San Poncio baila con el Diablo (respuesta a jairo valenzuela)



«Sale caro…andar andar bailando,bailando con el diablo
sale caro…andar bailando, bailando con el diablo»

Los Villanos

I.
Hombre Jairo. A mi éste tema del secuestro y la censura del video de Wilson Diaz, a quien aprecio tanto como lo aprecio a usted, me recuerda el viejo cuento del hombre piadoso que hace un trato con el Diablo para predicar la palabra del Señor. No es que el tema de la censura no me afecte. Mi obra «La Lectura Interrumpida» desapareció de los muros de la Colección del Banco de la República tan pronto como empecé a escribir por éste medio…y las invitaciónes al Planetario dejaron de llegar al preguntar por la famosa «agenda política» de los artistas, lo cual pudiendo ser motivo de indignación me da más bien como una risa condescendiente, pero mi pregunta es:

¿Qué hace metido dinero y ayuda del Estado en un proyecto que trata de un conflicto en el que el mismo Estado tiene una gran cuota de responsabilidad? Es el mismo tema de Unilever. Una exposición sobre Desplazamiento ( Diplaced… qué otro nombre iba a tener la exposición…) que obtiene financiación de una entidad corporativa, el Estado, que por su falta de pantalones con el tema de la reforma Agraria es el directo culpable del desplazamiento y la guerra pero que filisteamente usa el Arte Social para limpiar su imágen de liberalidad en Europa. Si no examine cuanto dinero ha destinado el Estado a promover artistas de tipo social en los último 10 años en el exterior. Mire que artistas van y que artistas no van.

Los de los bodegones, aunque la instalación tiene su orígen en el bodegón, no van. Claro, que imágen va a poder limpiar el pobre y desplazado bodegón? Oiga. Buen tema. El bodegón como víctima del desplazamiento en el Arte Colombiano.

En fin. ¿No era previsible que el Diablo entrara en furor al ver que el hombre piadoso había construido un altar con su dinero? Por favor. ¿No se supone que el curador y el artista político son hoy en dia los mas inquisitivos de los mortales? Que usted o Wilson no supieran de la opereta qué mas da. A mi igual me parece genial la persona que hizo caer al ministro en semejante callejón sin salida.

Por otra parte ¿Quiere mirar los catálogos de las muestras que ha financiado el Estado en los últimos 10 años? No encontrara más que Arte Político. Gustele o no el arte que tiene que ver con el conflicto es el arte oficial del Estado colombiano…no los bodegones: esos pobres desplazados por obra y gracia de Maria Clara Bernal y suya y cuyo desplazamiento oficial y su condición de parias quedó consignado en El Tiempo del domingo pasado por Yolanda Reyes.

Como decía Lenin y como decía apologéticamente Bucher el otro dia…¿en últimas a quien benefició todo esto? ¿Porqué todos los artistas en Colombia hacen malaberes a ver si Daros los ve? Es inevitable el axioma. Todo escándalo lleva a Daros o a Tate. No me imagino la escena tipo «A Harlot´s Progress» de Hoghart cuando Herzog estuvo en Bogotá con toda la corte mendicante detrás del personaje.Lo cierto es que desde que Daros existe el dolor del Otro se volvió un imperativo de conducta en el arte colombiano. Si Daros fuera coleccionista de mariposas, la caza de mariposas en Colombia sería lo más cercano al «arte contemporáneo».

II.
Podemos desglosar su fúrica indignación, Jairo – me encanta ese tono suyo medio Mao de «todo es parte de un complot soterrado en contra de nosotros los combatientes» lleno de figuras de serpientes, pulpos, jorobados y tiranos occidentales, aunque Carlos II, el rey libertino/ilustrado padre de la inmortal Modernidad me halaga mucho- ante un hecho en el que, como cosa rara, el mundo del Arte Social actúa de manera filistea.

1.- Mi tema no es de aversión o intolerancia (tuve una pesadilla en que Beuys me daba veneno…) sino de analizar una estructura cultural llamada Arte Social y su relación con la Ideología y el capitalismo corporativo. No es otra cosa lo qué he hecho de manera asidua desde que los «teóricos sociales» decidieron que Las Barbies en el Mambo, la mejor exposición que jamás vi alli, eran un crimen cultural en un país como Colombia. Y creo que mi diferencia con Andrés Hoyos es que mi hipótesis es la de que el Arte Social es más de derecha de lo que realmente cree que es, más Barbie de lo que cree ser, y no la de que el arte contemporáneo es «malo».

El tema pues, no es de gusto sino de política, palabra bendita, abracadabra que abre todas las puertas incluso a los mediocres. Existen artistas sociales como el australiano Ian Burn quien comprendíó la promiscuidad que existe entre «arte social» y capitalismo y simplemente se puso al servicio del Sindicato Australiano de Trabajadores como un miembro más cuando hubiera podido, con el aura moral que su obra y su discurso le podían proporcionar, dedicarse asistir vestido de overol a la platea de la Ópera de Sydney, comer en la Côte Basque para hablar de Benjamin, pasar deliciosos fines de semana en Martha´s Vineyard mientras armaba una «instalación de protesta» en el jardín de un cliente y sobre todo viajar…viajar…viajar, hacer turismo con cientos de conferencias sobre el tema del conflicto social, su cara más palida que de costumbre por el peso que la responsabilidad que el dolor de los demás le da.

