Carta de los artistas antioqueños -Sobre el Salón Nacional-

Como artistas de la curaduría Confluencias. Arte-Ciudad, tuvimos la oportunidad de participar en el 41 Salón Nacional de Artistas en Cali, ante el cual nos permitimos expresar distintas opiniones, coincidiendo en muchas de nuestras apreciaciones individuales sobre ésta experiencia:

Una mirada general

El Salón Nacional de Artistas ha fundamentado a lo largo de varias décadas la posibilidad de dar cuenta de los procesos artísticos a nivel nacional, como parte de las políticas culturales del Estado. En sus últimas versiones ha sido necesario cuestionar los problemas que como institución ha enfrentado a través de su historia, por lo que la reinterpretación general que aporta ¡Urgente! en esta nueva versión del 2008, se hace en un primer momento interesante al posibilitar la apertura de nuevos horizontes que potencien este espacio, permitiendo la entrada de artistas, proyectos y procesos internacionales que enriquezcan los procesos desarrollados a nivel nacional, así como la difusión y promoción de los artistas locales que pueden ser vistos por curadores y artistas de otras esferas.

Pero, más allá de reconocer que la intencionalidad de la Nueva Curaduría está bien fundamentada, si a las curadurías regionales no se les da el mismo nivel y respeto, como sucedió en Cali, y si las condiciones de espacio, producción, promoción, recursos y montaje son totalmente diferentes para los unos y los otros, difícilmente se pueden realizar proyectos y presentar exposiciones que den cuenta a cabalidad del trabajo realizado en los Salones Regionales. Por ello, sin desconocer la trayectoria de los artistas nacionales e internacionales participantes en la Nueva Curaduría, no logramos, sin embargo, entender lo que pasó con las curadurías regionales, que quedaron totalmente minimizadas.

La estructura general del 41 Salón Nacional de Artistas en Cali presentó un carácter centralista, donde hubo un total y evidente desequilibrio entre el manejo y la disposición que se le dio a los Salones Regionales con respecto a la “Nueva Exposición” realizada por el Comité Curatorial de ¡Urgente!, que más que generar un diálogo horizontal entre la producción artística regional, nacional e internacional, presentó un “Gran Evento de Carácter Internacional que excluía los diversos procesos de los Salones Regionales de Artistas iniciados durante el 2007. Podría pensarse que esta exclusión sería obvia, ya que difícilmente los Salones Regionales estarían a la “altura” de lo “mejor del arte contemporáneo” y “el arte más provocativo a nivel internacional”, como el texto curatorial de ¡Urgente! lo sugiere, llevándonos a preguntar: ¿Era el Salón Nacional el espacio indicado para excluir los Salones Regionales, base misma del evento que contaba con procesos investigativos iniciados por los menos 2 años antes?

Sólo observando el material impreso que produjo el Salón (las postales de invitación, el periódico ¡Urgente!, la Guía general, etc.), se hace evidente la invisibilización que sufrieron los Regionales, donde tan sólo los artistas de la Nueva Curaduría tuvieron la posibilidad de ser nombrados, mientras que, a manera de apéndice, se hizo referencia al título de cada Salón Regional y a su curador. Si a esto se suma la precariedad de los espacios asignados, la limitación presupuestal, el tardío inicio del montaje, la carencia de requerimientos mínimos para realizar un montaje sencillo (cintas doble faz, clavos, etc.), la situación se agrava, contrastando de forma radical con la Nueva Exposición que comenzó su producción y montaje por lo menos una semana antes, que contó con múltiples asistentes y disponibilidad de equipos; sin dejar de lado las bolsas de trabajo para los artistas invitados, la realización de algunas residencias artísticas y los generosos viáticos con que estos artistas contaron.

 

El caso concreto de la curaduría Confluencias. Arte –Ciudad en ¡Urgente!

