Urgente! TLC negocia la cultura y el medio del arte sin saberlo

Existe gran preocupación por como impactará a millones de colombianos el Tratado de Libre Comercio (TLC). Los peligros de la mercantilización de la educación y la cultura, del despojo de nuestra biodiversidad, del uso indebido de conocimientos ancestrales, del distanciamiento de las posibilidades de acceso al conocimiento, entre otras muchos asuntos están en juego.

Víctor Laignelet: Existe gran preocupación por como impactará a millones de colombianos el Tratado de Libre Comercio (TLC). Los peligros de la mercantilización de la educación y la cultura, del despojo de nuestra biodiversidad, del uso indebido de conocimientos ancestrales, del distanciamiento de las posibilidades de acceso al conocimiento, entre otras muchos asuntos están en juego.

Otros sectores de la cultura y las artes en Colombia se vienen movilizando para señalar sus posibles afectaciones sectoriales. El sector de las artes plásticas y visuales no se ha articulado para pronunciarse ante esta vital coyuntura y Colombia acaba de terminar ya la tercera ronda de negociaciones en Lima. Restan apenas seis o siete reuniones.

Estados Unidos entiende la cultura desde el concepto de Empresas de Entretenimiento, por lo tanto, a la producción simbólica como mercancias. Un punto crucial; todo aquello que no se estipule en las negociaciones bajo el régimen de «exclusión» o de «reserva» quedará automáticamente negociado como mercancia. En los 23 temas que se están negociando ninguno se refiere a la cultura, mucho menos a las artes, y aún menos a las artes plásticas y visuales. El tema de la cultura se encuentra invisibilizado en muchos fragmentos al interior de los otros temarios, de tal modo que los negociadores colombianos están negociando a la cultura y a las artes sin siquiera saberlo.

Existen antecedentes significativos y referentes valiosos de negociaciones en las cuales se lograron al menos detectar y ubicar algunos temas vitales de la cultura bajo el régimen de «reserva» *, como en los tratados firmados por Chile, Canadá y Australia. Ello se debió a que el sector de la cultura y de las artes se movió en masa y presionaron a sus propios gobiernos para obtener tales resultados. Chile empleó bastantes años en la negociación, EEUU y Colombia quieren finiquitar el asunto en menos de un año. Parte de la estrategia que utiliza EE.UU. es dejar los temas vitales para el final, así se tendrán que negociar precipitadamente bajo la presión del tiempo. Es urgente determinar cuáles temas deben estipularse bajo el régimen de «reserva», de lo contrario todo y todos serán tratados como mercancia en el sector de las artes plásticas y visuales, de nuevos medios, artes del cuerpo y artes del tiempo… y tiempo es lo que casi no le queda a la cultura.

* El regimen de reserva es aquel que permite que no se negocie un tema en el TLC.

Catalina Rey: Un grupo de personas de diversos sectores de la cultura se ha estado reuniendo para redactar un acta de adhesión a dicha Coalición, con el fin de plantear disconformidades con el tema del TLC y la cultura, entre otros, el tema de la propiedad intelectual, que cobija a los derechos de autor.

Sé que durante la semana que entra se van a hacer algunas charlas sobre el tema. Les avisaré a quienes estén interesados.

El texto definitivo del acta de adhesión está siendo ajustado. El lunes, espero, será puesto en circulación vía e-mails, para recoger firmas electrónicas. La idea es que cada persona que reciba el acta y esté de acuerdo con ella, la circule por Internet para que sea firmada tanto por industrias culturales, gremios, grupos, etc, como por individuos.

La Ministra de Cultura expone cómo se alista el Gobierno para defender la cultura nacional en el TLC:

Bastante se ha dicho sobre lo que se ha hecho o lo que se ha dejado de hacer en los tratados de libre comercio con relación a la cultura. Han aparecido titulares y no han faltado afirmaciones del siguiente tenor: «… Como se preparan los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil, pareciera que la educación y la cultura fueran la Cenicienta de los tratados…» Varios analistas se han referido al tema, y pareciera rondar una sensación de amenaza latente, que sugiere varios interrogantes: ¿Perderá Colombia su identidad cultural como resultado del TLC? ¿Renunciará el Gobierno a la responsabilidad de promover el acceso a la cultura, de desarrollar y difundir los valores culturales de la Nación?