2.- Todo el mundo ve su religión en cada cosa. Hasta ahora me entero que la obra del Bosco obedece a la famosa «agenda política» de los artistas y no al mundo mítico de la iconografía adamita. Y por si no sabe «Los fusilamientos del 3 mayo» es una obra que Goya pintó, en un momento en que el dinero se le acababa, para Fernando VII. Si. Pareciera una obra pintada en la clandestinidad y que todo ese «pathos» proviene del temor a un allanamiento pero no. Es una obra oficial.

3.- Pero eso no es importante. Lo imortante es que las obras que Goya dedicó a la guerra no eran parte de una estrategia comercial. Las hizo porque, como dicen en España, «le salió de lo más profundo de los cojones». En esa época no había Daros ni Tate, ni millonarios liberales en el Hamptons o el West End coleccionando «objetos» de o sobre desplazados. Muchos artistas, Callot, Millet, Van Gogh o Beaumarchais en teatro, lograron a duras penas retratar el coflicto social en contra de su época. Pero no lo volvieron una Industria. El fenómeno del artista que obtiene la totalidad sus ingresos de la guerra, que subsiste gracias a la guerra, – y Colombia es el paraíso para el artista en ese sentido- el artista «War Profiteer» no existe, posiblemente, antes de 1980. Y cual es el argumento de blindaje moral del «war profiteer artist» y todo el aparato que circula con él?

«Es que el arte no se puede quedar callado».

Como dicen las señoras: «Ahí si… ¡quien les dice que no, por Dios!»

4.- Parece que el hecho de que un texto tenga citas hace que cualquier texto carezca de validez. Eso lo oigo en cada fiesta de artistas. Por alguna razón el tema Esfera Pública aparece en cierto estadio de la borrachera de todos y por alguna razón percibo que el tema de las citas suele ser un tormento y al la vez un respiro para aquellos que dicen tristes:

» Si yo quisiera me metía a ese circo pero es que hay demasiadas citas y todos pelean mucho..»

De tanto que lo repiten creo que podría volverse un argumento crítico. Hay un exceso de lucidez en el medio del arte, pero al parecer hasta que dejemos las citas por fuera no vamos a tener el privilegio de contemplarla en su fluidez total.

– Y tu que piensas del texto de X sobre Y?
– Qué tiene demasiadas citas- respondió
– Pero que piensas del texto?
– No lo leí. Las citas me dan pereza.

Según esa lógica de colegio vago,- que de paso justifica que en las universidades y el medio crítico colombiano el nivel de investigación sea tan famélico y paidofóbico – deberíamos incinerar todos los textos que las tengan, que son… todos los textos de investigación. La investigación, como lo deja ver Dimo García recientemente, supone citas so pena de convertirse en plagio. El primero a quemar sería el maravilloso libro sobre el uso de la perspectiva unifocal en Grecia y el medioevo, «La Perspectiva como Forma Simbólica» de Panofsky, en el que de 123 páginas 67 son de citas. Ovbio, podemos leerlo igual pero no nos vamos a enterar ni de que el tema tenía ya una historia antes que Panofsky lo abordara, ni a dónde podemos ir en el caso de que queramos profundizar en el tema. Pero lo mejor es no leerlo…¡tiene demasiadas citas!… 75 en total, de varias páginas muchas y algunas descaradamente ilustradas con figuras arquitectónicas.

Cuando no investigamos mi querido Jairo…siempre podemos opinar. Quien no investiga, opina. Por eso , como San Poncio, en Colombia no somos tan importantes en el mundo de los conceptos como para ser tenidos en cuenta en ninguna parte (1)

5.- El caso Botero si es bien interesante. El mejor testimonio de que el Arte Social, o bien es un gran negocio, o bien sirve para imprimirle a un artista una nueva reputación moral que no tenía y que incide en los precios de sus otras obras. ¿Botero un «war profiteer»….de quién aprenderia?

Carlos Salazar

(1) Qué pena la cita!!!!……»En efecto, Poncio no fue condenado a muerte junto con San Cipriano, probablemente porque los jueces no le consideraron como un personaje demasiado importante. San Poncio anhelaba el martirio, de suerte que eso constituyó una desilusión para él. Las últimas palabras de la biografía son «Con toda el alma me alegro de la gloria de Cipriano, pero todavía mayor es mi tristeza por no haber sido digno de acompañarle en ella. No sabemos ni el sitio, ni las circunstancias de la muerte de San Poncio, pero no hay ninguna razón para pensar que haya sido martirizado.»
DIAKONIA. Santoral del Diaconado. http://www.geocities.com/permanente12/03marzo.html