Tanto la curaduría del Regional de Antioquia como los artistas hicieron un trabajo serio e intentaron presentar sus proyectos de la manera más apropiada, teniendo en cuenta el carácter del Salón Nacional de Artistas. En este sentido, a pesar de  observar los primeros inconvenientes decidimos continuar, tratando de adaptarnos a las difíciles circunstancias, pero estas finalmente desbordaron las posibilidades de resolverlas:

El espacio asignado -el Museo de Arte Religioso-, no era un espacio adecuado para instalar las obras de 33 artistas, que finalmente se presentaron “hacinadas” (extraño señalar esto después de observar la infraestructura con la que contó el evento central, es decir, la Nueva Curaduría). Además el Museo en su condición de patrimonio histórico, no facilitaba el proceso de montaje (por los cuidados que había que tener con sus muros, techos y espacio en general que complicaba muchísimo el montaje de una muestra de arte contemporáneo), más aún cuando el tiempo que asignó la organización fue tan sólo de dos días para terminar de adecuar el espacio y realizar el trabajo museográfico.

La inmensa confusión en la producción, la logística y las comunicaciones del evento se reflejaron en los problemas que no se subsanaron para la apertura, en particular con equipos y plotters de presentación de cada sala -que aún no sabemos si se pusieron o no-. La ausencia de la persona encargada de la producción general del Salón Nacional, durante prácticamente todo el montaje d
e la curaduría Confluencias. Arte-Ciudad, fue incomprensible, dado que su presencia en muchos momentos se hizo fundamental con miras a solucionar las dificultades que se presentaron. No obstante todas estas dificultades, resaltamos

la labor de personas competentes y comprometidas como: Joao, Jonathan, Andrés, Daniela, Alexander y Giovanni, quienes con muy buena voluntad trataron de ayudarnos en todo lo que pudieron aunque los recursos y la cadena de las comunicaciones en todo el Salón Nacional fue muy complicada, y por lo tanto, llenar los huecos dejados por otras personas fue casi imposible. Asimismo, por la complejidad de todo el Salón, este equipo tenía que itinerar por muchas sedes.    

Desde nuestra experiencia percibimos un escaso, por no decir nulo apoyo logístico para las intervenciones en espacio público, quedándonos sin saber si los encargados de coordinar esto en Cali informaron a las autoridades locales para la necesaria colaboración y seguridad de los artistas y de sus intervenciones, duda particularmente generada por lo ocurrido con la artista Laura Barrientos, quien tenía los permisos respectivos para la realización de su obra “Trapitos al sol” que  fue tirada al Río Cali por la fuerza pública.

Por otro lado, el presupuesto al parecer no fue equitativamente invertido entre todas las curadurías y sus respectivos montajes, por lo cual sería muy importante, en aras de la transparencia, saber cómo se manejaron los recursos del evento que, creemos, evidenciaría el trasfondo real de todos los intereses que estuvieron en juego y a su vez demostraría la desorganización de este evento al cual se le quiso dar una gran envergadura internacional.

Los artistas participantes en la curaduría Confluencias. Arte-Ciudad fuimos seleccionados con el riguroso criterio de la artista y curadora Gloria Posada, que obedeció a los lineamientos trazados en su investigación realizada desde años anteriores sobre las relaciones Arte-Ciudad. Consideramos que el Regional de Antioquia hizo una convocatoria amplia que incluyó artistas emergentes con obras y proyectos de factible realización, invitó artistas de trayectoria que han trabajado lo urbano desde hace 30 años, y asimismo, participaron universidades con curadurías autónomas, y todo se hizo con un sentido de respeto, equidad y diálogo, sin concesiones facilistas, generando un cruce y una confrontación real entre los artistas.

Respecto al debate generado sobre el Salón Nacional, nos unimos a lo dicho por Rafael Ortiz y preguntamos: ¿Fue acaso el 41 Salón Nacional de Artistas o la Primera Bienal de Cali? porque es aquí donde se evidencia el trasfondo político que tiene el evento, con miras a posicionar a Cali en el panorama internacional, interés válido para la ciudad, pero ¿de qué forma? El error de la Organización se manifiesta precisamente en la cuestión nominal, ya que no entendemos por qué continuó designándose como Salón Nacional de Artistas, si en realidad el único interés de su Comité Curatorial era el de promocionar de forma ambiciosa la Nueva Exposición, sin importar lo que sucediera con los Salones Regionales, que como ya lo hemos planteado era su base misma. Surgen nuevamente preguntas como ¿Tan sólo se conservó la denominación “Salón Nacional de Artistas” para acceder a unos dineros oficiales y a una plataforma institucional que permitiera  difundir y gestionar el nuevo evento?

