una chica tan decente como yo

Hace un año y medio en el apartamento que vivía en la calle 22 con 3a, había un ventanal gigante…. casi todo el apartamento estaba rodeado de ventanas…. y me la pasaba todo el dia espiando, ahí como embobada viendo por la tercera todo lo que pasaba…..

Del barrio de arriba de Germania todos los días a las 9 de la mañana pasaba una señora muy viejita y que casi no podía caminar… caminaba muy despacio…. siempre se paraba en la 3a con 22 en el semáforo a pedir ayuda para cruzar la calle…. pero era una señora muy coqueta… sólo queria con hombres, preferiblemente jóvenes… y estudiantes de ahi de la Tadeo… se paraba a cazar la presa en el semáforo y pedia ayuda como una mujer indefensa… y luego los abrazaba, les reía y los cogía del brazo…. duraba como 5 minutos en cruzar la calle porque era muy lenta y los jóvenes se desesperaban, pero ya no podían hacer nada…. yo la espié por más de un mes con mi cámara pues era justo en frente de mi ventana… los retratos son lindos porque se ve la calle y ella todos los días vestida igual, casi nunca se cambiaba de ropa, así que parece no pasara el tiempo… ella siempre haciendose la víctima y coqueteando con diferentes parejos u acompañantes, que al final solo deseaban no haberse nunca encontrado con ella.

Los retratos muestran el tráfico de la ciudad, la transformación de la tercera en medio de la caótica obra de construcción del transmilenio y en el medio de mucha información… una historia de amor, congelada en stills a la fuerza. Luego la imagen como el amor platónico, se despide y desintegra.

Maria Isabel Rueda*

* proyecto participante en los desencuentros (en bogotá)

 

 

1 comentario

Esa señora una vez me emboscó en esa esquina y me tocó llevarla hasta dos cuadras arriba hasta una casa cercana, pero como a las 7:30 de la noche! No mucho tiempo después la vi por la carrera quinta , hace ya mucho tiempo, creo que pidiendo limosna o acompañando a un vendedor ambulante. De manera que de Este a Oeste y viceversa, al final del día, la señora coqueteaba en su ruta entre el trabajo y la casa. Así son las cosas.