El debate ha estado acompañado de emotivos discursos, y esto es explicable y legítimo desde todo punto de vista. La cultura, entendida como lo que nos diferencia de otros pueblos, es la base indiscutible de nuestra identidad, y se constituye en un valor que se identifica, se aprecia y se desea proteger. Es evidente que se trata de un tema sensible. Voces críticas han recomendado el tratamiento del sector cultural como capítulo independiente en las negociaciones. No obstante, la experiencia internacional ha reconocido que dada la amplitud de los temas de índole cultural que son susceptibles de verse afectados por las decisiones derivadas de un tratado de esta naturaleza, lo que resulta más conveniente es abordarla como un concepto transversal.

Ello se deriva no sólo de la presencia de componentes culturales en una multiplicidad de aspectos de la vida económica y social, sino también, de la aproximación que se ha logrado, tras varios años de estudio y análisis, al concepto cada vez más sólido de las industrias culturales (también denominadas «industrias creativas» en algunas latitudes, y en otras, «industrias del entretenimiento»). Éstas comprenden de acuerdo con la UNESCO, la industria editorial, la cinematográfica, la fonográfica, la de radio y televisión y la publicidad. Del mismo modo, los diferentes estudios sobre la materia, han demostrado el impacto significativo de estos sectores en la economía y han desarrollado instrumentos de medición que han permitido identificar modos de producción, canales de circulación y fuentes de empleo. Gracias a estos indicadores, es posible cuantificar el impacto que sobre la economía tienen estas industrias y detectar al mismo tiempo aquellos factores de competitividad y riesgo en las cadenas que las conforman.

Es aquí donde el discurso que promulga la defensa de los valores inherentes a nuestra identidad requiere ser acompañado de análisis y planteamientos de naturaleza más técnica. En la consolidación y el fortalecimiento de nuestras industrias culturales, pero también en la búsqueda de oportunidades que ofrecen los mecanismos de circulación de bienes y servicios culturales, radica el secreto para lograr que los objetivos de democratización de acceso a la cultura y de difusión de contenidos diversos, que correspondan a nuestra multiculturalidad, sean posibles de alcanzar. ¿Cómo logra un escritor ser publicado? ¿Cómo llega una película colombiana a las salas? ¿Cómo consigue un intérprete la grabación de un disco? ¿Cómo llega la obra de un artista al público? ¿En qué etapas de la creación y de la producción existen obstáculos? ¿De qué manera debe intervenir el Estado para lograr que dichos obstáculos sean superados, en beneficio del creador, del productor y del público? Las industrias culturales son, entre otras cosas, el canal que permite a los creadores dar a conocer su obra, y las preguntas no son sólo pertinentes para efectos del mercado interno. ¿No deseamos que nuestros talentos sean reconocidos internacionalmente?

A la luz de estas inquietudes, y teniendo en cuenta la experiencia de países como Canadá, México, Chile y Centroamérica, es posible identificar tres escenarios para abordar la cultura en el marco de las negociaciones. En un primer escenario, el de la excepción cultural, se plantearía la exclusión total de los temas culturales de la negociación. Una segunda opción, consiste en la posibilidad de plantear reservas, en temas puntuales e identificados como particularmente sensibles, donde la política pública ha definido una orientación estratégica clara, basada en criterios objetivos. Como tercera alternativa, las reglas de la negociación prevén el establecimiento de medidas disconformes, para preservar la normatividad interna presente o futura, que atienda las características de determinado sector.

El equipo negociador entonces tiene en su haber un menú de opciones suficientemente amplio, al que se le está otorgando manejo responsable gracias a las ventajas que representan el acceso a experiencias de otros países, estudios realizados en el país y conocimientos y aportes de agremiaciones representativas de productores y distribuidores nacionales de bienes y servicios culturales. No hay que olvidar además que nuestras industrias culturales se caracterizan por una enorme heterogeneidad. Son muchas las particularidades y los factores que están siendo tenidos en cuenta; y a partir de lo anterior, diferentes asuntos relacionados con la cultura han sido observados y tratados en las mesas de negociación que atienden los temas de Acceso a Mercados, Asuntos Institucionales, Compras del Estado, Política de Competencia, Propiedad Intelectual, Servicios Transfronterizos e Inversión. Se está trabajando, además, sobre la base de una metodología de identificación de intereses claros, estableciendo argumentaciones sólidas para lo propuesto, y buscando la generación de opciones creativas que permitan acuerdos integrativos, más que distributivos. Para el Gobierno, entonces, la meta está clara y el equipo negociador está preparado. En el caso de la cultura, se ha hecho patente que a pesar de lo disperso que se encuentra el sector a lo largo del Tratado, ha sido posible delimitarlo con precisión y plantear una estrategia coherente que tiene en cuenta objetivos ofensivos y defensivos, validados con el sector privado y otras agencias gubernamentales con injerencia en el sector.