Creemos también que tanto los curadores como los artistas que participamos de los Salones Regionales cometimos un error: haber hecho parte de esa falacia denominada 41 Salón Nacional de Artistas, y validar su realización. Tal vez, nos dimos cuenta tarde porque ya nos encontrábamos en Cali y todo se nos presentó sobre la marcha, sin tiempo para detenernos a pensar y tomar otra decisión. No olvidemos también que a esa altura ya los curadores habían firmado contrato y de no haber participado estarían, con seguridad, enfrentando un problema legal.

En resumen, el 41 Salón Nacional de Artistas fue sumamente excluyente por parte de sus organizadores y directivos, donde vemos que este híbrido, Salón Nacional con invitados extranjeros, quedó sin digerir, se convirtió en un experimento fallido. Aunque es importante, como ya los hemos dicho, el diálogo con los artistas invitados, nacionales e internacionales, siempre y cuando exista una real confrontación e interlocución en igualdad de condiciones, que sea enriquecedora del proceso artístico tanto para Cali como para el resto del país, como estaba propuesto en las mesas redondas con los invitados, convocadas en el programa para el 20 y 21 de noviembre (“Mesas redondas con artistas invitados. Mayor información en  http://www.urgentecali.org”), evento que nunca se realizó y que fue re-programado cuando los artistas y curadores ya habían viajado a sus respectivas ciudades. Finalmente, mesas redondas de las cuales se sigue excluyendo a los artistas y curadores de los Salones Regionales ¿O acaso se ha programado alguna mesa redonda con ellos?  

 

Fernando Arroyave, Nadir Figueroa, Patricia Londoño, Albany Henao, John Mario Ortiz, Jonathan Carvajal, Luz María Piedrahita, Laura Barrientos, Mauricio Carmona, Lina Duque, Andrés Vélez, Sergio Giraldo.


Debate Salón Nacional

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4 comentarios

Con todo respeto, decir que los artistas de Antioquia -quienes escribe esta misiva- hicieron «un trabajo serio» y que fueron «seleccionados con el riguroso criterio de la artista y curadora Gloria Posada» no los hace quedar muy bien. Primero, pues echarse tantas flores no hace sino minar el reclamo de la carta. Segundo, decir que una curaduría es «rigurosa» no significa que sea necesariamente buena. Es más, puede ser muy «rigurosa» en el papel y completamente distinta al apreciar la muestra y sus obras. Y tercero, esta curaduría es efectivamente rigurosa a la hora del ensayo y el reclamo. Pero en términos curatoriales es más el ejercicio de una profesora universitaria que ilustra sus intereses de artista con obras de sus coterraneos.

Una cosa es curar, y otra, muy distinta, plantear un proyecto colaborativo con artistas afines.

Con todo respeto para Gabriel Merchan, confundir el meollo del asunto, que es la produccion del salon nacional frente a las curadurias regionales con particularidades autoclasificatorias de los autores del texto «Carta de los Artistas Antioqueños -sobre El Salón Nacional-«. Repito: no es el asunto, el asunto fue el tratamiento piramidal que se observo en el Salon. La observacion de Gabriel se adecua mas a la de un corrector de estilo, sobre si la coma (,) va antes o despues y no sobre el contenido.

El comentario de Gabriel Merchán a la carta de los artistas antioqueños, se queda únicamente en buscarle zancadilla a un párrafo inserto en un texto extenso donde se abordan diversas problemáticas, las cuales se han querido negar demeritando olimpicamente la labor de los Salones Regionales, tanto de los artistas como de los curadores.

¿Esa estrategia qué quiere legitimar en el fondo? ¿un centralismo a ultranza, una cantidad de opiniones de personas que ni siquiera vieron las exposiciones en Cali, y mucho menos en sus ciudades de origen donde las obras si pudieron mostrarse en sus verdaderas dimensiones?.

