
“Eso de representar al otro, como si el acto de reproducir estéticamente una realidad dada fuese necesario y suficiente para enunciar determinadas ideas sobre lo político, es cosa harto superada. Pura actividad masturbatoria que desgasta el sentido político del arte. En nuestro conflictivo medio cultural, sin embargo, la representación como “arma de lucha” sigue en pie y cobrando mayor terreno, últimamente bajo la vivificación de mitologías, héroes y leyendas del pasado imaginario que muchos tuvimos que “repetir de memoria” en la escuela porque supuestamente “nos definían como ecuatorianos”. Falacias persuasivas para infancias quebradizas que al menor soplo de vientos foráneos se derruyen como lo que son: ficciones históricas…”
 
 
Texto completo: http://tinyurl.com/cptadtr
 
 
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Guillermo Marin Rico 
Sobre la obra de Edinson Quiñones
 

Edinson Quiñones deambula entre la intensidad, premura y palpito del delincuente que él mismo en ocasiones pretende ser, y la audacia narrativa de un poeta (artista) que une elementos insólitos, lanzándonos fotos, vídeos, instalaciones, dibujos, esculturas, pinturas. Actitud apenas predecible viniendo de un lugar, donde en los últimos 60 años la guerra no ha cedido su intensidad.
 
Las poblaciones desplazadas que llegan al Cauca no tienen otra opción que asumirse como los más indios, los más negros y los más incomprendidos, pues en esta Colombia  pretendida-mente “Blanca” que se niega como nativa, todos los locales hieden.
 
Limpieza Social, videoarte de Quiñones, fue una de las piezas que integró la primera muestra de videoarte ParaverteMejor 2007, muestra nacida con la urgencia de hablar desde nuestra región desde nuestra propia mirada. En este video, una mujer desesperada venía por un barranco gritando y pidiendo auxilio, pues había perdido toda su familia. Entre gritos y espasmos, esta mujer de unos 38 años gemía implorando por su marido y sus hijos. Hay locos que llevan así toda la vida, pero este no era el caso, lo suyo acababa de suceder, el espectador más distraído se habría percatado de que esta colombiana desplazada, masacrada su familia, sólo era una de las muchas viudas que ha dejado la guerra en este país.
 
Una llorona contemporánea que en su desesperación nos transmite su dolos de patria, de un país que ayuda a expropiar a sus natives, que los arrincona en sus propios predios y luego se pregunta porqué se levantan en armas.
 
Quiñones tiene toda la sensibilidad para plasmar historias como esta, porque en él son totalmente autorreferenciales. Él no habla desde el otro sino desde sí mismo, estrechando esa distancia que a veces nos separa cuando vivimos en departamentos con historias y desarrollos económicos y culturales tan distantes unos de otros, en el mismo País, viendo la violencia del otro a través de los medios de comunicación.