El esfuerzo gubernamental está puesto en lograr las mejores condiciones para el desarrollo de la industrias culturales. ¿No es acaso legítimo aprovechar el gran potencial exportador de nuestra industria editorial o sumar esfuerzos para combatir la piratería que devasta la industria fonográfica? Estos, entre otros temas, como el logro de las mejores condiciones de acceso y circulación para los bienes culturales, la debida protección a los derechos de autor de los creadores y la posibilidad de continuar apoyando, desde el Estado, manifestaciones artísticas y culturales que son el espejo de nuestra identidad, constituyen el norte de nuestra participación en la negociación. En este contexto, son bienvenidos los aportes desde el sector privado, la Academia y la sociedad civil.

María Consuelo Araújo *

* publicado hoy en El Tiempo

Camilo Atuesta: Quiero preguntarle a Victor Laignelet y a Catalina Rey si el documento que circulará por la red va a ser tenido en cuenta en las negociaciones o si se trata de un llamado de atención del sector a los negociadores del gobierno.

Igualmente, es preocupante que la ministra no mencione en su artículo a las artes y sólo tenga en cuenta la cultura a partir de los parámetros de la UNESCO: (..) «Ello se deriva no sólo de la presencia de componentes culturales en una multiplicidad de aspectos de la vida económica y social, sino también, de la aproximación que se ha logrado, tras varios años de estudio y análisis, al concepto cada vez más sólido de las industrias culturales (también denominadas «industrias creativas» en algunas latitudes, y en otras, «industrias del entretenimiento»). Éstas comprenden de acuerdo con la UNESCO, la industria editorial, la cinematográfica, la fonográfica, la de radio y televisión y la publicidad.»

Catalina Rey: El documento en cuestión es la declaración de los sectores culturales colombianos sobre el TLC. Es, al igual que el que hicieron Canadá y Chile, por ejemplo, el que demostrará que en Colombia hay gente que trabaja en y defiende la cultura. El punto de vista de la Ministra de Cultura es, desde luego, el oficial, y, por supuesto, maneja las definiciones de industria cultural de la UNESCO.

Lo preocupante es que los peuqeños sectores de la cultura (editoriales, museos, galerias, agremiaciones, etc.) no han manifestado opiniones públicas ni han sentado ninguna opinión. Por eso, es urgente que se conforme la coalición para la diversidad cultural colombiana.

Ese documento NO servirá para las negociaciones, claro, pero le dirá al Gobierno que hay gente que tiene opiniones al respecto y que no está de acuerdo con las negociaciones.

Esperamos que la cantidad de firmas sea tan representativa que el documento sea tenido en cuenta por el Gobierno.

Por eso es importante leerlo y firmarlo, tanto por individuos (artistas, gestores, etc.) como por industrias culturales y gremios (asociaciones de artistas, editoriales, revistas,etc.) Hay que destacar que hay gente trabajando en cada sector de las artes. Los de cone se han estado reuniendo, por ejemplo así como los de la industria editorial y la música, pero no se han oido las voces de escritores independientes (por lo menos no en cantidad masiva) y mucho menos de artistas plásticos. Estoy pendiente del documento, que será circulado ojalá mañana por la red, para enviarlo y que ustedes recojan firmas electrónicas.

Se ha pensado que esta semana se presente ante los medios de comunicación.

Yo trabajo en el IDCT y centralizo esta información en mi oficina. Me pueden llamar al 3274900 ext. 207 o escribirme por mail. Le puedo informar más si se comunica conmigo, así como enviarle documentos informativos.

Victor Laignelet: Espontáneamente aparecieron de manera casi sincrónica en esfera pública tres comentarios acerca de TLC y la cultura:

1. Envié un primer mensaje el sábado 7 de agosto haciendo un señalamiento general a la cultura, y en particular al sector de las artes plásticas, acerca de los riesgos de la negociación de TLC si no se abordan con el conocimiento de los requerimientos del sector.

2. El mismo día Catalina Rey propuso adherir a la Coalición por la Diversidad Cultural Colombiana que está promoviendo Sylvia Amaya.