En este setnido, ¿Es un acto de fe asumir el testimonio de algunos que insisten en que si vieron todas las exposiciones de un evento desbordado y con una gran desinformación y desorganización como el realizado en Cali? ¿Cuántas personas viajaron a ver el Salón Nacional? ¿Quiénes pudieron ver las distintas salas de exposición los fines de semana? lástima que el Salón no fue de semana y de fin de semana porque muchas salas estuvieron cerradas.Y lo de los «fines de semana» nos sirve de parodia a un texto anonimo enviado a Esfera Pública hace unos días…

Con mucha alharaca y muy pocos argumentos se quiere dejar de lado ¿La exclusión, el irrespeto de una Nueva Curaduría en Cali que negó por completo a los artistas de los Salones Regionales porque para ellos los Regionales no formaban parte de un mainstream nacional e internacional?

Sobre la carta de los artistas antioqueños y la facilista respuesta de Merchán ¿A qué alude el comentario en relación a que Posada sea profesora universitaria? ¿En la Nueva Curaduría en Cali no hay profesores universitarios? ¿Algún curador o artista de este país no ha sido profesor universitario? ¿En Pentágono hace 10 años no había profesores universitarios o artistas haciendo investigaciones curatoriales?.

De Pentágono nos quedó el catálogo editado por el Ministerio de Cultura, por el contrario el catálogo del Salón Nacional con las investigaciones de las curadurías regionales aún no ha sido editado, y lo peor es que el comentario generalizado es que respecto al proyecto original realizado por «La Silueta» el catálogo se ha reducido en un 50% por problemas presupuestales. ¿Será que hasta el final se van a seguir minimizando a los Salones Regionales? ¿Les van a seguir quitando espacio y presupuesto para meter a quiénes?

Hasta ahora no se ha puesto en discusión que básicamente los artistas invitados a nivel nacional por la Nueva Curaduría en Cali son de Bogotá y de Cali, y que gran parte de ellos son alumnos, profesores, colegas o egresados de Bellas Artes de Cali y de la Universidad de los Andes en Bogotá.

¿Será que el arte en todas las ciudades del país esta en «crisis» a excepción de lo que hacen los amigos mas cercanos? ¿Será que estos curadores en Cali estuvieron interesados en conocer lo que se hace en otras ciudades colombianas? ¿Será que hacer una Nueva Curaduría donde el 90% de los artistas son bogotanos y caleños es un Salón Nacional? ¿Será que lo mismo pasó en varias curadurias del Proyecto Pentágono hace diez años y nadie dijo nada? ¿Alguién ha analizado la curaduria de Jaime Cerón y de Humberto Junca? ¿Será que desde hace diez años esto viene pasando de manera generalizada en el país bajo el discurso muy conveniente de que el arte de otras ciudades no esta a «la altura» de lo que los curadores bogotanos y ahora caleños necesitan?

Retomando el comentario de Merchán: ¿Será que los curadores regionales se tienen que inventar conceptos y temas que no han trabajado en años anteriores para descretar a incautos en un proceso desmesurado por buscar la innovación por la innovación, que es una practica tan moderna?

En Antioquia nos pareció excelente que una curaduría regional fuera hecha por alguien que hace años no vive en Medellín y que no hipotecó la curaduría con sus alumnos o con sus amigos. Además, si las obras sólo se refieren a los intereses de Posada como artista ¿no entendemos por qué hay videos, dibujos, fotografías, ensamblages etc, si a Posada como artista principalmente le ha interesado el arte en espacio público?

Deploro el carácter piramidal y jerarquizado que tuvo la relación entre el Comité Curatorial y los curadores regionales. Aún así insisto en que el tono autoafirmativo de la Carta de los Artistas Antioqueños le resta fuerza y credibilidad a dicha carta. Insisto también en preguntarme: ¿lo presentado por Gloria Posada en su exposición gira en torno a una lectura de lo que se produce en la región o toma de la producción regional aquello que es afín a su producción artistica?