3. El domingo se transcribió el artículo de la Ministra de Cultura publicado en el Tiempo ese mismo día, afirmando que el gobierno está preparado para la negociación y defensa de la cultura, sin embargo que eran bienvenidos los aportes desde el sector privado, la Academia y la sociedad civil.

La cultura en un concepto muy amplio, motivo por el cual no fue abordada como un temario específico en las negociaciones de TLC, optando por transversalizarla con los otros 23 temarios. Tal dispersión no remedia el problema, sino hace más difuso el lugar de la cultura en las dinámicas sociales invisibilizándola en mayor medida.

La lista de apoyo a la Coalición por la Diversidad Cultural Colombiana, es sin duda una iniciativa importante. Según entiendo, en ella se tratan asuntos generales de indudable trascendencia para la cultura y la defensa de los derechos de autor, entre otras cosas. Varios sectores de las Industrias Culturales vienen procurando concretar tal Coalición desde hace algunos meses.

Independientemente del gobierno, el Convenio Andrés Bello tomó la iniciativa de investigar, bajo la dirección de Germán Rey, las implicaciones del TLC para los sectores en la cultura desde tres ángulos; el jurídico, el económico y el social. En su presentación de la situación señaló varias de las problemáticas que implica el TLC para la cultura y puntualizó diversos asuntos de importancia.

El concepto de industrias creativas o de entretenimiento (la industria editorial, la cinematográfica, la fonográfica, la de radio, la televisión y la publicidad) concuerdan, en cierta medida, con el enfoque norteamericano de referirse a la cultura dentro del esquema básico de Industrias del Entretenimiento. Difícilmente las diversas prácticas artísticas contemporáneas se las pueden considerar dentro de tal ámbito, ni resulta evidente su impacto sobre la sociedad bajo el concepto limitado de indicadores cuantitativos empleados y exigidos por Planeación Nacional y por las Industrias Culturales.

El caso es que las artes plásticas no aparecen mencionadas en las investigaciones llevadas a cabo acerca de las repercusiones del TLC en la cultura, ni en el reciente artículo de la Ministra de Cultura. Consulté acerca de tal vacío al investigador Germán Rey, quién reconoció la ausencia de criterios para las artes plásticas en lo desarrollado en su investigación. Posteriormente revisó con su equipo de trabajo otros tratados, particularmente Chile, Canadá y Australia encontrando el mismo vacío.

Uno de los puntos cruciales, mencionados en el primer envío, se refiere a que todo aquello que no se estipule dentro del concepto de «reserva» o «exclusión», quedará automáticamente negociado como mercancía a través de los otros temarios que les sean aplicables transversalmente.

En respuesta a la pregunta de Camilo Atuesta es el sector de las artes plásticas quien debe pronunciarse colectivamente a través de alguna vía sugerida por el mismo sector y determinar cuales asuntos considera pertinentes para ser propuestos bajo el régimen de «reserva» – no negociables – por parte de los negociadores colombianos ( porque evidentemente ellos no lo saben).

Posiblemente esfera pública podría recopilar las iniciativas que emergan del sector a través de la red, y formular un documento que pueda apoyar las investigaciones en curso, así como promover tal documento en las instancias adecuadas con acceso a los negociadores. De lo contrario el sector sufrirá las repercusiones de TLC pasivamente.

Catalina Rey: Reenviamos documento. Quien considere que las artes plásticas no están representadas puede hacer sus aportes a través de esfera pública.

documento >

COALICIÓN COLOMBIANA POR LA DIVERSIDAD CULTURAL PRIMERA DECLARACION

Las negociaciones del Gobierno colombiano para suscribir el Tratado de Libre Comercio de las Américas –ALCA- y el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos –TLC- tendrán un gran impacto en la actividad económica, social y política del país. Su efecto en el sector cultural también será enorme. Frente a esta realidad, quienes suscribimos la presente declaración, nos constituimos en la Coalición Colombiana por la Diversidad Cultural, con el fin de participar en el proceso aportando experiencia y conocimiento, decididos a proteger el derecho a la diversidad cultural.

En la mayoría de los sectores industriales, comerciales y de servicios se conocen las asimetrías que se presentan en las negociaciones. Pero en el sector cultural las asimetrías son de mayor dimensión: mientras el sector cultural colombiano genera cerca del 2.1 de la riqueza nacional, el de Estados Unidos representa el 7.6 del suyo. Al mismo tiempo la globalización ha acelerado la concentración de la propiedad de las empresas culturales, en la medida en que se han conformado grandes monopolios en la producción y distribución de contenidos, lo que constituye una amenaza para uno de los valores fundamentales de la humanidad: la diversidad cultural.

Esos desarrollos han llevado a incorporar en las negociaciones de los tratados el tema de la diversidad cultural, introduciendo tratamientos diferenciados para las actividades, industrias y empresas de la cultura. De esta manera las naciones buscan garantizar y preservar su soberanía, su derecho a desarrollar su identidad, manteniendo el poder de formular, reformar y diseñar sus políticas culturales. Lograr este propósito es otra de las tareas que asume la Coalición.

La Coalición realizará su labor orientada por los principios que se han establecido en foros mundiales como la Unesco (2001) y la Declaración de Seúl (2004), a los cuales adherimos, y que sintetizamos así:

• Los contenidos culturales y las expresiones artísticas reflejan las identidades, experiencias y valores de los pueblos, y por lo tanto difieren fundamentalmente de los otros bienes y servicios.

• Los ciudadanos deben tener amplio acceso a los contenidos culturales y a las expresiones artísticas de su propio país, y los artistas y creadores deben tener la posibilidad de difundir sus creaciones a sus conciudadanos.

• Un intercambio equilibrado de contenidos culturales y expresiones artísticas entre los países contribuye fundamentalmente a un mayor entendimiento entre los pueblos y a la emergencia de un mundo con cooperación y comprometido con la paz, permitiendo así una globalización que realmente responda a las necesidades de la humanidad.

• Las fuerzas del mercado no garantizan por sí mismas niveles significativos de creación, producción y difusión cultural en cada país; y por esta razón los Estados deben preservar su libertad de implementar, sin restricciones, políticas que aseguren la producción y circulación efectivas de su cultura dentro y fuera de sus fronteras.

• La Coalición impulsará compromisos para que el Estado colombiano se abstenga de apoyar medidas a escala internacional que puedan deteriorar o suprimir las potencias creativas humanas y los objetivos fundamentales en el campo de la cultura, o aquellos que debiliten la capacidad del país para apoyar las diversas identidades culturales de la Nación.

Estos principios son la base sobre la que UNESCO ha propuesto la Convención sobre la Diversidad de los contenidos culturales y las expresiones artísticas, un instrumento con fundamento jurídico vinculante que llene el vacío que existe en el derecho internacional, y que le dé a los Estados un cimiento legal para elaborar, ejecutar y mantener sus políticas culturales, sirviendo de contrapeso a la presión que ejercen sobre la cultura los acuerdos de comercio internacional. Esta será adoptada en la Conferencia General de la UNESCO en el 2005.

En algunas de esas negociaciones comerciales, las asimetrías en el tema cultural han llevado a establecer Cláusulas de Excepción o Reservas en los tratados, que fijan condiciones especiales para el acceso a los mercados, a la inversión, al trato nacional, y/o a la cláusula de la Nación más favorecida en el terreno de las industrias culturales. Otra opción es establecer una cláusula específica que garantice la autonomía de los Estados contratantes para mantener y formular políticas de fomento en sectores estratégicos como la industria editorial, la televisión, el cine, la música, y las demás manifestaciones artísticas y culturales.

Estas alternativas deben estar presentes en las negociaciones de los tratados que adelanta el Gobierno colombiano con otros países. Con la conformación de la Coalición, el Gobierno nacional y el sector cultural cuentan con una representación, una nueva herramienta, para enriquecer el debate de los tratados actualmente en negociación, y fundamentalmente para llegar a acuerdos que permitan preservar la diversidad cultural de la nación.

La Coalición Colombiana por la Diversidad Cultural se une así a las Coaliciones del mundo y demás organizaciones de la sociedad civil y de los Estados que luchan por la protección de la Diversidad Cultural.

FIRMAS*

* reenviar con su nombre a la siguiente dirección electrónica > catalina_rey@cable.net.co

Federico Errazuriz:  En mi pais el uso ‘per capita’ de Internet es muy alto, y tengo entendido que a nivel latinoamericano es donde mas se utiliza este medio. Sin embargo, no disponemos de un espacio como esfera publica, que llega tambien a varios artistas amigos. Hemos seguido algunos debates con mucho interes, otros, como el del salon nacional, nos parece muy local y un tanto aburrido.

Dado que la realidad chilena difiere de la colombiana, el modo en que el TLC pueda impactar ese sector sera otro. Seria un aporte que alguien conocedor del tema pueda ofrecer ejemplos concretos de las formas en que afectaria a los artistas este tratado. Positiva y negativamente.

Lanzo entonces una pregunta a Victor Laignelet:

¿Habria mas apoyos de organismos internacionales a proyectos artisticos si estos ganan el status de ‘reserva’?

Eso puede resultar de interes y llevar el debate en torno a realidades y lenguajes familiares al gremio.

Victor Laignelet: No soy la persona indicada par contestar los interrogantes de Federico Errazuriz desde Chile; la aspiración es que el sector se pronuncie. No hay investigadores especializados en el sector de las artes y no hay referentes con respecto de la manera como el TLC afecta a las artes plásticas en las «reservas» de otros tratados investigados (Chile, Canadá, Australia). Por lo tanto es vital que el propio sector sea quien investigue y señale las posibles afectaciones sectoriales, tal como lo han hecho otros sectores de la cultura, a diferencia de artes plásticas y visuales.

Este espacio -esfera pública- sería un lugar idóneo y propicio para recibir tales iniciativas por parte del sector.

El punto más general podría relacionarse con la necesidad de constituir un espacio, diferente al comercial, para las artes plásticas, visuales y las demás prácticas artísticas contemporáneas en su calidad de bienes culturales, donde puedan decidirse de manera consensuada los temas y el tratamiento adecuado que ameritan. En este sentido podría fundamentarse la iniciativa de incluirlas en un régimen de «reserva». La UNESCO está promoviendo firmar en el 2005 una Convención Universal que permita abordar los asuntos de la diversidad cultural por fuera de la OMC (Organización Mundial del Comercio).

Pero sigue siendo imprescindible dar aportes más específicos;

En un intento de contestar a Federico Errazuriz aventuro algunas posibilidades;

– Frente a las barreras que excluyen o que estigmatizan, permitir la movilidad de los artistas por medio de una acuerdo de visas para creadores en el cual se reconozca el estatuto de artistas y su función cultural. Existe mucha resistencia a este punto, porque EE.UU considera el tema como un asunto de migración, y la migración como un asunto de seguridad nacional. Colombia es uno de los países más severamente estigmatizados en el mundo en el tema de visas, movilidad y circulación. En medio de los aires de globalización en este punto, como en muchos otros, la globalización no es multidireccional sino unidireccional (del norte hacia el sur). Colombia continúa en un creciente aislamiento por parte de la comunidad internacional, cargando sus ciudadanos con el status de «país paria». EE. UU. fue explícito en indicar que no está interesado en tratar el tema de las visas con Colombia. Sin embargo, hay una presión por parte de los tres países por incluir el tema, al menos para el sector empresarial. Sólo si el sector de las artes se moviliza se podría intentar posesionar el tema en la discusión y eventual reserva en la negociación.

– Sería favorable incluir en la reserva el tema de fortalecer lazos de cooperación y financiación para las artes, así como pasantías, becas y circulación, garantizando la autonomía de los países para definir tales políticas. Para ello es necesario consignar en la reserva la necesidad de crear fondos de financiación y promoción para la creación en artes plásticas, tal como lo logró una ley de fomento al cine, que no existe para las artes plásticas.

– Puede ser importante favorecer la agilización de los procesos de paso transfronterizos para las obras de arte, así como el tema de seguros.

– Es necesario alcanzar un equilibrio justo de la propiedad intelectual en diferentes entornos, como por ejemplo el entorno digital. Por otra parte también es importante establecer un equilibro entre los derechos de autor y el derecho de los ciudadanos a acceder al conocimiento, la información y a la transferencia efectiva de tecnología.

Continuando con la pregunta de Federico Errazuriz acerca de factores positivos del TLC;

– Un factor positivo para el sector podría ser el tema arancelario. Aquellos productos de importación que no se fabriquen en los países firmantes del tratado, comenzarán a tener rebajas arancelarias. Algunas inmediatamente, otras en cinco años y finalmente en 10 o 15 años se reducirán las tarifas arancelarias a cero. Esto, por ejemplo, implicará rebajas en los precios de algunos equipos utilizados en las artes plásticas, como cámaras fotográficas y de video, para citar algunos. En este sentido sería necesario cuantificar los equipos digitales y otros productos que sean de interés para los artistas del sector, con el fin de proponer bajar el arancel a cero desde el inicio.

– Recomiendo a quien quiera asesorarse sobre el tema de manera más profunda entrar en la página del Convenio Andrés Bello > http://www.cab.int.co/

o comunicarse directamente con Germán Rey o su asistente Catalina Niño. teléfono; 6449292 ext 198. (Bogotá)

Nomeparece: es admirable la gana de lidiar con el TLC, los puntos que sugiere laignelet son claros, solo quisiera comentar que este de los derechos del entorno digital es otro lugar donde seguramente sufriremos la imposicion de una camisa de fuerza. hace poco leia en nettime a alguien que ante la imposibilidad de registrar una «creacion» bajo el lento y costoso proceso de las patentes de sotware yankee donde no hay ya espacio (miles de modelos autoria de software patentados), lo que quiere decir que seria casi imposible desarrollar dentro del sistema (comercial) algo que no estubiese infringiendo de alguna manera la patente de alguno de los monstruos del software, que bien saben como nutrirse de las ideas del entorno del software libre, investigar si existe la patente y correr a registrarla para su futura explitacion comercial, tal como pretenden hacer con la patentacion del patrimonio genetico y el saber de las culturas tradicionales.

los desarrolladores de software se amparan en lo que ya es de alguna manera un standar. GPL (general public license) http://www.gnu.org/home.es.html Holman Romero es un colombiano que seguramente hace parte de COLIBRI (comunidad de usuarios de software libre de colombia http://bachue.com/colibri/grupos.html) de quienes se prodria obtener una mas detallada info.

Seguramente muchos se preguntan porque la relacion de los desarrolladores de software en una lista de arte?? pues simplemente lo mismo que hace el tema del TCL en esta lista…

Tambien veo sensato apelar a un tipo de registro de ideas que se aproxima aun mas a lo que en el entorno de las artes se ve como comercializable (la obra literaria, musical o plastica) bajo algo tan especial como creative commons, una especie de licensia que permite la distribucion de la obra dejando la posibilidad de ser reapropiado por otros sin cohartar la libertad en el proceso contaminacion con ideas que generen nuevas formas, comunmente llamado como colaboracion y bastante practicado en el entorno de las redes. Creative Commons acaba de desarrollar una licencia para Brazil, y seguramente de ellos podriamos obtener feedback al respecto y porque no desarrollar una propuesta para el caso de colombia y los paises del sur que estan negociando las futuras politicas del «arte». http://creativecommons.org/projects/international/ (veo en el site de creative commons que la UB (barcelona) esta adelantando uno para el caso .es, seria bien que alguna institucion colombiana apoyara un proyecto similar)

aca una breve explicacion de las licencias: http://creativecommons.org/learn/licenses/comics1

aqui un aparte del documento crudo que explica lo que la gente detras de creative commons ha desarrollado: (yo personalmente y con un no muy alto dominio del tema preferiria impulsar mas el tipo de licencias que usa GNU/linux) apelar a un copy left!! es lo que haria falta. pero para eso hace falta una mentalidad menos individualista (lease capitalista)

/copyleft!

les pego el aparte #4 creative commons:

4. Restricciones.

La licencia otorgada esta sujeta y limitada a las siguientes restricciones:

a. El cliente sólo puede distribuir, mostrar públicamente, o comunicar públicamente la obra bajo las condiciones de esta licencia y tiene que incluir una copia de esta licencia, o señalar claramente su ubicación mediante un identificador universal de recursos, con cada copia de la obra que distribuya, muestre públicamente, o comunique públicamente. No es posible ofrecer o imponer ninguna condición sobre la obra que altere o limite las condiciones de esta licencia o el ejercicio de los derechos de los destinatarios otorgados en este documento. No es posible subcontratar la obra. Hay que mantener intactas todas las notificaciones que hagan referencia a esta licencia y a la renuncia de las garantías. No es posible distribuir, mostrar públicamente, o comunicar públicamente la obra sin tomar las medidas tecnológicas necesarias para controlar el acceso o la utilización de la obra que contradiga las condiciones de este contrato de licencia. Esto se aplica a la obra incorporada a una obra compuesta, pero no exige que dicha obra compuesta a parte de la propia obra esté sujeta a las condiciones de esta licencia. Cuando el cliente cree una obra compuesta, bajo requerimiento y con la previa notificación por parte del otorgante de la licencia, hay que eliminar de esta obra compuesta, dentro de lo posible, cualquier referencia a este otorgante de la licencia o al autor original, según convenga. Cuando el cliente cree una obra derivada, bajo requerimiento y con la previa notificación del otorgante de la licencia, hay que eliminar de esta obra derivada, en lo posible, cualquier referencia a este otorgante de la licencia o al autor original, según convenga. b. El cliente sólo puede distribuir, mostrar públicamente o comunicar públicamente una obra derivada de acuerdo con las condiciones de esta licencia, una versión anterior de esta licencia o una licencia con otra jurisdicción pero con los mismos elementos de esta licencia. Tiene que incluir una copia de esta licencia, o señalar claramente su ubicación mediante un identificador universal de recursos, con cada copia de cada obra derivada que distribuya, muestre públicamente, o comunique públicamente. No es posible ofrecer o imponer ninguna condición sobre las obras derivadas que altere o limite las condiciones de esta licencia o el ejercicio de los derechos de los destinatarios otorgados en este documento. Hay que mantener intactas todas las notificaciones que hagan referencia a esta licencia y a la renuncia de las garantías. No es posible distribuir, mostrar públicamente, o comunicar públicamente una obra derivada sin tomar las medidas tecnológicas necesarias para controlar el acceso o la utilización de la obra que contradiga las condiciones de este contrato de licencia. Esto se aplica a la obra derivada incorporada a una obra compuesta, pero no exige que dicha obra compuesta a parte de la propia obra esté sujeta a las condiciones de esta licencia. c. No se puede ejercer de ninguna manera ninguno de los derechos que han sido otorgados al cliente en la sección 3 anterior si están destinados principalmente o dirigidos directamente a conseguir un provecho comercial o una compensación monetaria privada. El intercambio de la obra por otras obras protegidas por la propiedad intelectual compartiendo archivos digitales o de cualquier otra manera no se considerará destinado principalmente o dirigido directamente a conseguir un provecho comercial o una compensación monetaria privada, siempre que no se realice un pago mediante una compensación monetaria en relación con el intercambio de obras protegidas por la propiedad intelectual. d. Si el cliente distribuye, muestra públicamente, o comunica públicamente la obra o cualquier obra compuesta o derivada, tiene que mantener intactas todas las notificaciones respecto a la propiedad intelectual de la obra y dar al autor original el crédito razonable por los medios que utilice especificando el nombre (o pseudónimo, si el caso) del autor original si se facilita; el título de la obra si se facilita; de una manera razonable y práctica, el identificador uniforme de recursos (URI), si existe, que el otorgante de la licencia especifique para vincular con la obra, a menos que dicho URI no se refiera al aviso de los derechos del autor o a información sobre la licencia de la obra.En el caso de una obra derivada, un crédito que identifique el uso de la obra en la obra derivada (p.ej. una traducción al francés de la obra del autor original o un guión basado en la obra original del autor original). Este crédito se puede implementar de cualquier manera razonable siempre que, sin embargo, en el caso de una obra compuesta o derivada, como mínimo aparezca este crédito cuando aparezca cualquier otro autor comparable y de forma que sea al menos equiparable al otro crédito de autor comparable. e. En el caso de la inclusión de la obra en alguna base de datos o recopilación, el propietario o el gestor de la base de datos tiene que renunciar a cualquier derecho relacionado con esta inclusión y concerniente a los usos de la obra una vez extraída de les bases de datos, ya sea de manera individual o conjuntamente con otros materiales. f. Para evitar dudas, cuando la obra sea una composición musical. 1. Derechos de comunicación pública bajo licencias libres. El otorgante de la licencia se reserva el derecho exclusivo de percibir, individualmente o a través de una agencia de gestión de derechos (p. e. la SGAE), los derechos por cualquier comunicación pública o comunicación digital pública (p. e webcast) de la obra si dicha comunicación es básicamente con intención o dirigida a sacar una ventaja comercial o una compensación monetaria privada 2. Derechos de reproducción mecánica y percepciones establecidas. El otorgante de la licencia se reserva el derecho exclusivo de percibir, individualmente o a través de una agencia de gestión de derechos o un agente designado (p. e. la SGAE), los derechos por cualquier grabación que el cliente cree a partir de la obra («versión») y distribuya, sujeto a las leyes de propiedad intelectual aplicables en cada jurisdicción, si la distribución de dicha versión es básicamente con intención o dirigida a sacar una ventaja comercial o una compensación monetaria privada g. Derechos de comunicación pública digital y percepciones establecidas Para evitar dudas, cuando la obra sea una grabación sonora, el otorgante de la licencia se reserva el derecho exclusivo de percibir, individualmente o a través de una agencia de gestión, los derechos por cualquier comunicación digital pública (p. e webcast) de la obra si dicha comunicación es básicamente con intención o dirigida a sacar una ventaja comercial o una compensación monetaria privada